SÁBADO 28 - NACIMIENTO DEL RÍO ASÓN
1ª ASCENSIÓN AL “SAN VICENTE”. (Ramales de la Victoria – Cantabria).
1ª TRAVESÍA “NACIMIENTO DEL RÍO ASÓN – CASCADA DE CAILAGUA”. (Barrio de San Antonio – Asón - Cantabria).
26/29-10-23
Aprovechando mis últimas vacaciones laborables del año, nos hemos ido Álvaro y yo a pasar unos días a Cantabria. Invitados por Ana, amiga y compañera de montaña, nos hemos alojado en la casa rural que tiene en Tabladillo, un barrio alto de Bustablado, localidad del municipio de Arredondo, al Este de la comunidad Cántabra. Este alojamiento se emplaza en plena naturaleza, en la ladera de la cabecera del bonito valle del río Bustablado y por debajo del puerto de Alisas, que lo comunica con el que baja a La Cavada, Solares y la no lejana capital, Santander.
Aunque la estancia se prolongó desde el jueves 26 al domingo 29, me centraré en las dos jornadas de las rutas que hicimos, viernes 27 y sábado 28. El jueves por la tarde hicimos el viaje de ida sufriendo a mitad de trayecto los efectos de una fuerte tormenta de agua y viento. El domingo a mediodía, tras pasar la mañana en la casa y comer, regresamos a León. Aunque Ana nos acompañó parte del tiempo de la estancia, no le fue posible hacer las rutas con nosotros por obligaciones personales.
SÁBADO 28 - 1ª TRAVESÍA “NACIMIENTO DEL RÍO ASÓN – CASCADA DE CAILAGUA”. (Barrio de San Antonio - Asón - Cantabria).
Amaneció esta jornada de nuevo con nubes, claros y 17º C en el exterior. Tras desayunar en la casa rural nos pusimos en camino al comienzo de la ruta sobre las 8:50 horas. Poco después de abandonar Bustablado se encuentra al borde de la carretera una fuente de la que mana un chorro de agua por un pequeño tubo. En un cartel puede leerse el curioso nombre de la misma “Fuente El Molino – Mojaculos”. En Arredondo nos desviamos por CA-265 hacia el Sur paralelos al río Asón que bajaba por la izquierda pero que se situó al lado contrario tras cruzar el Puente Nuevo sobre el mismo. En la localidad de Asón nos encontramos con un joven que guiaba una parvada de ocas, tanto grandes como crías, que metió hacia un gran prado.
En este pueblo nos dimos cuenta de que nos habíamos pasado el desvío hacia el comienzo de la ruta y retrocedimos unos metros para coger una estrecha carretera hacia el Barrio de La Veguilla llegando a las inmediaciones de una granja avícola donde según el track, comenzaba la ruta. Pues bien, estábamos buscando un lugar para aparcar sin que molestase para el paso de otros vehículos cuando salió un chico de dicha nave. Le comentamos lo que íbamos a hacer y entonces nos dio una recomendación mejor para el punto de inicio. Por lo visto, el camino que seguía la ruta se cerraba de maleza más adelante teniendo que salir a la carretera de nuevo un buen tramo. Sí que venía eso en el track que llevábamos como referencia, pero no pensábamos que era por dicho motivo. Dado que el trayecto por camino y luego por asfalto no era de especial interés, tomamos en cuenta dicho consejo y salimos de nuevo al asfalto para avanzar por la carretera algo más de un kilómetro antes de abandonarla hacia otra mas angosta que nos llevó hasta el Barrio de San Antonio, también conocido como Las Casucas de Asón, un alojamiento rural que es lo único edificado allí junto al cementerio y la ermita de San Antonio de Pádua. A este barrio llegamos a las 10:30 horas y tras 14,100 km hechos.
Aparcamos a la vera de la ermita y en poco minutos nos preparamos para la ruta que comenzamos a las 10:40 horas a una altitud de 266 metros con 17º C en el exterior. A la vera del alojamiento rural había varios vehículos aparcados también. Un indicador marcaba la dirección de la ruta como Senda Fluvial. En las laderas del valle pudimos ver algunas cascadas que caían de riscos rocosos. Enseguida cruzamos el río Asón por una estrecha pasarela de hormigón cerrada con una cancilla en uno de los extremos y con un paso lateral peatonal. Tras ella salía un camino algo hacia la derecha y subiendo mientras otro más estrecho y pedregoso lo hacía paralelo al río entre arboleda. Tomamos este último que no mucho después desembocó en el más ancho que más atrás daba un giro en la misma dirección.
Avanzamos por el mismo entre el bosque de ribera con numerosas especies arbóreas. Confieso, como ya he hecho más de una vez, que yo apenas puedo reconocer una mínima parte de ellas, por lo que “tiro” de información de Internet para describirlas en estas ocasiones. Reconocibles eran las hayas, avellanos, nogales, acebos o castaños. Añadimos otras como tilos, olmos, encinas, fresnos, etc. etc. Dejamos atrás el primer reducto de bosque y salimos a unas praderías en medio de las cuales se alzaba un caserón como muchos de los que luego veríamos. En medio de la verde pradera, creaba una bonita postal con el sol que de momento lucía claro. No mucho más adelante nos encontramos dos casas más, todas ellas con paredes de piedra y cubiertas de tejas. La mayoría, por no decir todas, son usadas por los ganaderos del valle, aunque es bien cierto que ahora no estábamos encontrando ganado alguno. Igual ya por lo avanzado de la estación otoñal.
Tras recorrer 1,200 km llegamos a un punto en el que vimos un curioso y bonito rincón apartado unos pocos metros del camino. Se trataba de un pozo semicircular de pared de piedras, al menos por uno de los “lados”, y de algo menos de dos metros de profundidad. Lo curioso es que entre las piedras de dicha pared crecía un árbol de grueso tronco que luego se elevaba más vertical.
Seguimos la marcha y de nuevo encontramos una nueva braña con praderías a su vera. Más adelante, un tapial de baja altura cerraba una finca. Vimos un gran haya con la base cubierta por verde musgo a modo de “calcetín” del tronco y otro que casi lo cubría por completo. Otro leño yacía en el medio del camino ya muy podrido. En una roca encontramos una marca roja de pintura marcando la ruta, aunque no habíamos visto carteles de la misma en ningún lugar. Más adelante, las raíces medio desterradas de otro gran haya cubrían un buen espacio a su alrededor como una tela de araña. Pasamos al lado de un enorme peñón y llegamos a otro ejemplar con una gran apertura en la base su tronco y con forma triangular en la que nos sacamos unas fotos.
Cerca del mismo había un indicador de madera al que le faltaba una tablilla y en la otra estaba ya borrada la inscripción. Poco después vimos una nueva estaquilla pintada de rojo y con otra tablilla a modo de flecha medio rota con la palabra “cascada” en ella. Por último, y no lejos, una estaca similar, pero con las marcas amarilla y blanca correspondiente a un Sendero de Pequeño Recorrido (PR). Desde allí nos fuimos encontrando estas señales más frecuentemente. Anotaré aquí que nos habían adelantado algunos senderistas más y nos habíamos cruzado con otros. Tampoco demasiados. Apoyada en un tronco encontramos la varilla inferior de un bastón aparentemente en buen estado. Pues bien, ya en casa la he usado para arreglar uno que tenía yo con la punta desgastada por completo.
Nos situamos durante un tramo a la misma vera del cauce del Asón incluso cruzando algunos tramos entre piedra y roca en los que se veían rastros de las crecidas del río. Poco a poco nos fuimos internando en una zona de grandes moles calizas desprendidas de las paredes cercanas de la sierra. En la cara una de ellas pudimos ver una bonita forma de erosión. Se habían creado surcos con forma de ramaje arbóreo invertido. Realmente curioso y difícil de describir.
El último tramo antes de llegar a la base de la cascada parecía transcurrir por un torrente seco donde había que ir sorteando troncos secos caídos, helechos, rocas, arbustos, etc. Cruzamos un pequeño regato también y algunos pasadizos entre grandes pedruscos. El musgo cubría buena parte de todo ello. A las 12:08 horas vimos la parte alta de la cascada entre la arboleda y apenas 5 minutos después nos situamos bajo la misma, no en su base. Para llegar a ésta había que subir un corto pero pendiente tramo por el sendero entre más rocas y arboleda. A las 12:25 horas, y tras 3,500 km hechos, llegamos al pie de este salto del río Asón, considerado el nacimiento del mismo ya que en su parte alta mana de la misma roca. Estábamos a 500 metros de altitud, situándose la parte alta de la cascada 70 metros por encima.
Este salto del Asón, conocido también como Cailagua, tiene una leyenda asociada que cuenta como en una de las cuevas junto al río vivían dos hermanas anjanas, (hechiceras mitológicas cántabras). Mientras que una tenía los cabellos plateados, la otra los tenía dorados. La primera de ellas era muy traviesa y gastaba bromas a los lugareños despertándolos de la siesta, cambiando la sal y el azúcar en las cocinas, cosiendo las mangas y perneras de la ropa, o haciendo travesuras a los animales. Por todo ello, los vecinos y lugareños se quejaban de continuo, así que su hermana, la de cabellos dorados, la quiso dar un escarmiento. Mientras dormía recitó un sortilegio a la vez que la sumergía en el nacimiento del río, quedando petrificada al momento. Tan solo la melena plateada quedó fuera y a través de ella caía el agua por la roca formando una cascada. Tras un tiempo, pensando que ya habría escarmentado, volvió la hermana a desencantarla, pero había olvidado el sortilegio y no le fue posible. Desde entonces el agua se desprende por los cabellos de la anjana de cabellos plateados mientras se cree que su hermana busca el remedio en una gran biblioteca de sortilegios y hechizos sumergida en el fondo del lago de Brenovinto.
Aunque el caudal que caía no era excesivo, sí se mostraba lo suficientemente atractivo a la vista. El viento que soplaba movía el chorro y desperdigaba el agua que nos caía a nosotros en forma de fina lluvia. Tras unos fotos desde ese lugar nos desplazamos cruzando el recién nacido río Asón por rocas en el cauce para contemplar el salto desde otro punto de vista. Algunos visitantes más que había por allí nos sacaron unas fotos con la cascada de fondo.
Sobre las 11:50 hora iniciamos el descenso entre algunos grandes ejemplares de hayas. De nuevo tuvimos que sortear el río por piedras para enlazar poco después con el mismo sendero de la ida. En este trayecto de vuelta me centré en fotografiar diferentes detalles de los troncos de los árboles. Nudos con formas raras, ramas retorcidas o quebradas, huecos, el musgo cubriéndolos, raíces, tocones, etc. Infinidad de esos detalles dejé reflejados con la cámara.
Volvimos a pasar por las brañas y fincas de prados verdes mientras el cielo se oscurecía algo. De pronto el viento comenzó a soplar de forma desmesurada torciendo las ramas y troncos más delgados mientras volaban las hojas ya otoñales. En ese momento nos adelantaron algunos ciclistas en bicis de montaña. Llegamos al desvío del atajo que nos llevó al puente sobre el río Asón en el que estaban parados dichos ciclistas. Tras el mismo nos encontramos numerosos vehículos aparcados, muchos de personal que nos habíamos ido encontrado en la ruta.
Eran las 14:05 horas cuando terminamos la marcha a la vera de la ermita habiendo hecho 7,100 km con un desnivel acumulado de 300 metros. 20º C marcaba el termómetro de la furgoneta. Nos cambiamos allí mismo donde el viento, que seguía soplando muy fuerte, nos llevó una bolsa de plástico y si nos descuidamos, las polainas nos las echa al río. En pocos minutos nos pusimos en marcha saliendo a la carretera general con la intención de subir hacia el mirador de la parte alta. Pare poco después para quitar una gran rama caída en medio del asfalto. Tras 5,400 km de subida llegamos a dicho mirador señalizado y con un cartel explicativo del mismo. Una barandilla de madera protege de la caída hacia el valle. Justo enfrente se emplaza la gran cascada en los paredones verticales del cañón. Puede verse incluso como mana de la roca en su parte alta para caer unos pocos metros antes de una pequeña repisa desde la que se precipita en el salto de 70 metros hasta la base en la que habíamos estado.
Contemplamos y disfrutamos de todo ello durante unos minutos antes de emprender el descenso durante el cual noté un extraño ruido en la furgoneta, como que alguna rueda rozase con algo. Paré a revisarlo sin encontrar nada raro y al poco de continuar cesó el mismo. Lo volvió a hacer al día siguiente durante un tramo en el regreso, pero ya no más hasta hoy.
Llamamos a un restaurante de Ogarrio que nos había recomendado también Ana, no muy lejos de Arredondo, y reservamos para comer. Llegamos a este pueblo a las 15:30 horas y enseguida nos acomodamos en el comedor para degustar el rico menú escogido. A las puertas del mismo tenían un bonito coche clásico, un Peugeot decorado además con numerosas miniaturas de más coches en el salpicadero. El restaurante está en la bonita plaza empedrada de La Cotera con una fuente también del mismo material. A la vera de la misma se alza la gran iglesia de San Miguel.
Eran las 17:00 horas cuando retomamos la marcha, esta vez con dirección a Rasines, localidad a unos 6,000 km de Ramales dirección Laredo, cerca del cual se encuentra el Parque Paleolítico de La Cueva del Valle. Tras entrar con la furgoneta un tramo por un camino y meternos sin querer en una propiedad privada, volvimos hasta una campa acondicionada como aparcamiento donde dejamos la furgoneta.
Nos encaminamos hacia este lugar encontrando en el trayecto la Mina Constante, una bocamina a la que accedimos unos metros antes de encontrar un derrumbe donde se estrechaba el paso y regresamos. Tras recorrer algo más de medio kilómetro entramos en este parque temático de libre acceso en el cual se han encontrado restos prehistóricos. Varios paneles informativos explican la historia de los habitantes de la época en dicho lugar y su interacción con los animales. En medio del parque, al que se accede por una pasarela de madera sobre el río Silencio se alza un enorme mamut a tamaño natural en el que nos sacamos unas fotos. No lejos encontramos los restos de una edificación dentro de la cual hay un par de túneles por los cuales mana agua hacia unas pilas de cemento. Todo ello entre musgo, enredaderas y otra vegetación y que forman parte de una red de manantiales y surgencias subterráneas que recorren los montes y sierras de la zona. Tomamos un sendero entre cercas de praderías que luego vimos que llegaba a Villaparte, una localidad cercana del municipio de Rasines. Nos dimos la vuelta y entramos de nuevo al recinto del parque en el que además hay varios merenderos. Por último nos acercamos hasta la Cueva del Valle, una enorme cavidad de la que sale el río Silencio. En esta cueva, a la que entré algunos metros, vivían aquellos primeros habitantes de la edad prehistórica. En el techo y paredes se pueden ver raras formaciones rocosas que fotografié. A la luz del flash se apreciaba un tono verde en mucho corros y en otros puntos zonas fosforitas. La vista de la entrada desde la parte interior formaba una curiosa silueta similar a un animal. Ya fuera entablamos conversación con un joven que practicaba espeleología y que había documentado varias cuevas de la zona, entre ellas ésta. Como anécdota, cuando llegamos al aparcamiento había una furgoneta igual a la mía a su lado y era de él. El cielo se había oscurecido bastante y amenazaba lluvia, aunque se mantuvo.
Tras esta visita nos acercamos a Ramales de la Victoria donde habíamos quedado con Ana, que había vuelto, y un amigo. Los cuatro estuvimos un rato de charla mientras tomábamos unas consumiciones en la terraza de una cafetería. Ya anochecido nos pusimos en camino hacia Bustablado, llegando a la casa a las 20:30 horas. 19º C marcaba el termómetro de la furgoneta. En el alojamiento nos hemos adecentado un poco, cenamos y un rato de tv antes de acostarse.
Sin duda una bonita ruta la de esta jornada. El Valle del Asón es realmente bonito y la cascada espectacular. Completamos el tiempo con la comida, la visita al parque paleolítico y el rato de relax tomándonos un merecido refrigerio.
Como avancé al comienzo, me he centrado en las dos jornadas de las rutas. Al día siguiente pasamos la mañana en la casa y su finca hasta que después de comer nos hemos puesto de regreso. De nuevo algo de lluvia fuerte en algún tramo y un bonito atardecer poco antes de llegar a León a las 19:00 horas.
Toda una experiencia la de este fin de semana en Cantabria. Montaña, turismo, gastronomía y buena compañía. Para repetir.
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HACIA LA RUTA
BARRIO DE SAN ANTONIO - ASÓN (266 m)
ERMITA DE SAN ANTONIO DE PÁDUA
VALLE DEL RÍO ASÓN
PUENTE SOBRE EL RÍO
CABAÑAS Y BRAÑAS EN LA RUTA
ARBOLEDA DEL BOSQUE DE RIBERA
CURIOSO ARBOL CRECIENDO ENTRE PIEDRAS
EL RÍO CASI EN SU NACIMIENTO
ROCA Y VEGETACIÓN
CARACOL SIN CASA...
SALTO DE CAILAGUA - NACIMIENTO DEL ASÓN (500 m)
DESCENSO ENTRE GRANDES ROCAS LABRADAS
TRONCOS, TOCONES Y OTROS DETALLES DEL BOSQUE
CASAS EN EL VALLE
NOS LLEVA EL VENDAVAL
DESVÍO HACIA EL SENDERO FINAL
CEMENTERIO DE ASÓN
DESDE EL MIRADOR
OGARRIO
RASINES
PARQUE PALEOLÍTICO "LA CUEVA DEL VALLE"
"GEMELAS"
PICO SAN VICENTE A CONTRALUZ
BUSTABLADO
DEGUSTANDO LA RICA CENA
DOMINGO 29 - REGRESO
EL VALLE DESDE LA CASA RURAL
LA CASA RURAL DESDE LA SUBIDA AL PUERTO DE ALISAS
POR LA AUTOVÍA
PRECIOSO ATARDECER
ARMUNIA
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