lunes, 16 de febrero de 2004

"FUENTES DEL OMAÑA" (Murias de Paredes) 15-02-04

 


1ª TRAVESÍA “LAS FUENTES DEL OMAÑA”.

15-02-04         (Domingo)

Una vez más hemos salido a la montaña para realizar en esta ocasión una bonita travesía por la comarca leonesa de Las Omañas. Precisamente fuimos a conocer la zona del nacimiento del río que da nombre a dicho término municipal. La ruta, aunque no era lo que se dice corta, 17 kilómetros, sí resultó ser cómoda y bonita. En la misma participamos 10 componentes del club y 1 no socio cuyos nombres eran: José F., Eva, Jorge, Sonia, José Q., Ricardo, Roberto, Carlos, Toño, Javi F. y yo.
Sobre las 8:20 horas pasó Toño a recogerme por casa para dirigirnos hacia Guzmán, lugar habitual de salida desde hace una temporada. Allí nos fuimos juntando todos y nos repartimos en los coches de Eva, José Q. y Ricardo. No faltaba mucho para las nueve cuando salimos de León por la carretera de Caboalles con un cielo despejado como hacía tiempo no veíamos en una salida. Como habíamos concretado, paramos en La Magdalena para que algunos compraran pan. No tardamos en ponernos de nuevo en marcha, cogiendo allí mismo la carretera hacia Murias de Paredes y pasando por los diferentes pueblos de Las Omañas hasta el desvío de este pueblo. Hacia las 9:40 horas entramos en él y aparcamos los coches delante de la fachada del ayuntamiento. Tras prepararnos para la marcha, emprendimos la misma casi a las diez en punto.
Esta ruta está recogida en los folletos y mapas de Cuatro Valles, estando toda ella señalizada con estacas de madera. Según los mismos, tiene un desnivel de 600 metros y una distancia total de 17,2 Km. invirtiendo en la misma 6:00 horas, lo que para nosotros resultó de lo más exacto si descontamos la hora dedicada a la comida.
Por la carretera que sube a Montrondo, distante poco más de 1´5 Km. comenzamos a caminar viendo los prados completamente blancos por la helada. El sol del amanecer iluminaba el valle con un bonito efecto paisajístico. No tardamos en atravesar este pueblo en cuya salida encontramos una fuente donde coger agua los que no llevábamos. A partir de allí sale un camino que se adentra en el valle donde propiamente nace el río Omaña. Por el mismo fuimos avanzando mientras ascendíamos una suave pendiente.
Al lado del camino encontramos un panel explicativo con referencias a los numerosos bosques de abedules que se pueden ver en las laderas del valle. Al fondo del mismo, y aunque en ese momento lo no supimos, contemplábamos la cima del pico Tambarón. El camino estaba completamente helado en muchos tramos que el agua corría por él, por lo que había que ir sorteando el hielo para no resbalar. Algo más arriba tuvimos que atravesar un cauce algo ancho por las piedras que había en el agua. Poco a poco íbamos ganando altura hacia el fondo de la vaguada pasando al lado de una par de edificaciones ganaderas.
En el cauce del río principal, que teníamos a nuestra derecha, vimos de lejos una bonita cascada hacia la cual decidimos acercarnos algunos para fotografiarla. Para ello hubo que bajar unos metros hacia el río e incluso, aunque esto no mereció la pena, nos metimos entre la maleza por ver si se veía mejor.
De nuevo en el camino nos juntamos todos cerca de un pequeño estanque natural de ese mismo arroyo. Allí vimos también a una pareja que nos había adelantado y que hacía la misma ruta que nosotros. En este punto nos surgió un dilema al ver como el camino que llevábamos cambiaba de dirección y bajaba de nuevo hacia el valle. Por otro lado, la pareja aquella había seguido una camino poco marcado que salía de este mismo hacia la parte alta. Nosotros, tras ver que el anterior bajaba en vez de subir, nos echamos hacia la ladera directamente “a cuchillo”.
Tras varios metros subiendo por la misma, alcanzamos el camino bien señalizado al lado del cual transcurría una alambrada. Este camino, que más parecía un cortafuegos, va serreando las lomas desde las cuales pudimos ver algunas cimas más alejadas hacia el sur que aún no he podido identificar. Pudiera tratarse del Catoute, pero por la situación no me convence mucho. A ver si con las fotos que saqué y un mapa logro descifrarlo, por curiosidad.
Un grupo se había adelantada subiendo camino arriba hacia la cima del pico El Mular de Montrondo, por el que pasa la ruta. El resto, siguiendo el consejo de José F., que junto con Jorge y Sonia ya la habían hecho, optamos por atajar metiéndonos en una ladera con escobas no muy tupidas con dirección a una collada por la que también pasaba la ruta. Desde aquel punto pudimos contemplar una hermosa vista del macizo de Ubiña justo al fondo de dicha collada.
Ladeamos aquella vaguada pasando algunos arroyos hasta alcanzar aquel punto donde vimos un par de señales de la ruta. Al grupo que había subido ya les veíamos de bajada y no tardamos en juntarnos todos. Como eran las dos de la tarde, decidimos que no era mala hora ni mal sitio para comer tranquilamente. Estando aquí llamé a casa, como suelo hacer por costumbre a esas horas cuando salgo. En el valle que ahora veíamos divisábamos una bonita laguna azul en medio de verdes praderías. Todo ello, y como ya apunté antes, con el fondo majestuoso del macizo de Peña Ubiña.
Una hora después de parar nos pusimos de nuevo en ruta. El camino bajaba ahora hacia otra collada cercana que no tardamos en alcanzar. En ella hicimos una breve parada y saqué una foto del grupo con Peña Ubiña de fondo. A partir de aquí se hizo muy pronunciado el descenso hacia el valle del Fasgarón. Al fondo ya veíamos la carretera a la que teníamos que llegar. En el lado derecho del camino, donde el sol no da en todo el día, vimos varios chorros de agua congelados, algunos de ellos enormes.
El camino iba haciendo zigzag a la vez que giraba bruscamente hacia el norte. Más adelante volvía a cambiar de rumbo y Javi y yo optamos por atajar por la ladera evitando aquella curva y rodeo. Atravesamos entonces el arroyo y subimos unos metros para coger de nuevo la ruta más adelante. No tardó el resto en alcanzarnos ya que no íbamos deprisa. Ya casi abajo nos pusimos prácticamente paralelos a la carretera donde salimos minutos después a la altura del puerto de La Magdalena. Escasos metros recorrimos por ella antes de ver un indicador de la ruta que nos señalaba una camino hacia el fondo de otro pequeño valle. En el mismo vimos el desagradable espectáculo de una escombrera.
Bajamos bastante durante un buen trecho mientras veíamos la carretera por encima de nosotros. Tampoco tardamos en divisar el pueblo de Murias de Paredes al que fotografié con el sol del atardecer. Tranquilamente, y divididos ahora en dos grupos, avanzamos hacia éste donde entramos los primeros a las 17:00 horas. En una fuente bebimos agua, ya que no nos quedaba a ninguno de nosotros. Por las diferentes calles llegamos al lugar donde teníamos los coches aparcados y nos cambiamos el calzado y ropa sudada. Unos 15 minutos después llegó el resto.
Como teníamos ningún bar cerca, optamos por ponernos en marcha y parar en La Magdalena. Salimos a la carretera general y nos encaminamos hacia ésta. Aquí paramos en uno de los bares de la carretera donde estuvimos tomando unas consumiciones y haciendo las cuentas de gasto de gasolina, como es habitual. Tras ello nos pusimos de nuevo en marcha y subiendo el portillo antes de Camposagrado mandé parar a José para sacar una foto de la bonita puesta de sol que se contemplaba sobre las cimas del oeste.
Sin más novedades entramos en la ciudad dirigiéndonos a Guzmán donde nos despedimos. Cerca de allí tenía Toño el coche en el que me acercó hasta casa.
Así finalizamos otro estupendo día montaña conociendo, por parte de varios, una bonita zona más de las múltiples que tenemos a nuestro alcance.     



NOTA: LA FECHA DE LAS FOTOS NO CORRESPONDE CON LA REAL












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