1ª TRAVESÍA “SOTO DE VALDEÓN- VEGA DE LLOS- CALDEVILLA- SOTO DE VALDEÓN”.
11-07-04 (Domingo)
Lo que en un comienzo iba a ser una larga travesía por el Macizo Occidental de los Picos de Europa, quedó reducida a una corta marcha por culpa de la mala climatología reinante durante este comienzo del mes de julio. Con ya una previsión bastante regular del tiempo nos decidimos a emprender esta actividad programada dentro del calendario del club y cuya ruta inicial era “Soto- Vega Llos- Vega Huerta- Caín”. Al final no pudimos completarla y hubo que restringir el recorrido a mucho menos de la mitad, lo que se completó con alguna visita más y otra ruta pequeña que luego reflejaré.
A las 6:15 horas me recogió Antelmo en casa y fuimos a por Ángel, un amigo suyo del polígono X. En las cercanías de “Carrefour” nos unimos al resto del grupo: José F., Luis y Marta, una nueva compañera del club. En los coches de José y de Antelmo emprendimos la marcha hacia nuestro destino. En Riaño tuvimos que parar debido a que Luis se mareaba un poco. No tardamos en continuar hacia el puerto de Panderruedas que bajamos hacia Valdeón. Así llegamos a Soto desde donde llamamos al grupo que había pasado la noche en Posada: Guiomar, Roberto y Antonio. Las nieblas cubrían todas las cimas y la previsión no era nada buena.
En una explanada de Soto ( 949 m) nos juntamos los nueve participantes y nos preparamos para la ruta. A las 9:20 horas la iniciamos atravesando el pueblo para salir por un camino que comenzaba a subir por media ladera. El verdor de la misma era intenso y no faltaban tampoco numerosos árboles. Enseguida dejamos el pueblo por debajo de nosotros y al fondo divisamos Posada de Valdeón. Igualmente dejamos atrás Caldevilla, también en el fondo del valle. La niebla humedecía la ropa y el viento hacía mover las ramas de las que caían también gotas de agua sobre nosotros.
El paisaje era realmente bello, y a pesar de encontrarnos en pleno verano, la climatología húmeda de los últimos días daba un intenso frescor verde a todo el entorno. Los helechales abundaban a ambos lados así como los acebos, robles etc. Las praderas más abiertas se inundaban de flores amarillas entre los arbustos exuberantes.
En la senda se alternaban los fuertes repechos y suaves pendientes. Tomándolo con calma se fue subiendo cómodamente hasta alcanzar el collado Bustiello (1306 m). Eran las 10:30 horas. En dicho lugar se encuentra una fuente con pilón donde bebimos agua. Nos metimos luego en otra pista ya con dirección a Llos. La niebla nos impedía ver el impresionante paisaje que desde allí se puede contemplar de los valles y el Macizo Central de Picos, lo que resultaba muy decepcionante.
Continuamos entonces la ascensión por la pista aquella entre algunos bosques con troncos de curiosas formas. Hacia la parte izquierda había tramos en los que la pendiente era casi vertical. La niebla se fue haciendo más “meona” y con ese panorama alcanzamos la Vega de Llos (1550 m), a las 11:00 horas. Según el podómetro habíamos caminado 5,5 kilómetros.
Delante teníamos los Moledizos, tapados por la niebla completamente. Apenas si se veía el camino por el que teníamos que continuar hasta la Cimera del Frade, por lo que optamos por no continuar.
Cerca del pequeño refugio de esta vega, donde se encontraba una pareja, nos acomodamos a picar un poco y descansar. La temperatura era fría y nos abrigamos más para no quedarse helados. Aquí sacamos unas fotos y Roberto prendió el fuego en la chimenea tras un buen rato intentándolo. Tras unos 40 minutos en dicho lugar, emprendimos el descenso. Esta vez lo íbamos a hacer todo él por la pista.
La niebla seguía bailando en el paisaje y entre ella divisamos los pueblos del valle. Al llegar a la fuente de la collada Bustiello no abandonamos dicha pista y continuamos el descenso por ella hacia Caldevilla. A su orilla encontramos pequeñas, pero deliciosas fresas silvestres. A las 12:45 horas llegamos a las majadas de Argolla donde paramos a comer. A mí me parecía algo pronto para ello y prefería seguir algo más, pero ya acomodados nos pusimos a ello. Dichas majadas se encuentran en ruinas y en las tapias y rocas nos sentamos cómodamente. Allí llegó una pareja que subía y que también paró a comer.
Una hora estuvimos allí parados antes de emprender otra vez la marcha. Los claros se iban abriendo en el cielo, aunque las cumbres seguían cubiertas. Hacia el frente sí se contemplaban las cimas cercanas al puerto Panderruedas, entre ellas creemos que la del Gildar, subido por nosotros hace algún tiempo.
Poco a poco fuimos perdiendo altura y enseguida contemplamos Caldevilla. A las 14:13 horas entramos en dicha localidad donde paramos unos minutos a esperar a Guiomar y a Roberto. Tan solo un kilómetro nos separaba de Soto donde terminamos la ruta a las 14:30 horas. Habíamos recorrido 12,3 kilómetros en total según mi podómetro.
Aquí decidimos qué hacer el resto de la jornada, ya que era muy pronto para regresar. Ya habíamos pensado anteriormente acercarnos a ver el Chorco de los Lobos y la ermita de La Corona, en la Ruta del Cares. Con los coches nos acercamos hasta sus cercanías y caminando unos metros llegamos al primero de los sitios mencionados. Como ya he explicado en otros relatos, el Chorco de los Lobos era una antigua trampa para capturar a dichos animales a los que atraían hacia una empalizada cerrada con solo una salida hacia una poza donde caía el animal. Se encuentra situado al lado de la carretera de camino hacia Caín. Por otra parte, para ir a la ermita de La Corona, que yo no conocía, hay que atravesar el río Cares y caminar unos 500 metros hasta llegar a ella y otras edificaciones cercanas. Dicha ermita destaca más si cabe dado el entorno en el que se encuentra, rodeada de las imponentes cimas de los dos macizos de Picos de Europa, el Occidental y el Central entre los que transcurre el río Cares. Al lado de donde teníamos los coches había una caseta de información donde cogimos algunos folletos. Al otro lado de la carretera hay una fuente donde estuvimos sentados unos minutos antes de ponernos en marcha de nuevo.
Mientras algunos iban directamente hasta Posada, Roberto, Guiomar, Antonio, Luis y yo paramos un momento en el mirador del Tombo a sacar unas fotos y disfrutar de la casi soleada tarde que estaba quedando. En Los Llanos quería Antonio preguntar por un libro de rutas de la zona y entramos en un bar donde de paso tomamos una consumición.
Ya en Posada estaba el resto en otro bar y allí hicimos cuentas de los gastos y demás. Como aún eran las cinco y media y algunos queríamos aprovechar un poco más la tarde, decidimos volver por Pandetrave. Mientras el resto volvía por Panderruedas, en el coche de Roberto subimos Guiomar, Antonio y yo para dirigirnos hacia éste. Pasamos por Prada y Santa Marina de Valdeón y antes de llegar a la cima paramos a sacar una bella foto del valle con los efectos de luces de las nieblas en los picos.
Ya en la cumbre aparcamos el coche y emprendimos un paseo por la pista que se dirige hacia el collado de Remoña, puerta del Macizo Central de los Picos. La pista sube suavemente, pero tras la ruta ya hecha, costaba un poco subirla. Compensaba con creces este esfuerzo las vistas que teníamos de los dos macizos y el valle de Valdeón. Por otra parte, mirando hacia el lado contrario, al sur, se imponía la mole del Espigüete, que si no es por Antonio que me lo confirma, no lo hubiese adivinado al situarlo en otro punto más al Este. Cercanos teníamos también Los Vallines, Las Corcadas o el Gildar. Tras dejar aquella pista alcanzamos un alto por el que subimos a una collada desde la que divisamos el pico Coriscao y una bonita vega tras la cual se situaría ya Fuente De, en Cantabria. De no haber sido ya tan tarde, hubiésemos atravesado dicha vega a ver lo que se contemplaba desde la otra collada.
Sin más dimos la vuelta hacia el coche mientras los rayos del sol formaban bellos efectos sobre los picos. Realmente era una pena abandonar aquel lugar. Ya en el coche nos disponíamos a marchar cuando Roberto se dio cuenta de que no tenía las gafas de sol. Las había dejado en el maletero y al cerrar la puerta se le había soltado un tornillo y le faltaba un cristal. Pues bien, tras buscar este por el maletero, debajo del coche, entre las mochilas, etc. no conseguimos dar con él. Total que ya pasaban de las ocho cuando nos pusimos en marcha.
Bajamos el puerto hacia Portilla de la Reina donde cogimos la nacional y sin novedades llegamos Riaño. Con la vista del Yordas y Las Pintas bordeamos el pantano y lo dejamos atrás en la presa. Mientras iba atardeciendo recorrimos el resto de kilómetros hasta mansilla donde ya entramos en la general que nos traería hacia León. Le pedí a Roberto que me acercara hasta casa y por la ronda sur llegamos en un momento. Aquí me dejó cuando ya pasaban unos minutos de las 22:00 horas.
Y de esta manera finalizamos esta larga jornada. Aún no pudiendo cumplir los planes previstos, creo que fue un día de lo más completo y del que a mi no me queda ninguna pena por ello. Hemos decidido intentarlo tras el verano, allá por septiembre, ya que realmente las vistas que se tienen en dicha ruta son espectaculares.
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