EL BLOG DE JAVI GALLEGO: SAN FACUNDO - MATAVENERO - POIBUENO - POZO DE LAS HOYAS

domingo, 12 de septiembre de 2021

SAN FACUNDO - MATAVENERO - POIBUENO - POZO DE LAS HOYAS - SAN FACUNDO 05-09-21

3ª TRAVESÍA “SAN FACUNDO – MATAVENERO –POIBUENO – SAN FACUNDO”.

05-09-21 (Domingo)

Este primer domingo de septiembre nos hemos reunido un grupo de compañeros y ex-compañeros de trabajo para hacer esta sencilla ruta en el Bierzo que terminamos con una comida en un restaurante de San Facundo, pueblo de inicio de la misma. Nueve nos animamos a participar en la misma: Mª José, Blanca, Berna, Masu, Raquel, Germán, Juan Carlos, Paco y yo, y cuyo transcurso resultó como sigue.

Sobre las 8:00 horas, con 14º C de temperatura, partimos Blanca, Mª José, Juan Carlos y yo en mi furgoneta del punto acordado cerca de donde viven todos ellos. Amanecía mientras salimos de la ciudad por la nacional 120 hacia Astorga, localidad a la que llegamos en unos 40 minutos. En la misma nos detuvimos a desayunar en un bar ya habitual cuando vamos a trabajar o de ruta para esa zona.

Retomamos el viaje tras unos minutos ya hacia nuestro destino subiendo y bajando el puerto Manzanal por la autovía. Abandonamos la misma cerca de Bembibre para seguir por la estrecha carretera hacia San Facundo, (780 m), llegando al mismo a las 9:40 horas y tras 95 km. Aparcamos en un aparcamiento a la entrada del pueblo y poco después llegó el segundo coche con algunos compañeros más. Nos dirigimos hacia el bar - restaurante del centro de San Facundo cruzando el arroyo Del Rial, con “playa” fluvial para hacer tiempo a que llegasen el resto de participantes, que no tardaron en aparecer. No lejos pudimos ver un bonito molino así como varias esculturas y figuras de madera que decoran algunas calles del pueblo.

A las 10:14 horas, tras una foto de grupo delante de una fachada con un gran dibujo de la ruta, iniciamos ya todos juntos la caminata. Cruzamos el pueblo para salir por el valle del arroyo que antes habíamos cruzado y entre numerosos castaños de enormes troncos retorcidos. No tardando llegamos al primer puente de este valle por el que cruzamos sobre el arroyo hacia su margen izquierda. Un tapial de piedras escoltaba ahora esta parte del camino para encontrarnos enseguida con el desvió de las dos opciones de esta parte de la ruta. Yo siempre he seguido el que sube por encima de la presa que hay más adelante, pero ahora íbamos a seguir el que lo hace por la margen del arroyo.

Este camino menos marcado y conocido nos llevó entre arboleda de ribera hasta una pasarela de madera que atravesamos para seguir por la margen contraria unos pocos metros antes de volver por otro puente similar a la misma orilla. El valle ya se encajonaba entre grandes riscos de roca que se elevaban por encima de nosotros. No tardando divisamos la presa por encima de la cual rebosaba agua formando una cascada delante del muro de contención. Una corta pero empinada escalera metálica nos subió hasta la altura de la parte superior del muro en el que nos hicimos unas fotos. Llevábamos 1,900 km y eran las 10:35 h.

El siguiente tramo de sendero subía muy pendiente con terreno de tierra y roca y entre algunos troncos de arboleda. Incluso había un cable metálico como ayuda atado a dos árboles. Enlazamos arriba con el sendero que venía del desvío anterior y ya continuamos por él ganando más altura ahora sobre el cauce embalsado del arroyo Del Rial en el que vimos algunos patos...o ave similar. Por detrás nos seguía un grupo de senderistas.

La estrecha senda se elevaba sobre el cauce hacia el cual había ya unas buenas caídas verticales. Los tramos de tierra se alternaban con otros totalmente rocosos mientras trazaba algunos suaves altibajos e incluso descendía hacia el cauce a cuya vera nos colocamos de nuevo. Una vez más la vegetación y arboleda nos envolvió en este tramo en el que llegamos a una nueva pasarela, ésta de troncos, en la que volvimos a retratarnos. Allí nos cruzamos con un par de jóvenes que bajaban corriendo y de los cuales nos servimos para que nos sacasen esa fotos de grupo.

Por la margen derecha del arroyo íbamos a hacer ya el resto del recorrido hasta Matavenero siguiendo el estrecho sendero que seguía metido entre arboleda y arbustos. También eran abundantes los verdes helechos entre los que bajaban algunos regatos por las laderas de nuestra derecha. A las 11:00 horas, y habiendo recorrido 2,900 km, llegamos a la bifurcación del trayecto de ida y el de vuelta. Una tablilla en un tronco marcaba la dirección a Poibueno y al Pozo de las Hoyas, por donde luego regresaríamos.

Nos metimos enseguida a un pedrero que descendía por la loma hacia el arroyo para cruzarlo a cielo abierto antes de volver al bosque. Numerosas rocas de gran tamaño estaban cubiertas por musgo y de algunas incluso crecían árboles. Abandonamos de nuevo el cobijo de los árboles y enseguida divisamos en lo alto de una ladera los tejados de algunas casas de Matavenero. El sendero giraba hacia una vaguada lateral del valle principal y allí mismo, al comienzo de ella, nos detuvimos unos minutos a tomar un tentempié. Descendimos luego unos metros hacia el cruce con el arroyo de la Reguera, que bajaba por dicha vallina, y al que llegamos en pocos minutos. Allí cerca nos sacamos una foto de grupo entre la arboleda. Se veían numerosos troncos caídos de grandes dimensiones al lado de la senda y la roca aparecía también en algunos tramos haciendo muro por la derecha. Algunos se fueron adelantando y ya les veíamos al lado de las primeras viviendas de Matavenero. Al resto nos adelantó un grupo de jóvenes poco antes de entrar también en el pueblo cuando eran las 11:55 horas y tras 4,800 km hechos. Nos hicimos entonces otra foto de grupo en una gran roca plana a modo de mirador sobre el valle antes de meternos hacia el pueblo en sí.

Tanto Matavenero como Poibueno eran dos pueblos deshabitados hasta hace unos años en los que se ha instalado una colonia de varios ecologistas de diferentes países con ese estilo de vida tan peculiar. Las viviendas originales de piedra han sido reconstruidas con numerosos materiales como chapas, madera, pizarras etc., muchos de ellos reciclados, aunque ahora vimos que estaban levantando alguna de madera totalmente nueva. Hasta allí no llega luz eléctrica y se iluminan con velas, baterías o paneles solares. Una de las edificaciones se utiliza como bar, sala de reuniones etc. y otra como escuela. Hasta allí tampoco llega carretera alguna, y el acceso más cercano en vehículo es desde una pista que viene de Foncebadón y tras caminar unos 20 minutos. Matavenero se emplaza a una altitud media de 1020 metros.

Cruzamos el pueblo por una de las calles viendo todas aquellas peculiares edificaciones así como algunos moradores de las mismas. Un poco mas alejada del pueblo en sí encontramos otra edificación circular y cubierta por varias lonas a modo de carpa de circo. No lejos estaban las duchas y el wc.

Descendimos hacia el fondo del valle por otra senda de fuerte pendiente con dirección a Poibueno, atajo del camino principal que une los dos pueblos. A su vera vimos dos castaños de troncos descomunales, uno de ellos quemado en su interior, seguramente por la acción de algún rayo. En otro se veía un símbolo de la cultura “hippie” y ecologista, aunque en algunos puntos más se pueden distinguir. Cruzamos un arroyuelo cerca de unas edificaciones para seguir bajando hacia el arroyo principal, el del Rial, que atravesamos por un puente de madera y piedra para entrar en Poibueno metros más adelante. Eran las 12:50 horas y llevábamos recorridos 6,500 km.

Nada más cruzar el puente nos encontramos con algunos bancos de madera en torno a una parrilla. Pegado a un muro, un fregadero hecho también de forma muy rústica y de madera. De ese mismo material estaban haciendo otra casa poco más adelante. La altitud de Poibueno es de 900 metros y allí se pueden ver los restos de un gran monasterio del que aún quedan en pié buena parte de los altos muros exteriores. Delante de ellos nos sacamos una foto de grupo antes de continuar el recorrido, que ya desde ese punto era de regreso, a las 13:05 horas.

El sendero se metía ahora por la margen derecha del arroyo, cerca del cual vimos algunas pequeñas edificaciones más. Los castaños y otras especies arbóreas seguían cubriendo buena parte del paisaje. Pasamos bajo un marco hecho con troncos a modo de acceso y una alambrada que corría por los laterales. No tardamos en coger altura sobre el cauce y la roca de las paredes del cañón remplazó al bosque. Fuimos trazando varias eses siguiendo la orografía del valle mientras hacia el río cada vez era más grande el desnivel y con caídas verticales por completo.

Así llegamos al Pozo de las Hoyas a las 13:20 horas tras un total de 7,400 km y a una altitud de 887 m. Se trata de una poza con una pequeña cascada en el arroyo del Rial que en ese tramo se encajona por debajo de la senda, siendo otro de los atractivos de la ruta. Nos sacamos algunas fotos antes de seguir avanzando mientras el grupo se dividía. Teníamos un poco la presión de la hora programada para la comida, entre 14:30 y 15:00 horas, y no podíamos descuidarnos demasiado.

Estábamos por allí más o menos frente a Matavenero y vimos algunas de las viviendas en la loma contraria del valle. De nuevo entramos entre la arboleda y llegamos al primer puente de este tramo de regreso sobre el arroyo del Rial muy cerca de la confluencia del arroyo Ucedillo con este. Una pasarela de madera y estructura triangular nos dio paso a la margen contraria por la que transitamos a la vera mismo del agua. Enseguida ganamos altura por unos escalones en la piedra y llegamos a otro gran pedregal que cubría la loma de arriba abajo. Fuimos trazando altibajos estando unas veces a ras del cauce y otras algunos metros por encima. Atravesamos una pasarela también de madera y medio derruida sobre un regato y llegamos al segundo cascajal, el mismo que antes habíamos pasado a la ida por la senda que nos quedaba pocos metros por encima.

A las 13:55 horas cerramos el lazo de ida y vuelta para seguir ya por el tramo común. En una tablilla atada a un tronco podía leerse “El Humeral - 1895”. Atravesamos de nuevo el río por el puente de maderos e iniciamos la subida por la senda rocosa ya sobre el embalse y la presa. Ahora seguimos la ruta habitual sin bajar a la misma entre más arboleda y arbustos llegando a la confluencia de los dos ramales cerca del siguiente puente de hormigón y metal. Desde allí ya se ensanchaba el camino muy cerca del pueblo al que entramos los últimos a las 14:32 horas. En algunas huertas vimos avellanos y parras con uvas un tanto estropeadas. Dejamos atrás el bar, en el que ya estaban algunos compañeros que se habían adelantado, y nos dirigimos hacia el aparcamiento donde terminamos la ruta a las 14:40 horas. El GPS me daba como datos principales 11,700 km hechos con un desnivel acumulado de 483 m.

Nos cambiamos antes de volver hacia el bar restaurante “Hermanos Vila”, donde teníamos la comida reservada. Entramos por una pradera cerca de la zona de baño del río y en la misma, al lado del bar, estaban acomodados en una mesa el resto de compañeros tomando ya un refrigerio. A lo largo de unas dos horas comimos y charlamos animadamente sentados a la mesa y protegidos del sol por una techumbre sobre nosotros. En un gran pedrero de la ladera que veíamos al Este podía leerse “Yo (corazón) San Facundo” en medio del mismo pintado de blanco.

Luego, mientras algunos se acercaban hasta el río, Mª José, Blanca y yo subimos hasta el mirador de La Torca, unos metros por encima del pueblo y desde el cual tuvimos una bonita panorámica del mismo y del valle recorrido anteriormente. Volvimos sobre nuestros pasos hacia el centro del pueblo para salir ya hacia el aparcamiento, hacia el que ya se dirigía el resto de compañeros. En el mismo nos hemos sacados unas fotos de grupo, incluida una de esas divertidas secuencias a las que luego les pongo música “molona” para reírse un rato.

Nos fuimos despidiendo acordando que no fuera esa la última vez que nos juntásemos para hacer una ruta. A las 17:45 horas iniciamos nosotros cuatro el regreso a León parando en un bar de San Martín del Camino a tomar un refrigerio. Retomamos el viaje tras el mismo y llegamos a León a las 19:20 horas. En el mismo punto de recogida me despedí de mis acompañantes y a las 19:40 horas, con 30º C marcando los termómetros, llegaba yo a casa.

Guapa, grata y diferente experiencia la de este primer domingo de septiembre. Un placer habernos juntado algunos antiguos y actuales compañeros de trabajo para disfrutar de la bonita ruta y el agradable momento de la comida. Para repetir......

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