Este martes he hecho un gran recorrido turístico por varias
poblaciones, incluso de España. Por una estrecha carretera llegué a Sare,
bonito pueblo montañés al Sudeste de Bayona hacia la frontera con España.
Emplazado entre verdes praderías y cumbres, es una verdadera estampa, de nuevo
desfavorecida por la falta de sol. Una de las cosas que más me sorprendió, y
luego vi en muchos más lugares, fue encontrarme el cementerio al lado de la
iglesia totalmente abierto sin cercado alguno. Las viviendas mismas con su
estilo particular de toda esa zona del País Basque, eran todo
un monumento.
Desde allí subí hasta la estación de La Rhune, un tren turístico
con casi 100 años de antigüedad que asciende desde los 165
metros hasta la cumbre del pico Larrune con 905 metros por una vía
con tracción de cremallera para poder superar las fuertes rampas
finales. Un cartel indicaba nula visibilidad en la cumbre, y decidí no subir.
El tiempo ya me estaba trastocando los planes un poco......
Viendo las
alternativas, había una cueva cercana que se podía visitar, pero leyendo por
Internet vi que en Urdáx, ya en Navarra, España, había otra más bonita y opté
por ir hasta allí.
Mereció la
pena esta visita. Una cueva preciosa y con guía y amplia explicación. Bajé al
pueblo luego para darme un paseo por el mismo viendo el viejo molino, cerrado
en ese momento, y la iglesia.
Comí en un
restaurante cerca de la frontera antes de llegar a Ainhoa, de nuevo en Francia.
El día había abierto un poco y el sol le dio un esplendor al paisaje totalmente diferente. Visité la iglesia y vi
un antiguo lavadero.
Continué
hacia Espelette, pueblo de tradición pimentera en el que encontré un mercadillo
callejero y de nuevo casas tradicionales dignas de postales. Paseé hasta el
castillo y la iglesia, con su correspondiente cementerio adyacente, y un arroyuelo que corría
cercano a la misma. Los pimientos de este pueblo se usan incluso para añadirlos al chocolate,
producto tradicional que compré el último día.
Ya al
atardecer marché hacia la costa, a Ciboure y Socoa, donde me di un paseo por el
bonito puerto y las cercanías del castillo desde donde disfruté de una puesta
de sol de nuevo para recordar. He cenado en la terraza de un restaurante de
este puerto antes de volver al hotel ya tarde.
Comí en un restaurante cerca de la frontera antes de llegar a
Ainhoa, de nuevo en Francia. El día había abierto un poco y el sol
le dio un esplendor al paisaje totalmente diferente. Visité la
iglesia y vi un antiguo lavadero.
Continué hacia Espelette, pueblo de tradición pimentera en el que
encontré un mercadillo callejero y de nuevo casas tradicionales dignas de
postales. Paseé hasta el castillo y la iglesia, con su correspondiente
cementerio adyacente, y un arroyuelo que corría cercano a la misma.
Los pimientos de este pueblo se usan incluso para añadirlos al
chocolate, producto tradicional que compré el último día.
Ya al atardecer marché hacia la costa, a Ciboure y Socoa, donde me di un
paseo por el bonito puerto y las cercanías del castillo desde donde disfruté de
una puesta de sol de nuevo para recordar. He cenado en la terraza de un
restaurante de este puerto antes de volver al hotel ya tarde.
ENTRADA CUEVA URDAX: 6,00 €
KILÓMETROS FURGONETA:
BAYONA ---37--- SARE---6--- LARHUNE---18---URDAX---8---AIHNOA---7---ESPELETT---30---CIBOURE---33---HOTEL
KILÓMETROS ANDANDO TOTAL:
12,740
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