lunes, 2 de julio de 2007

POLVOREDA (CORRECILLAS) - (Correcillas) 01-07-07

 

6ª ASCENSIÓN AL PICO “CORRECILLAS”.

01-07-07                  (Domingo)

El comienzo de esta jornada fue del todo irregular teniendo en cuenta que los planes previstos eran para realizar una travesía por los Puertos de Áliva, en Picos de Europa. La causa de este repentino cambio las resumo a continuación brevemente.
Mientras que Javier Fernández y Javier Traseira habían marchado el día antes, Luis y yo quedamos para hacerlo el domingo por la mañana temprano. A las 6:30 horas me llama éste para decirme que está esperándome en el cruce del Plus donde habíamos quedado, pero que no tiene ninguna gana de ir. Bien; le comento que se acerque hasta casa y lo hablamos. Resulta que no ha dormido en toda la noche y está demasiado cansado para hacer el viaje y la ruta. Le convenzo para que deje su coche y llevo yo el mío, por lo que hacemos el cambio. Poco convencido aún saco la furgoneta del garaje y mete el suyo. Emprendemos entonces el viaje de 200 Km. hacia Fuente De saliendo por la ronda sur de León. En este tramo continúa sin convencerse e intento hacerle entrar en razón ya que no es lógico que después de haber madrugado tanto nos quedemos en casa. Incluso le comento la posibilidad de quedar mas cerca y hacer una ruta más sencilla, pero no entra en razón. Al final doy la vuelta en Valdelafuente y regreso a casa donde recoge su coche y se va.
A mí no me compensaba marchar hasta Fuente Dé yo solo para hacer la ruta aunque allí estuviesen los dos compañeros. Mirando el calendario de rutas de la Delegación veo que el Collado Jermoso hace una travesía por el puerto de La Mesa, pero no sé a que hora salen y si hay plazas, claro. Con la furgoneta me acerco hasta León a ver si por casualidad coincido con ellos en Guzmán o Santo Domingo. Tras esperar hasta las ocho en un sitio u otro veo que no hay suerte y decido entonces irme por mi cuenta hacia la zona del Torío con la intención de subir al Correcillas.
Hacia la montaña se ven numerosos nubarrones ya que además el pronóstico no es alentador. Por suerte se mantienen hacia la parte norte y el Correcillas queda despejado por completo. También pensé en el Fresneda y Enrasadas de Vegacervera, pero al final me metí hacia el pueblo de Correcillas para subir el pico desde allí ya que siempre lo había hecho desde Villalfeide o Rodillazo. Siguiendo una estrecha y serpenteante carretera me dirigí hacia éste y al llegar a una curva cerrada, a escaso un kilómetro del pueblo, aparqué la furgoneta ya que vi un lugar ideal para comenzar la ascensión. (1190 m).
Eran las nueve en punto cuando me puse en marcha retrocediendo unos metros por la carretera hasta el puente sobre el arroyo de Correcillas pasado el cual me metí directamente en la ladera. La pendiente no era muy pronunciada ya que lo iba cogiendo transversalmente por la mitad de la falda. De esa forma alcancé una cresta desde la que vi por primera vez el pueblo de Correcillas al final del valle.
Subiendo aquel tramo hice una llamada a Javi Fernández para avisarle que no nos esperase. Me dijo entonces que en aquella zona estaba muy cerrada la niebla y con pocas posibilidades de mejora, lo cual era un pequeño consuelo tras el imprevisto cambio. Luego he sabido que ellos no hicieron nada más ese día volviendo a León enseguida.
Por encima veía varios espacios rocosos alternados de verdes laderas que son pesadas de ascender. Procuré ir buscando la roca, aunque no siempre era posible. Siguiendo un sendero me llevó a una pequeña colladina desde la que se podía contemplar el valle del arroyo de Santiago por el que más tarde bajaría. El mismo se metía en dicho valle por la falda oeste del pico, pero no lo vi claro y opté entonces por cambiar el rumbo hacia el este hasta que vi en el fondo del valle el pueblo de Villalfeide.
La ladera del Correcillas por aquella parte sur se compone de varias terrazas de roca y verde que se alternan unas tras otras. Por todas ellas fui pasando con más o menos ritmo según la pendiente de las mismas. Del noroeste aparecían de vez en cuando algunos negros nubarrones que no hacían presagiar nada bueno, aunque de momento iban pasando sin más. Poco a poco se fue ampliando el paisaje y comencé a ver numerosas cumbres tanto cercanas como alejadas. Justo por encima de Correcillas pueblo salía Peña Galicia y no muy lejos se alzaba Valdorria. Entre ellas y al fondo estaba el macizo de Peña Corada. Hacia el sur podía contemplar a simple vista la ciudad de León ya que esta cumbre está en primera línea de la cordillera. También comenzó a sobresalir la chimenea de la central térmica de La Robla hacia el suroeste.
De esa forma fui girando hacia el este y sin darme cuenta tuve a la vista el hito de la cumbre a escasos metros. Exactamente dos horas después de salir, cuando eran las 11:00 horas, alcancé esta cumbre cuya altitud ronda los 2000 metros ya que según el mapa que se mire suben o bajan la misma unos metros. Lo primero que eché en falta fue la antena que había la última vez que lo subí en 2001. De ella solo quedaban algunos anclajes en el suelo. En la cima solo había un hito y el buzón con algunas tarjetas sin dirección que dejé allí junto con la mía. Además de las cumbres mencionadas podía ver ahora las del norte como el Brañacaballo, Fontún, Tres Marías e incluso las Ubiñas cerradas en parte por la niebla. Allí cerca tenía el Fresneda y Las Enrasadas por encima de Vegacervera, pueblo que contemplaba junto con Villalfeide, Coladilla y otro que podía ser Valle de Vegacervera o Villar del Puerto. Justo por debajo de mí estaba el Valle del Marqués con numeroso ganado pastando en él.
A la sombra del hito me acomodé para comer un bocata mientras contemplaba todo aquel amplio paisaje. Aunque el sol calentaba, el viento que corría me hizo poner la chaquetilla del chubasquero, ya que la sudadera la había dejado en el coche. Luego, aprovechando el hito como base, hice unas fotos de León con el zoom, aunque no quedaron muy nítidas. Sí que podía verse con toda claridad todo el valle del Torío y el paralelo de Manzaneda. Lo que no veía era la furgoneta que quedaba tapada, por muy poco, tras las laderas del pico. Como ya había ido haciendo durante la subida, me saqué también a mí alguna con el disparador.
A las doce del mediodía emprendí el descenso. Decidí hacerlo hacia el Valle del Marqués para bajar luego por el camino hacia Correcillas. Siguiendo la cresta de la cumbre bajé pegado a la caída este del pico. Hacia atrás había ahora una bonita vista de la cumbre y los cortados escarpados de este parte. Así fui descendiendo hasta meterme de lleno entre escobas que me dificultaron un poco el avance, aunque las fui sorteando como mejor pude. En las zonas de pradera se podían ver numerosas flores de colorido espectacular que fotografié, naturalmente.
En vez de llegar al fondo del valle lo fui bordeando directamente hacia la entrada del mismo. Desde allí pude ver el camino que une Rodillazo con Correcillas a través del collado de Santiago que también se veía desde allí. Bajando la corta pendiente hacia el mismo me crucé con tres jóvenes que iban al pico. Estuve hablando unos minutos con ellos y me comentaron que poco más abajo, con dirección a Rodillazo, habían visto una bandada de buitres en torno a una res muerta.
Decidí entonces bajar unos metros hacia aquella parte y pude ver un momento este cuadro, aunque enseguida retomaron el vuelo. Entre unos matorrales estuve media hora esperando a ver si bajaban y solo uno lo hizo sin acercarse tan siquiera a la vaca. Todos rondaban por encima y se posaban en las rocas cercanas, pero no conseguí fotografiarlos al lado de la misma. A la una y media retomé la marcha subiendo unos metros hasta el collado de Santiago, (1600 m), donde encontré numeroso ganado pastando en los prados. Algo por debajo, ya con dirección a Correcillas, levantaron el vuelo unos cuantos buitres y supuse que podía haber algún otro resto cercano. El podómetro marcaba allí 6,700 Km, aunque en ascensiones no es muy fiable. Ya metido en el valle crucé el arroyo siguiendo el camino que continuaba paralelo a él. En lo alto de unas rocas pude ver un par de buitres acechando, ¿quizás a que yo cayese?
Cómodamente fui bajando por el camino bien marcado viendo alguna pequeña cascada en el cauce del arroyo. Algunos tramos tenían una pequeña tapia de piedra a la parte derecha hacia el arroyo. Poco a poco fue apareciendo la cumbre del Correcillas por la parte derecha junto con el cresteo que había bajado hacia el valle del Marqués. En esta cresta pude distinguir entonces a los tres chicos con los que había hablado anteriormente. En los prados me seguía encontrando ganado pastando. Atravesé algunos arroyos que bajaban por la ladera izquierda del camino y me metí entre arboleda algunas veces. Por la ladera del Correcillas comencé a ver un numeroso rebaño de cabras y ovejas siguiendo un sendero. Por el camino me crucé con un gran mastín.
Ya se me estaba haciendo un poco largo el camino cuando por fin vi la carretera que subía al pueblo y la furgoneta aparcada a su orilla. No tenía que estar ya muy lejos de Correcillas, aunque aún no lo veía. Fue en este tramo donde de pronto me topé con una culebra que casi piso. Tenía unos 30 cm de largo y su piel era de un tono dorado. La grabé un poco y fotografié mientras se deslizaba muy lentamente hacia los matorrales. Pocos metros más adelante vislumbré las primeras casas del pueblo entre la arboleda. Desde la collada llevaba 4,500 Km.
En pocos minutos, cuando eran las 15:05 horas, entré en este bonito pueblo al que no iba desde el año 1986 en una travesía desde Las Hoces de Vegacervera a La Vecilla. Me acerqué a ver la fachada de la iglesia y paseé por sus calles de típicas casas muchas de ellas de piedra. En una placa de “La Crónica de León” de 1990 lo reconocía como el pueblo más bonito de la provincia. Unos minutos estuve esperando a ver si pasaban unos nublados para poder sacar una bonita foto del pueblo con el pico de fondo. Mereció la pena.
Salí del pueblo por la carretera y a escasos 800 metros tenía la furgoneta aparcada. Eran las 15:20 horas cuando terminé esta ruta de 12 Km según el podómetro, algo menos teniendo en cuenta que ascendiendo no cuenta fiable los pasos. Me cambié la camiseta sudada y enseguida emprendí el regreso a León. De nuevo con precaución recorrí el tramo estrecho y lleno de curvas hasta Villalfeide. Allí me encontré con Isabel, Nati y otras compañeras que venían desde Aviados y se habían equivocado en la ruta. Querían haber pasado por Correcillas y se habían metido por el monte a través. Ahora venían hacia Matallana a coger el tren y las invité a traerlas hasta allí o incluso para León, ya que eran cuatro. Optaron por seguir caminando ya que era pronto y me despedí de ellas. Sin más novedades continué el viaje hacia la capital parando un par de veces para sacar el pico que se iba cubriendo de nubes cada vez más. Sobre las 16:30 horas llegué a casa tras esta corta pero completa jornada de montaña que no comenzó con buen pie pero que resultó del todo satisfactoria.
Esta era la segunda vez que hacía algo solo, siendo la primera la ascensión al Remelende un primero de mayo de 2003. Por norma, y con sentido común, no conviene hacer actividades de este tipo uno solo. Aunque lo que generalmente hacemos en el club no son actividades peligrosas, en este deporte siempre hay un mínimo riesgo. A un pequeño desliz que se tenga puedes quedar tirado en una zona donde aún con los móviles actuales, no tengas cobertura para poder avisar o no sea posible hacerlo. Como digo, salvo rutas o ascensiones sencillas como esta y siempre dejando avisado donde vas, no suelo salir solo a la montaña.



















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