1ª TRAVESÍA “TEJEDA DEL SUEVE” (Loroñe - Asturias)
24-08-14 (Domingo)
Seguimos realizando con retraso las actividades programadas para este verano, pero se van cumpliendo. En esta ocasión hemos ido hasta la vecina provincia Asturiana para visitar un bonito bosque de tejos centenarios en la falda del pico Pienzu, en la sierra del Sueve.
Como el trayecto hasta allí era largo, 170 Km, hemos salido de León a las 7:00 h de la mañana. En el coche de Marcial nos acomodamos además Mª Jesús, Álvaro, José Luis y yo. Mientras amanecía emprendimos el viaje por la nacional hacia Pajares. En la zona de La Robla y Pola de Gordón vimos como la niebla se cerraba en las cumbres. La dejamos atrás más adelante quedando el cielo despejado casi por completo mientras bajábamos el puerto y los primeros rayos de sol iluminaban las cumbres de Peña Ubiña, Tapinón y Peña Redonda, entre otras.
En Campomanes enlazamos con la A-66 por la que circulamos hasta desviarnos primero a la As-1 y luego a la A-8 desde donde vimos ya la sierra con el pico Pienzu, 1161 m, presidiendo con su enorme cruz en la cima. Tras dejar atrás Colunga abandonamos la vía rápida para llegar a Loroñe a las 8:50 horas. El bar abría a las 9:00 h. y en él nos tomamos un café tranquilamente antes de proseguir los escasos 2 Km hasta el comienzo de la ruta. En un descampado a la vera de la carretera que sube al collado del Fito aparcamos el coche y nos preparamos para la ruta. Allí el GPS marcaba 84 metros de altitud.
A las 9:50 h emprendimos la marcha por el camino que partía de allí mismo entre arboleda y praderías de gran verdor. Los helechos también abundaban en las veredas del ancho camino al lado del cual también vimos un cercado con un rebaño de ovejas y un caserío más adelante. Entre los árboles se veía parte de la costa y en medio de la vista una columna de humo de alguna hoguera.
La pista describía varias curvas mientras ganaba altura suavemente. Tras pasar al lado de un coche aparcado, el camino se estrechó y la pendiente se hizo más visible. Una señal prohibía el acceso de vehículos a partir de ese punto.
Cruzamos una valla que cerraba el paso y al poco llegamos a un desvío hacia la cueva-mina del Torniello que yo llevaba marcado en el GPS. Nos metimos por él encontrándonos luego con que se terminaba y los senderos se cerraban de maleza. Bajamos de nuevo al camino y subimos unos metros por él hasta su final desde donde ya se veía dicha entrada con unos caballos cerca.
En el acceso vimos que no era una cueva, si no un túnel de unos 50 metros con salida posterior. Tras sacarnos unas fotos en él salimos al otro lado donde nos encontramos en el fondo de una especie de hoya profunda y cerrada por altas paredes verticales. Solo uno de los lados tenía salida con vistas a la costa y con dicho fondo sacamos alguna foto más. En la parte contraria, un sendero se metía por un estrecho pasadizo sin salida llegando hasta la pared final. En esta explotación se extraía mineral de calcita.
Volvimos al exterior de la mina y enlazamos con senderos que iban ascendiendo por la ladera entre matorral y helechos con algunas marcas amarillas apenas visibles hechas en piedras. Cuando cogimos algo de altura vimos el Pienzu y su enorme cruz en la cumbre. Alcanzamos una collada al lado de un arbusto donde nos detuvimos unos minutos a tomar un tentempié. Estábamos a una altura de 375 m y habíamos caminado 3 Km. Eran las 11:30 horas.
En este punto estuvimos unos 15 minutos antes de proseguir la marcha descendiendo unos pocos metros por un sendero a media ladera en el que nos cruzamos con un rebaño de vacas y un pastor. Poco después nos encontramos con otro lugareño que nos informó que los tejos más gruesos se encontraban en otro de los valles contiguos que había que haber cogido antes. Optamos por no retroceder y seguimos el sendero que se internó en un túnel de vegetación para atravesar luego unas camperas en las que vimos los primeros tejos de la ruta. Nos metimos en una vaguada de sendero pedregoso y vegetación en la que avistamos una pequeña lagunilla. Cruzamos otra explanada y volvimos a la arboleda en la que encontramos una curiosa planta, hongo o lo que fuese. Tenía la forma de una pata de gallina con cuatro dedos y roja. Parecía más bien un animal o incluso un extraterrestre.
La pendiente se acentuó en el siguiente tramo de la vaguada que cogimos por la parte izquierda. El sol calentaba bien y Mª Jesús y yo decidimos desviarnos hacia el medio de la garganta donde había arboleda. Por allí ganamos altura más frescos sorteando algunas ramas caídas de los árboles. Más arriba nos juntamos de nuevo antes de salir a otra campa en la que pastaba ganado y al final de la cual había una fuente con pilón en la que me sacié hasta hartarme. No tenía problema de agua, pero con el calor que hacía, era mejor guardar reservas. En el pilón había renacuajos y tritones.
Retomamos la marcha por una empinada ladera en la que pastaban algunas reses más. Enseguida nos internamos de nuevo en el bosque donde los tejos ya eran más abundantes y de grosor mas considerado, aunque aún no como nos los esperábamos. Todavía no habíamos llegado al final del bosque donde deberían estar los mejores.
Dejamos atrás una lagunilla con un tronco en medio y un curioso palo en el que vimos cada uno una forma diferente. En otro tronco más adelante encontramos una cornamenta de ciervo con la que nos sacamos unas fotos y que al final Álvaro se ha traído. Estaba la cornamenta completa unida al cráneo del animal.
A las 14:45 horas hemos llegado a una campa en la que nos acomodamos para comer a la vera de unas rocas con las vistas de la costa frente a nosotros. Estábamos a 813 metros de altitud y habíamos caminado 7,240 Km.
Estando comiendo nos hemos enterado por el móvil del trágico accidente que esa misma mañana se había cobrado la vida de tres miembros del GREIM al despeñarse el helicóptero con el que estaban rescatando a un montañero en el pico La Polinosa, en Los Mampodres. Un siniestro que conmueve a todo el mundo montañero que consideramos a este colectivo como guardianes de la montaña.
Tras una hora de relax nos hemos movido hacia la arboleda de la parte Oeste en busca de más ejemplares de mayor grosor. Guiándonos de la ruta de GPS que llevábamos como pauta, cambiamos de rumbo al Este para internarnos en la otra parte boscosa donde que enseguida encontramos numerosos tejos de gran calibre y retorcidas ramas y troncos, algunos creciendo entre las mismas rocas. Mª Jesús notó de pronto un soplo de aire extraño y enseguida vio que salía de un pequeño hueco en el suelo y de no más del tamaño de un puño por el que soplaba una fuerte corriente. Era curioso el efecto que hacía. Parecía un pequeño bufón. En este tramo, por el que aún íbamos ganando altura, vimos un corro cercado con alambre del que enseguida descubrimos su función. Protegía una gran sima que se abría en el terreno y en medio de la cual crecía otro gran tejo.
Continuamos subiendo suavemente por la tejeda hasta que alcanzamos la parte más alta de la ruta a 836 metros de altitud mientras seguíamos haciéndonos fotos en los troncos más retorcidos y gruesos que encontrábamos. Ya no seguíamos ninguna ruta de nadie en el GPS, que comprobamos como ellos se habían perdido lo mejor del bosque.
Comenzamos a descender entre la arboleda dejando atrás este reducto de grandes tejos y cruzando algunas camperas desde las que vimos hacia atrás la cumbre cercana del Pienzu, solo 300 metros por encima. Pasamos al lado de otra lagunilla de agua estancada y salimos de la arboleda a la loma despejada desde donde tuvimos otra bonita vista de la costa. La pendiente era considerable en esa ladera y perdimos altura rápidamente. Poco más arriba de la fuente con pilón hemos cerrado el lazo de esa parte superior de la ruta.
Ya por el camino común dejamos atrás dicha fuente para meternos enseguida en la estrecha vaguada. Esta vez seguimos el sendero que Álvaro, José Luis y Marcial habían subido unos metros por la parte alta de dicha garganta. Aunque las piedras se encontraban secas, no era difícil patinar en ellas o tropezar. Cruzamos otra parte de bosque antes de salir al sendero de la ladera entre helechos y pasar al lado de la lagunilla en la que ahora bebía una vaca. Con alguna más y algún ternero nos cruzamos más adelante antes de alcanzar la collada en la que por la mañana habíamos parado unos minutos.
Desde ella se emprende la bajada al valle principal con las paredes de la mina ya a la vista y de nuevo la costa. Entre los altos matorrales y helechos descendimos mientras el sol del atardecer nos iluminaba de lleno. De esa forma enlazamos con el ancho camino en las cercanías de la bocamina. Dejamos atrás una majada que se “la comía” la maleza y arbustos y un castaño con el tronco en el que un gran hueco lo traspasaba de lado a lado. Cruzamos la verja metálica y continuamos por el camino entre helechos de gran altura y verdor. También vimos por allí algún que otro eucalipto. A las 18:55 horas terminábamos la ruta en el coche con el GPS marcando 13,200 Km.
Allí mismo nos cambiamos y emprendimos el trayecto hacia la playa de La Espasa, a escasos 4 kilómetros de allí. En un prado cercano aparcamos y nos encaminamos a dicha playa tras cruzar la N-632. Desde allí podíamos contemplar la sierra del Sueve e incluso la cruz del Pienzu. Poco antes de las 19:30 horas entramos en la arena en la que aún quedaba personal. Todos nos animamos a meternos en el agua. Yo llevé la cámara pequeña para hacernos algunas fotos. Como es habitual en el Norte, el agua se notaba muy fría al entrar en ella, aunque luego nos acostumbramos. Por suerte, unas brumas que habían ocultado el sol, se fueron despejando y volvió a brillar.
Mas de media hora estuvimos disfrutando del agua antes de salir y cambiarnos. Alguien había comentado la posibilidad de comernos un bocata en un bar cercano y al final algunos nos animamos. Nos hemos pedido unos bocatas de calamares que nos supieron.... a poco.
A las 21:20 horas abandonamos el bar camino del coche para emprender el regreso 10 minutos más tarde. Por la N-632 enlazamos con la A-8 y con la As-1 para llegar a Mieres donde entramos en la A-66. Al igual que a la ida, hemos vuelto por el puerto de Pajares. Yo venia con la boca seca del todo y mucha sed, así que ya en Arbás del Puerto hemos parado un momento en la fuente cercana a la carretera. Eran las 22:55 horas. Sin novedades hicimos el resto del viaje hasta la capital donde llegamos a las 23:45 horas. En Guzmán aún estuvimos un rato de charla antes de despedirnos.
Completo día el que hemos disfrutado hoy con montaña, playa y momento “gastronómico” para rematar. Redondo.
MAPA ESQUEMA
ENLACE RUTA GPS:
EN LEÓN
NIEBLA EN EL TRAYECTO
DESDE PUERTO PAJARES
EN LOROÑE
COMIENZO DE LA RUTA
COSTA DE COLUNGA
MINA DE TORNIELLO
HACIA EL PRIMER COLLADO
ENTRE COLLADOS
¿Y ESTA PLANTA?
POR LA VAGUADA
ABREVADERO
PASTOS
ENTRANDO EN EL BOSQUE
GAMOS
SIMA EN LA TEJEDA
LASTRES
CERRANDO EL LAZO
ÚLTIMO DESCENSO
ÁRBOLES SINGULARES
TERMINANDO LA RUTA
DATOS TOTALES DE GPS
PLAYA DE LA ESCAPA
MERENDANDO UN POCO
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