lunes, 31 de octubre de 2005

I MAGOSTO MONTAÑERO - "FUENTES MEDICINALES" - (Noceda del Bierzo) 30-10-05

 


I MAGOSTO MONTAÑERO PROVINCIAL DE LEÓN.

1ª TRAVESÍA “FUENTES DEL NOCEDA”.

30-10-05        (Domingo)

A tan solo una semana de la actividad anterior, me he decidido a salir de nuevo para recorrer, curiosamente, otra ruta por las fuentes de otro río leonés, el Noceda. En esta ocasión aproveché la organización por parte de la Delegación Leonesa de Montaña y el club Gistredo de Bembibre, del “PRIMER MAGOSTO MONTAÑERO PROVINCIAL DE LEÓN” para hacer esta corta pero bonita ruta berciana.
Aunque extraoficial del club, del mismo fuimos José F., José Antonio, Luis y yo. Con una mala previsión del tiempo, que se terminó cumpliendo, nos reunimos los participantes en Guzmán para salir poco después de las 8:00 horas. Con la lluvia acompañándonos fuimos recorriendo los kilómetros hacia Colinas del Campo de Martín Moro donde llegamos poco antes de las 10:00 horas. La actividad tenía dos opciones, por una parte, una larga travesía de 21 Km desde Colinas, por Montes de la Ermita, Urdiales a Noceda. La segunda, de 10 Km, la que yo realicé, las Fuentes Medicinales de Noceda. En Colinas bajaron los que iban a realizar la ruta larga a pesar del pésimo estado del tiempo. Desde allí emprendimos el resto el trayecto hacia Noceda (850 m).
Cerca del polideportivo del barrio bajo de esta localidad nos apeamos y en un soportal nos preparamos los que decidimos hacer la ruta. Otros ya habían optado por quedar en alguno de los bares y no mojarse. Eran ya las doce del medio día cuando emprendimos la marcha. Yo tuve que regresar unos metros ya que había dejado los bastones olvidados. Íbamos Luis y yo juntos ya que José A. había quedado para hacer la larga y José F. supusimos que ya había salido.
Atravesamos este barrio para salir por un camino al comienzo del cual un indicador marcaba la ruta que llevábamos y que estaba señalizada como “PRC-LE 44”. En el primer tramo encontramos numerosos castaños con cientos de frutos caídos en el suelo. La intención nuestra era coger castañas a la vuelta, ya que en principio íbamos a regresar por el mismo lugar. La ruta en sí recorre el valle del nacimiento del río Noceda viéndose varias fuentes con propiedades medicinales y de gran belleza visual. Al final del mismo se encuentra un mirador y por debajo de él unas bonitas cascadas desde las que se cierra la ruta circular. Por lo visto, para llegar a ellas había que bajar un tramo complicado y con cuerda, por lo que no recomendaban hacerlo dado el día que teníamos. Adelanto ya que Luis y yo sí lo terminamos haciendo como se verá.
Caminando por aquel camino nos cruzamos con un tractor en el que bajaban varios sacos cargados de castañas. De pronto vimos venir frente a nosotros a José F., que ya se había adelantado y había visto dos de las fuentes de la ruta. Como era muy pronto aún, dio la vuelta para ir con nosotros un trecho más. No tardamos en alcanzar el primer manantial con el nombre de “Fuente de Juan Álvarez”. Entre una pila de piedras salía un chorro de agua procedente de la ladera.
Continuamos ascendiendo suavemente y los castaños dieron paso al bosque de helechos, roble y otras especies arbóreas. El colorido del otoño en aquel entorno es imposible de plasmar en palabras. La nota “negativa” era la lluvia que no dejaba de caer haciendo molesta la marcha y para mí, particularmente, para sacar fotos. De hecho, me salieron varias mal por la condensación, las gotas en el objetivo, etc.
Poco a poco nos fuimos acercando al río y terminó el ancho camino al lado de una especie de pilón tapado que bien podía ser una toma de aguas. Allí comenzaba un sendero que comenzó a ascender más bruscamente por la ladera zigzagueando. Aquí fue donde perdimos a José. Se había adelantado y no le volvimos a ver más hasta el final del día en el pueblo. Lo más probable es que nos cruzáramos cuando alguno de nosotros estábamos algo separados del sendero.
No tardamos en llegar a un puente de madera que daba paso al lado contrario del cauce. Cerca de él vimos un tronco con unos curiosos hongos que Luis, haciendo algunos números, fotografió. El rincón del río tampoco tenía desperdicio alguno. Enseguida alcanzamos un desvío a la segunda fuente, la “Fuente del Azufre”. Por un sendero resbaladizo se bajan unos metros hasta una plataforma de rejilla de hierro por la que se llega a la misma. Una placa de granito indicaba el nombre y las propiedades del agua. Los alrededores del manantial tenían un bonito color rojizo que contrastaba entre los helechos verdes y algunos troncos. Para redondear el cuadro, cerca caía una bonita cascada en el cauce principal también en un marco de postal.
Retomamos el sendero principal de nuevo para ascender por la ladera hacia la última fuente de esta parte del recorrido. Ahora veíamos el valle mas abiertamente y con todo el esplendor. Enseguida nos topamos con otro indicador doble que señalaba, por un lado la Fuente de la Salud” y por otro la cascada y el mirador de La Gualta. Hacia la primera nos dirigimos llegando tras escasos 50 metros recorridos. Sin duda fue la más bonita de todas. Situada en una pequeña cavidad, la disparidad de tonos en aquel rincón era sin duda destacable. De nuevo el tono rojizo se mezclaba con los verdes de los helechos y el musgo así como los grises de la roca medio cubierta por todo ello. También una placa granítica relataba el nombre y las propiedades medicinales del agua.
Volvimos hasta el cruce de senderos pensando en lo que hacer, si emprender el regreso o continuar en busca del mirador y la cascada de Gualta. Yo no lo tenía muy claro, pero Luis quería continuar y me convenció. Eran las 14:10 horas y el magosto comenzaba a las 16:30 horas. No había llevado el podómetro por falta de pilas.
Atravesamos de nuevo otro puente de madera y salimos a una ancha pista. Otro indicador señalaba la dirección a la cascada y mirador, pero en ninguno de ellos hacía referencia a distancia o tiempo. No iba muy convencido de seguir, pero animado por Luis como digo, continuamos camino arriba mientras éste iba bordeando el fondo del valle y se metía por encima de otro. Al lado de la pista vimos una pequeña cascada que dudamos mucho fuera la indicada en las señales.
No tardamos en divisar encima de unas rocas lo que parecía una valla de madera, pudiéndose tratar del mirador. Tras unos metros más, y siendo las 14:38 horas, alcanzamos una especie de collado desde el que se desviaba un sendero hacia dicho mirador. Poco antes de él, otro indicador señalaba la dirección a la cascada por otra senda hacia abajo. Entonces decidimos bajar a ver ésta antes de llegar al mirador donde podíamos comer, fallo que tuvimos como ahora se verá junto con este siguiente.
El sendero que bajaba a la cascada era empinado y con numerosos escalones. Yo, que los bastones me molestan en bajadas así, decidí dejarlos al lado del sendero viendo que no había nadie por allí. Luis decidió coger uno de ellos quedando el otro allí posado. Como digo, la pendiente era exagerada y en algunos tramos hay una cuerda para ayudarse y no resbalar. No pasa cualquiera por allí y ahora entendimos que no recomendasen hacer este tramo.
Tras varios metros de descenso y algunos pasos franqueados agarrados a la cuerda, encontramos un doble indicador, a la cascada y a Noceda. Fue esto lo que nos dio rabia, ver que la ruta de regreso se podía hacer por allí y que ni habíamos estado antes en el mirador y encima había dejado yo el bastón arriba. Diez minutos nos llevó desde arriba llegar a la base de la bonita cascada que traía un caudal considerable. El agua caía desde una altura de unos 15 metros a una poza y desde esta se precipitaba hacia abajo por otro salto que se podía ver siguiendo el sendero principal. Justo debajo del mismo estaban dos jóvenes.
Nos quedaba ahora subir de nuevo este tramo no sin esfuerzo por la pendiente y el relativo peligro de resbalar. La cuerda sí nos fue en este caso de gran ayuda. Ya pasado el trecho más complicado nos sacamos una foto con el valle de fondo y no tardamos en alcanzar la parte alta tras unos 15 minutos de ascensión. A las 15:25 horas llegamos al mirador donde un joven, compañero de actividad, había subido sin peso alguno y ya se disponía a emprender el descenso. Antes le pedimos que nos sacase una foto aprovechando que el valle, con Noceda al fondo, se veía claramente. La vista desde aquella altitud de 1322 m era realmente amplia divisándose incluso Bembibre en la lejanía.
Nos acomodamos a comer en unas rocas con la suerte de nuestro lado al no llover en esos momentos. Como anécdota contaré lo que me pasó entonces. Desde allí vi abajo, entre la maleza, lo que me pareció una cantimplora azul. Cuando terminé de comer bajé hasta allí encontrándome tan solo con una botella de agua de plástico.
Viendo que de nuevo se echaba a llover y que se cerraba poco apoco la niebla en las cimas, emprendimos el regreso a las 16:15 horas. Por tercera vez nos tocaba pasar aquella parte empinada y resbaladiza. Y dejando atrás el desvío a la primera cascada, entramos a la base de la segunda. La espectacularidad de ésta era más si cabe al poderse ver por encima parte de la otra, uniéndose visualmente como una sola. Visto ello reemprendimos el caminar por el medio de un bosque realmente impresionante donde los deformados troncos, helechos, raíces, etc. formaban verdaderas postales multicolor. La lastima, por no variar, era el horario tan apurado que llevábamos. A las 16:30 horas se suponía que comenzaba el magosto del que quería participar ya que era otra parte importante de la jornada.
Bajábamos ahora por un brazo del valle principal que llegaba a Noceda y que junto con el de subida formaban una “Y”. Bastante abajo cruzamos otro puente de madera sobre el arroyo que bajaba de la cascada cerca del cual se formaba otro bello rincón. No tardando vi la última fuente que nosotros encontraríamos, la del “Canalijo”, bastante sencilla comparada con las anteriores. Yo me había rezagado y cogí buen paso, casi corriendo, para alcanzar a Luis.
El bosque fue quedando atrás y nos metimos en una zona de matorral y escobas justo antes de pasar al lado de un plantío de chopos al lado del río. No tardamos en llegar a una piscifactoría que nos indicaba ya la cercanía del pueblo. Sobre las 17:00 horas entramos en el barrio alto de Noceda atravesándolo por varias calles. El día se había cerrado de nuevo y ya no se veían las peñas en las que habíamos estado. Para llegar a los autocares, situados en otro barrio, una vecina nos indicó el camino más corto a través de una carretera que unía ambos. En ella vimos algunos castaños, pero apenas con frutos en el suelo.
Sobre las 17:20 horas llegamos al polideportivo donde se reunía el personal de la excursión, o parte de él como ahora explico. De los que habían ido a la ruta larga no había llegado ninguno aún, cuando la hora prevista para finalizarla eran las 16:00 h. Por lo visto la niebla, la lluvia así como la misma ruta en sí, habían desbarajustado todos los planes de la misma. Se sabía que algunos incluso habían dado la vuelta, teniendo que ir un autocar en su busca. Otros habían aparecido en Igüeña y el resto estaba aún de camino.
Sinceramente, muchos ya lo esperábamos y hubo alguna crítica por no haber suspendido esa travesía larga y haber hecho todos la opcional. Personalmente, aparte del estado de la climatología, me parecía apurado del todo el tiempo previsto para recorrer esa distancia, 21 Km. Por eso yo ya no iba con intención de hacer la ruta larga.
En el soportal donde habíamos estado por la mañana me cambié de ropa y volví al pabellón cubierto donde ya se podían probar las castañas asadas y algunos refrescos. Allí estaba José F. con Cundi e Irene. Bastante después comenzaron a llegar los primeros de la ruta larga. Las habían pasado bastante mal y habían hecho algún kilómetro más de los marcados.
Cuando ya no quedaba nadie por llegar, a las 19:00 horas, Buzzi, el delegado en León, hizo entrega de una placa al representante del grupo Gistredo, coorganizador de la actividad. Tras ello nos dirigimos a los autocares para emprender sin más retrasos el regreso a los diferentes destinos. A las 19:15 horas nos pusimos en ruta hacia León. Como a la ida, en los monitores del autocar se iba viendo la ruta que seguíamos guiada por GPS. Era chocante ver como marcaba la distancia a los desvíos, cruces, etc. Como en el pabellón no hubo tiempo, se hizo sorteo de material en cada autocar. El método para realizarlo fue curioso. Ganaba el que tuviese el asiento con el número de las dos últimas cifras de la matrícula del primer vehículo que nos fuese adelantando tras marcar el tiempo. Si pasaba de 55 se volvía a repetir.
En el Manzanal había niebla y ya en Astorga abandonamos la autovía. Sin mas novedades entramos en la ciudad y a las 20:50 horas paramos en Guzmán. Yo había ido en moto que había dejado aparcada en la Avda. de la Facultad en uno de los varios aparcamientos para ellas que han habilitado en la ciudad. Me despedí de los compañeros y emprendí el último trayecto a casa mientras pinteaba un poco.
Y de esta forma finalicé la tercera salida de este mes de octubre. Aunque pasada por agua, resulto para mi una grata experiencia sobre todo por el paisaje contemplado. No me puedo quejar este otoño de lo que estoy disfrutando del mismo y todo su colorido espectacular en valles y bosques.





















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