1ª TRAVESÍA “VOZMEDIANO – PICO EL SILLAR (1ª ASCENSIÓN) – ADRADOS - VOZMEDIANO”.
29-09-13 (Domingo)
Para este último domingo de septiembre teníamos programada la ascensión al pico Tapinón, en Asturias. La mala climatología de este fin de semana nos hizo cambiar los planes previstos dado que dicha cumbre no es muy adecuada para subirla con mal tiempo, además de desperdiciar las vistas amplias que desde la misma pueden contemplarse.
En su lugar hemos improvisado una sencilla ascensión al pico El Sillar, en las cercanías de Vozmediano, y completado la jornada cerrando la ruta por el trazado del “PRC-LE 58 Camino Tradicional de Adrados a Vozmediano”.
A las 8:30 horas nos reunimos en Guzmán los 7 participantes de esta salida partiendo de allí en los coches de José Luis y el mío. En ellos iban además: Nati, Álvaro, Antonio, Marcial y el hermano de José Luis, Juan. Por la autovía llegamos a Puente Villarente para desviarnos a Boñar en el que hicimos una parada. Allí concretamos del todo la ruta a realizar dirigiéndonos a Vozmediano, 1228 m, donde llegamos a las 10:00 horas.
A la salida del pueblo aparcamos los coches y nos preparamos para la ruta saliendo 20 minutos después por el camino del valle de El Río por el que en diciembre pasado ascendimos al pico del mismo nombre en el Belén de Cumbres. El cielo se mantenía cubierto y amenazante, pero de momento se contenía. En las márgenes del camino encontramos varias matas de zarzamoras con frutos maduros que recolectamos. Tras cruzar el río llegamos al desvío del camino que se dirige a la collada de Los Sillares cuyo ramal cogimos a la izquierda entrando en el valle del arroyo Romatío. Entre arboleda comenzamos a subir más bruscamente con las laderas del Sillar a la izquierda y del Caspio a la derecha. No tardamos en meternos a la vera de un gran pinar entre el cual vimos algunos servales llenos de frutos rojos y bajo los mismos, infinidad de helechos. Echando la vista atrás divisamos una gran bandera de España en lo alto del pico Caspio.
El camino serpenteaba por el valle entre altos pinos cuyas copas casi eran invisibles entre la niebla alta. En algunos lugares el terreno estaba embarrado por las lluvias caídas días antes e incluso de esa misma noche. Sin apenas darnos cuenta alcanzamos la collada de Los Sillares cuando eran las 11:15 horas. En aquella altitud de 1502 metros la niebla aún no era espesa, pero el paisaje estaba reducido por la misma. Apenas se podía ver parte del valle Arvejal que baja a Adrados y por el que seguía la ruta marcada.
Nosotros nos encaramamos a un picacho cercano 13 metros por encima del collado, en el que había un Belén de Cumbres colocado entre las rocas. Al Sur, tras otro colladín, comenzaba un cortafuegos que subía hasta perderse de vista en la niebla por la ladera del pico Los Sillares. Tras una foto en aquel punto descendimos esos pocos metros antes de comenzar a subir por dicho cortafuegos de fuerte pendiente. En su inicio encontramos una cruz metálica en memoria de alguien fallecido.
Nos tomamos con calma esta subida ya que la cumbre estaba tan solo 115 metros por encima. La franja limpia estaba escoltada por pinares a ambos lados y la hierba mojada que la cubría nos iba empapando las botas. Así se fue conformando la silueta de la parte alta en la que la niebla lo envolvía todo. Al llegar, el cortafuegos giraba por la cumbre hacia poniente por la margen del pinar que nos quedaba a la derecha. Seguimos subiendo más suavemente entrando poco a poco entre matorral de roble. Por el Sur bajaban las laderas cubiertas por los tubos plásticos de las plantaciones.
A las 12:10 horas alcanzamos lo que era la cumbre de Los Sillares que solo identificamos por ser la más alta de las que habíamos pasado y por que la sierra ya bajaba desde allí. En ella no había identificación alguna y estaba cubierta por las matas de roble y roca camufladas entre ellas. La vista era nula y nos detuvimos unos minutos para hacer unas fotos y comer un bocado. Hubo que abrigarse un poco ya que refrescaba en aquella altitud de 1939 metros que tiene esta cima. Había que tener cuidado para no patinar en la roca húmeda y escondida entre el ramaje.
Veinte minutos estuvimos allí antes de comenzar a descender mientras empezaba a lloviznar. Nos pusimos los chubasqueros y yo hice un cambio de cámaras de fotos. Con el pinar por la derecha trazamos algunos vaivenes de subidas y bajadas pasando al lado de un picacho que sí tenía un montículo de piedras pero sin otra señal. Estuve buscando entre ellas a ver si había alguna tarjeta o algo, pero como ya dije, este era más bajo que el anterior y me parecía raro.
Según perdíamos altura siguiendo la línea de cresta más o menos comenzó a abrir la niebla y pudimos disfrutar de una bonita vista del valle de Boñar con la villa en medio. Poco a poco fueron emergiendo cumbres como El Cueto de Boñar, Correcillas, Peña Galicia, Valdorria, Cueto Aucino o Bodón de Lugueros entre otros.
Llegamos al final de la parte alta de la sierra y seguimos cortafuegos abajo hasta cruzarnos con un camino perpendicular que subía por la ladera del valle de Arvejal hacia la collada de Los Sillares. Marcial tenía conexión a Internet e iba consultando el mapa en el que le aparecían dichos cortafuegos y caminos marcados. Sí tuvimos una duda en este punto al no ver claro si el cortafuegos seguía hasta la parte baja del valle, dilema que aclaramos al bajar yo unos metros hasta unos peñascos desde los que confirmamos que así era.
Nos echamos por el mismo con gran pendiente y algunos tramos resbaladizos en los que tuvimos algún patinazo que otro. Entre la hierba vi una chicharra, o cigarra, que intenté fotografiar con poco éxito al no estar quieta y meterse entre las ramas. En la parte baja se veía el camino que transcurre por el valle del Arvejal desde Adrados hasta la collada de Los Sillares y por el que hace unos años ascendimos al pico Relance. A las 13:55 horas salía yo al mismo tras cruzar el arroyó del mismo nombre.
Nos encaminamos hacia Adrados, distante algo más de un kilómetro, por el estrecho valle entre algunas formaciones rocosas que lo cerraban y volvimos a ver las estacas de la ruta PRC-58. Por las laderas caían grandes pedreros desde las partes altas. Encontramos algunos tramos del camino cementados en zonas en las que el agua podía hacer más estragos. Ya cercanos a Adrados aumentó la arboleda entre la que caminamos los últimos metros hasta llegar a una bifurcación en la que una tablilla marcaba 7,100 Km. hasta Vozmediano por la collada. En el otro ramal no había nada y me despistó, ya que no pensaba yo que era por el que se regresaba al mismo pueblo cerrando el circuito. Se me había quedado que salía del mismo Adrados. Fue un vecino del pueblo, al que curiosamente habíamos encontrado en el bar de Boñar por la mañana, el que nos sacó de dudas. Luego he visto en Internet que sí hubo otra tablilla similar allí indicando dicha dirección.
Decidimos comer en el pueblo y a las 14:40 horas entrábamos en éste acomodándonos en un merendero céntrico en cuya pradera había una máquina limpiadora de cereal antigua y de grandes dimensiones fabricada en madera, salvo el mecanismo metálico. Sentados en los bancos y mesas comimos cómodamente mientras el sol y las nubes se alternaban en el cielo. Allí cerca había unos ciruelos de los que caían frutos maduros que algunos probamos. Adrados está a 1155 metros de altitud.
A las 15:35 horas retomamos la marcha saliendo del pueblo por el tramo común hasta el desvío de los dos valles. Dejamos el del Arvejal a la izquierda para empezar a subir por la ladera del otro por un camino pizarroso en su primer tramo y lleno de surcos. No tardamos en meternos en la arboleda entre la que había manzanos silvestres cargados de frutas pequeñas, muchas de ellas en el suelo. El paisaje era bonito y se ascendía cómodamente. En el suelo encontramos parte de la quijada de un caballo. El valle caía hacia nuestra derecha y en las laderas contrarias se veían las repoblaciones de pinares así como grandes masas de hayas que ya comenzaban a coger el color otoñal. En los pastos vimos algunas vacas.
No tardando, cerca de la collada de Santa María, vi en el camino unas letras marcadas que enseguida comprobé que ponía “Nati”. Estando en la cumbre, y cuando ya comenzaba a lloviznar, había hablado con ella y me comentó que iba camino de Adrados pero que se daba la vuelta al ver como se cerraba de lluvia. Ahora vimos que había llegado hasta aquel punto.
Desde este primer collado se descienden unos metros por pradería abierta antes de emprender otra subida hacia el collado de Valdovida pasando por un collado intermedio apenas localizado. Eran las 17:00 horas cuando alcanzamos este paso de 1398 metros de altitud que da acceso al valle que ya baja a Vozmediano. Al Sur sube la ladera del pico Jarrota mientras que al Norte lo hace la del pico El Sillar. El acceso desde aquel punto es más complicado por la arboleda y arbustos que cubren esta cara de la sierra.
El camino se estrecha y poco a poco se va metiendo entre un bonito hayedo con bellos rincones cubiertos de musgo y raíces entrelazadas de los árboles. Vemos un curioso efecto en el suelo formado por infinidad de montoncitos de hojas que se apilan delante de las piedras y que han quedado allí arrastradas por las corrientes de agua que bajan por el camino cuando llueve. Llegados a un punto me decido a subir unos metros hasta un pequeño altozano desde el cual tuve una bonita vista del valle con Vozmediano en la confluencia con el principal y la cumbre del Soberón elevándose por detrás.
De nuevo en el camino hemos quedado Antonio y yo por detrás disfrutando del contraste impresionante que forma la verde arboleda con el suelo cubierto de hojarasca ocre y el musgo de la roca. Ya en la parte baja se suaviza la pendiente aún más y dejamos atrás un colmenar en una finca. Nos encontramos con otro manzano silvestre con frutos que Antonio se atreve a degustar poniendo cara poco agradable.
A las 17:35 horas entramos en Vozmediano recibidos por la iglesia del pueblo en cuya torre faltaba una campana. Allí cerca encontramos un cartel de la ruta “PRC LE-58” cuya longitud total es de 11,800 Km. Haciendo cálculos por ella, nosotros pudimos haber hecho unos 15 Km. Atravesamos el pueblo pasando al lado del bar que nosotros vemos cerrado. En los coches nos cambiamos y tiempo nos costó localizar por el móvil a Nati, que estaba en dicho bar. Hacia él nos dirigimos para tomar un merecido refrigerio y descansar un rato. Ya eran casi las siete cuando emprendimos el viaje de regreso a León llegando sin novedades a éste una hora más tarde.
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