lunes, 12 de abril de 2010

MELOITA (Caldas de Luna) - 11-04-10

 


1ª ASCENSIÓN A LA “MELOITA”.


11-04-10         (Domingo)

Como primera excursión de este mes de abril teníamos en el programa la ascensión al pico La Meloita, emplazada en la comarca de Luna, entre el pantano y el Valle de Arbás. El buen tiempo reinante este fin de semana nos permitió disfrutar al máximo de esta salida a la que nos apuntamos 15 participantes, tanto socios como externos. Los nombres de los mismos eran: Mª Jesús, Alejandro, Arancha, Gabriela, Esteban, José Carlos, Álvaro, Cundi, Loli, José Manuel, Toño, Juan, José Luis, José Antonio y yo.
A las 8:30 horas nos reunimos en Guzmán de donde partimos en los coches de José Manuel, José Luis, Gabriela, José Antonio y José Carlos. Por la carretera de Caboalles emprendimos el viaje hasta La Magdalena donde entramos en la autopista. Por ella circulamos el tramo hasta salir tras pasar el puente colgante. Enseguida giramos a la carretera que entra hacia Caldas de Luna deteniéndonos en una explanada al comienzo de un valle. Ya preparándonos para la marcha nos dimos cuenta que no era el valle por el que teníamos pensado ascender realmente, si no uno paralelo anterior. Teníamos pensado hacerlo por el de Aronga hacia la collada del mismo nombre. En cambio nos habíamos parado al comienzo del de Lartosa, del que lo separaba una sierra. Considerando las opciones decidimos no movernos más y subir por él ya que era del todo factible.
Tras sacar unas fotos de grupo emprendimos la marcha cuando eran las 9:50 horas. Caminamos unos metros por la carretera hasta entrar en un ancho camino que subía hacia una majada, la del Reguerón. Al poco atravesamos una cancilla para el ganado y continuamos subiendo suavemente por la parte izquierda del valle. Pasamos cerca de las cuadras al lado de las cuales vimos un camión abandonado. Allí desapareció el camino para convertirse en sendero que subía por la ladera. José Luis optó por dirigirse directamente a la cresta de las rocas y serrear por arriba. Lo malo era que al final había una collada en la que se perdía mucho desnivel, como luego comprobó.
Poco a poco fuimos cogiendo altura sobre el valle y comenzamos a divisar las cumbres nevadas más allá del pantano. El sol comenzaba a calentar, aunque aún se notaba el fresco de la mañana. No se veía nube alguna. Cómodamente nos fuimos acercando hacia la base de las paredes rocosas por debajo de las cuales había pedreros que atravesamos. Luego el sendero se desvió de ellas para subir por una loma hasta alcanzar una especie de colladina entre la sierra y un picacho con una curiosa roca erguida en medio.
Entramos entonces en una verde vega en la que había un manantial de agua. Luego llegamos a un montículo de rocas en el que nos reagrupamos la mayoría antes de encontramos con unas zonas de matorral alto que nos dificultó el avance. De hecho tuvimos que bajar unos metros para bordear las escobas y subir por encima del mismo por senderos de ganado. De nuevo nos acercamos a la roca por donde seguía el sendero ya con el pico Meloita a la vista. Bajo el mismo había otra vega a la que teníamos que llegar y a la cual tenía que bajar José Luis perdiendo la altura ganada anteriormente. Por el walkie que me había dejado me comunicaba con él. Apunto ya que Cundi, José Manuel y Loli habían quedado ya por detrás a su aire. El resto íbamos más o menos agrupados en un trecho no muy largo.
A las 11:30 horas alcanzamos aquella verde vega de la que nacía uno de los arroyos que bajaban valle abajo. Allí encontramos algunos neveros que atravesamos antes de comenzar a subir la ladera de La Meloita. En vez de hacerlo directamente y para evitar la fuerte pendiente, nos echamos hacia la derecha para alcanzar antes la parte alta de la loma por la que luego seguiríamos subiendo. Tras la Meloita se alzaban Las Peñas De Prado y al otro lado de la collada podíamos ver también el macizo del Cirbanal. Tras alcanzar la parte alta de esta loma contemplamos la zona de Aralla y el nevado Cerro Pedroso alzándose al otro lado de este valle.
Nos quedaba ahora el tramo más pendiente hacia la cumbre. Tranquilamente retomamos la marcha tras reagruparnos de nuevo. El primer trozo era terreno blando, por el que cuesta más subir. Poco a poco nos fuimos metiendo en la roca por la que en general siempre se asciende mejor. Eso sí, la pendiente se acentuó aún más metiéndonos en una especie de canal abierta con trozos tapizados de tojos. Hacia atrás la vista era cada vez más amplia y bonita con el pueblo de Aralla y el Cedro Pedroso tras él.
Así alcanzamos la parte alta de la cresta viendo la cima cercana a la que ya habían llegado algunos compañeros. A las 12:30 horas llegué yo a esta cumbre de La Meloita con una altitud de 1838 m. Habíamos partido de 1120 m. En la misma solo había un mojón de piedras sin buzón ni señal alguna. La vista era realmente espectacular. Bajo nosotros, al Noroeste, teníamos el amplio valle de Arbás con Cubillas y Casares al lado del embalse. Lo bordeaban las cimas de Las Tres Marías, Barragana, Ortigal, etc. Separado por la sierra de Alceo teníamos el valle de Aralla con la collada del mismo nombre. Contemplábamos también parte del pantano de Luna con la autopista por la que habíamos venido y desde la cual, lógicamente, habíamos visto esta cumbre. Por el Oeste se alejaba el valle de Lartosa por el que habíamos subido y el de Aronga por el que bajaríamos. Hacia esta parte veíamos un pueblo que podía ser La Vega de Robledo o bien Robledo de Caldas, no estoy seguro. Por supuesto se veían infinidad de cumbres más o menos cercanas que serían imposibles de enumerar.
En torno al hito nos pusimos a comer tranquilamente disfrutando del estupendo día que teníamos. Por debajo de nosotros vimos pasar varios rebecos saltando por las rocas ágilmente. Con los walkies estuvimos hablando con un grupo asturiano que estaba en Casares. Nos sacamos una foto de grupo y luego, muy relajados estuvimos haciendo unos “juegos” de terapia que nos propuso Arancha. Fue una experiencia diferente en la que nos conocimos un poco más y charlamos de los problemas comunes que cada uno sufre. Que nadie piense que fue en plan psicólogo. Simplemente como digo, unos juegos que nos hicieron pasar un buen rato y que a más de uno pudieron incluso ayudarle.
Por la parte Oeste estaba la subida normal que venía desde el Valle de Arbás o el de Aronga. Pues bien, la canal que subía estaba cargada de nieve y era bastante pendiente. José Antonio decidió adelantarse y al llegar al comienzo de la misma nos indicó que era mejor bajar por el mismo sitio de ascenso. A las 16:15 horas emprendimos esta bajada mientras comprobamos como por el norte se cerraban las nubes a pasos agigantados. La pendiente era fuerte y había que ir con precaución para no resbalar o tropezar. Tras este tramo salimos del terreno pedregoso y se suavizó un poco la inclinación. Nos metimos entonces en unos surcos hechos por los torrentes de agua y que terminaban en la vega bajo la Meloita. Los últimos metros los hicimos corriendo ladera abajo.
Aquí fue donde variamos la ruta de ascenso y nos metimos en el valle de Aronga bajando ahora entre escobas no muy cerradas por donde se caminaba bien. Las praderas ya se veían cargadas de flores de esta primavera tardía. Con la peña como fondo nos sacamos una serie de fotos el grupo que íbamos por detrás. Ya metidos en el valle comenzamos a encontrarnos con manadas de caballos pastando. El sendero transcurría paralelo al arroyo que cruzamos en varias ocasiones. También paralela iba una línea de postes eléctricos que cruzaba de este valle al de Arbás.
Pues bien, bajando este tramo recibí la llamada de Toño, que iba por delante, para decirnos que no había salida ya que íbamos directamente a la autopista. A mí me extrañaba muchísimo cuando el sendero se veía trotado y no solo de ganado. Además, desde Caldas de Luna tenía que haber un paso hacia estos pastos y en el mapa lo marcaba. Seguimos el mismo y comprobamos que nos íbamos manteniendo en altura mientras el arroyo bajaba de nivel en pocos metros cayendo en sucesivas cascadas. Así alcanzamos un pequeño collado desde al cual vimos Caldas de Luna bajo nosotros y al otro lado de la autopista. Por el norte seguían cerrándose las nieblas que ya cubrían las cimas de esa parte.
El sendero daba allí un giro casi completo para comenzar a bajar directamente hacia el arroyo encajonado en ese tramo. Al llegar a su altura lo atravesamos saltando y con algo de precaución de no caer a las cascadas. Seguimos entonces por la parte contraria del desfiladero mientras íbamos ya bordeando la sierra que dividía los dos valles, el de subida y bajada. Poco a poco fuimos teniendo una vista más amplia del pueblo con la autopista pasando a su orilla. Comenzamos a bajar un poco más bruscamente hasta salir a un camino poco definido que por un lado seguía nuestra dirección y por otro retrocedía hacia el paso subterráneo bajo la autopista hacia Caldas.
Siguiendo el mismo comenzamos a subir ahora suavemente hacia una collada de praderías que nos dio paso a otra vega por la que iba la carretera de Caldas y que atravesaba también allí la autopista. Álvaro bajó a ella mientras el resto seguimos a media ladera entre algo de ganado que pastaba en los verdes prados. Enseguida tuvimos una cola del pantano bajo nosotros con la carretera en medio a la que no tardamos en bajar. De frente se veían peñascos que no sabíamos si tendrían o no paso y como. Eran las 18:25 horas cuando salimos al asfalto.
Esta carretera bordea el pantano justo a su orilla. Atravesamos dos pequeños túneles en este tramo de unos dos kilómetros hasta el coche. En las aguas se reflejaba el sol del atardecer formando un bello cuadro con las cumbres a contraluz.
A las 18:40 horas terminamos la ruta en el lugar donde teníamos los coches. Por allí vimos más personal disfrutando de la espléndida tarde que hacía. Cundi y sus dos amigos habían marchado ya al igual que José Luis al que vimos salir poco antes de llegar nosotros. El resto nos cambiamos y no tardamos también en emprender el viaje de regreso. Decidimos hacerlo esta vez por la carretera que rodea el embalse en vez de coger la autopista. Durante este tramo disfrutamos de unos bellos contraluces y de la vista de la cumbre de la Meloita ya casi cerrada de nieblas cuando circulábamos cerca del desvío a Aralla.
Al llegar a la presa nos detuvimos en el bar cercano a tomar un refrigerio y saborear una tarta de queso que Mª Jesús había llevado para invitarnos. Tras un rato de charla y tras haber resuelto las cuentas de gastos, nos pusimos de nuevo en marcha cuando eran las 20:10 horas. Sin novedades recorrimos el resto de kilómetros hasta la capital donde entramos poco antes de las nueve de la tarde, ahora aún con sol. Sin más llegamos a Guzmán donde nos despedimos unos de otros emplazándonos para la siguiente ruta en dos semanas. En la furgoneta traje a Mª Jesús para casa y estuvimos de charla unos minutos más. Eran casi las 21:30 horas cuando llegué yo a la mía.
Sin duda fue para mí una de esas excursiones que te quedan marcadas por lo positivo y el disfrute que de ella tuve. Cuando los planes salen como están previstos y sobre todo con compañía agradable, que más puede pedirse.



















No hay comentarios:

Publicar un comentario