lunes, 2 de noviembre de 2009

RUTA DEL ALBA (Soto de Agues - Asturias) - 01-11-09

 


3ª TRAVESÍA “RUTA DEL ALBA”. (Asturias).

01-11-09          (Domingo)

Aprovechando este largo fin de semana de dos días, ya que el lunes es festivo por traslado de Los Santos, me he ido a Luanco con Juli y Luis. El sábado nos dimos un paseo por Gijón y el domingo, tras dejar a mi hermana en el trabajo y recoger los perros, nos encaminamos hacia Soto de Agues, a unos 80 Km. Dejamos la furgoneta en un aparcamiento a la entrada del pueblo y nos preparamos para la ruta. En el cielo se veían nubes y claros, pero no tenía aspecto de llover. Como además la temperatura era realmente cálida, no cogimos ni cazadora ni chubasqueros. Con una pequeña mochila en la que metimos unos bocatas y poco más emprendimos la marcha ya pasadas las 12:30 horas. Atravesamos el pueblo donde vimos varios hórreos y casas típicas hasta llegar al comienzo de la ruta en sí. Cargamos agua en una fuente de los lavaderos y salimos por un camino cementado entre arbustos y prados. Numeroso personal iba también haciendo la misma ruta.
En un corral vimos una piara de cerdos y algunos perros cerca. No tardamos en dejar atrás la piscifactoría y llegamos a un puente sobre el río Alba que daba paso a un ramal de la ruta. Tras el mismo llegamos a un desfiladero donde el río se encajonaba bajo nosotros. A él bajó Luis con los dos perros, Roi y Luna. Retomamos la marcha con el vallado de madera protegiendo la caída al cauce y con paredes de roca a la derecha llegando a un segundo puente tras el cual se veían los restos de un antiguo corral resguardado bajo un techo natural de piedra.
Nos cruzamos luego con varios caminantes que ya bajaban. Algunos traían perros también como acompañantes. Encontramos una piedra grabada al lado del camino y enseguida llegamos a un viejo cargadero de mineral de la mina El Carmen del que solo quedaba el muro. Mas adelante había unos verdes prados con una cabaña en medio. En otra piedra de aspecto reciente nos marcaba el kilómetro 3 de la ruta que constaba de 7 hasta la parte alta. No vimos ninguna marca más de esas. Atravesamos un paso canadiense para el ganado tras el cual había una fuente con pilón. En las laderas crecían los bosques que ya tenían tonos otoñales y pasamos un tramo entre ellos. Las hojas caídas cubrían prácticamente el suelo del camino. En otro prado vimos tres cabañas similares a la anterior así como otra en la ladera.
Entramos en otro desfiladero donde el camino transcurría bajo la piedra misma haciendo de medio túnel. Seguidamente salimos a otra zona boscosa con bellas estampas otoñales y a los pocos metros encontramos otro estrecho paso donde pudimos ver algunas cascadas en el río y otra muy alta que caía por las paredes. En una gran roca crecía un árbol de raíces retorcidas y varios troncos.
Así llegamos al puente de piedra La Pontona por el que había que pasar a la parte contraria del cauce comenzando a subir por unos escalones de piedra. En el río se podía ver otro gran salto de agua con un estanque natural en su parte baja. Allí nos paramos un momento y los perros se metieron al río. Un puente similar a pocos metros del anterior, el de Resquiebra, nos devolvía a la margen contraria. Tras él seguía el cañón aún más estrecho con paredes verticales que casi se tocaban. Al final del mismo se abría totalmente en el paraje de La Cruz de los Ríos donde termina la ruta en sí tras 7,100 Km. Eran las 14:40 Horas.
Allí se emplaza el refugio en cuyo porche dormimos en la ruta nocturna que hice con el club de montaña. En las mesas cercanas se acomodaba el personal comiendo y así lo hicimos nosotros también. Por encima del valle seguían los bosques de hayedos, el de Llaimo y el de Retriñón. La ruta entera está catalogada como Monumento Natural.
Cómodamente sentados comimos el pan y embutido que llevábamos con buen apetito. En ello estábamos cuando sentimos caer las primeras gotas de lluvia. El cielo se había ido cubriendo y la niebla bajaba a pasos agigantados. Recogimos y emprendimos el regreso a las 15:15 horas.
En un momento comenzó a arreciar la lluvia que nos empapó por completo rápidamente. Al menos no hacía frío. Del regreso poco puedo apuntar ya que lo hicimos sin apenas paradas. Yo tuve que guardar la cámara de fotos ya que de lo que llovía era imposible sacar fotos. Solo en algunas ocasiones la sacaba para fotografiar alguna cascada o detalle destacado. Con la lluvia, las piedras estaban resbaladizas y había que tener cuidado en esos tramos primeros más pendientes. Nos cruzamos con un pequeño grupo que subía y dejamos atrás una pareja que se resguardaba bajo uno de los techos de roca. Nosotros, ya calados hasta los huesos, nos daba igual todo. Hubo un momento que bajó la intensidad de la lluvia, pero enseguida remontó arreciendo de nuevo. La cimas se habían cubierto por completo.
A las 16:50 horas entramos en Soto de Agues atravesándolo hacia el aparcamiento donde estaba la furgoneta. De ella cogimos la ropa seca y en un polideportivo cubierto pudimos cambiarnos. Yo me puse un jersey y como pantalón el mono de trabajo que llevo en la furgoneta. Minutos más tarde emprendimos el regreso con la lluvia igual de arreciante.
Antes de llegar a casa recogimos a Juli y dejamos los perros en un cercado que tienen cerca de Perlora. A las 19:20 horas terminamos el viaje en Luanco. Así sumé otra excursión más en este año, que aunque pasada por agua, tuvo su encanto como suele ser habitual.












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