(Erróneamente, el nombre de la cumbre en las fotos figura como "Cabanceda" en vez de "Gabanceda""
MARCHA DE REGULARIDAD.
1ª TRAVESÍA “PANDETRAVE-PICO GABANCEDA (1ª ASCENSIÓN)-POSADA DE VALDEÓN”.
21-05-06 (Domingo)
Tras suspender nuestra actividad del “Salto de Eume” en La Coruña por falta de participantes, me decidí en el último momento a participar en una marcha de regularidad organizada por el grupo Yordas. Curiosamente se trataba de una travesía en la que estaba como opción la ascensión al pico Gabanceda, programado por nuestro club para el próximo mes de agosto. También en el último instante se añadió Luis, que fue a la salida sin garantías de que hubiese plaza, aunque hubo suerte y pudo ir también.
A las 8:00 horas salimos de Santo Domingo en un autocar y un microbús. En él mismo hicieron las parejas participantes y nos dieron una visera, que ya adelanto que perdí no sé donde ni como, y el mapa. Con alternancia de nubes y claros fuimos avanzando hacia el puerto de Pandetrave, 1568 m, donde llegamos en unas dos horas. Aquí nos preparamos para la ruta con la bonita y amplia vista de los macizos de Picos de Europa.
Con intervalos regulares nos fueron dando la salida por parejas. Luis y yo comenzamos la ruta a las 10:24 horas. Desde el puerto partía una pista que no tardó en internarse en un bonito bosque. El primer tramo descendimos unos metros pasando algunas praderías donde encontramos ganado pastando. Varios arroyos atravesaban el camino y en ellos había algunas cascadas. Al llegar a la vega de Prego comenzamos a subir por la pradera hacia la collada de Tomaderas, entre el pico La Silla y el Gabanceda. Allí el sendero desapareció y la ladera se hizo empinada. Yo me había quedado por detrás con Carmen, que también se había apuntado e iba de pareja con otro chico. Al igual que a mí, le gusta pararse y sacar fotos de todo. Poco a poco fue viéndose el paisaje más amplio distinguiéndose picos como Los Vallines o el Coriscao. Ya desde el mismo puerto teníamos a la vista los macizos Central y Occidental de Picos de Europa.
A las 11:25 horas alcanzamos la collada a Tomaderas con una altitud de 1822 metros. Allí estaba Luis esperándome y le había dado un tirón en la pierna. Allí había también algunos organizadores del grupo Yordas. Nosotros éramos los últimos en llegar. Desde dicho collado se tiene una amplia vista del macizo en el que se encuentra el Gabanceda, justo a nuestro lado, y el Gildar, más alejado. Así mismo contemplamos parte del valle de Prada por el que luego bajaríamos.
Por un sendero por la falda del Gabanceda continuamos la marcha hacia el siguiente collado donde se encontraba el segundo control, contando la salida como el primero. Las marchas de regularidad, que ya he hecho varias, consisten en controlar los tiempos que hace cada pareja participante en los diferentes tramos de la ruta y hacer una media entre los mismos. El que más se acerque a esa media es el ganador. Por eso no consiste en correr ni tampoco quedarse embobado. Por mi parte, y como tengo claro que iba a disfrutar, como siempre, no me importaba para nada estos tiempos.
El sendero descendió suavemente para evitar unos pedreros del pico. Toda la ruta estaba marcada con tiras de plástico que iban indicando el rumbo a seguir. En ese momento comenzaba a lucir el sol tras pasar una banda de nubes que no nos lo había dejado ver desde que comenzáramos. Por delante iban varios participantes que habían perdido la senda y ahora estaban subiendo por lo más empinado. Yo zigzagueé un poco y lo cogí más suavemente hasta alcanzar casi la altura del
siguiente collado, el de Piedras Blancas. Luis también se había adelantado y le dejé detrás ya que subía por lo peor y además con la pierna mal. Poco antes de llegar al collado pasamos un nevero.
A las 12:00 del mediodía llegamos a este collado de 1850 metros. Allí estaban varios organizadores tomando tiempos y algunos participantes tumbados en la pradera. Apunto aquí que en los controles el tiempo que se está parado en ellos no cuenta, tomándose dos lecturas, a la llegada y a la salida. Desde aquí estaba la opción de subir al pico Gabanceda, hacia el cual se dirigían algunos y bajan ya otros. El viento era realmente exagerado y eso hizo desistir a varios.
Luis y yo ya teníamos pensado subir ya que como apunté, podíamos con ello adelantar una actividad programada por el club para el mes de agosto y así conocer el terreno de antemano. Él seguía resintiéndose de la pierna, pero poco a poco fuimos ganando altura. Tras pasar una loma con algo de matorral entramos en una canal de piedras y gravilla. Sin dificultad alcanzamos la parte alta y solo nos quedaban unos metros de cresteo para alcanzar la cumbre.
A las 12:25 horas llegamos a la cumbre del Cabaceda cuya altitud es de 2036 metros. La panorámica desde la misma no podía ser más extensa y variada. Contemplábamos desde allí toda la ruta realizada desde el mismo puerto. Por una parte se alzaban los dos macizos de Picos de Europa destacando en el Occidental la cumbre de Peña Santa. Así mismo se veía el pico Jario, Gildar, Peña Ten, las cercanas Corcadas y el lejano Espigüete. También Peña Prieta, Coriscao y los Vallines junto con otros muchos más que ya no enumero.
En la cumbre nos juntamos con un chico y una chica, Asun, que habían venido en el autocar nuestro y que habían formado pareja de participantes. Allí estuvimos sacando varias fotos y dejamos nuestra tarjeta de cumbres. El viento era realmente fuerte y había que tener cuidado de no acercarse a la parte norte donde caían a plomo las paredes del pico. A la cumbre también llegó el que nos había dado los mapas en el autocar junto con otra chica.
Una media hora después de llegar emprendimos el descenso. Esta vez bajamos por la ladera sur en vez de por la canal. Pasamos también algún tramo de roca y pedrero antes de salir a lo verde. No tardamos en llegar donde estaban los cuatro organizadores, entre ellos Arsenio, el presidente del Yordas. Allí nos dieron la hora de salida y seguidos por ellos, ya que éramos los últimos, retomamos la ruta oficial. El sendero seguía ahora por la loma de la Cerra de Montó que dejamos a nuestra izquierda. Pasamos por el alto de una peña y bajamos hasta otra collada desde la cual ya se comenzaba el descenso por el Valle de Prada. Poco a poco fue ocultándose el Macizo Occidental tras las cumbres del pico Cuetotín o el Cantotejedo que bordean este valle quedando visible y de frente el Central. La ruta bajaba por laderas entre praderas floridas y matorral bajo. A la izquierda se alzaba un gran peñón de paredes rocosas multicolor. Por desgracia el cielo se había ido cubriendo de nuevo y no se podía contemplar esto con todo el esplendor que merecía. Atravesamos algunos arroyos que forman el río Llalambres y que nacen en las fuentes de Montó por debajo de todas aquellas cumbres que bordeábamos.
Los organizadores nos seguían e iban quitando los lazos de plástico que marcaban la ruta. Nos decían que el día que habían ido a prepararla se había cerrado la niebla y habían tenido que usar la brújula y mapas para orientarse. Eran lo que más temían ese día, que bajase la niebla y hubiese despistes.
Pasamos al lado de una pequeña caseta de piedras que están reformando y no tardando vimos la majada de Montó donde se situaba el tercer control. Situada en una verde pradera y con los Picos de Europa de fondo, formaba una bella postal junto con un corral en el que había tres caballos. Bajamos hacia ella por una empinada ladera y a las 14:15 horas alcanzamos su altura. Allí nos tomaron la hora de llegada y junto con algunos participantes más, nos dispusimos a comer sentados en la pradera. El resto de la ruta transcurría por una pista hasta Prada y como duración marcaba en una señal 2 horas.
Poco antes de las tres de la tarde nos pusimos de nuevo en marcha por dicho camino. Por él había llegado un todoterreno con dos hombres que iban en busca de ganado hacia la parte alta. Aunque nunca me han gustado los caminos ni pistas como esta, el entorno lo compensaba con arboleda, algunos arroyos y la constante vista de los picos. Por la derecha y en la parte baja del valle, corría el río Llalambres.
Mas adelante pasamos al lado de la majada de Bre, una pequeña y bonita casa de piedra y teja. Por la parte izquierda subían laderas de verde arboleda que contrastaban con lo oscuro de las paredes rocosas bajo las que se asentaban. Algunos claros que se abrían en el cielo permitían al sol iluminar todo ello dando un esplendor realmente encomiable. A continuación entramos en una zona donde abundaban unas bonitas flores a medio florecer pero que daban al paisaje una belleza resaltada. Por debajo volvimos a ver otra majada en medio de más praderías.
Luis se fue adelantando y nos separamos. Yo quedé con Carmen sacando fotos y disfrutando de todo ello. Desde un alto cercano al camino vimos Santa Marina de Valdeón. Algo más adelante había un gran espino florecido en medio de otra pradera. La pendiente se fue haciendo más pronunciada y la pista zigzagueó camino de Prada. Tuvimos entonces una amplia vista de dicho pueblo y el cercano Posada con el fondo del macizo Occidental, que volvíamos a contemplar de nuevo. Unas buenas fotos pudimos sacar de este bello paisaje.
Poco antes de las 16:30 horas entramos en Prada. En éste vimos numerosos hórreos entre las casas y huertas. Atravesamos este pueblo y a los pocos metros entramos en Posada de Valdeón. Llegamos a la plaza principal cerca de la cual se encuentran las escuelas donde nos tomaron la hora en el último control. Yo me acerqué luego hasta el autocar para cambiarme de ropa. Al lado hay un cartel publicitario donde hace ya 20 años, y en otra marcha de regularidad, tengo una foto hecha. Le pedí al compañero de Carmen que me sacase una foto en el mismo lugar con el Macizo Central de Picos como fondo.
Ya cambiado volví de nuevo hacia la plaza. Aquí ocurrió la incidencia negativa de la jornada. Resulta que ya antes Ramón Lozano, estando sentado en una terraza, se le fue la silla y cayó de cabeza contra el suelo. Pues bien, con el golpe había perdido la memoria y no reaccionaba. Por ello, en esos momentos le iban a traer en un coche hacia León para que le reconocieran. Más tarde, de regreso en los autocares, nos dijeron que se había recuperado.
En el patio de las escuelas nos reunimos todos y se entregaron los premios a los ganadores de la prueba. Luego hicieron un sorteo de regalos y a mí me tocó una camiseta con el anagrama del Yordas. A la vez se repartieron pastas con refrescos y mistela. En el cielo se seguían alternando nubes y claros.
Poco después de las 18:00 horas nos dirigimos hacia los autocares para comenzar el regreso a León. Ahora lo hicimos subiendo el puerto Panderruedas y ya en Riaño nos incorporamos a la ruta de ida. Yo iba fotografiando desde el autocar diferentes picos conocidos que veíamos, como el Yordas, Las Pintas, Moro o Peña Corada. Sin novedades avanzamos hasta Mansilla y luego a León donde entramos sobre las 20:00 horas. En Santa Ana hizo una parada y allí quedó Luis. El resto continuamos hasta Santo Domingo donde tenía la moto en la que regresé a casa.
De esta manera transcurrió una jornada más de montaña, en esta ocasión con el Grupo de Montaña Yordas. Salvo la incidencia reseñada, y que al final supongo que no fuese a más, el resultado general fue de lo más agradable. Personalmente, y en esta ocasión no tengo motivo de queja, no me gusta salir con tanto personal ya que hay que ir a ritmo de ellos, que suele ser muy fuerte, y no disfruto lo que quiero de las rutas.
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