1ª TRAVESÍA “LA CHORRERA DE HERVÁS”. (Hervás - Cáceres)
3ª TRAVESÍA “LAS BATUECAS”. (La Alberca - Salamanca)
23/24-04-16
Este fin de semana festivo hemos aprovechado para hacer un par de rutas un tanto lejos de nuestra provincia, concretamente en Cáceres y en Salamanca. La primera de ellas en Hervás, localidad cacereña donde recorrimos la ruta de La Chorrera, una bella cascada a la que se accede por un bonito valle. El domingo hicimos la segunda cerca de La Alberca, Las Batuecas, ya conocida por algunos de nosotros en dos ocasiones anteriores.
Los participantes nos dividimos en dos grupos con intenciones diferentes, unos montañeras y otros turísticas. Cundi, José Luis, Álvaro y yo marchamos antes para hacer la primera ruta mientras que Antonio, Olga, Nati y Lali lo hacían más tarde con intención de visitar pueblos de la zona de La Alberca.
SÁBADO 23
A las 6:30 horas salí de casa para ir en busca de José Luis a Trobajo. Regresamos a Armunia donde ya esperaban Álvaro y Cundi. A las 7:00 horas salíamos en mí furgoneta para coger la autovía A-66 en Ribaseca, por ella haríamos casi la totalidad del trayecto. Mientras amanecía con algunas nubes avanzamos por la misma entrando en la provincia zamorana media hora más tarde. El cielo se fue oscureciendo hasta meternos de lleno en un aguacero que no tardó en disiparse para dejar paso el sol tras pasar Benavente. A las 8:30 horas pasamos el indicador de entrada en la provincia de Salamanca dejando atrás la prisión provincial cercana a esta demarcación. Poco a poco fue apareciendo en la lejanía la sierra de Bejar con las cumbres nevadas.
Decidimos entrar a Salamanca a tomar un café y estirar las piernas un poco. Sobre las 8:50 horas aparcamos en una calle de esta ciudad y entramos a una cafetería de las pocas que encontramos abiertas a esas horas. Estuvimos allí unos 20 minutos antes de retomar la marcha y salir de nuevo a la autovía para continuar el viaje hacia Hervás. El cielo se había despejado casi por completo cuando pasamos el puerto de Vallejera y dejamos atrás Bejar a las 10:05 horas. Tan solo 5 minutos después entrábamos en la provincia extremeña de Cáceres donde unos desprendimientos en el talud de la autovía nos obligó a circular por el carril contrario habilitado durante varios kilómetros. No tardamos en divisar un gran embalse ya cercano a Hervás, pueblo que vimos enseguida entre éste y la sierra. Enseguida vimos el indicador de la salida hacia el pueblo distante 4 kilómetros desde la autovía.
A las 10:20 horas entramos en Hervás dirigiéndonos hacia el comienzo de la ruta. La que yo llevaba grabada en el GPS salía del medio del pueblo, pero avanzamos por un camino asfaltado para adelantar un poco, y tras buscar un lugar adecuado para ello a 1 Km escaso del pueblo, aparcamos la furgoneta. Eran las 10:40 horas y habíamos recorrido 326 Km. Nos preparamos para caminar bajo el cielo tapizado por algunas nubes que de momento no amenazaban lluvia. Un indicador cercano marcaba la ruta como “PR-CC 36 - La Chorrera”.
A las 11:05 horas, a 731 metros de altitud, nos pusimos en marcha por el asfalto entre praderías, huertas y laderas cubiertas de bosque con el río Ambrós a nuestra izquierda. Eran numerosos los caminantes que hacían esa misma ruta y nos hacía gracia comparar las mochilas que llevábamos nosotros, de tamaño decente, con las que llevaba el resto de caminantes, la mayoría incluso sin ellas. Pasamos cerca de un camping aún cerrado y unas huertas recién sembradas. A los pocos metros nos encontramos con las instalaciones abandonadas de una piscifactoría de gran superficie y numerosas piscinas medio engullidas por la maleza. El arroyo Majallana alimentaba dichas instalaciones desde las laderas de la derecha. En la lejanía se elevaba la cumbre del Pinajarro.
Tras 1,500 Km recorridos llegamos al desvío de la presa El Horcajo marcado por un indicador. Otro nos señalaba La Chorrera a 3,500 Km en la otra dirección. Cerca encontramos un enorme castaño y allí fue donde erramos la ruta. Como estaba tan bien marcada, no había que ir mirando el GPS, y fue por ello por lo que pensamos que seguía por el camino hacia la gran presa que ya veíamos desde allí y que pasaba cerca de un refugio y una edificación. Así llegamos a la enorme presa de hormigón y por una escalera subimos a la parte alta donde nos dimos cuenta que nos habíamos desviado de la ruta. Por no retroceder decidimos atajar ladeando la loma entre arbustos y escobas ganando altura entre tanto. Vimos que el embalse apenas tenía agua retenida cerca del muro de contención y también divisamos Hervás.
Poco a poco fuimos rodeando la loma paralelos al camino varios metros por encima hasta que tuvimos que descender para enlazar con él. José Luis decidió no bajar y seguir por la loma a conectar más adelante con la ruta, aunque no estaba claro como y donde lo haría. Nosotros tuvimos que sortear un gran talud vertical para salir a la pista cementada pocos metros antes de que finalizase este firme. Ya por camino de tierra avanzamos un tramo hasta llegar a la Casa de La Luz, central eléctrica donde terminaba el mismo. Llevábamos hasta allí 2,600 Km y eran las 12:15 horas.
Un sendero de fuerte pendiente y serpenteante ascendía por la derecha entre vegetación y cerca de la tubería que suministra agua a la central. Enseguida nos encontramos con el desvío a las Charcas Verdes, bello rincón del valle a 500 metros de esta senda. Pasamos por encima de la tubería del agua y en pocos minutos llegamos al bonito lugar donde el río formaba saltos y pozas entre grandes piedras creando un paraje de gran belleza. Aquí me llevé un gran susto al resbalar en una piedra y deslizarme hacia una poza con la gran suerte de parar en un pequeño escalón justo antes del agua. Me raspé un poco la pierna y el brazo. Por teléfono hablamos con José Luis que ya estaba en la ruta por encima.
Retrocedimos hacía el desvío donde otro indicador marcaba 2,500 Km a La Chorrera. Seguimos subiendo por la fuerte pendiente que serpenteaba entre la arboleda ganando unos 50 metros hasta llegar al depósito de agua que suministra a la central de abajo por la tubería que habíamos visto. A las 13:25 horas llegamos a este gran estanque de hormigón y piedra emplazado a 1033 metros de altitud y alimentado por un largo canal a cuya vera íbamos a caminar un rato. Unos metros más delante de esta “piscina” se encuentra un mirador con amplias vistas de Hervás y el valle en el que se emplaza. También veíamos el pantano y la presa bajo nosotros. Allí nos sacaron una foto con todo ello de fondo.
El sendero seguía a la misma vera del canal de unos 70 cm de ancho por otros tantos de profundidad. Había un tramo elevado a modo de viaducto bajo el que pasaba un pequeño barranco antes de volver a nivel del terreno. Eran casi las 14:00 horas cuando llegamos al cruce del arroyo Costeras justo encima de una cascada. Allí se habían agrupado numerosas personas para cruzarlo. El canal nacía en ese punto y habían cementado la parte alta de dicho salto, lugar idóneo para pasarlo. Le calculo unos 7 metros de ancho, más o menos. El agua cubría algo más de la altura del tobillo y la proximidad de la caída lo hacía un tanto delicado. La mayoría se descalzaba para cruzarlo y otros no se atrevían a hacerlo. Cundi fue una de ellos. Yo, después de ver cruzar a más personas y ver lo que cubría y demás, no me lo pensé y lo atravesé de cuatro zancadas aprovechando que las botas son bastante nuevas aún. Álvaro se descalzó y lo cruzó también sin problema.
Nos despedimos de Cundi allí y emprendimos otro fuerte ascenso por unos troncos de madera a modo de escalones hacia la ya cercana cascada de La Chorrera. Apenas comenzamos a subir cuando nos encontramos con José Luis, que ya volvía. Retrocedió con nosotros y en 10 minutos llegamos a nuestro destino cuando eran las 14:20 horas tras 5,600 Km. Estábamos a 1081 metros de altitud.
El entorno de este salto no puede ser mas bello. Encajonado en un roquedal, esta cascada se precipita desde unos 15 metros de altura entre arboleda en una “V” del cauce del río Ambróz tras la cual se puede ver el macizo del Pinajarro, cumbre más alta de la zona con 2100 metros. Esta cumbre se emplaza en la Sierra de Bejar, que a su vez son las estribaciones más occidentales de la Sierra de Gredos en el Sistema Central.
Nos acercamos hasta el salto y casi hasta meternos bajo él. La gran cantidad de agua que caía lo hacía impresionante desde ese punto. Volvimos sobre los pasos hasta unas rocas por debajo de una especie de mirador a la entrada del paraje donde nos acomodamos para comer. Las nubes fueron bajando y en pocos minutos ocultaron la sierra antes comentada. Ya de camino a ese punto se habían escapado unas ligeras gotas de lluvia apenas inapreciables.
Sentados en las rocas comimos tranquilamente mientras varias personas llegaban y marchaban del lugar. La idea para la vuelta era hacerla por la llamada pista Heidi, un camino de la parte alta que rodea algunos valles contiguos. El problema era que la bajada al camino de la ruta, ya cerca de la furgoneta, no debía de estar muy accesible y era campo a través, aunque suponíamos que se podría enlazar con alguno de los varios caminos que habíamos visto anteriormente.
A las 15:20 horas levantamos la sentada y emprendimos el fuerte ascenso por la ladera derecha de la vaguada al encuentro de dicha pista. En el mismo pasamos algunas zonas cerradas de vegetación y maleza que fuimos superando hasta salir al ancho camino 120 metros por encima en 20 minutos. Era el punto más alto de la ruta. 1203 metros.
Por ella comenzamos a descender suavemente rodeando otro valle contiguo al de la cascada, el del arroyo de Las Costeras que antes habíamos cruzado y de donde sale el canal. El camino nos llevó a la curva cerrada donde cruzamos dicho arroyo sobre un puente de cemento con vallado de madera. Las nieblas ya cerraban todas las cimas a una baja altura. Los pinos comenzaron a dominar la ladera Oeste del valle y la pista transcurría entre ellos. Así llegamos a un estanque con una caseta cercana donde dicho camino giraba hacia una nueva vaguada, la del arroyo Horcajo, que suministra el agua a la presa. De allí salía otro camino hacia la parte baja del valle anterior y fue José Luis quien propuso atajar por allí. Eran las 16:30 horas y por la pista que llevábamos nos llevaría mucho más tiempo del deseado, y además sin mucha seguridad de cómo enlazar al final.
Decidimos admitir la propuesta y nos echamos hacia abajo justo antes de ver un indicador que nos señalaba precisamente ese camino como un enlace a la ruta de La Chorrera. En ese momento comenzó a llover con cierta fuerza y nos hizo proteger con chubasqueros o paraguas. Pronto se empinó la pendiente y el tramo se encontraba cementado para facilitar la subida de vehículos. Sin darnos cuenta aparecimos en el mirador cercano al canal donde nos habían sacado la foto por la mañana. Yo no había visto este camino en ese momento.
Paralelos al canal llegamos al estanque que suministra a la central eléctrica y en el que vimos algunas fugas en las paredes. Aquí variamos la ruta de subida para seguir el sendero que había hecho José Luis y que bajaba entre el bosque para salir al camino cementado de La Chorrera casi en el mismo punto en el que lo habíamos hecho cuando nos equivocamos por la mañana desde la presa.
De esa forma íbamos a hacer el tramo desde ésta que no habíamos recorrido a la ida y que ahora nos pasaba por las Casas De Marinejo. Encontramos un pequeño refugio de piedra con dos grandes ventanales abiertos y más adelante un caserón blanco de tres plantas y en ruinas. El sol lucía en esos momentos y daba al paisaje unos colores y tonos espectaculares.
Llegamos al punto en el que por la mañana nos habíamos equivocado y nos desviamos hacia la presa. Cruzamos el puente sobre el arroyo Horcajo para hacer el último tramo del recorrido paralelos al río Ambróz. Dejamos atrás la piscifactoría, las huertas y el camping mientras el radiante sol se ocultaba tras unos negros nubarrones que no tardaron en dejar escapar la lluvia de nuevo. Justo cuando llegamos a la furgoneta comenzó a descargar un fuerte aguacero del que nos libramos por minutos. Eran las 17:55 horas y habíamos caminado 12,700 Km con un desnivel acumulado de 535 m.
Llamamos a Cundi y nos dijo que estaba pocos metros más adelante resguardada en el portal de una casa. La recogimos y a las afueras del pueblo paramos para cambiarnos. Luego aparcamos en otra calle para dar un paseo por esta villa. Visitamos la bonita iglesia de San Juan Bautista, que forma parte del Convento de los Trinitarios, y nos encaminamos hacia el Barrio Judío. Por sus estrechas calles llegamos a la iglesia de Santa María de Hervás, con gran campanario de planta cuadrada. En una de las paredes puede verse un reloj de sol. Desde ese punto tuvimos una amplia panorámica del pueblo y los valles que habíamos recorrido con la presa, el estanque de la central, etc. Se me había olvidado comentar que Cundi conocía bastante bien este pueblo ya que hace varios años pasó una temporada en él, aunque no había hecho la ruta.
Caminando por el Barrio Judío encontramos un pequeño patio de lo más singular en el que un letrero invitaba a visitarlo estuviese o no el dueño, al que no vimos por cierto. Pues bien todas las paredes estaban cubiertas por todo tipo de cactus plantados en las más singulares “macetas” que he visto. Los había en macetas normales, jarrones, cochecitos de cerámica, aprovechando los huecos de objetos decorativos de lo más variado, pero quizás los más singulares eran los que crecían en cáscaras de caracoles, dedales, conchas de mar, pequeños botijos, etc, etc. Pocas veces he visto una exposición tan curiosa como ésta. En un pequeño caldero se podía dejar la voluntad.
Cruzamos el Puente de la Fuente Chiquita, un paso de piedra y cargado de enredaderas sobre el río Ambróz con la fuente cercana. Al otro lado, subiendo una pequeña cuesta, se encuentra el Museo de la Moto y el Coche Clásico. Se emplaza en un curioso complejo de varios pabellones circulares en su mayoría y con exterior de piedra o cemento rojizo con semejanza a grandes pallozas, salvando las distancias. La entrada cuesta 10 €, pero mereció la pena.
Allí pudimos ver motos clásicas de todo tipo: trial, scooter, isocarros, sidecar etc, etc. Coches americanos, una limusina, de bomberos, ambulancias, de policía, fúnebres, carruajes, camionetas, de tres ruedas, descapotables y un sin fin de modelos más. En uno de los ocho pabellones tenían incluso carritos y sillas de bebé, de muñecas, triciclos y otros del estilo. No sé en total cuantos vehículos pude haber allí, pero yo creo que el millar lo ronda o lo pasa. Solo una pega que al salir le hice constar a la joven de recepción. Aparte de unas cuerdas que delimitan el espacio de los vehículos y los visitantes, han puesto una serie de banderines como los de las fiestas que deslucían un tanto la exposición con tanto colorido en medio. Para terminar, y ya a la hora de cerrar, subimos al mirador situado sobre uno de los pabellones desde el cual vimos otra amplia y bonita panorámica de Hervás, el valle de Ambróz y la sierra.
Poco después de las 20:30 horas abandonamos el recinto para encaminarnos hacia la furgoneta lo más directo posible. Habíamos acordado cenar en La Alberca sobre las 22:00 horas y teníamos unos 80 Km. Podíamos ir directamente por una carretera secundaria más directa o volver a Bejar por autovía y coger otra carretera. Preguntamos en el pueblo y nos dijeron que era mejor por Bejar aunque se diese más rodeo. En el tramo hasta la furgoneta vimos una cabina telefónica de madera bastante antigua que ahora tenía numerosas fotos expuestas en su interior. Pasamos por calles tan estrechas que los tejados de las casas casi se tocaban. De hecho, y aunque no la vimos, aquí se encuentra la calle más estrecha de España.
A las 20:50 horas emprendimos el viaje hacia La Alberca. Salimos a la autovía para volver a Bejar donde enlazamos con otra carretera secundaria. El trazado de la misma era una sucesión de curvas y más curvas pero en buen estado. Fue en una bifurcación donde nos equivocamos tomando el ramal que no era, yendo hacia Garcibuey teniendo que ir a Mogarraz. No fue la diferencia de kilómetros lo que nos retrasó, que no era mucha, si no el estado de la carretera. Estrecha, de un solo carril, entre monte y con más curvas aún que lo anterior, además de ser de noche ya. Cuando llegamos a La Alberca, 1060 m, después de 76 Km, eran las 22:30 horas. Aparcamos y nos reunimos con los cuatro compañeros que ya estaban cenando en el cercano “Mesón La Colmena”. Allí nos acomodamos y cenamos tranquilamente en el bonito local decorado artesanalmente. Ellos habían pasado el día visitando varios pueblos y subieron la Peña de Francia.
Como al día siguiente no había que levantarse muy tarde si queríamos hacer la segunda ruta, nos fuimos directamente a los dos apartamentos que habíamos alquilado para esa noche en “Casa Anita”. Nos dividimos según los grupos de los coches. El apartamento estaba dividido en dos habitaciones, salón, baño, aseo y cocina. Nos distribuimos para dormir en estos habitáculos y sobre las 0:30 horas nos fuimos acostando.
DOMINGO 24
Poco antes de las 9:00 horas nos levantamos. Desayunamos tranquilamente y estuvimos decidiendo un poco qué hacer ese día. La ruta programada eran Las Batuecas, pero el día antes uno de los camareros del bar nos había comentado que el río bajaba muy crecido y que incluso cerca del monasterio ya estaba inundado. Aún así optamos por bajar hasta allí y si no podíamos hacerlo, nos iríamos con el resto de compañeros que tenían intención de acercarse hasta Las Mestas, aunque más tarde. Lo recogimos todo y poco antes de las 10:00 horas comenzamos el trayecto. Retrocedimos por la carretera hasta la gasolinera para llenar el depósito antes de dirigirnos al comienzo de la ruta situado a unos 12 kilómetros de allí.
Para llegar a este punto hay que descender el puerto de El Portillo con innumerables curvas y vistas espectaculares. A las 10:30 horas aparcamos en el lugar que han habilitado para ello unos metros más delante de la entrada al monasterio, ahora cerrada a vehículos. Llevábamos hechos hasta allí un total de 436 Km desde León. Yo había hecho esta ruta un par de veces anteriormente, en el 2003 y 2011.
Nos preparamos para la marcha que comenzamos en ese punto, a una altitud de 584 metros, a las 11:00 horas. Desde dicho aparcamiento han habilitado una senda que cruza el río Batuecas y que transcurre paralela al mismo por una pasarela de madera entre vegetación variada. Pudimos ver enromes pinos, algunos centenarios y pasamos al lado de un merendero con fuente. Tras unos 500 metros por dicho paseo entablillado cruzamos otro puente para salir a la pista que llega al monasterio. El agua del río se veía cristalina y limpia.
En este tramo de unos 200 metros hasta la entrada del recinto vimos varios carteles informativos de la ruta así como un pequeño refugio y una zona empedrada con bancos. Así nos situamos delante de la fachada principal de este Monasterio del Santo Desierto de San José de Las Batuecas. Este Convento Carmelita dispone también de Hospedería y actualmente todavía algunos monjes lo habitan.
Tras cruzar un puente sobre el arroyo Castaño, paralelo a esta fachada, la senda se desvía pegada a la pared por la izquierda hasta su final unos metros más adelante donde giramos a la derecha para situarnos paralelos al río Batuecas, entre éste y la tapia del convento. Este primer tramo siempre me ha maravillado ya que transcurre por un sendero totalmente revestido por las raíces de los árboles. Fue más adelante cuando nos topamos con el tramo inundado por el río, pero tan solo eran unos metros que pudimos sortear sin dificultad saltando por las piedras y agarrados a los troncos de los árboles. El camino es ensancha después del paso siguiendo pegado a la pared de piedras del recinto sacro dentro del cual pudimos ver varios edificios más, entre ellos la cubierta y la espiga del campanario de la iglesia. También dentro se elevan numerosos cipreses de gran altura, como el que nos encontramos fuera unos metros más adelante, así como un gran tejo.
En la otra parte del valle se podía divisar una enorme cruz blanca en lo alto de una de las cumbres. El paraje por el que caminábamos estaba plagado de infinidad de árboles y troncos de lo más variado y bonito. Como ya he comentado en anteriores ocasiones, no entiendo lo suficiente de los mismos como para describir sus familias y especies salvo los más evidentes. Sí eran abundantes también los alcornoques a los que les aprovechan la corteza para corcho.
No tardamos en cruzar una antigua puerta en una muralla que delimitaba el recinto externo del monasterio. Atravesamos después un puente sobre el arroyo Barrigoduro y unos metros por delante se encuentra lo que fue una carbonera vegetal en la que se quemaban los troncos lentamente cubiertos por tierra para evitar la llama y así obtener el carbón vegetal. Un cartel explicaba esta tradición y como se realizaba en el valle. Eran numerosos los canchales que cubrían las laderas del valle y que convivían con la arboleda y las escobas. Pasamos uno de gran superficie justo antes de llega a la bifurcación del Canchal de las Cabras Pintadas. Habíamos caminado hasta allí 2,200 Km y la altitud era de 620 metros. Eran las 12:05 horas.
Unos escalones de troncos de madera ascendían bruscamente hacia la parte alta con una cuerda paralela al sendero a lo largo de los 100 metros de este trayecto en los que se suben unos 30 metros. En la parte alta encontramos una pared de piedra un poco encajada en una oquedad del risco dentro de la cual pueden verse ya muy difuminadas las pinturas rupestres de color rojo. Uno paneles explicativos ayudan a localizar dichos trazos protegidos detrás de una reja que impide el acceso a los animales, pero sobre todo a los de “dos patas” que son los que ya han dejado alguna huella indeseada en dichas paredes. La vista desde este balcón es extraordinaria y el día despejado ayudaba a dar esplendor a la misma.
Descendimos de nuevo los escalones hasta el sendero principal que se metía a la vera del río donde pudimos ver numerosos saltos y rápidos. Llegamos a una zona con grandes piedras lisas en el lecho y nos sacamos algunas fotos en ellas. Más adelante se desviaba el sendero hacia el Canchal del Zarzalón, otro rincón similar al anterior con más pinturas prehistóricas en sus paredes. A éste no subió Cundi que siguió al lado del río. Nosotros subimos unos 30 metros hasta el mismo llegando a él cuando eran las 12:55 horas. Hasta allí llevábamos 3,100 Km.
Vimos este nuevo rincón antes de continuar por el sendero que seguía a media altura del valle siguiendo una de las varias terrazas que lo contornean. Al otro lado del río, e incluso unos metros por encima de nuestra posición, se emplaza el La Umbría del Cristo, otro roquedal con pinturas al que nunca he accedido por ser algo más complicado y de mayor desnivel. Veíamos la reja y la cavidad en la que se sitúa. En este tramo perdí el trípode de fotos. Sé que lo saqué para hacerme una foto y en ese momento llegaron unos jóvenes y me la hicieron ellos. O me quedó en alguna piedra o se me cayó del bolsillo.
Varios árboles solitarios crecían a la orilla del sendero que llevábamos formando con el paisaje verdaderas postales. Poco a poco fuimos perdiendo altura hasta llegar a uno de los dos cruces de río. El regato de La Paya, situado a 3,800 Km del comienzo, lo cruzamos sin apenas dificultad a través de piedras y un gran tronco caído sobre el mismo. Desde él remontamos de nuevo una subida entre canchales y arboleda hasta llegar en pocos minutos al segundo y último cruce, el del arroyo principal, el Batuecas.
Pues bien, José Luis se había adelantado con otro grupo de jóvenes y no le veíamos. No sabíamos si habían cruzado o habían seguido el sendero del valle de la derecha, el mismo que la primera vez nos equivocó a nosotros y que nos hizo perder mucho tiempo antes de llegar a la cascada. A Álvaro, que iba un poco por detrás, le parecía que no habían cruzado y que seguían el sendero malo, pero no estaba seguro. Sin cobertura ni comunicación, no podíamos avisarle.
Nosotros cruzamos este cauce por piedras un poco más complicado que el anterior, pero lo logramos sin incidencias. Al otro lado comenzaba una fuerte ascensión por un sendero que no seguimos en sus primeros metros hasta que enlazamos con él por debajo de otro roquedal. Poco a poco fuimos entrando en la vaguada del Regato del Chorro en el que se emplaza la conocida cascada y el sendero se suavizó llegando incluso a descender suavemente. Seguimos encontrando reductos de alcornoques y durante un tramo nos situamos a la vera del arroyo en el que seguíamos viendo pequeños rápidos y cascadas.
Nos encontramos con un pequeño escalón de roca que trepamos antes de meternos entre vegetación un poco más espesa ya no muy lejos de la cascada. A las 14:55 dimos vista a la misma entre esta vegetación y cinco minutos después llegábamos al bello rincón. Hasta allí llevábamos 5,600 Km.
El Chorro de Las Batuecas, como así se conoce a este salto, se precipita de unos 10 metros o poco más y está emplazado a unos 870 metros de altitud. Cae sobre una poza cristalina y rodeada de vegetación formando un entorno de lo más bonito. Nos sacamos varias fotos con ella de fondo y la fuerza con la que caía nos mojaba con las salpicaduras. Yo crucé el cauce para sacar algunas desde la parte contraria. De las tres veces que he visto este lugar, ésta es con la que más agua la he encontrado. La primera vez en julio 2003 apenas tenía un hilillo pegado a la pared y la de marzo de 2011 ya merecía la pena.
Las nubes se alternaban con los claros en el cielo y cuando salía el sol le daba al paraje un esplendor destacado. Buscamos un lugar para acomodarnos para comer y subimos unos metros por la derecha. Viendo que se podía llegar a la parte alta del salto, donde nunca había subido, dejamos las mochilas a media pendiente y nos encaramamos hasta ese punto. Arriba nos encontramos con una zona de roca lisa que caía a plomo y donde nos asomamos con la máxima precaución tumbándonos en ella para ver el salto desde ese punto. El valle seguía hacia arriba y se veía un sendero por él. Hubiese sido un balcón ideal para comer allí de haber subido las mochilas. Al poco de comenzar la bajada vi entre unas piedras moverse una cola que me pareció demasiado grande para ser lagarto. Efectivamente era una serpiente de unos 30 ó 40 cm, yo creo que una víbora por las fotos que he visto luego.
En la parte baja nos acomodamos para comer tranquilamente en el sendero. Antes de emprender el regreso volví a adentrarme a ver la cascada de nuevo y a las 16:20 horas nos poníamos en marcha. Siguiendo los pasos de ida nos encontramos al poco con los jóvenes con los que había ido José Luis y nos dijeron que él había vuelto ya hacia abajo. Ellos subían ahora a la cascada.
Llegamos al paso del primer arroyo y comenzamos a cruzarlo. Pues bien, al ayudar a Cundi se me fue uno de los bastones al agua y me lo engulló un remolino del que no salía. Metí la punta del otro y lo removí consiguiendo que saliese a flote pero marchó río abajo. Por suerte se acercó a la orilla y Cundi logró “pescarlo” con el suyo, pero ya me vi sin él.
Enseguida cruzamos el siguiente cauce por las piedras y el tronco seco antes de remontar la subida al canchal del Zarzalón. Como ya lo habíamos visto, fuimos pendiente del punto donde Cundi había subido desde el río para bajar ahora a él sin subir del todo, pero no dimos con el sendero. Aunque se podía bajar casi por cualquier sitio, si lo hacíamos antes podíamos encontrarnos abajo con no poder sortear el cauce, que fue por lo que Cundi tuvo que subir a la ida.
Al final seguimos el sendero del canchal y llegamos al mismo. Bajamos desde él al río donde seguimos viendo varias pozas de aguas cristalinas y verdes. Poco a poco fuimos girando con el valle y dejamos atrás el gran pedrero por la izquierda. Mas adelante también la carbonera antes de pasar la puerta del recinto amurallado exterior. En el río había una especie de pequeña presa y enseguida cruzamos el puente sobre el arroyo Barrigoduro antes de situarnos a la vera del monasterio. En el puente nos alcanzaron los cuatro jóvenes anteriores que ya volvían.
Llegamos al paso inundado y tras él el tramo de sendero cubierto de raíces. Cerca de la esquina de la tapia Cundi decidió parar unos minutos y remojarse los pies en el río. A las 19:10 horas llegábamos a la entrada del convento. Nos restaba el tramo de pista y la pasarela de madera. Hicimos una parada en la fuente con merendero y cargamos agua, que ya no traíamos. No tardamos en divisar el aparcamiento donde estaba José Luis esperando, desde hacía más de dos horas por lo que nos dijo. A las 19:23 horas terminamos esta ruta de 11,500 Km con un desnivel acumulado de 450 metros.
Nos cambiamos antes de emprender el regreso minutos más tarde. Habíamos comentado la opción de subir hasta la Peña de Francia, pero lo pensamos mejor y decidimos parar a ver algo de La Alberca. A las 20:15 horas aparcamos a las afueras de ella y caminamos por sus calles un rato viendo la singular arquitectura de las casas, común por otro lado en la comarca. Las fachadas son un entramado de vigas de madera con piedra entre ellas y las puertas también de madera, la mayoría divididas en dos mitades de apertura independiente. Se pueden ver varios cruceros de piedra, uno de ellos en la plaza mayor. En dicha plaza decidimos entrar a un bar donde tomamos unos bocatas para merendar un poco antes de emprender el viaje de regreso a León. Una lástima no tener más tiempo para visitar detenidamente esta emblemática villa.
A las 21:30 horas emprendimos el viaje hacia León. El trayecto que hicimos hasta Salamanca fue por Tamames y Vecinos. Ya en Salamanca, una hora después, enlazamos con la autovía A-66 por la que rodeamos Zamora y Benavente hasta conectar con la ronda sur ya en León a las 00:15 horas. En Trobajo quedó José Luis antes de terminar el viaje en Armunia a las 00:40 horas tras 286 Km desde La Alberca y un total de 743 Km. Aquí tenía el coche Álvaro y con él marchó Cundi.
Por su parte, Antonio, Lali, Olga y Nati habían pasado el día el Las Mestas y otros pueblos cercanos. Sí que habían parado en Las Batuecas y Antonio cruzó el primer tramo inundado al lado del monasterio hasta llegar al desvío del primer canchal, pero como el resto no lo hizo, se dio la vuelta y marcharon a recorrer dichos pueblos. Llegaron a León unas dos horas antes que nosotros.
Sin duda disfrutamos en un fin de semana inolvidable con un par de rutas espectaculares que merece la pena el desplazamiento hecho hasta las mismas. Como digo, es una pena no haber dispuesto de tiempo para hacer nosotros algo más de turismo y conocer más a fondo los bonitos pueblos de ambas zonas. Todo no es posible en un fin de semana, así que habrá que repetir.....
ARMUNIA
TRAYECTO DE IDA
ZAMORA
SALAMANCA
SIERRA DE BEJAR
HERVÁS (CÁCERES)
MAPA ESQUEMA LA CHORRERA DE HERVÁS
ENLACE RUTA GPS
COMIENZO DE LA RUTA
CAMPING
ARROYO MAJALLANA
RÍO AMBROZ
DESVÍO A LA PRESA EL HORCAJO
PRESA Y ARROYO HORCAJO
HERVÁS
EN LA PISTA
CASA DE LA LUZ (CENTRAL ELÉCTRICA)
CHARCAS VERDES
ESTANQUE CAPTACIÓN DE AGUA
CANAL
HERVÁS Y VALLE DE AMBROZ
CRUCE DEL ARROYO COSTERAS
ÚLTIMA SUBIDA A LA CASCADA
LA CHORRERA DE HERVÁS Y SIERRA DE PINAJARRO DE FONDO
SUBIENDO A LA PISTA HEIDI
AMPLIA VISTA DE HERVAS Y EL VALLE
PISTA HEIDI
PUNTO DE ENLACE CON LA RUTA DE LA CHORRERA
EMBALSE DE HORCAJO
ENLACE CON LA RUTA DE SUBIDA
PISCINA DE CAPTACIÓN DE AGUA PARA LA CENTRAL
CAMPO A TRAVÉS LLOVIENDO
CASAS Y REFUGIO DE MARINEJO
PISCIFACTORÍA ABANDONADA
HUERTAS DEL VALLE
HERVÁS
IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA
CALLES DE HERVÁS
SANTA MARÍA DE HERVÁS
BARRIO JUDÍO
COMPLEJO DEL MUSEO DE LA MOTO Y COCHE CLÁSICO
CURIOSO PATIO CON CACTUS
FUENTE CHIQUITA
PUENTE DE PIEDRA
MUSEO
HERVÁS DESDE EL MIRADOR DEL MUSEO
DE REGRESO POR LAS CALLES ESTRECHAS
ANTIGUA CABINA TELÉFONICA
LA ALBERCA (SALAMANCA)
NUESTRO APARTAMENTO EN LA ALBERCA
ENTRADA DE LA ALBERCA
PLAZA MAYOR
PEÑA DE FRANCIA
MAPA ESQUEMA LAS BATUECAS
ENLACE RUTA GPS:
BAJANDO EL PUERTO "EL PORTILLO"
APARCAMIENTO DE LA RUTA Y PASARELA SOBRE EL RÍO BATUECAS
PASEO DE MADERA AL COMIENZO
PINO CENTENARIO
MERENDERO Y FUENTE
FACHADA Y ENTRADA AL CONVENTO DE SAN JOSÉ DE LAS BATUECAS
INTERIOR DEL RECINTO
SENDA TAPIZADA DE RAÍCES ENTRE LA TAPIA Y EL RÍO
EDIFICIOS DEL RECINTO
PARALELOS AL RÍO BATUECAS
CARBONERA VEGETAL
CANCHAL DE CABRAS PINTADAS CON LAS PINTURAS RUPESTRES
PANORÁMICA DEL VALLE DE LAS BATUECAS
EN EL RÍO
CANCHAL DEL ZARZALÓN
SENDERO EN LAS TERRAZAS DEL VALLE
UMBRÍA DEL CRISTO
CRUCE DEL REGATO DE LA PAYA
CRUCE DEL RÍO BATUECAS
VAGUADA DEL CHORRO
UN POCO DE TREPADA
LA CASCADA A LA VISTA
CHORRO DE LAS BATUECAS
SUBIENDO A LA PARTE ALTA
PARTE SUPERIOR DEL VALLE
EL SALTO DESDE ARRIBA
SERPIENTE EN LAS ROCAS
EMPRENDEMOS EL REGRESO
VISTA DEL VALLE
A LA VERA DEL RÍO
CRISTALINAS POZAS EN EL CAUCE
RECINTO EXTERNO DEL CONVENTO
COMIENZO DE LA PISTA
ÚLTIMO TRAMO POR LA PASARELA
TERMINANDO EN EL APARCAMIENTO
SUBIDA POR EL PUERTO
LA ALBERCA
ARQUITECTURA TRADICIONAL DE LA ALBERCA Y ALREDEDORES
PLAZA MAYOR
MERENDANDO EN LA ALBERCA ANTES DE EMPRENDER EL REGRESO
SALAMANCA
ZAMORA
FIN DE VIAJE
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