1ª TRAVESÍA “SAN ANDRÉS –
CASCADAS DE GUANGA – LA BOBIA (1ª Ascensión)
EL PLANTÓN (1ª Ascensión)
– MEADORIU – RUTA DEL OSO – SAN ANDRÉS” (Asturias)
03-04-16 (Domingo)
Este
primer domingo de abril hemos marchado hasta la vecina provincia asturiana para
hacer una ruta con ascensión incluida en el valle de Trubia. Allí recorrimos el
sendero de las cascadas de Guanga y ascendimos a las cumbres de la sierra del
mismo nombre, el pico Bobia y el Plantón, concluyendo el circuito por caminos y
sendas del valle cercano y parte de la Ruta del Oso. Ésta no hay que
equivocarla con la Senda del Oso, paralela a la carretera del mismo valle, y
que ya hemos recorrido en otras ocasiones.
A las
8:00 horas nos juntamos en Guzmán los cuatro participantes de la misma, Mª
Jesús, Cundi, Álvaro y yo, saliendo en mi furgoneta por la carretera de
Asturias poco después. La lluvia caía débilmente en la capital y nos acompañó
durante varios kilómetros convirtiéndose en nieve llegando al puerto de
Pajares. El manto blanco cubría todas la lomas y cumbres en esta zona limítrofe
con Asturias. En una hora llegamos al alto del puerto comenzando el descenso
por la vertiente contraria donde poco a poco fueron desapareciendo incluso las
nubes y abriéndose grandes claros, como en verdad se preveía. Por la autopista
llegamos a Oviedo enlazando con la de Grado abandonándola poco después hacia el
Valle de Trubia.
A las
9:50 horas, tras 135 kilómetros hechos, paramos en un bar de esta localidad a
tomar un café unos minutos retomando luego la marcha hacia San Andrés, distante
tan solo 2 kilómetros. Aquí nos pasamos el desvío a Castañedo del Monte y
retrocedimos para tomarlo y comenzar a subir por dicha carretera hasta el
comienzo de la ruta a un kilómetro escaso de éste. Aparqué la furgoneta al lado
del asfalto y medio atollada en el barro. Allí mismo nos preparamos para la
marcha que comenzamos a las 11:00 horas con el sol luciendo en ese momento.
Estábamos a 177 metros de altitud.
Tan
solo 100 metros caminamos por la carretera antes de abandonarla hacia el
sendero que sale en la segunda curva cerrada de la misma desde el desvío de la
general en San Andrés. Entramos en un bonito bosque encontrándonos enseguida
con los restos del Molino de Guanga, un par de antiguas edificaciones de
hormigón entre las cuales pasaba la senda. La superior era la que recogía el
agua y la inferior el propio molino en sí. La senda seguía pegada a una pared
de roca y ya paralela al río Guanga o Buanga, en el que no tardamos en ver la
primera de las cascadas. A esta no nos acercamos y seguimos subiendo por la
margen izquierda del cauce en un tramo bastante empinado y resbaladizo por el
barro del sendero. Nos encontramos más arriba con una pequeña presa de cemento
y nuevos saltos por encima de ella, (Alt - 203 m). El murete de cemento tenía
una abertura de algo menos de un metro de ancho por el que pasaba el agua. El
problema era que la parte superior estaba llena de musgo resbaladizo y era
complicado saltarlo sin arriesgarse a caer al río. Lo cruzamos por piedras como
mejor pudimos para seguir la ruta hacia arriba.
El
sendero se empinaba en el siguiente tramo por la ladera herbosa y de nuevo
resbaladiza antes de llegar a la siguiente cascada, (Alt - 242 m). Este salto
sí era más destacable por su altura, que sin calcularla al detalle, podría ser
de unos 15 metros dividida en tres peldaños. En ella paramos unos minutos para
hacernos varias fotos e incluso bajamos un poco hasta la base de la misma.
Volvimos al sendero para seguir la remontada entre el bosque y ya metidos bajo
la peña El Castiello que se alzaba al Norte con 396 metros de altitud.
Una
nueva cascada nos esperaba poco más adelante y muy cerca de una cabaña en
ruinas (Alt- 281 m). A ella no descendimos al ver que no merecía la pena la
vista desde la parte baja. Nos sacamos una foto desde arriba con el
trípode.
Paralelos
al río siempre por la margen derecha del mismo subimos unos metros más hasta el
siguiente salto importante emplazado a 312 metros de altitud. También bajamos
hasta su base para sacarnos unas fotos con el espectacular chorro. La época
elegida era la mejor tras una temporada de nieve y lluvia que dejaba gran
caudal. Volvimos a remontar la pendiente para llegar en pocos minutos a la
penúltima cascada.
A
este salto tampoco bajamos por lo escarpado del terreno y lo vimos desde la
parte alta. Hacia ella había una fuerte caída casi vertical, aunque sí se
podría bajar buscando los lugares adecuados. Como la intención era subir a la
sierra y las cumbres, y no era ya muy pronto, no nos entretuvimos más de la
cuenta. Esta cascada está a 331 metros de altitud y poco nos restaba ya para la
última. Cerca de ella encontramos otro viejo molino con su canal y todo. La
vegetación lo había invadido desde su desuso e incluso un largo tronco caía
sobre su techumbre. Este último salto, situado a 352 m de altitud, destacaba,
más que por su altura, por el entorno en el que estaba. Era amplio y el sendero
que accedía a él estaba tapizado por la raíces de los árboles que salían del
terreno formando una telaraña entrelazada. Para salir de este bonito rincón
tuvimos que retroceder unos metros y me desvié del sendero para cruzar un
tronco cercano al molino por el que había que tener precaución para no resbalar
y el resto me siguió.
Abandonamos
allí el cauce para subir por la ladera hacia la parte alta llegando a una
especie de antiguo camino entre la arboleda. Cundi no iba a subir la sierra y
optó por regresar. Tenía que coger el sendero de la Ruta del Oso que pasaba por
debajo de la peña El Castiello, situada a pocos metros hacia el Noroeste. Con
ella nos encaminamos hacia esa dirección llegando a la confluencia con dicha
ruta señalizada con pequeñas baldosas con un oso estampado. Solo tenía que
comenzar a bajar por ella rodeando la peña y la llevaría al pueblo de nuevo.
Adelanto que nosotros bajaríamos por allí también.
A las
13:30 horas se separó para seguir dicho sendero mientras nosotros lo hacíamos
en sentido contrario hacia la sierra. Durante unos metros lo hicimos por el
trazado de esta ruta antes de desviarnos hacia unas praderías para bajar de
nuevo al nivel del río pero en una cota un poco más alta. En ese mismo punto, a
356 metros de altitud, arrancaba la loma de la sierra de Guanga que queríamos
recorrer. Desde este punto inicial hasta el final tiene unos 2 Km. y entre la
primera y última cumbre exactamente 1 Km. Las dos principales son La Bobia y El
Plantón, la primera en medio y la segunda al final.
Emprendimos
sin más el fuerte ascenso de la loma herbosa en su primer tramo mientras el
cielo se iba cubriendo de nubes. Yo me fui separando un poco de Mª Jesús y
Álvaro y me metí algo más a la derecha. En la parte baja, entre la arboleda aún
pelada, se veía a Cundi sentada a la vera de unas rocas. Cerca de la última
cascada había también un par de personas.
Al
final se echó a llover y hubo que cubrirse, aunque apenas duró unos minutos
antes de abrir de nuevo. Yo llevaba la visera impermeable y un golpe de viento
me la arrancó. Tuve que bajar unos metros a por ella por la roca y luego
remontar una fuerte pendiente para reunirme con los compañeros. En la parte
alta nos encontramos con otro camino y una torreta de tendido eléctrico. Esta
primera zona de la sierra viene marcada en los mapas como La Rapada. Desde allí
nos sacamos una foto con el valle de Trubia de fondo. Ya se comenzaba a ver el
monte Naranco y varias cimas que luego resumiré más detenidamente.
Unos
metros después pasamos cerca de la enorme torre metálica antes de emprender la
subida por la roca y tapines a La Bobia. A las 14:55 horas alcanzamos dicha
cima con 673 metros de altitud y tras haber recorrido tan solo 2,700 Km.
lineales desde el comienzo. La vista era espectacular y el sol la ensalzaba aún
más. Nos sacamos unas fotos y dejamos la tarjeta en el buzón de cumbres con
placa que había en ella. Como anécdota apuntaré que, al escribir la tarjeta, y
dado lo inusual de subir cumbres de tan baja altitud, puse 1673 m en vez de los
673 m que tiene realmente. Un lapsus del que se dieron cuenta ellos.
Tras
unos minutos allí retomamos la marcha por la línea de cumbres. En la cima del
Plantón, última de la sierra, se veía ganado pastando. Para llegar a él había
que crestear los picachos intermedios y ahí vino la aventura. Lo voy a
simplificar ya que fueron tantos los detalles y situaciones que pasamos en este
tramo hasta el Plantón que me es imposible acordarme de todos detenidamente.
Lo
que parecía un simple cresteo se convirtió en una sucesión de trepadas,
destrepadas y cortes insuperables que tuvimos que rodear perdiendo y ganando
altura sucesivamente. Los tapines de hierba eran en ocasiones falsas “trampas”
sin ningún firme debajo y con algunas caídas cercanas no muy atractivas. Quizás
alguien que haya hecho este cresteo le parezca un tanto exagerado, pero no nos
pareció del todo accesible para cualquiera con un mínimo de experiencia como
creemos tener nosotros. Tampoco es que supusiese un peligro desmedido, pero si
un riesgo más alto de lo que solemos hacer. También es verdad que podíamos
haber bajado sin problema unos cuantos metros hacia el valle para evitar la
zona aquella, pero luego había que remontarlos y que hubo varios tramos sin
dificultad alguna.
Eran
las 16:55 horas cuando llegamos a la cima del Plantón con sus 750 metros de
altitud. En él, aparte del punto geodésico, hay una bonita placa con un buzón
pegado a ella y otro al lado. Algo que nos llamó la atención nada más llegar
fue encontrarnos con unos 4 ó 5 belenes de cumbres, todos del mismo grupo de
montaña y con las placas de los años colocados. En la cima nos sacamos unas
fotos y dejamos nuestra tarjeta.
Como
en la misma cumbre soplaba un vientecillo un tanto fresco y molesto, nos
desplazamos unos metros hacia abajo para acomodarnos en la pradería a comer. Ya
no quedaba ganado del que habíamos visto desde la cumbre anterior, aunque había
numerosos excrementos suyos.
Desde
aquella cumbre teníamos una panorámica impresionante. La Sierra del Aramo un
poco alejada en la que se encuentran las cumbres de La Gamonal y Gamonitéiro
entre otras ya ascendidas por nosotros. Más cercanos, al otro lado del valle,
La Mostayal o el Cotachai, éste último había sido una opción para esta jornada.
Por debajo de las mismas se emplaza Pedroveya, final del desfiladero de Las
Xanas. Girando a Nordeste se divisaban Picos de Europa en la lejanía así como
las sierras del Cuera y del Sueve. Oviedo se veía a “tiro de piedra” y el
Naranco por encima. Al fondo podíamos ver la línea del mar. Al Norte,
innumerables poblaciones de los valles y lomas entre Oviedo y Grado y más
alejadas. Por el Oeste los cerros eran más suaves y los valles numerosos con
igual número de pueblos y aldeas. El paisaje blanco de las cumbres de la parte
contraria se cambiaba aquí por el verdor intenso. En esa misma orientación,
justo debajo de nosotros, nacía el arroyo Guanga que formaba luego las bellas
cascadas. En la cabecera emergía el pico Grandamiana, que aún con sus 808
metros de altitud, no tiene la misma relevancia que el Plantón. La carretera
pasa 60 metros más abajo de su cima y del Plantón a 100 m. En esa misma carretera
teníamos bajo nosotros también Castañedo del Monte. No era visible ni Trubia ni
San Andrés, ocultos por la sierra misma en la que estábamos.
Estando
allí comiendo llegó una pareja con un par de perros. Estuvimos un rato tumbados
allí y a mí creo que me pasó el frío a la espalda. Después de comer se me
comenzó a revolver el estómago y fue ya bajando cuando vomité un poco.
Eran
ya las 18:30 horas cuando emprendimos el descenso por la ladera contraria hacia
la carretera. Mª Jesús era la que había propuesto esta ruta de la que aún nos
restaba un buen tramo. Bajamos entre praderías unos 100 metros hasta salir a la
carretera que viene de San Andrés y Castañedo hacia otros pueblos más arriba.
Por ella emprendimos el ascenso con intención de rodear el pico Grandamiana.
Por el asfalto recorrimos algo más de 800
metros antes de desviaros hacia un camino embarrado que nos obligó a salirnos a
los prados en varias ocasiones. Más adelante se encontraba en mejor estado y se
encajonaba entre taludes convirtiéndose casi en un estrecho canal más que en
camino. Así desembocamos en una ancha pista al otro lado del pico. Aquí haré un
curioso apunte. Como ya dije, Mª Jesús era la guía de esta ruta y su plano lo
último en tecnología. Lo había dibujado en un papel en el que incluso estaban
detalladas las casas por las que teníamos que pasar, brañas, desvíos, etc. Eso
sí, las indicaciones eran de lo más precisas y salvo un despiste posterior en
un desvío, “lo clavaba”. ¿Para qué llevaba yo el GPS?.
Mientras
caía la tarde caminamos por este ancho vial de tierra que nos llevó al Pico
Meadoriu, un cerro verde y cercado al que subieron ellos dos mientras yo
decidía seguir el camino sin muchas ganas de subir más cotas. En él había una
cabaña con una fuente al lado. Siguiendo el camino dejamos algunas casas más a
los lados y nos cruzamos con un todoterreno. Por la izquierda corría paralelo
el valle del río de Sama en cuya parte baja veíamos una población pequeña que
bien podía ser Palacio.
En un
desvío tuvimos que entrar de nuevo a un prado en el que pronto salieron dos
mastines ladrando pero sin peores intenciones. Fue allí donde Mª Jesús se dio
cuenta que había que haberse desviado un poco antes. Yo me acerqué hasta otra
cabaña en este prado donde había un pilón con fuente. Tuvimos que salir de allí
y retroceder unos metros para encaminarnos bien. Pasamos la vaguada del arroyo
Los Quintos en su cabecera teniendo que remontar otra suave pendiente que a mi
ya me pesaba. Así nos situamos en la parte alta de la loma contraria del valle
de Guanga, justo de frente a la sierra y paralelos a ella. Al contrario que
aquella, esta loma era verdosa y su altura en ese punto era de 580 m.
De
nuevo cruzamos algunos prados saltando alambradas o abriendo cancillas y zonas
encharcadas antes de volver a enlazar con un buen camino. Pasamos bajo otra
torreta del tendido eléctrico cerca de la braña de Santana mientras el sol se
ocultaba tras las cimas del Oeste obsequiándonos con una puesta de bello
colorido. Paré en varias ocasiones para sacar fotos de la misma quedando
algunas de ellas de postal.
Poco
a poco fuimos girando hacia el Este con dirección al collado bajo la peña El
Castiello donde nos habíamos desviado a la sierra por la mañana. El camino se
volvió más embarrado y con muchos charcos que había que sortear en lo posible
encontrando más casas y brañas en este tramo. Así llegamos a una bifurcación en
la que yo cometí un error. Vi en el GPS una línea roja y pensé que era un atajo
de la Ruta del Oso para no rodear la
peña Castiello. Por no ampliar la imagen no me di cuenta que era el camino que
se dirigía a Perlavia, lo cual tenía claro Mª Jesús. Viendo que ascendía en vez
de bajar, fue cuando lo revisé y me di cuenta del error. Habíamos caminado 350
metros que tuvimos que desandar para seguir el otro ramal que nos llevó al
punto en el que nos habíamos separado de Cundi por la mañana. Eran las 21:30
horas de la noche.
Este
sendero baja pegado casi a la roca de la peña El Castiello en su primer tramo y
unos metros por encima de la subida de las cascadas. En él pudimos ver algunos
troncos de árboles muy curiosos llenos de huecos. En varios tramos se
encajonaba y al final tuvimos que colocarnos los frontales para no tropezar. En
un momento determinado vimos luces de linternas por detrás, en la zona de las
cascadas, o al menos eso nos pareció.
Ya
bastante abajo pasamos al lado de una casa de piedra y poco después vimos un
cartel de la Ruta del Oso que transcurre desde Trubia a San Andrés pasando por
Perlavia. A las 22:07 horas salimos a la carretera general en San Andrés. Por
ella caminamos unos 100 metros antes de desviarnos a la de Castañedo para subir
el escaso kilómetro hasta la furgoneta. En unos chorros de agua que caían de
una finca nos lavamos las botas cargadas de barro. Pasamos cerca de un lavadero
de ropa y no tardamos en salir del pueblo. Por el asfalto subimos este corto
tramo hasta terminar la ruta cuando eran las 22:25 horas. El GPS nos marcaba
13,600 Km hechos con un desnivel acumulado de unos 1000 metros.
Sin
perder tiempo nos pusimos en marcha hacia Trubia donde nos esperaba Cundi en un
bar que ya cerraba. En otro cercano, que también estaba en ello, nos tomamos un
refrigerio rápido. Nos cambiamos antes de emprender el regreso a las 23:05
horas.
Tras
un despiste en la salida del pueblo enlazamos con la autovía por la que
llegamos a Oviedo para entrar en la A-66 hacia León. Viendo la hora tan tardía
que era, decidí no abandonarla hasta La Magdalena. Poco antes de entrar en el
Negrón se escaparon chispas de agua-nieve que desaparecieron ya en la provincia
leonesa. El último tramo por carretera lo hicimos también sin novedad hasta
llegar a la capital a las 00:45 horas.
Otra
larga jornada de montaña con un poco de todo: “aventura”, paisaje y sobre todo
disfrute.
MAPA ESQUEMA
MAPA Y ENLACE WIKILOC:
LEÓN
LA ROBLA
VILLAMANÍN
CAMINO DE PAJARES
ARBÁS DEL PUERTO
ALTO DE PAJARES
PUERTO DE PAJARES
CAMPOMANES
TRUBIA
SAN ANDRÉS
ANTIGUO MOLINO
CASCADAS DE GUANGA
SAN ANDRÉS
LOMA DEL LA RAPADA
DESDE LA RAPADA
LA BOBIA
CRESTEO DE LA SIERRA DE GUANGA
VALLE DE GUANGA
LA MOSTAYAL Y COTACHAI
EL PLANTÓN
CASTAÑEDO DEL MONTE Y VISTAS AL ESTE
VISTA AL NOROESTE
CIMA DEL PLANTÓN
OVIEDO EN LA LEJANÍA
DESCENSO AL SUR
PLANTÓN Y CASTAÑEDO DEL MONTE
RODEANDO EL GRANDAMIANA
MAPA SUPER-DETALLADO DE Mª JESÚS. (NO NECESITAMOS GPS ESTA VEZ)
EL CAMINO / CANAL
VALLE DEL RÍO SAMA
LINARES
PICO MEADORIU
EL CAMINO DE LAS BRAÑAS
VALLE DEL RÍO SAMA
VAGUADA DEL ARROYO LOS QUINTOS
SIERRA DE GUANGA
PRECIOSO ATARDECER
CERRANDO EL LAZO HACIA EL COLLADO
TRUBIA
RUTA DEL OSO
LAVANDO LAS BOTAS EN SAN ANDRÉS
BAR EN TRUBIA
REGRESO POR LA AUTOPISTA
LEÓN
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