miércoles, 24 de febrero de 2016

RUTA POR CORNIERO - 21-02-16


RUTA POR “CORNIERO” (Intento de ascensión al Relance)

21-02-16              (Domingo)

Una vez más no he conseguido alcanzar el objetivo de la jornada, ascender al pico Relance desde Corniero. La nieve blanda que encontramos en la parte alta de la ruta nos echó para atrás a la mayoría de los participantes y solo dos llegaron a cumbre. El transcurso de la marcha fue como sigue.
En Guzmán nos reunimos los 7 participantes: Antonio, Mª Jesús, Álvaro, José Luis, Eva, Toño y yo. Toño llevaba su coche y el resto fuimos en el de Antonio y mi furgoneta. Salimos a las 9:00 horas ya que la idea era, si estaba bueno, alargar un poco la jornada y ver salir la luna llena que hoy teníamos. Emprendimos el viaje por la carretera del Torío, por dónde algunos decían que se aguantaba más incluso que por el Portillín y Puente Villarente. Yo hice después los cálculos de tiempo y kilómetros por el GPS de las tres rutas y la diferencia es mínima en las dos medidas.
El cielo estaba totalmente despejado de nubes y así llegamos a Boñar donde nos detuvimos unos minutos a tomar un café. De nuevo en marcha por el valle de Sabero se cerró la niebla y con ella rondándonos llegamos a Corniero, 1098 m, a las 10:50 horas. Aparcamos al final del pueblo, de donde parte el camino que seguiríamos después y nos preparamos para la ruta. No había muchos lugares para dejar los coches y tuvimos que quitar unas piedras y troncos de madera para dejar el de Antonio y el mío allí. Toño lo dejó algo más abajo.
A las 11:20 horas emprendimos la marcha por aquel camino que sigue el valle de Primajinas y que es parte de la ruta “PR-LE 49 Cuatro Pueblos”, que ya hemos hecho en algunas ocasiones anteriores. La pista transcurre a la vera del arroyo Primajinas que corre por la izquierda de la misma entre arbustos y algo encajonado. Dejamos atrás un merendero medio cubierto por la nieve que cubría escasamente el paisaje en aquella parte baja. El camino estaba marcado por varias rodadas de vehículos y la nieve se mantenía helada en las umbrías. El sol ya calentaba y el abrigo comenzaba a sobrar.
Según ascendíamos, el arroyo se fue situando al nivel del camino y acercándose y alejándose según el tramo. La nieve se fue acumulando más en el trazado, aunque no suponía aún ningún obstáculo para avanzar. A ambos lados ascendían varias vaguadas con arboleda pelada moteando las laderas. No tardamos en divisar por delante y a la derecha una cumbre con una gran torreta que en ese momento no identificamos como el Relance. Yo sabía que en dicha cumbre había una, pero me parecía cercana la que veíamos, aunque la perspectiva me llevó a error.
El camino serpenteaba valle arriba sin ganar mucha altura todavía, lo cual no es muy recomendable ya que en esos casos todo el desnivel se acumula al final. Fue casi en la cabecera donde las curvas se hicieron más extensas para superar dicho repecho a la collada de Camperas a la que teníamos que llegar. El grupo se había ido dividiendo y algunos decidimos atajar varias de esas curvas que se extendían unos cuantos metros de lado a lado de la ladera. La nieve aún no era abundante por allí y se subía bien.
Ya cerca de la collada hay una fuente con pilón y poco después una cuadra cubierta. En las lomas de enfrente vimos varios caballos pastando en los claros que dejaba el manto blanco. Subiendo a dicha collada nos estábamos alejando de la cumbre que nos quedaba hacia la parte contraria, pero seguíamos una ruta de GPS con subida más suave que las pendiente laderas directas a la cima. A las 13:15 horas, tras 4,700 Km, llegamos al collado de Las Camperas, entre la Peña Ramíl al Nordeste y el Alto de Las Camperas al contrario. La altitud de dicho paso es de 1400 metros.
Este collado da vista al valle de Reyero, distinguiendo desde allí Primajas y Viego, que junto con Valbuena del Roblo y Corniero, son los cuatro pueblos por los que transcurre dicha ruta. Además contemplamos numerosas cumbres hacia dicha orientación como Peña Joya, Terrionda, Peñas Pintas, etc, etc. La ruta del GPS nos marcaba bajar unos metros para enlazar luego con otro camino que cambiaba de dirección ya con la buena hacia la cresta y la cumbre. Como la nieve en él se acumulaba más, decidimos subir directamente a unas peñas en las que ya estaban Antonio, José Luis y Toño.            
Paralelos a una alambrada que cruzamos luego emprendimos el resto la fuerte subida hacia las mismas por terreno tapizado de tojos y algún nevero aislado. En media hora ascendimos los 110 metros hasta la parte alta de las rocas aquellas en las que paramos unos minutos. El camino pasaba unos metros más al Noroeste, y como ya habían comprobado los compañeros, estaba muy cargado de nieve. Estábamos ya a 1510 metros de altitud y la capa blanca había aumentado considerablemente llegando a los 30 cm de media, y además blanda. Había 2,500 Km en línea recta de la cumbre.
Retomamos la marcha por dicho camino pocos metros por debajo de la línea de cimera. Toño era el único que llevaba raquetas mientras el resto teníamos que abrirnos camino en la nieve que ahora sí nos ofrecía más obstáculo. Seguíamos subiendo suavemente y así alcanzamos un collado desde donde dimos vista al Oeste con las cumbres y valles del Porma y otras cimas más alejadas que luego enumeraré.
Los que se habían adelantado se habían metido directamente a la siguiente cima por la línea alta en vez de seguir el camino que la rodeaba por el Oeste. Luego comprobamos que dicho camino tenía aún más nieve que el tramo anterior aunque fuese subiendo muy paulatinamente, mientras que aunque hubiese que subir y bajar el cerro, costaba menos. Había que aprovechar las “calvas” libres de nieve para avanzar más cómodamente y seguir las pisadas de los que iban delante en ella.
En la parte alta de esta cima Toño y Eva decidieron darse la vuelta. Toño le pasó las raquetas a José Luis y estuvimos unos minutos allí parados en los cuales Antonio, Mª Jesús y Álvaro nos sacaron ventaja. Cuando les vimos estaban muy adelantados, sobre todo Álvaro y Mª Jesús que no habían esperado. Sinceramente, me mosqueó un poco ya que se suponía que íbamos sin prisa para hacerlo todos juntos.
Al final estaba Antonio solo por delante de mí y José Luis un poco por detrás y le esperé ya habiendo pasado otro collado y tras haber subido parte de la siguiente loma. La rodilla de nuevo le estaba jugando una mala pasada y también él optó por darse la vuelta. Me pasó las raquetas a mí y tuve que acoplarlas a las botas mías con el consiguiente retraso. Álvaro y Mª Jesús ya estaban en el collado anterior a la cumbre mientras que Antonio estaba en la parte alta de ésta siguiente.
Ya con las raquetas puestas retomé la subida un poco cansado y algo más desmoralizado. El grupo estaba totalmente dividido cada uno “a su bola”. No tardé en reunirme con Antonio, que tampoco estaba muy animado a seguir, y decidimos que aquel punto era el de retorno, estábamos a 1606 metros de altitud, antecima del pico Mular, situado un poco más al Oeste. Nos restaba aún bajar al collado de Los Muertos, 1572 m, anterior al Relance, y subir la fuerte pendiente a la cumbre del mismo con 1716 metros. Eran las 15:40 horas y habíamos recorrido 7,100 Km. 
Aquí enumeraré varias de las numerosas cumbres que se veían desde aquella altitud. El Susarón cercano, Mahón, Bodón, Fontún, Peña Corada, Moro, Rionda, Cerroso, Aguasalio, Espigüete, Curavacas, Murcia, Peña Pintas, Llerenes, Los Cantos, Mampodres, Peña Joya y un largo etcétera más. Una calima rojiza estaba ocultando a la vista algunas de ellas y luego hemos sabido que esos días teníamos encima una “nube” de polvo desértico que la provocaba.
A las 16:00 horas emprendimos el descenso hacia el collado anterior donde optamos por meternos al camino en vez de subir el cerro siguiente. Nos equivocamos totalmente. La nieve se acumulaba en él, y aunque había huellas de no sabemos quien o qué, se avanzaba mal. Yo llevaba las raquetas puestas y avanzaba un poco mejor, aunque aún así me hundía unos centímetros en ella.
La siguiente cima decidimos subirla por las huellas anteriores y a la vera de unos arbustos decidimos parar a comer cuando eran las 16:35 horas. Sentados encima de unas ramas para evitar la nieve comimos Antonio y yo. Mientras, las cumbres más alejadas se iban diluyendo tras la bruma y la temperatura además descendía.
Media hora más tarde reiniciamos la marcha hacia el siguiente paso en el que habíamos encontrado un cartel. Allí retornamos al camino que descendía hacia las primeras peñas en las que habíamos estado. Ya cerca de ellas paré a quitarme las raquetas y sujetarlas a la mochila, por lo que Antonio me sacó alguna ventaja. Pasé por el alto de la cumbre aquella antes de comenzar el descenso directo al collado de Las Camperas. En el camino estaba Antonio y también vi a Mª Jesús y Álvaro, que habían bajado directamente desde la cumbre. En el collado enlacé con dicho camino del valle principal y me reuní con Antonio en la fuente. Mª Jesús y Álvaro se habían escondido y a mí me dieron un bolazo de nieve al pasar. La venganza es un plato que se sirve frío......
Seguimos el descenso mientras la tarde iba dando paso al ocaso. A la ida no me había fijado en las ruinas de una gran edificación de piedra que había cerca del camino. La nieve del camino había ido mermando durante el día por la acción directa del sol claro que habíamos tenido. Sin darnos cuenta apareció la luna llena frente a nosotros. La calima la difuminaba un poco, pero formaba una bella estampa encima de las cumbres. A las 19:00 horas llegamos a Corniero, donde esperaba José Luis, terminando la ruta de la que mi GPS daba estos datos: 14,100 Km recorridos y 590 metros a ascenso acumulado.  
Mientras me quitaba el pantalón de agua, que por cierto estrenaba ese día, se me enredó y caí sobre el asfalto sin mayores consecuencias que el susto. Ya todos “guapos” nos pusimos en marcha hacia Crémenes donde paramos a tomar un refrigerio unos minutos. La iglesia de dicho pueblo tenía iluminadas las vidrieras y formaba una bonita postal nocturna. A las 20:20 horas reemprendimos el regreso volviendo por el mismo trayecto de ida. Sin novedades realizamos dicho itinerario hasta llegar a la capital a las 21:35 horas.
Tengo que apuntar que con esta ruta hemos vuelto de nuevo a hacer las salidas oficiales como “Cumbres de León” por un tema de cobertura del seguro del que tampoco corresponde detallar más.      

MAPA ESQUEMA
ENLACE RUTA GPS:
LEÓN
POR EL TORÍO
CASTILLETE DE LA MINA EN SABERO
NIEBLA EN EL VIAJE
LLEGADA A CORNIERO
COMIENZO DE LA RUTA (ALGUNO YA SE HABÍA ADELANTADO)
VALLE DE PRIMAJINAS






CABALLOS BAJO PEÑA RAMÍL
VALLE DE REYERO

LA NIEVE SE ACUMULA
VALLE DE PRIMAJINAS Y CUMBRES AL ESTE
POR LA LÍNEA DE CUMBRES
CUMBRES AL OESTE
EL RELANCE EN MEDIO

LA BRUMA CIERRA EL PAISAJE
LOS COMPAÑEROS EN EL PICO RELANCE


COMIENDO A LA ABRIGADA
EL OCASO

REGRESO POR EL VALLE

LA LUNA SOBRE LAS CUMBRES
ENTRANDO EN CORNIERO

IGLESIA DE CRÉMENES
LUNA LLENA EN LEÓN


viernes, 12 de febrero de 2016

MIRANTES DE LUNA - CORRALES VIEJOS - SAGÜERA 07-02-16



1ª TRAVESÍA “MIRANTES DE LUNA – CORRALES VIEJOS (1ª ASCENSIÓN) – 

SAGÜERA DE LUNA” 

07-02-16
                   (Domingo)


Para este primer domingo de febrero programamos una ruta en la zona de Luna, concretamente la ascensión a la sierra de Los Montes Tijera, un cresteo muy escarpado encima de Mirantes de Luna al que ni intentamos acceder debido a las condiciones meteorológicas de ese día y la nieve caída la noche anterior. En cambio hicimos una bonita ruta con otra ascensión a una cima cercana, Los Corrales Viejos, una sencilla y “baja” cumbre pero con amplias y bellas vistas.
A las 8:30 horas nos reunimos en Guzmán los cinco participantes de esta jornada: Mª Jesús, Piedad, Álvaro, José Luis y yo. En mi furgoneta emprendimos el trayecto hacia Mirantes de Luna encontrando la primera nieve en Camposagrado. Dejamos atrás La Magdalena y ya camino del pantano de Luna encontramos la carretera también cubierta por la blanca capa. Era muy fina, pero lo suficiente peligrosa para bajar al mínimo la velocidad. Tras sacar unas fotos de Barrios de Luna y pasar la presa, llegamos a Mirantes, 1116 m, a las 9:30 horas.
Aparcamos frente a la entrada al embarcadero del pantano y nos preparamos para la ruta. Había una fuente cercana medio helada de la que al final salió agua por el grifo y allí cargué la cantimplora. En un prado cercano vimos un par de bonitos caballos, uno blanco y otro pardo. A las 10:00 horas emprendimos la marcha retrocediendo unos 800 metros por la carretera hacia el comienzo del camino que entra al valle de Borbusende. Yo tuve que volver unos metros a por los bastones que me habían quedado olvidados en la furgoneta.
Nos desviamos hacia dicho camino cruzando una cerca metálica a los pocos metros y encontrándonos entre pinares. La nieve cubría levemente el terreno mientras el cielo estaba cubierto casi por completo, aunque el sol se colaba entre los pocos claros que se abrían. Poco a poco fuimos ganando altura teniendo una vista del cercano pantano y Mirantes a su vera. El valle era bastante cerrado en ese primer tramo si bien fue abriendo por la parte izquierda por donde bajaba el arroyo Mirantes. De frente comenzamos a ver los Montes Tijera, que en principio habíamos equivocado con otra sierra paralela más al Norte y que viendo ahora el mapa más detenidamente bien podía ser el Pedroso, Lamazo, etc.
El camino serpenteaba por la ladera Sur del valle e iba más o menos en dirección Sudeste. Entre Mª Jesús y José Luis se desató una “discusión” sobre el peso de las mochilas de cada uno y terminaron cambiándoselas durante un buen tramo. Sin darnos cuenta cruzamos un pequeño colladín que nos pasó al valle de Borbusende. Por éste baja el arroyo de la Ensancha que allí mismo se mete hacia abajo en un desfiladero conocido como el Valle de las Mariposas que hace varios años hice terminando por ascender al Lamazo.
El arroyo ahora lo teníamos a nuestra derecha y tras él ascendían los pinares que cubrían las laderas Norte. Por encima de nosotros era más escarpado el terreno y las sabinas moteaban dicha falda. La nieve era cada vez más abundante, aunque se caminaba bien. El sol comenzó a brillar más continuamente dando al paisaje un tono de lo más bello. A las 11:10 horas llegamos a un pequeño refugio cerca del cual vimos algunas señales de la ruta de Borbusende que allí enlaza con la de “Portilla - Sagüera” de “Cuatro Valles”.
Este última ruta la he hecho varias veces y no me cuadraba que bajase tanto hacia este valle, por lo que estaba convencido que había algún fallo de señalización por allí. Pues bien, ahora viendo fotos y el mapa de la misma en casa he comprobado que efectivamente sí bajamos tanto a ese valle las veces que la hicimos.
Continuamos por la pista que cada vez tenía más nieve y en la que vimos huellas de varios animales. Las laderas cubiertas por arboleda nevada y brillante por el sol eran auténticas postales. El camino seguía paralelo al arroyo que transcurría unos metros por debajo del mismo. En algunos tramos el ramaje formaba verdaderos túneles sobre la pista. Hicimos una breve parada para tomar un tentempié antes de continuar la subida que hasta ahora se mantenía más o menos suave. Así desembocamos en Las Vegas del Palomar donde el camino se bifurcaba en las dos rutas, la de Portilla-Sagüera a la derecha y la del Valle de Borbusende a la izquierda. Tomamos este último ramal que subía por la derecha de esta vega en la que vimos pastar cinco caballos entre la nieve. De frente corría la sierra de los Montes Tijera de Este a Oeste. Más adelante encontramos una fuente con gran pilón de piedra al que caía un buen chorro de agua.
Enseguida llegamos a una curva cerrada del camino en el que había que abandonarlo para comenzar a subir por una vaguada de más pendiente. El camino se dirigía a otra collada al Oeste por la que se podría bajar de nuevo a Mirantes, aunque no sabemos en qué estado se encuentra la bajada. Por la vaguada se entreveía un sendero en la nieve que procuramos seguir hasta que desapareció por completo. El viento que nos daba por la espalda iba siendo cada vez más fuerte y el sol molestaba con la nieve. No había llevado las gafas de sol y los ojos se irritaban. Sí paré a echarme protección en la cara.
A media ladera José Luis decidió dar la vuelta por la molestia en la rodilla. Le di las llaves de la furgoneta y a las 13:20 horas, cuando estábamos a unos 1630 metros de altitud, nos separamos. El resto seguimos subiendo ahora campo a través entre la nieve, aunque no ofrecía dificultad alguna. La capa no era muy gruesa y se caminaba bien. El viento moldeaba en ella unas curiosas figuras y tapaba nuestras huellas en pocos minutos. Por encima de nosotros vimos de repente cruzar un par de corzos y encaramarse por la ladera arriba.
A las 13:40 horas alcanzamos un collado, sin nombre en los mapas, que daba paso a otro gran valle al que en algunos documentos da también el nombre de Vegas del Palomar, y de hecho, yo así lo he definido en alguna ruta y ascensión que hemos hecho a las varias cumbres que lo rodean y que vimos desde allí. Al otro lado de dicho valle se elevaban Los Llamargones, Feliciano o el Alto de la Ensancha y más alejado, el Pico Santiago, entre otros. Estábamos allí a 1729 metros. La ruta que llevábamos en el GPS para subir a los Montes Tijera, que ya habíamos descartado,  giraba al Norte y hacia allí nos encaminamos entre rocas para alcanzar al menos el siguiente collado. El frío era intenso por el fuerte viento que azotaba en el alto. Yo me retrasé un poco al no encontrar los guantes que pensé que había perdido.
Avanzamos por entre roca y subimos otra vaguada más corta hasta alcanzar el Alto Sañedo, el collado anterior a los Montes Tijera. Desde él nos encaramamos a unas rocas cercanas con una altitud de 1792 metros. Eran las 14:10 horas. La vista era aún más amplia viendo ahora varias cumbres del valle del Bernesga como el Fontún, Brañacaballo o el Cueto San Mateo, entre otros. Estando allí se nos ocurrió un plan que dependía de poder o no contactar con José Luis, lo cual fue posible por fortuna. En vez de volver a Mirantes, enlazaríamos con la ruta de Portilla - Sagüera y él nos recogería en este último pueblo. Así lo concretamos y emprendimos el descenso hacia el collado primero.
Desde él comenzamos a ascender por la ladera norte donde encontramos algunas pequeñas trepadas antes de alcanzar la ante-cima en la que las escobas lo cubrían todo, aunque no era difícil el paso entre ellas. A las 15:10 horas llegamos a la cumbre de Los Corrales Viejos, cima en la que hay un laberinto de trincheras de la Guerra Civil y cuya altitud coincide con la anterior, 1792 metros.
El frío seguía siendo intenso y nos metimos entre las paredes de piedra del fortín para comer. En un lateral preparamos un pequeño hueco para dejar la tarjeta de cumbres y nos sacamos unas fotos. Desde allí cambiaba un poco la vista de la cumbre anterior y podíamos ver incluso León en la lejanía. A “tiro de piedra” teníamos Peña Portilla, o alto de la Viesca como también se la conoce. Al Oeste, detrás del Pantano de Luna también visible, emergían una gran cantidad de cumbres de las zona de Omaña y Babia. En la parte opuesta y algo al Norte, creemos que se veían Picos de Europa, aunque muy alejados y con poca definición.
A las 16:20 horas emprendimos el descenso hacia el Suroeste por un cortafuegos entre matorrales y algunos pinos que nos llevó al punto en el que en abril de pasado año nos habíamos desviado hacia la cumbre de Peña Portilla cuando la hicimos desde Portilla de Luna. Por ese mismo cortafuegos seguimos bajando paralelos a una alambrada que nos llevó a la bifurcación hacia Portilla de Luna en el enlace con la ruta. La señal estaba caída y la levantamos sujetándola con un alambre a otra estaca. Desde allí marcaba 2,500 Km al pueblo.
Nosotros teníamos que ir a Sagüera, por lo que seguimos por la cresta, ahora ya por camino que subía y bajaba constantemente. Desde un punto del mismo vimos Sagüera en el fondo de otro valle, aunque no había acceso desde allí ya que estaba muy cerrado de maleza y arboleda. Echando la vista atrás comprobamos como la niebla ya ocultaba todas las cumbres y lomas altas por las que habíamos pasado.
Mas adelante llegamos al punto en el que la ruta comienza a bajar hacia el valle de Borbusende en La Vega del Palomar. Si no queríamos tener que bajar todo ese desnivel y volverlo a subir, teníamos que seguir otro cortafuegos que ascendía por la loma inmediata. El siguiente tramo subimos y bajamos rampas de fuerte pendiente pasando por cerros como Las Lombas o Nido de Paloma con altitudes en torno a los 1600 metros. Nos metimos entre pinares y en algunos puntos tuvimos que salirnos del camino por los charcos que lo invadían. La nieve había ido bajando de espesor y ya en muchos lugares ni había. Desde un determinado punto vimos al Nordeste la mole del Cirbanal y la Silla entre los trazos de niebla que lo ocultaron en un santiamén.
Encontramos algunas señales más de la Ruta de Borbusende, que a mí me tenían confundido aún. Una de ellas marcaba el ramal que bajaba al valle hacia el refugio que habíamos visto por la mañana, y que seguía la ruta de Portilla - Sagüera. El tema es que hay tramos que coinciden las dos y las señales de la de Borbusende, más nuevas, son las predominantes.
A las 18:00 horas llegamos a La Forcada, 1520 m, collado en el que el camino abandonaba la cresta para meterse al valle Sur entre pinares ya con dirección a Sagüera de Luna. Según bajábamos éstos iban siendo sustituidos por el roble y las altas escobas, aunque entre ellos se veían los tubos plásticos de nuevas plantaciones de dichas coníferas. Serpenteamos por la ladera y ya bastante abajo nos situamos a la par del arroyo de la Villerma llegando a la vega del mismo nombre mientras comenzaba a llover débilmente. En ella, otra señal marcaba varias direcciones y puntos de esa ruta y otras cercanas. A Sagüera nos restaban 1,200 Km.
Recibí la llamada de José Luis, que nos esperaba a las afueras del pueblo, cerca del cementerio y una señal de la ruta, aunque no sabía si era por donde llegaríamos o el otro extremo. Poco a poco fue oscureciendo la jornada mientras cruzábamos esta vega. Enseguida vimos el camposanto y no tardando llegamos donde estaba José Luis con la furgoneta esperando en una pista cementada. Eran las 19:00 horas y estábamos a 1280 m. El GPS nos daba un recorrido hecho de 15,500 Km y un desnivel de subida acumulado de 914 metros.
Como seguía lloviendo, decidimos acercarnos hasta un resguardo para cambiarnos. Cruzamos Sagüera sin ver la iglesia, lugar habitualmente apropiado para ello por su pórtico, y fue en la de Mora de Luna donde lo hicimos cómodamente. Sin más retrasos retomamos el viaje parando de nuevo en La Magdalena a tomar un refrigerio. El trayecto desde allí a la capital transcurrió sin novedades llegando a Guzmán a las 20:45 horas.

MAPA ESQUEMA
ENLACE RUTA GPS:

SALIENDO DE LEÓN
NIEVE EN CAMPOSAGRADO
LOS BARRIOS DE LUNA

EN MIRANTES DE LUNA
COMIENZO DEL CAMINO
MIRANTES DE LUNA
ENTRE PINARES




VALLE DE BORBUSENDE













VEGA DEL PALOMAR
MONTES TIJERA




CORZOS

LLEGANDO A LA COLLADA

ALTO SAÑEDO
CUMBRES DEL ALTO BERNESGA AL FONDO
ALTO DE LA ENSANCHA

SUBIENDO A LOS CORRALES VIEJOS. LOS MONTES TIJERA DETRÁS


TRINCHERAS EN LOS CORRALES VIEJOS

CUMBRES DE LUNA
LEÓN DESDE LA CUMBRE

DESCENSO. DE FRENTE PEÑA PORTILLA


PEÑA PORTILLA

VALLE DE SAGÜERA
LA NIEBLA OCULTA LAS CUMBRES 
POR EL ALTO DE LA SIERRA NEGRA

VALLE DE VILLERMA

SAGÜERA DE LUNA
MORA DE LUNA
LEÓN