4ª ASCENSIÓN A “PEÑA GALICIA”. (Belén de Cumbres).
22-12-02 (Domingo)
Como todos los años por estas fechas es tradición entre los diferentes clubes de montaña, la colocación del Belén de Cumbres en cualquier cima o lugar de la montaña. Se aprovecha la ocasión para celebrar la Navidad cantando villancicos y comiendo y bebiendo productos típicos de esta época. Nosotros no podíamos ser menos y para ello elegimos una sencilla cumbre cercana a León, Peña Galicia, en la zona de La Vecilla y Aviados.
Para ello, en una cena del club que habíamos tenido una semana antes, concretamos cuantos y como iríamos. Como hasta allí llega el tren de FEVE, la mayoría nos animamos a ir en él. Pues bien, llegado ese día solamente 6 de los 23 que fuimos usamos este medio de transporte, lo que me mosqueó un poco, ya que podíamos haber ido todos en los coches que llevó el resto, como luego volvimos. A parte de este detalle y otro posterior que tampoco me hizo gracia alguna, la jornada resultó bien y de la forma que sigue.
Sobre las 9:15 horas pasó Miguel a recogerme por casa. De camino paramos a por pan y a por Pepe. Con este coche nos acercamos hasta la estación de FEVE donde fueron llegando Cristina, Carlos Gil y Mercedes. A las 10:00 horas salió éste hacia Aviados donde paramos 45 minutos más tarde. En el apeadero estuvimos un rato hasta que pasó uno de los coches nuestros y cargamos la caja con todo el material para que lo subiera hasta el pueblo, situado a unos 800 metros del apeadero. En la misma plaza donde hace años se celebró el encuentro de montañeros nos reunimos las 23 personas que íbamos y que enumero a continuación: Carlos, Sheila, Rubén, Gelo, Merce, Sergio, Elena, Cristina, Pepe, Narcisa, Isabel, Abel, Pilar, José F. Carmen, Rosa, Carmen, Lorenzo, Jorge, Sonia, María, Miguel y yo.
A las 11:20 horas emprendimos la marcha hacia el pico cerrado de niebla. Salimos del pueblo por una senda ascendente por la parte derecha de las ruinas del castillo. La misma comienza a subir enseguida por las lomas de la base de Peña Galicia y no tardamos en quedar envueltos por la niebla, que no era muy espesa pero que despistaba la dirección a seguir. Mas o menos en hilera fuimos avanzando siguiendo el sendero y parando de vez en cuando para reunirnos todos. Con nosotros iba Luna, una bonita perra samoyedo de Sergio y Elena.
Durante un rato la niebla se hizo “meona” y tuvimos que cubrirnos con chubasqueros o cazadoras. Así nos encontramos de pronto frente a las paredes casi verticales de este pequeño macizo. Hacia la derecha sabíamos que había una canal de fuerte pendiente por la que ya habíamos subido algunos de nosotros. En vez de seguir esta dirección, seguimos a Pepe que se encaminó hacia otra canal de la parte izquierda por la que comenzamos a subir todos. De esa forma pasamos a la parte norte de esta serranía donde la pendiente se suaviza bastante. Aquí nos dividimos en dos grupos. Unos optaron por seguir una senda que ascendía más suavemente que la otra, pero que luego había que remontar. El resto comenzamos a subir un poco más pronunciadamente, pero a la vez bastante cómodos. Hubo quien cogió carrerilla y quien fue quedando rezagado.
No tardamos en alcanzar la cresta por la que procuramos continuar, aunque a veces teníamos que perder altura a causa de las rocas difíciles de sortear. Por la parte derecha teníamos ahora unos buenos precipicios de los que había que alejarse lo más posible. Por debajo de nosotros veíamos al otro grupo que ahora tenía que subir la ladera más pendiente. La piedra mojada estaba resbaladiza, por lo que había que tener cuidado al pisarla.
A las 13:20 horas llegué a la cima donde ya estaban algunos compañeros que incluso habían hecho un pequeño portal para el Belén con unas piedras. En esta cúspide de tan solo 1656 metros de altitud no encontramos buzón alguno ni ninguna otra señal de cumbre. Mientras llegaba el resto que quedaba por detrás, hice una llamada desde el móvil a casa. Ya todos juntos nos acomodamos un poco por debajo en la parte sur, para comer.
La otra incidencia que me molestó fue la siguiente. Como es habitual en estas salidas, antes de comenzar a comer el turrón, las pastas y beber sidra o cava, se coloca el Belén y se sacan unas fotos con todo ello alrededor del mismo. Pues bien, aún sin terminar de comer algunos, ya comenzaron a abrir las botellas y las cajas. Era igual decir nada, ya que se lo tomaban todo a chufla. Después de un rato se atendieron a razones y colocamos las figuras del Belén en el portal.
Alrededor distribuimos los turrones, pastas, el cava, sidra etc., y sacamos unas fotos con todos en torno a ello y el banderín del club. Ahora sí se podía comenzar a disfrutar de todo cantando villancicos y demás cánticos populares que iban saliendo. Acompañados de varias panderetas y algunos incluso con gorritos de Papá Noel, fuimos dando cuenta de los dulces y bebidas que habíamos subido entre todos. Para mayor regocijo, no llovía desde hacía rato y entre algunos claros pudimos disfrutar de la vista de pueblos como Valdorria o Correcillas. De esa manera celebramos la Navidad al estilo tradicional montañero.
Antes de emprender el descenso dejamos una tarjeta de cumbres en un bote y junto al Belén, una pandereta firmada por todos. A las 15:20 horas comenzamos a bajar más directamente al valle de la parte norte. Ahora se abrían cada vez más claros y vimos un paisaje más amplio de los alrededores. Perdimos altura más rápidamente que la habíamos ganado antes y así llegamos a un pequeño bosque que atravesamos. Por detrás quedamos José, Rosa, Carmen y yo. Resulta que no habíamos visto por donde habían ido los demás y fuimos a meternos en una estrecha garganta que tuvimos que destrepar pegados a la pared y con el culo en la roca. Abajo estaba parte del grupo esperándonos e indicándonos la bajada. Por debajo de aquellas rocas vimos colocado otro Belén con otra pandereta a su lado.
Nos metimos entonces en el fondo del valle por el que ya se veía la senda más ancha y con el río cerca. Esta vez pasamos por la parte contraria de las ruinas del castillo situado en lo alto de un cerro por encima de Aviados y a las 16:40 horas entramos nosotros en el pueblo.
Algunos estaban en la plaza y otros se habían acercado hasta el bar. Cuando nos reunimos miramos a ver como nos repartíamos en los coches para venir todos en ellos sin tener que esperar al tren, que no pasaba hasta las 19:20 horas. No fue difícil y poco después de las cinco emprendimos el regreso. Miguel y yo vinimos con Sergio y Elena hasta la estación de FEVE cerca de la cual había dejado Miguel el coche. En éste me acercó hasta casa donde llegué pasadas las 18:00 horas.
Y así transcurrió esta destacada jornada en la que cumplimos con otra bonita tradición montañera de estas fechas tan señaladas.
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