1ª ASCENSIÓN A “LA SILLA DE LA YEGUA”.
15-09-02 (Domingo)
Este domingo hemos salido para realizar una actividad que nos quedó retrasada desde el mes de febrero por culpa de la mala climatología de aquel momento. Esta vez no tuvimos ese inconveniente y pudimos alcanzar esta fácil cumbre de la zona del bierzo bajo. Además, y como se verá, lo completamos con algunas visitas turísticas por la zona y el trayecto hacia ella.
Los componentes de esta excursión fuimos escasos, no pasando de estas cuatro personas: José F., Carmen, María y yo, lo que como digo no impidió lo bien que lo pasamos durante toda la jornada que transcurrió como sigue.
Alrededor de las 8:30 horas pasaron a recogerme con el coche de José. Tras parar un momento a comprar el pan, emprendimos el viaje hacia el alto del Morredero, punto inicial de la ascensión. Entre ellos habían decidido ir por la ruta del Camino de Santiago en vez de por la autovía hasta Ponferrada. A mi no me parecía buena idea, ya que soy de los que prefiero comenzar cuanto antes lo que se vaya a realizar y luego, si hay tiempo, lo que sea. Pero bueno, como sabía que el pico era fácil de subir, no me importaba demasiado este retraso.
De esa forma, al llegar a Astorga, nos desviamos por la carretera hacia Foncebadón llegando luego al lugar donde se sitúa la conocida cruz de este alto donde los peregrinos, muy numerosos en esta época, tienen un punto crucial en el Camino de Santiago. Allí paramos unos minutos a verlo, sacar unas fotos, y como no, a dejar una piedra en el montón de la base. Igualmente dejamos una tarjeta de cumbres del club como recuerdo. Yo no conocía dicho lugar y me agradó hacerlo.
Siguiendo la misma carretera encontramos numerosas cruces que señalan dicha Ruta Jacobea. Al llegar al cruce que se desvía hacia Compludo volvimos a desviarnos para conocer la famosa herrería de este pueblo. Antes del pueblo sale el camino que lleva a la misma y que hay que recorrer a pié durante unos 500 metros.
Esta antiquísima herrería no funciona ahora ya que está a la espera de ser restaurada. Allí pudimos ver toda la maquinaria de madera utilizada para aprovechar la fuerza del agua y convertirla en movimiento de fuelles de soplar, martillos y mazos.
El agua que entra del río por un canal hace mover una rueda que transmite el movimiento a todos esos mecanismos usados antiguamente para la forja de todo tipo de herramientas, armas, etc. Como digo, ahora se encuentra parado ya que lo van a reformar.
Para seguir el trayecto tuvimos que retroceder los cinco kilómetros hasta el cruce y así continuar hacia Molinaseca y poco después poder cruzar hacia la misma carretera que ya sube hacia el Morredero. Al llegar a éste tuvimos que situarnos un poco según el mapa que llevábamos para ver desde donde se comenzaba el ascenso. Por una parte está lo que es el alto del puerto, y por otra, el alto de la estación de ski. Hacia ésta nos desviamos y aparcamos el coche al lado de una nave que había.
A las 12:15 horas comenzamos por fin el ascenso hacia el pico. Enseguida nos metimos en una ladera con matorral bajo que apenas molestaba para subir. En la cima veíamos unas casetas, pero no sabíamos si era aquello o no la cumbre. En principio nuestro objetivo era la cumbre de La Silla de la Yegua, que era la de mayor altitud, y si luego nos parecía, pasar a la Cabeza de Yegua, de algo menor altura.
De esa forma fuimos avanzando por la loma aquella hacia una empalizada de protección de la estación de ski. Muy cerca de nosotros pasó un helicóptero blanco al que vimos acercarse por la parte noroeste. En la valla de madera sacamos unas fotos con la cumbre, o lo que creíamos que era, detrás de nosotros. La pendiente se fue suavizando y entramos en un camino pedregoso por el que, sin dificultad alguna, alcanzamos esta cima. Eran las 13:35 horas.
Allí comprobamos que era la cumbre más alta de todas las de alrededor, pero no había señal alguna del nombre de la misma. Allí estaban las casetas que veníamos viendo desde abajo y en las que había varios paneles solares, antenas, etc. Algo mas alejado había un hito formado por varias piedras apiladas, pero sin buzón, señal o placa alguna. Por allí estuvimos mirando y buscando algo de ello sin encontrarlo.
En el mismo macizo se encontraban los demás picos entre diferentes colladas. Según el mapa, el siguiente se trataba de la Cabeza de Yegua, y decidimos acercarnos hasta él antes de comer. Comenzamos entonces a bajar hacia la collada teniendo a la vista ahora el pueblo de Peñalba de Santiago y parte del valle del Oza. Según avanzábamos, y mirando detenidamente el mapa, me parecía que estaba equivocado él o nosotros. No me cuadraba la situación de las cumbres, el valle y el pueblo con el nombre de los picos. Al fin, y tras leer la descripción de la ruta, vimos que las dos cimas estaban equivocadas en el mapa y que la Cabeza de Yegua tenía que estar antes que la Silla, en la que habíamos estado.
Convencido por completo de ello, y dado que luego queríamos bajar a Peñalba y demás, optamos por volver a subir hacia la cumbre y comer en ella a la abrigada de una de las casetas. El viento soplaba y no era nada cálido. El cielo se iba cubriendo de nubes mientras transcurría la jornada, aunque no parecía que amenazase lluvia.
La vista desde aquella altitud de 2143 m era realmente bonita. En la lejanía podíamos ver la ciudad de Ponferrada con todo su valle y todo el macizo de la zona de Ancares y Villablino. Como apunté antes, teníamos delante todo el valle del río Oza, parte del Valle del Silencio con San Pedro de Montes detrás de éste y con el alto de la Aquiana encima. En la parte sur destacaba el imponente Teleno que salía tras otras cumbres más cercanas de la zona del puerto Morredero.
Antes de emprender el descenso sacamos algunas fotos y entre las piedras del hito dejamos un bote con nuestra tarjeta señalando el lugar en el que quedaba. Sobre las 15:35 horas nos pusimos en camino hacia el coche siguiendo el mismo camino de subida. Sí que nos intrigaba donde podía situarse la cima de la Cabeza de Yegua, que tenía una altitud de 2082 metros.
Antes de llegar a la empalizada había un pequeño alto que ni tan siquiera destacaba en la loma, pero decidimos acercarnos a él. Allí vimos un pequeño montoncito de rocas entre las que había tres figuritas de un belén. Decididamente se trataba de la cumbre que “nos faltaba”. Vimos que no merecía la pena ni dejar tarjeta, ya que como digo, ni sobresalía de la ladera.
De nuevo volvimos al camino y pasamos por la valla de madera comenzando a bajar lo más pendiente. En vez de hacerlo por donde antes, nos desviamos un poco para ir más directamente a la nave. Para ello seguimos la línea de uno de los telesillas de la estación que iba directamente hacia ésta.
Escasamente una hora tardamos en bajar hasta donde teníamos el coche. Como teníamos pensado bajar a Peñalba y acercarnos hasta la cueva de San Genadio, no nos cambiamos ni el calzado. Con el coche salimos a la carretera y comenzamos a bajar el puerto de nuevo. A unos tres kilómetros sale una pista que baja hasta Peñalba, en el otro valle, ya que, no sé por qué, estando los valles tan juntos, no hay ninguna carretera que los una desde poco después de Ponferrada. Esta pista pasa justo por debajo del pico La Cruz del Cueto, al que ya ascendimos en otra ocasión intentando subir al de hoy.
En pocos minutos llegamos a este bello pueblo en el que, como ya he explicado en otras ocasiones, no se puede pasar con los coches. A la entrada le aparcamos y entramos andando en él. Así como hace tres años encontramos las calles en obras de empedrado, ahora está completamente terminada esta restauración. El pueblo mismo está declarado como monumento, y sus casas no pueden tener un aire más típico. Todas ellas, sin excepción, están construidas con piedra, madera y pizarra. Destaca en él además la iglesia mozárabe que estaba cerrada, luego supimos que por restauración también. Entramos en la cantina, que como no podía ser menos, es indescriptible como está decorada.
Como ya no era pronto, y también querían ir a ver el monasterio de Montes, optamos por no ir ya a la cueva ya que se tarda hora y pico en ir y volver. Salimos entonces con el coche por el valle del río Oza hasta el desvío de San Pedro de Montes, o Montes de Valdueza como ahora se le conoce. En este también bello pueblo se encuentra la iglesia, en la que entramos, y las ruinas del monasterio por las que anduvimos un rato. El que está al cargo de la iglesia nos dijo que ya tenían el proyecto para restaurar la iglesia y las ruinas del monasterio a corto plazo. Igualmente nos indicó la situación de otra pequeña ermita que yo no conocía y a la que nos acercamos para ver un bonito detalle que tenía en la fachada.
Tras esto bajamos ya al coche para emprender el regreso a casa. De nuevo llegamos hasta el cruce y salimos a la carretera que baja directamente a Ponferrada por el valle del Oza. En ésta se coge la autovía que nos trajo hasta la salida a la nacional en Astorga. Sin novedades recorrimos estos 45 kilómetros y sobre las 21:00 horas me dejaron en Armunia.
Así dimos por finalizada esta agradable jornada de montaña en la que disfrutamos de un tiempo excepcional, alcanzamos la cumbre deseada y además hicimos turismo por una bella parte de nuestra provincia. En definitiva, un día inmejorable.
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