2ª ASCENSIÓN AL “TRES CONCEJOS”.
26-01-03 (Domingo)
La segunda salida del mes programada por el club era la ascensión a los picos “Tres Concejos” y “Camparón”. Al final solo cumplimos con la primera parte de la misma debido un poco a la situación de la ruta, con nieve, y un poco también por cansancio. Aún así resultó una jornada completa y estupenda en todos los sentidos. En ella participaron algunos de los nuevos socios del club que se han añadido este año. En total, 13 personas fuimos las participantes en esta actividad: Miguel, Carlos Gil, Antonio, Eduardo, Lorenzo, Isidoro, Enrique, Omar, Merce, Emilio, Cristina, Pablo y yo.
Sobre las 8:30 horas salimos de Armunia, Miguel, Carlos y yo hacia Guzmán donde nos uniríamos con otra parte del grupo. El resto esperaba en la gasolinera de la carretera de Asturias de donde partimos en cuatro coches. El cielo despejado de León se iba cubriendo de nubes según avanzábamos hacia el final del trayecto, Pendilla. Poco antes de llegar a este pueblo encontramos un trecho de carretera completamente helado y justo tras una curva. Con extremada precaución lo pasamos y llegamos a Pendilla donde aparcaron los coches que llevaban, el de Miguel, Emilio, Pablo y Eduardo. Poco después llegó Isidoro, el hermano de Lorenzo, con el suyo, ya que no iba de León.
Allí nos preparamos para la ruta y a las 10:30 horas la emprendimos por la misma pista que hacía cuatro años lo habíamos hecho Carlos y yo con varios compañeros más. En aquella ocasión habíamos entrado con los coches varios metros por ella, pero ahora estaba llena de nieve. Las nieblas tapaban las cumbres, lo que realmente mosqueaba ya que llevábamos toda la semana con un tiempo espléndido.
La pista comenzó a ascender suavemente por la ladera izquierda del valle de Bustamores. Por ella teníamos que alcanzar la collada de Propinde tras dar varias curvas el camino. La nieve no era abundante en general, pero se acumulaba en varios lugares de sombrío. Por la izquierda bajaban numerosos arroyos que desembocaban en el río de las Vegas, que transcurría por el fondo del valle. Los prados también abundaban y por uno de ellos nos metimos sin querer al despistarnos del camino, rectificando a los pocos metros.
No hacía excesivo frío, aunque nos íbamos metiendo casi de lleno en la niebla. Por detrás dejamos unos corrales y algo debajo unas casetas. La pista iba describiendo numerosas curvas, algunas muy cerradas, mientras subía más directamente hacia la collada y nos desviábamos del fondo del valle. Un joven nos adelantó con raquetas de nieve yendo en la misma dirección que nosotros.
El grupo se iba desintegrando, aunque de vez en cuando nos reuníamos. En la collada de Propinde, límite de Asturias y León, dejamos la pista para comenzar a subir ladera arriba siguiendo durante un tramo una alambrada de espinos para el ganado. La pendiente se pronunció y disminuimos el ritmo, al menos algunos. El viento soplaba del norte, aunque no tanto como la vez anterior que realmente fue exagerado. De vez en cuando se iban abriendo claros que nos permitían disfrutar de vistas verdaderamente impresionantes. Aprovechábamos para sacar alguna foto que otra, no fuese que luego no tuviésemos oportunidad, cosa que por fortuna no ocurrió ya que los claros abundaban cada vez más. El desnivel total desde Pendilla es de 683 metros, quedando unos 400 desde la collada. De tramo en tramo se suavizaba la pendiente dándonos un leve respiro. Ya bastante arriba nos cruzamos de nuevo con el joven anterior que ya iba bajando tras alcanzar la cumbre.
Poco a poco íbamos ganando altura y cada vez disfrutábamos de mejor vista. Por su parte, Enrique, que no se encontraba en plena forma, decidió dar la vuelta a mitad de ladera. Con él bajó también Isidoro. Por detrás de nosotros vimos subir a otro grupo de cuatro personas que nos adelantaron a algunos poco antes de llegar a la cumbre. Tras un tramo de fuerte desnivel, alcanzamos la cima los últimos en llegar. Eran las 13:30 horas.
Allí soplaba viento frío, pero la vista era espectacular. Hacia el sur, y a poco más de un kilómetro en línea recta, se elevaba imponente el Brañacaballo. Girando la vista hacia el oeste teníamos cercano también, el Cellón, ascendido también por mí en otra ocasión. Igualmente distinguíamos varios pueblos de los valles asturianos e incluso a los lejos una gran población que bien podría ser Mieres o Pola de Lena. Hacia el noroeste continuaba el macizo y se encontraba el pico Camparón, incluido en la salida de este día, y el Estorbín de Valverde, que junto con algún otro forman la conocida, “Ruta de los Dosmiles” desde Pajares.
La niebla se había ido disipando y disfrutábamos ahora de unas vistas de contrastes indescriptibles. Para pasar al Camparón había que bajar 100 metros hasta la collada Mortera y ascender 130 hacia la cumbre de éste. Como el personal no estaba muy animado, y la nieve nos había cansado algo más de lo previsto, optamos por acomodarnos algo más debajo de la cumbre y comer. No faltaron las fotos y la escritura de la tarjeta de cumbres para dejar en el buzón del que habíamos recogido otra del club leonés “Collado Jermoso”.
Aproximadamente estuvimos una hora allí antes de emprender el descenso. De nuevo se dividió el grupo y cada uno bajaba por una parte de la ladera diferente hacia el valle. Emilio, Merce, Antonio y yo bajamos hasta el último alto antes de la bajada a la collada de Propinde. Desde allí, y por variar, optamos por coger otra vaguada diferente, aunque teníamos que retroceder un poco sin subir. En ella nos encontramos con bastantes escobas cubiertas por la nieve y que nos hacían caer a menudo sin mayores consecuencias. Hicimos una gran bola de nieve que no conseguimos hacer rodar ladera abajo al desarmarse antes. Eso sí, sudamos lo nuestro para moverla.
En la última parte de la bajada antes de llegar al fondo del valle, nos encontramos con varios arroyos en los que teníamos que tener cuidado para no hundirnos e incluso hacernos daño con alguna roca oculta bajo la nieve. Intenté beber agua de alguno de ellos, pero me fue imposible por culpa de lo anterior dicho.
Al final quedamos solos Antonio y yo por detrás del resto a los que veíamos alguna vez más adelantados. Ahora íbamos disfrutando de los contrastes de colores en el cielo y del hermoso valle aquel, en el que por cierto vimos varios caballos pastando la hierba entre la nieve. Los arroyos que corrían por él formaban diferentes figuras en el manto blanco sobre los prados. Realmente daba algo de pena ir dejando atrás toda aquella maravilla.
Así nos metimos en el camino que antes habíamos usado para subir y que ya transcurría bastante abajo del valle. Por él íbamos descendiendo suavemente con dirección a Pendilla en el que entramos sobre las 17:00 horas. Allí ya estaba el resto esperando, algunos desde hacía ya casi una hora. Nos cambiamos y poco después emprendimos el regreso.
Acordamos parar en el bar “Ezequiel” de Villamanín y allí estuvimos un rato tomando unas consumiciones y haciendo las cuentas de la salida. Tras una media hora retomamos la marcha y ya sin parada alguna entramos en León. Carlos y yo veníamos con Miguel y éste nos trajo directamente a Armunia.
Y con ello terminamos otra grata jornada disfrutando de la naturaleza en ese bello entorno que es la montaña.
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