EL BLOG DE JAVI GALLEGO: BARRANCAS DE BURUJÓN

viernes, 31 de mayo de 2019

BARRANCAS DE BURUJÓN - TOLEDO 30-05-19

1ª TRAVESÍA “BARRANCAS DE BURUJÓN” (Burujón – Toledo)

30-05-19 (Jueves)

Siempre que voy de vacaciones fuera del entorno habitual de León procuro conocer y realizar alguna ruta de montaña o senderismo cerca del lugar en el que me encuentre. En esta ocasión he ido a pasar unos días a Toledo capital y decidí desplazarme unos kilómetros para conocer un bonito rincón de esta provincia, Las Barrancas de Burujón. La ruta es muy sencilla, pero de una belleza destacable.

A las 10:00 horas salí desde el hotel en Toledo parando poco después a echar gasolina. Enlacé con la “CM 4000” hacia La Puebla de Montalbán. Unos kilómetros antes se encuentra el desvío a Burujón hacia el que salí tras 31 Km hechos. Un indicador en una rotonda señaliza el pueblo a la derecha y las Barrancas a la izquierda. Siguiendo las señales muy claras recorrí otro kilómetro por asfalto y tierra hasta llegar a la casa del parque natural, cerrada en esos momentos. Allí aparqué a las 10:45 horas.

Desde ese punto emplazado a 571 metros de altitud salen dos caminos, el de la ruta a pie, prohibido a vehículos, y otro por el que sí se puede subir en coches. Yo decidí hacer la ruta completa y a las 10:50 horas comenzaba a caminar por un árido camino entre olivares y campos de labranza. La subida era suave, pero el calor ya apretaba. Fui parando para sacar fotos de este paisaje tan distinto al que habitualmente vemos por la montaña leonesa. En una lomita vi numerosas conejeras y a uno de esos conejos meterse en ellas.

A las 11:10 horas, tras 1,200 Km hechos, llegué a las Barrancas de Burujón, donde un cartel indica la categoría de Monumento Natural. Allí la altura es de 520 m y más o menos se mantiene en el tramo de miradores. Enseguida me acerqué al primero de ellos protegido por una barandilla de madera sobre los acantilados casi verticales que se precipitan desde esa altura al embalse de Castrejón, en el río Tajo. La vista que tuve fue sin duda espectacular. Grandes cárcavas y barrancos se formaban en estas paredes hacia el fondo del embalse, ya muy mermado en esta época. Un sendero paralelo al borde continúa circunvalando estos precipicios que solo en algunos puntos están protegidos por dichas vallas. No hay peligro alguno si no se sale uno del sendero ni se saltan estas protecciones. Desde cada mirador hay una vista diferente de las barrancas y todas ellas son espectaculares. Con el palo selfie me saqué numerosas fotos con la cámara y móvil con este asombroso paisaje de fondo. En uno de los barrancos se veía un sendero que descendía hasta casi el agua.

Entre el primer mirador y el último se recorre poco más de un kilómetro, aunque luego hay senderos hacia ambos lados que se pueden seguir. A este mirador llega el camino por el que se puede subir en vehículos y hay un merendero. A él llegué cuando eran las 12:45 horas tras un total de 2,500 Km.

Emprendí el descenso por este camino recto entre un pequeño talud de tierra y campos de labranza a lo largo de exactamente otro kilómetro antes de enlazar con otro perpendicular cerca de una casa abandonada y medio en ruinas a una altitud de 459 m. Giré al Norte por este ramal paralelo al arroyo Alcubillete en cuyas márgenes crecía toda clase de vegetación y arboleda. Paralela a la margen contraria corría una carretera. Vi otro par de edificaciones por allí, alguna en medio de las tierras de labor y olivares. Por delante, algo más alejadas, había algunas naves industriales cerca de la carretera.

A las 13:15 horas terminé la ruta en el punto de inicio tras un total de 5,000 Km. Ahora había algún coche más parado en este punto. Me cambié y no tardando emprendí el regreso a Toledo. En este viaje de vuelta paré en algunos puntos para sacar fotos de los enormes viñedos cargados de hoja verde. A las 14:15 horas entraba en la capital para seguir disfrutando de la jornada veraniega.

Como ya apunté, una ruta sencilla, fácil pero con un encanto especial.

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