lunes, 24 de febrero de 2003

LA PEÑONA (TAMBARÓN SUR) (Fasgar) 23-02-03

 


(A tener en cuenta que en algunas primeras ascensiones no están denominados los nombres correctamente del todo, en concreto, esta cumbré sí sería el Tambarón, pero su cota Sur denominada La Peñona)

1ª ASCENSIÓN AL “TAMBARÓN”.

23-02-03     (Domingo)

De nuevo hemos salido este domingo para realizar la ascensión a otra cumbre de nuestra provincia, en este caso la del pico Tambarón, en la zona de Las Omañas. Por desgracia, la niebla nos impidió disfrutar de las bellas vistas que desde ella tenía que haber, pero no por ello dejamos de recrearnos con el paisaje de los valles cercanos durante la subida y descenso. Con todo ello, el transcurso fue el siguiente.
A las ocho habíamos quedado para salir de Guzmán y allí nos juntamos las 10 personas que íbamos y que enumero: Toño, Miguel, Carmen, Cristina, Pablo, Jorge, Sonia, María, Antonio y yo. Repartidos en los coches de Cristina, Miguel y Toño emprendimos el viaje hacia Fasgar, lugar escogido entre las varias opciones para la ascensión. Mas o menos puntuales salimos de León por la carretera hacia La Magdalena.
El día permanecía nublado y en los valles se cerraba la niebla. Al llegar a La Magdalena paramos a tomar café en una cafetería y algunos a coger pan, por el que tuvieron que esperar ya que estaban terminando de hacerlo en la panadería. Casi media hora estuvimos allí antes de comenzar de nuevo la marcha. Ya metidos en la carretera de Las Omañas encontramos trechos con algo de nieve helada en la carretera, aunque no era muy abundante. En Aguasmestas nos metimos en el conocido como Valle Gordo, bello rincón al fondo del cual se encuentra Fasgar donde aparcamos los coches. Nos preparamos para la ruta esperando encontrar bastante nieve e incluso hielo arriba.
Sobre las 10:00 horas comenzamos a caminar saliendo del pueblo por un camino que nos había indicado un lugareño. Por el valle aquel transcurre también la pista que sube al collado Ocidiello, por el que se baja al Campo de Santiago. Nosotros teníamos que ir algo más desviados hacia la derecha para alcanzar nuestro objetivo. El camino transcurría por la ladera de un picacho llamado Las Matas dejando por debajo el río Urdiales. Según el mapa, la ruta iba siguiendo el curso del río, pero nosotros nos habíamos guiado por las indicaciones de aquel hombre y estábamos bastante por encima, cosa que tampoco era mala ya que al final teníamos que subir lo mismo.
Dicho camino tenía pequeños trechos helados donde había que tener cuidado de no resbalar ya que hacia la izquierda había zonas de fuerte desnivel hacia el valle. En un desvío cogimos el camino de la derecha ya que el otro vimos que bajaba un poco. La pendiente era algo pronunciada en algunos tramos llaneando en otros. De esa forma fuimos ganado altura y vimos como la niebla se cerraba cada vez más a pesar de haber tenido un rato de querer abrirse.
Poco a poco el camino se fue cargando de nieve y ya bastante arriba incluso se llegó a perder. Optamos entonces por emprender el ascenso más directamente por entre algo de matorral y con más pendiente. Fue allí donde empezamos a ver unas huellas de otra persona y comenzamos a seguirlas durante un buen trecho. Ya bastante arriba de esta ladera Jorge y Sonia decidieron no continuar al ver que la nieve era cada vez más abundante y dura. Dieron la vuelta mientras el resto continuábamos hasta alcanzar lo que era la cresta de aquel macizo. Lo que más mosqueaba era que no se veía nada en absoluto y solo por intuición situábamos la cumbre. Para colmo, y tras un rato por lo cima, comenzamos a descender suavemente. Según el mapa, y si realmente estábamos donde creíamos, era normal este descenso antes de emprender la subida final. Se suponía que estábamos en la collada Bringuet, entre Peña de la Portilla y La Baragaña.
Tras unos metros de descenso hacia esta collada, comenzamos a subir de nuevo a la vez que se echaba a nevar. Siguiendo las huellas unos de otros remontamos la fuerte pendiente donde la nieve ya se convertía casi en hielo. Donde había algo de vegetación estaba más blanda, pero también se subía peor. Como digo, lo que más fastidiaba era no saber lo que quedaba e incluso si íbamos bien.
Miguel se fue adelantando un poco y dejamos de verle al igual que a Cristina y Pablo. María llamó a Miguel por el móvil y nos confirmó que estaba ya en la cumbre, por lo que no tenía que quedar apenas trecho. Sí nos dijo que el último tramo estaba bastante pendiente y helado, aunque él había subido sin los crampones. Fue entonces cuando, salvo Toño y yo, que sí los llevábamos, se echaron atrás. Carmen también los tenía, pero nunca se los había puesto, y optó por no seguir. Yo tampoco los había usado nunca, pero me parecieron utilísimos. Emprendimos entonces los dos este último tramo de nieve bastante dura ya con la ilusión de saber que quedaban escasos metros.
Así, cuando eran las 14:00 horas aproximadamente, alcanzamos esta cumbre de 2102 metros, según el mapa, y 2200 metros según lo que rezaba en la placa de la cumbre. En los apenas 15 minutos que estuvimos arriba nos sacamos unas fotos y dejamos nuestra tarjeta. La visibilidad era nula, aunque había dejado de nevar hacía un rato. Antes de emprender el descenso llamé a casa con el móvil.
Ahora sí eran útiles los crampones, y aún así había que ir despacio en los tramos de fuerte inclinación. Guiándonos por las mismas huellas, para evitar cambiarnos al valle que nos llevaría hacia Murias de Paredes, fuimos perdiendo altitud y alcanzamos al resto que estaban esperando más debajo de donde habían quedado. Allí mismo decidimos acomodarnos para comer encima de plásticos o cazadoras para aislarnos de la nieve. Aprovechamos también para quitarnos ya los crampones tras pasar lo más duro.
Unos 45 minutos estuvimos allí antes de emprender de nuevo el descenso. Lo peor era que ahora nos tocaba subir un tramo, no muy pendiente, pero con nieve y después de haber comido, lo que a mí personalmente me sienta fatal. Por ello lo tomé con calma y a la vez disfrutar del paisaje con niebla, que aunque no lo parezca, también tiene su encanto.
Tras alcanzar la parte alta, comenzamos a descender por la ladera hacia el valle. Por delante iban algunos adelantados que en principio seguían las mismas huellas de ascenso. Yo sigo convencido de que variamos la ruta anterior y de que no bajábamos por el mismo lugar, aunque ellos decían que sí. A mi no me sonaba el lugar por el que bajábamos, aunque con la niebla y demás cambia bastante.
Al final de la ladera nos unimos todos de nuevo y hubo una pequeña guerra de bolas de nieve. A partir de allí nos metimos en un camino que ya bajaba por el valle y que, repito, a mi no me sonaba de ser por el que subimos. Además, aunque sí se veían huellas de ascenso, estaban muy tapadas por la nieve que antes había caído. Poco a poco nos fuimos quedando por detrás Antonio, Carmen María y yo. Pasamos al lado de un bosque cuyos árboles tenían el tronco de un color que parecía estar dándoles el sol. Era realmente bonito el efecto.
Según íbamos descendiendo se abría la niebla y veíamos más el valle. Este último tramo se me hizo bastante largo. Entre charlas y algunas bromas llegamos a las cercanías del pueblo donde vimos las primeras huertas. Pocos minutos después, sobre las 17:00 horas, entramos en Fasgar. Atravesamos de nuevo el pueblo hasta la iglesia, al lado de la cual teníamos los coches. Aquí ya estaba el resto y nos cambiamos el calzado y la ropa húmeda. Poco después iniciamos el retorno a casa.
Disfrutando del paisaje del bonito Valle Gordo atravesamos varios pueblos y paramos en uno de ellos a sacar unas fotos de unas balconadas de madera que habíamos visto a la ida. No me acuerdo del nombre del pueblo. Antes de llegar a La Magdalena pillamos una borrasca de lluvia durante unos kilómetros. En éste volvimos a detenernos para tomar unas consumiciones en otra cafetería y hacer las cuentas de la salida. De nuevo en marcha no nos detuvimos más hasta llegar a León. Aquí dejamos a Antonio, Carmen y por último bajé yo en Armunia sobre las 19:30 horas.
De nuevo sumamos un objetivo más cumplido de los propuestos, aunque realmente el verdadero propósito de todas las salidas es disfrutar al máximo de todo ese bello entorno de nuestras montañas.


















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