EL BLOG DE JAVI GALLEGO: XXII ENCUENTRO DE MONTAÑEROS LEONESES - CUETO SALÓN - MATALLANA DE TORÍO

martes, 22 de mayo de 2018

XXII ENCUENTRO DE MONTAÑEROS LEONESES - CUETO SALÓN - MATALLANA DE TORÍO - 20-05-18

XXII ENCUENTRO DE MONTAÑEROS LEONESES.

MEMORIAL “FERNANDO ALGORRI”.

1ª ASCENSIÓN AL “CUETO SALÓN” (Estación de Matallana de Torío)

22-05-18 (Domingo)

Este tercer domingo de mayo se ha celebrado una nueva edición del Encuentro de Montañeros Leoneses, la vigésimo segunda. Un evento que desde hace unos años ha ido a menos en cuanto a organización y número de participantes, pasando de los 300 ó 400 en sus inicios a los algo más de 60 en esta última edición. Antaño se realizaba una ruta con merienda y fiesta final siendo cambiado últimamente por ruta más corta, y aún así ajustada de tiempo para llegar a comer. Yo no he faltado a ninguno y este año me estuve pensando el participar con esa nueva organización, siendo esa continuidad lo que me llevó a dar otro voto de confianza en esta ocasión, aunque no me ha terminado de convencer una vez más. La Delegación Leonesa de Montañismo y el Club de Montaña Villalfeide, de Matallana fueron los organizadores este año, a los cuales sin duda hay que agradecer dicho esfuerzo y dedicación.

Con tan pocos participantes, la opción del autocar era solo factible si un numero considerable se apuntaba, por lo que desde el primer momento yo me decanté por ir en la furgoneta. De nuestro grupo habitual fueron además José Luis, Álvaro, Juan y Pedro. De Guzmán salimos sobre las 8:30 horas con el cielo despejado por completo y con temperaturas algo más primaverales. En una media hora llegamos al pabellón deportivo de la Estación de Matallana de Torío donde aparcamos y nos preparamos para la ruta que oficialmente comenzaba cerca de la estación de FEVE. Como la comida y fiesta iban a ser en una carpa cerca de este pabellón, decidimos dejar allí la furgoneta.

A las 9:20 horas emprendimos la caminata a una altitud de 986 metros. Por algunas calles llegamos al paso a nivel del ferrocarril donde estaba ya el resto de participantes, algunos de los cuales habían ido en tren. Como digo, no éramos muchos más de 60, una quinta o sexta parte de lo que era habitual en los inicios. Nos tomamos un café en un bar cercano y a las 9:50 horas reanudamos la marcha junto con el resto de montañeros.

El primer tramo de la ruta, unos 600 metros, transcurre por la Vía Bardaya, una ruta verde por la que antiguamente circulaba un tren minero. La misma avanza entre viviendas por un lado y la ladera del monte por el otro. Así llegamos al desvío que nos metió en un valle hacia el Este por el que comenzamos a subir siguiendo un camino que más arriba entró entre robles y matorral. Nos llevó hasta la collada de La Ibesa a 1156 metros, donde giramos al Norte por un sendero entre escobas floridas y con el Polvoreda frente a nosotros. Fuimos ganando altura hasta llegar al borde sobre el siguiente valle, el de Valdesalinas, hacia el que teníamos que perder varios metros. Allí estábamos a 1185 metros y llevábamos 2,800 Km.

Por el sendero muy pendiente bajamos hacia dicho valle, por cuya ladera contraria volveríamos en el regreso. Llegamos a media altura y continuamos hacia el Este por praderías de gran verdor en las que pastaban varios caballos. Por ellas ganamos algo de altura hasta llegar a otro collado en el que decidieron reunir al grupo. Algunos ya habían tirado para adelante y otro pequeño grupo decidimos seguir poco a poco. El tiempo para la ruta, a paso tranquilo, no era muy holgado, y yo prefería no parar demasiado e ir avanzando.

Descendimos unos metros hasta el camino que sube desde La Valcueva cerca de antiguas minas y más praderas en las había ganado pastando. En este camino estaba el cruce en el que se podía elegir hacer la ruta larga a la cumbre o volver por el valle de Valdesalinas a la Vía Bardaya y la Estación de Matallana. Nosotros continuamos por el mismo un tramo más hasta abandonarlo hacia la vaguada del arroyo de La Carmonda por donde bajaba un estrecho canal de agua.

Por un sendero paralelo al arroyo, que cruzamos en alguna ocasión, fuimos ganando altura mientras la pendiente se hacía cada vez más empinada. Entramos en otro robledal por el que subía la senda y en donde ralentizamos el paso por la fuerte rampa de la misma. Las breves paradas se hicieron mas frecuentes en este último tramo hacia la cumbre por la loma Oeste. Ya no lejos de la misma se abrió el bosque y tuvimos una amplia panorámica hacia atrás. En este tramo nos alcanzó parte del grupo que había quedado en la collada.

Por debajo de la cumbre se encuentra un bunker circular de cemento de la Guerra Civil al lado del cual sube la senda. En pocos minutos se remontan los metros hasta esta cima de 1535 metros con amplias y bonitas vistas a pesar de su relativa escasa altitud. A las 12:20 horas llegué a ella junto con Álvaro y Juan. José Luis ya estaba allí y Pedro llegó poco después. Llevábamos 6,800 Km recorridos y 720 m de desnivel acumulado de subida.

Desde esta cumbre se tiene una amplia panorámica al Norte con el Polvoreda o Correcillas en primer plano. Bajo él se veía el pueblo de Correcillas y más al Este Peña Valdorria. Por el Sur corría el valle que une el Torío y el Curueño con Palazuelo y La Valcueva al inicio. En la confluencia con el del Torío se emplaza Robles de La Valcueva y ya en la carretera hacia La Robla: Robledo de Fenar, Solana de Fenar y Candanedo de Fenar. Hacia el Este también emergía Peña Galicia y muy al fondo Peña Corada. Era igualmente visible León en la lejanía al Sur.

Sentados en unas rocas tomamos un tentempié ya que al término de la jornada teníamos la comida en sí. Nos sacamos unas fotos y a las 13:00 horas emprendimos el descenso. Lo íbamos a hacer por la ladera Sur siguiendo otro sendero, pero antes de echarme por él me acerqué de nuevo al bunker para sacar unas fotos del mismo sin personal alrededor. Por dicho sendero perdimos altura rápidamente, aunque no era tan pendiente como el de subida. Las escobas crecían a ambos lados y solo algunos robles entre los que cruzamos. Tras varios metros descendidos llegamos a los restos de una antigua mina donde había una pequeña lagunilla. Allí bajamos un corto pero pendiente tramo antes de remontar unos metros hasta un alto. Desde el mismo volvimos a descender bruscamente entre un robledal por un sendero un tanto resbaladizo donde hubo que extremar la precaución para no caer.

El mismo nos sacó a un ancho camino más llano por el que continuamos el avance. No tardamos en encontrar una señal que indicaba que por éste transcurría la ruta ciclista de largo recorrido “Barruelo de Santullan – Balboa” en el tramo “La Vecilla - La Robla”. En alguna ruta anterior hemos coincidido con más tramos de dicho recorrido. En un prado cercado vimos un par de perros que nos ladraron al paso.

Por dicho camino llegamos al punto en el que anteriormente lo habíamos abandonado hacia la vaguada para subir a la cumbre. Por el tramo común recorrimos apenas 300 metros antes de desviarnos hacia el valle de Valdesalinas por otra cañada que ascendía suavemente por la ladera contraria a la de bajada anterior y a pocos metros de ésta. En este camino encontramos algo de barro en unas profundas rodadas que lo horadaban. Subimos un tramo hasta desembocar en las praderías del valle en las que pastaban los caballos que ya antes habíamos visto desde la ladera. Rodeamos el vallado que los cercaba por la campa y enlazamos de nuevo con el camino más adelante.

Ya cerca de la carretera, y de la entrada a La Estación de Matallana, enlazamos con la Vía Bardaya, ruta que como ya apunté, sigue el antiguo trazado de una vía de ferrocarril minero. Paralela a la carretera, este camino pasa al lado de varias instalaciones mineras como cargaderos, lavaderos y una especie de monumento con unas vagonetas a la entrada de una estructura metálica de una bocamina. Todas estas instalaciones las pudimos ver por encima de las viviendas y edificios del pueblo que nos quedaban a nuestra derecha. También bebimos y cogimos agua en una fuente para hacer el último tramo de la ruta.

A las 15:00 horas salimos a la carretera cerca de la estación de FEVE. Nos restaba un kilómetro escaso para llegar al polideportivo donde terminábamos la ruta a las 15:10 horas. El GPS daba estos datos: 730 metros de desnivel acumulado y 13,600 Km hechos.

Allí teníamos la furgoneta y nos cambiamos antes de acercarnos a la carpa cerca de la cual ya comenzaban a repartir las raciones de paella. Acomodados en bancos y mesas degustamos el rico arroz aderezado con carne y marisco y acompañado por agua, vino o refrescos. Café y unas ricas rosquillas completaban el menú. Un par de dulzaineros amenizaba el evento con su música. O me lo perdí, o no hicieron la entrega habitual de la placa conmemorativa al club organizador.

Tras la comida fueron varios los que se fueron marchando quedando allí un reducido grupo un rato más tarareando algunas canciones tradicionales al sol del tamboril y la dulzaina. Cuando decayó del todo nos acercamos nosotros hasta el cercano bar de las piscinas a tomar un refrigerio sentados en la terraza del mismo. Allí estuvimos hasta las 18:00 horas que emprendimos el regreso a León al que llegamos en algo más de media hora.

Si no hay un giro total, y no sabría decir en qué ni como, a este evento le queda “un suspiro”, y es una verdadera pena. Personalmente me entristece mucho ver como una actividad que antaño era todo un referente montañero en la provincia, haya terminado de esta forma. Y lo peor de todo es que normalmente en estos casos las soluciones no suelen arreglar lo ya deteriorado. Una lástima.

MAPA ESQUEMA