martes, 22 de marzo de 2022

PICO CEBOLLEDA Y GILDAR - PUERTO DE PANDERRUEDA 19-03-22


1ª ASCENSIÓN AL “PICO CEBOLLEDA”. 2ª ASCENSIÓN AL “GILDAR”.
(Puerto de Panderrueda)

19-03-22           (Sábado)

Estando a punto del cambio estacional entre el invierno y la primavera, nos hemos ido hasta el puerto de Panderrueda, o Panderruedas como figura en algunos lugares, para ascender a un par de cumbres cercanas al mismo en su orientación Sur, el Pico Cebolleda y el Gildar. Es necesaria una anotación inicial respecto al primero de ellos y su similitud en el nombre con la Peña Cebolleda, también ascendida por mi hace algunos años y emplazada en los Picos de Europa. El prenombre Pico y Peña diferencia ambos.
De León salimos a las 8:25 horas y con 6º C en los termómetros, los cuatro participantes de esta ocasión: Mª Jesús, Juan, José Luis y yo, acomodados en mi furgoneta. Por la autovía llegamos a Puente Villarente donde giramos hacia Boñar. El cielo se mantenía cubierto por completo mientras avanzábamos hacia el Norte por el Porma cambiando de rumbo en esta localidad para cruzar el valle de Sabero hacia la cuenca del Esla. Llegamos así al pantano de Riaño que rodeamos hasta llegar a dicho pueblo en el que hicimos una parada para tomar un café. Nos pusieron de tapa un trozo de tortilla recién hecha que nos animó a algunos a pedir un bocata de la misma con pan recién traído por la panadera en ese momento. Retomamos la marcha por la vera del embalse cambiando de vía hacia el Puerto del Pontón, desviándonos poco antes del mismo hacia el de Panderrueda. En una fuente a la vera de la carretera paramos a cargar agua llegando a dicho puerto cuando eran las 10:22 horas y tras 130 km hechos.
Ya se abrían algunos claros mientras nos preparamos para la ruta en ese punto emplazado a 1461 metros de altitud que comunica el valle del río Tuerto, que baja a Riaño, y el del Cares que lo hace hacia Valdeón. Desde allí ya podíamos divisar a Este parte de los macizos Central y Occidental de Picos de Europa divididos por el cañón del Cares. La nieve estaba ausente por completo en ese puerto donde hay un merendero en la pradería cercana y un aparcamiento. Estando allí llegó otro joven que iba a hacer ski de travesía y a la par que salíamos nosotros, una pareja en otro coche.
El joven anterior nos sacó una foto de grupo antes de iniciar nosotros la marcha a las 10:50 horas cruzando la carretera y metiéndonos en otra pradería en la que vimos una fuente de piedra. La ruta era circular y la idea era ascender primero al Pico Cebolleda y luego al Gildar, por lo que cogimos el camino que salía ligeramente hacía el Suroeste. Enseguida nos metimos en el hayedo donde apareció la nieve cubriendo por completo dicho camino que ya iba ascendiendo de momento paulatinamente. Al lado de éste vimos una piedra con una placa referente a la guerra civil y la zona en la que nos encontrábamos.
Encontramos algún ramal que se desviaba del principal, pero nosotros seguíamos el track del GPS que llevábamos como guía. Hacía algo más de 20 años que yo había ascendido al Gildar, pero nunca al Pico Cebolleda. Dejamos por encima y a un lado unas instalaciones de antenas y eléctricas a la vez que el camino se iba difuminando en el terreno hasta convertirse en sendero. Sí encontramos varios hitos de piedras marcando la ruta que seguía ganando altura ahora entre algunos grandes y gruesos troncos de haya. En algunos se veían rastros de haber sido posiblemente atacados por algún rayo, otros muchos habían caído y cortaban el sendero. La nieve cubría irregularmente el terreno, manteniéndose en mayor parte libre de ella. Alcanzamos de esa forma la cresta de una gran loma perpendicular a la sierra principal que corría por el Sur. Estábamos a 1600 metros de altitud, eran las 11:40 horas y llevábamos 2,500 km.
Habíamos bordeado una pequeña cima apenas destacable, el pico Alto, de 1607 m, y ahora estábamos en la loma que dividía la vaguada del nacimiento del río Cares, al Este, y la del arroyo Valle de la Iglesia al Oeste. El bosque quedó atrás y el paisaje se abrió al Este, Norte y Oeste. Apenas ganamos unos metros cuando aparecieron por delante, un poco al Este, las dos cimas hacia las que nos dirigíamos por encima de las Hoyas de Frañana en la cuales nace el río Cares. El sendero mantenía la línea alta de esta cresta divisoria en la que la roca y el terreno montano se mezclaban. Durante un buen trecho por la misma no pisamos nada de nieve hasta que fue cubriéndola poco a poco. Subimos fuerte repecho por el manto blanco, (o no tan blanco en esta ocasión), y algún montículo más antes de alcanzar la cresta principal de la sierra a las 12:45 horas, a una altura de 1839 metros y tras 4,200 km hechos.
Esta semana pasada hemos sufrido un episodio climático en el que un frente sahariano nos ha dejado una fuerte calima de polvo rojizo que ha afectado a prácticamente toda España dejándolo todo cubierto por el mismo como nunca se había visto: terreno, vehículos, edificios, etc. etc. La montaña no se libró de ello y la nieve aparecía de un tono rojizo que destacaba aún más si cabe al pisarla y aparecer el blanco bajo el mismo.
Estábamos ahora entre el Pico Cebolleda, al Este, y el pico Frañana al Oeste. Apenas 480 metros y unos 40 m de desnivel nos separaban de este último, pero dado que no estaba en la misma dirección que nuestros objetivos, descartamos ascenderlo. Bajamos un pequeño desnivel hasta el collado de Frañana de 1829 metros y nos encaminamos hacia el Pico Cebolleda siguiendo de nuevo la línea cimera por la que transcurría una alambrada que íbamos “saltando” de vez en cuando. Ahora el paisaje se había ampliado, y además de ver las cumbres del Norte, teníamos las del Sur en la vertiente contraria. En la vaguada del Norte, en las Hoyas de Frañana, vimos al joven del puerto con los esquís de travesía.
En este tramo anterior al Pico Cebolleda rodeamos o cresteamos algunos riscos pedregosos bastante abruptos en los que la nieve y el matorral bajo cubría también parte del terreno. En el valle del Sur, por encima de un bosque, divisamos una caseta de vigilancia forestal y en lo alto de un risco vimos un rebeco. En las hoyas del Norte, bajo nosotros, estaba la pareja que había llegado cuando iniciamos la marcha en el puerto. Al igual que el esquiador, se dirigían hacia el collado Cebolleda, entre ambos picos.
Dejamos atrás una señal de Parque Nacional y poco a poco nos fuimos acercando nosotros al Pico Cebolleda. Remontamos un tramo de fuerte pendiente, pero cómodo de subir, antes de encontrarnos con una zona de rocas que hubo que sortear y medio trepar antes de alcanzar la cima del Pico Cebolleda a las 14:05 horas. Estábamos a 2054 metros de altitud y desde el puerto habíamos hecho 5,700 km.
Aunque no estaba despejado, los claros habían ganado terreno a los nubarrones. La vista era espectacular con innumerables cumbres hacia cualquier dirección. Como siempre, y por nombrar solo una mínima parte de las más destacadas, se pueden anotar éstas. Por el Norte emergían el Macizo Occidental y el Central de Picos de Europa. Peña Ten, Pico Lago, Espigüete, Peña Prieta, Coriscao, Peña Corada, Pandián, Corcadas, etc. etc. etc......Al Suroeste aparecía una cola del pantano de Riaño. Entre un hito de piedras encontramos un bote con una tarjeta totalmente empapada y casi ilegible que en casa he podido mejorar y enviar a un E-mail que aparece en ella, aunque por lo visto no era correcta. En su lugar dejamos una nuestra.
Nos sacamos unas fotos de grupo antes de emprender el descenso de nuevo por la misma loma de subida. El cresteo que baja al collado Cebolleda, anterior el Gildar, es muy expuesto por lo que ya nos había comentado Mª Jesús, que hace tiempo lo hizo de subida, y por varias reseñas leídas en Internet. Tiene pasos aéreos, destrepes, etc. Además, con la piedra húmeda y algo helada, podría resultar fatídico. José Luis decidió acercarse a comprobarlo mientras el resto iniciábamos ese descenso a las 14:45 horas. La idea era bajar lo justo para cruzar bajo las paredes verticales del Norte y pasar por el gran nevero que se acumulaba allí hacia el collado Cebolleda. De esa forma perdimos altura sin complicaciones hasta llegar al nivel que nos permitía librar los paredones verticales del pico.
Temíamos, que al ser cara Norte, encontrar la nieve helada y tener que sacar los crampones, pero no fue así. Había algunos tramos algo peor que otros, pero no se llegaba a patinar a pesar de la fuerte pendiente que teníamos hacia el valle. La cruzábamos perpendicularmente mientras perdíamos algo de altura para librar los espolones rocosos de las paredes. De las rocas colgaban enormes chupiteles que en algunos lugares parecían pequeñas cascadas heladas. Tras pasar el espolón más bajo a una altura de 1951 metros iniciamos la remontada hacia el collado Cebolleda. Por otro lado, vimos a José Luis que nos seguía, lo cual indicaba que no había podido pasar por arriba, dato que nos confirmó luego.
Alcanzamos el collado a las 15:20 horas y a una altura de 1993 metros. En éste se acumulaba la nieve en forma de peligrosas terrazas de las que había que alejarse prudentemente. Los valles que caen desde él hacia el Sudeste desembocan en el principal de Casasuertes. Iniciamos la remontada final al Gildar desde ese punto por la loma en la que la nieve y el terreno montano se alternaban. En la nieve podíamos ver las huellas de los crampones de la pareja que habíamos visto subir por delante de nosotros y que en algunos tramos aprovechamos. Ya no lejos de la cima encontramos unas formaciones rocosas entre las que se había acumulado la nieve creando unos efectos un tanto “curiosos”.
A las 15:50 horas, tras 7,000 km hechos, llegamos a la cima del Gildar y sus 2078 metros de altitud. En ella estaba la pareja, que según nos comentaron, eran de Palencia. Nos acomodamos para comer mientras el cielo se oscurecía y se escapaban algunos copos de nieve. Corría allí una fría brisa que anteriormente no había y que nos hizo abrigar aún más. Nos sacamos luego unas fotos, alguna incluso con esa pareja, y dejamos nuestra tarjeta en un bote dentro de una bolsa colocada encima del vértice geodésico. De allí recogimos otra de un club gallego. Las vistas eras similares a las anteriores, pero con un cambio de perspectiva. Ahora se veían algunas cumbres más de Asturias.
A las 17:15 horas iniciamos el descenso por la misma ladera hacia el collado, aunque a los pocos metros nos echamos directamente a la pendiente loma del Noroeste. Por allí se veían las huellas de la pareja y el rastro de los esquís del otro chico. Se bajaba cómodamente por la nieve y rápidamente perdimos bastante altura mientras nos metíamos hacia las Hoyas de Frañana. En algunos lugares vimos bonitas hoyas formadas por la nieve cerca de los regatos que conforman el nacimiento del río Cares. Durante un rato los rayos solares que se colaban entre los negros nubarrones y que se reflejaban en la nieve crearon una verdadera postal de la cual quedó constancia en una bonita panorámica.
En la parte baja de esta vega, rodeada por el Gildar, el Pico Cebolleda, el Pico Frañana y las dos lomas que “escoltan” al Cares en este primer tramo, encontramos los restos de un corral y un pequeño refugio al que nos acercamos Mª Jesús y yo. Tras cruzar algunos regatos más llegamos a esta caseta de piedra y teja en la cual había una chimenea y dos grandes tableros a modo de camastros. Una puerta con ventanuco era el único acceso y hueco en la fachada.
Mientras nosotros veíamos esto, Juan y José Luis se acercaban a ver una cascada algo más abajo, en otro arroyo lateral que por la mañana habíamos visto desde la loma contraria por la que subimos. También nosotros remontamos unos metros para verla más de cerca metiéndonos entre algo de matorral con pinchos. Mereció la pena, ya que, aunque no siendo lo que se dice espectacular, tenía su belleza al estar encajonada entre roca. Eran las 18:30 horas, estábamos a una altitud de 1604 metros y llevábamos hechos 9,200 km.
De nuevo abajo, y ya todos juntos, retomamos la marcha entrando en un ancho camino que comenzaba allí mismo y que bajaba paralelo al Cares por su derecha. Nos metimos al hayedo viendo algunos tejos y acebos que destacaban por su verdor perenne entre las deshojadas hayas. Los troncos de todos ellos estaban cargados de líquenes y algo de musgo, que según se dice, es signo de ambiente muy sano y limpio. La nieve ya solo aparecía en algunos corros en los claros del bosque. Algunos troncos retorcidos y varios tocones cortados se diseminaban por entre el resto de ejemplares más “normales”. Los arroyos cruzaban este camino por tuberías encauzadas bajo el firme al encuentro del principal. Trazamos una cerrada curva cerca de la cual el camino se bifurcaba en un ramal que baja hacia Valdeón. Un par de indicadores marcaban la dirección a “Posada de Valdeón – El Gildar” por un lado y al “Collado Panderrueda” por otro. Cogimos este último y nos llevó a los pocos metros a un puente con arco de piedra sobre el río Cares por el que cruzamos para volver a cambiar el rumbo. Poco más adelante tuvimos una clara panorámica del Gildar echando la vista atrás. Mientras anochecía avanzamos el último tramo hacia el puerto a la vez que el camino describía algunas “eses” más entre el bosque.
Ya fuera de éste pasamos cerca de una caseta de piedra con dos puertas que bien podría ser algún cuadro de control eléctrico o de aguas. Desde ese punto contemplamos en el fondo del valle de Valdeón las luces de un par de pueblos bajo los murallones del Macizo Central. Un indicador cercano marcaba “PR-PNPE –11 Posada de Valdeón (13,5 Km) (3h)”. En otro panel describía la ruta con mapa.
Enseguida llegamos a la carretera tras la cual teníamos la furgoneta en el aparcamiento en el que ya estaban Juan y José Luis, que se habían adelantado unos minutos. Mª Jesús y yo terminamos la ruta cuando eran las 20:05 horas y con el GPS dando como datos principales 14,300 km hechos con un desnivel acumulado de 944 metros.
Nos cambiamos mientras desaparecía por completo la luz solar y a las 20:30 horas iniciamos el regreso a León. Volvimos a parar en Riaño, en otro de los bares de dicha población, donde tomamos un refrigerio. Una media hora más tarde reanudamos la marcha para entrar en León sin novedades a las 22:30 horas. Fueron quedando los compañeros en los diferentes lugares y por último llegué yo a casa a las 23:05 horas. En el cielo se podía ver la luna casi llena. Un termómetro marcaba 6º C a esa hora, los mismos que a la hora de marchar por la mañana.
Seguimos avanzando en el año montañero dejando atrás el invierno en esta última ruta de la estación. La nieve sigue presente, aunque solo sea abundante en las cotas más altas. Disfrutamos de unos paisajes y rincones espectaculares a lo largo de toda la jornada en la que la climatología nos respetó finalmente.


MAPA ESQUEMA

ENLACE RUTA WIKILOC:


VISTA SATÉLITE

ARMUNIA

TRAYECTO




PUERTO DE PANDERRUEDA (1461 m)



EN EL HAYEDO





VISTA DE LOS PICOS DE EUROPA


PANORÁMICA AL NOROESTE

GILDAR Y PICO CEBOLLEDA DESDE LA LOMA DEL PICO ALTO




BAJO NOSOTROS, LAS HOYAS DE FRAÑANA

POR LA CRESTA HACIA LA PRIMERA CIMA

CONTRASTE DE LA NIEVE CON EL POLVO ROJIZO



LLEGANDO AL PICO CEBOLLEDA


PICO CEBOLLEDA, (2054 m), CON EL GILDAR DETRÁS




TARJETA ENCONTRADA EN LA CUMBRE

DETRÁS, EL MACIZO OCCIDENTAL DE PICOS DE EUROPA

DESCENSO

NEVERO BAJO EL PICO CEBOLLEDA, COLLADO CEBOLLEDA Y PICO GILDAR




CRUZANDO LA PALA DE NIEVE



DESDE EL COLLADO CEBOLLEDA (1993 m)

CRESTA DEL PICO CEBOLLEDA DESDE LA FALDA DEL GILDAR

EL ESPIGÜETE

MACIZO OCCIDENTAL DE PICOS DE EUROPA

"TRINCHERA" DE NIEVE Y ROCA EN EL GILDAR

CON LA PAREJA EN LA CIMA DEL GILDAR (2078 m)

PANORÁMICA AL SUDESTE


VISTA HACIA EL NOROESTE


DESCENSO


LA BORRASCA SE OSCURECE 

RASTROS EN LA PENDIENTE LADERA




BONITAS POSTALES DE LAS HOYAS DE FRAÑANA


PICO CEBOLLEDA


GILDAR


EN LAS HOYAS DE FRAÑANA

REFUGIO Y CORRAL



EL "RECIEN NACIDO" RÍO CARES


BONITA CASCADA EN UNO DE LOS AFLUENTES







TEJO EN MEDIO DEL HAYEDO



BONITOS RINCONES EN EL BOSQUE










RÍO CARES



VALDEÓN BAJO EL MACIZO CENTRAL DE PICOS DE EUROPA

FIN DE RUTA EN EL PUERTO PANDERRUEDA

LUNA EN ARMUNIA