1ª ASCENSIÓN AL “REQUEJINES”. 3ª ASCENSIÓN AL “AUSENTE”.
(Piscifactoría carretera
de Isoba).
27-02-21 (Sábado)
Nos acercamos en esta ocasión a la zona de la estación invernal de San Isidro para ascender a un par de cumbres que rodean el complejo de ski, la peña Requejines y el pico Ausente, ambos emplazados encima del lago Ausente, al Sur de la estación. Mientras que la cumbre del Ausente ya era la tercera vez que la coronaba, a la del Requejines nunca lo había hecho. Elegimos esta vez una ruta algo fuera de lo habitual, que es comenzarla en la misma estación invernal, pero para evitar la gran afluencia en la misma e incluso el problema de aparcamiento, nos quedamos al comienzo del valle del río Silván, cerca de la antigua piscifactoría entre Puebla de Lillo e Isoba. El desnivel es más considerable, pero tampoco fuera de lo habitual. El resultado fue una travesía decente con dos ascensiones de la que a continuación haré un detallado relato.
Con 0º C, a las 8:10 horas, salía de Armunia para recoger a los tres participantes restantes, Mª Jesús, José Luis y Álvaro. Una media hora más tarde abandonábamos la ciudad por la carretera de Santander con dirección a Barrio de Nuestra Señora donde enlazamos con la que se dirige al Norte hasta llegar a Boñar. En esta localidad nos detuvimos unos minutos para desayunar en un bar de la travesía principal. Un termómetro marcaba 4º C a las 9:15 horas. De nuevo en marcha avanzamos hacia la presa y el embalse del Porma, que rodeamos para cruzar poco después Puebla de Lillo. Unos 7 Km más adelante, en dirección a San Isidro, se encuentra la piscifactoría ya en desuso, en el punto donde el río Silván se acerca a la carretera. Un poco por encima de ella sale un camino desde esta carretera, cerrado al tráfico, cerca del cual aparcamos la furgoneta a las 10:05 horas. Estando allí se detuvo un coche con una pareja que nos preguntó por alguna ruta cercana y no complicada para hacer. Resulta que bajaban de la estación de ski donde ya habían cerrado los accesos a las instalaciones por la gran afluencia de personal y las restricciones del Covid. Les invitamos a unirse a nosotros, pero no lo vieron claro y continuaron la bajada.
Nosotros nos preparamos para la ruta allí mismo y nos sacamos una foto antes de iniciarla a las 10:30 horas a una altitud de 1355 metros. El cielo se mantenía despejado salvo algunas brumas aisladas. La nieve era solo visible en algunos corros y por encima. Desde ese punto inicial se podía ver la cumbre del pico Ausente, aunque en esos momentos no lo identificamos. Poco más adelante se veía también la del Requejines. El ancho camino remontaba por el valle del río Silván, que bajaba por nuestra izquierda, con dirección Noroeste. En las laderas comenzamos a ver numerosas cascadas de los arroyos que lo surtían. Tras un tramo recorrido comenzamos a pisar la primera nieve no lejos del refugio de la Majada Cacabo. Esta pequeña caseta, como comprobamos ya en el regreso, está abandonada y llena de excrementos de animales que entran al carecer de puerta. Se ubica a una altitud de 1470 metros y poco después el camino da un brusco giro para cruzar el río, aunque nosotros lo abandonamos para seguir de frente por el valle ya sin más referencia que el track del GPS.
La pendiente se hizo más pronunciada a partir de allí y bajamos el ritmo. Nos situamos a la vera de un arroyo por donde fuimos ganando altura rápidamente sorteando algunas escobas y neveros aislados. La vista hacia atrás comenzaba a ampliarse apareciendo cumbres tras el valle por el que subíamos. Hicimos una parada para reponer un poco las fuerzas cerca de una especie de abrigo de rocas montado en un altozano. Desde allí descendimos unos pocos metros entre matorral antes de entrar en un nevero que cruzamos manteniendo más o menos la altura bajo las estribaciones del pico Ausente.
No tardando comenzamos a ver a lo lejos numeroso personal subiendo por una ladera también cargada de nieve hacia el lago Ausente. Por un momento me falló la orientación del GPS y me marcaba el lago en otra orientación, hasta que se reubicó de nuevo. Rodeamos unos cerros y emprendimos la fuerte subida hacia ese lago evitando la nieve por una zona de la loma limpia de ella. No era muy largo este tramo y en pocos minutos lo remontamos para dar vista al lago Ausente a una altitud de 1745 metros. Eran las 12:25 horas y hasta ese punto habíamos recorrido 2,700 Km.
Bajamos unos metros hasta la vera del lago, cerca del cual había mucha más gente. La superficie estaba totalmente cubierta por nieve bajo la cual había una capa de hielo quebradiza, como comprobamos al pisarla en su orilla. Rodeándolo está el circo con las dos cumbres que lo cierran, el Requejines al Oeste y el Ausente al Suroeste. Al igual que la pareja con la que habíamos hablado abajo, muchos de los que se habían acercado al lago eran esquiadores que se habían encontrado con la estación ya cerrada por aforo completo. Uno de ellos era un joven que nos pidió sacarle una foto y con él lo comentamos.
Nos sacamos nosotros también unas fotos antes de reanudar la marcha hacia nuestros objetivos por la cresta Norte del circo. Me puse las raquetas allí ya que la nieve era constante desde ese punto, al menos de momento. En algunos tramos sí eran prácticas, pero en la mayoría no hubiesen sido necesarias. La capa no era muy gruesa y se subía sin dificultad. José Luis se fue adelantando y quedamos el resto por detrás siguiendo sus huellas. Continuábamos viendo el lago por nuestra izquierda cubierto por la blanca capa de nieve. No tardó en adelantarnos un grupo que subía también con raquetas.
Fuimos ganando altura y el terreno herboso se cubrió de rocas, por lo que decidí quitar las raquetas. Superamos los 2000 metros de altura mientras el paisaje se ampliaba. Por delante veíamos el peñón en el que se ubica la cima del pico Requejines y en el que ya estaba José Luis y algunos montañeros más. Entre rocas y nieve alcanzamos nosotros esta cumbre de 2026 metros a las 14:20 horas tras 4,000 Km hechos.
La vista desde allí era espectacular con numerosas cumbres en todas las direcciones y distancias. Allí cerca, en San Isidro, teníamos el Torres al otro lado de la carretera. Más cerca se veía el macizo formado por el Toneo, Agujas, Cuerna, Redondo o Roldán, algunos de ellos subidos en febrero del pasado año. La sierra de Sentiles une dicho macizo con el que estábamos. En la orientación contraria emergía La Rapaona, la Peña del Viento o la Peña San Justo y los Mampodres más al Sur al igual que el Susarón. También veíamos varios remontes de la estación de ski y parte del complejo hotelero en la carretera general. Divisábamos la piscifactoría cerca de la que habíamos iniciado la ruta, aunque no la furgoneta. En esa cima hay un buzón, sin tapa, en el que dejamos un bote con nuestra tarjeta y nos sacamos unas fotos.
A las 15:05 horas nos pusimos en marcha hacia pico Ausente distante algo menos de medio kilómetro en línea recta hacia el Sur. Entre uno y otro se baja a un collado de 1983 metros desde el cual vimos a una pareja “tirarse” esquiando por la ladera mas o menos perpendicularmente para evitar la fuerte pendiente de la misma. En esta bajada pasamos algunos tramos entre grandes rocas y otros pegados al mismo borde. Por el contrario, la subida al Ausente es mas herbosa y sin apenas nieve.
A las 15:35 horas, tras 4,600 Km, llegamos a esta cima cuya altitud es de 2046 metros. Un hito de rocas marca esta cumbre desde la cual, aparte de las cimas mencionadas anteriormente, veíamos el lago de Isoba, parte del embalse del Porma, Puebla de Lillo o Redipollos. Acertamos a distinguir incluso la furgoneta en el punto de donde habíamos partido. Nos acomodamos para comer tranquilamente en cima disfrutando del buen día que teníamos y de todo ese gran paisaje.
La tarjeta la dejamos en un bote entre el jito de rocas y nos sacamos una foto de grupo antes de iniciar el descenso a las 16:55 horas. Lo hicimos hacia la ladera contraria de subida donde volvimos a cruzar algunos neveros. Yo me había quitado las polainas y en algunos trechos me entraba la nieve por encima de las botas. La pendiente era considerable en varios tramos de esta bajada en la que teníamos el lago Ausente a nuestra izquierda, al Norte. Llegamos al final de la loma de la cumbre principal y rodeamos unas peñas antes de cambiar de dirección por otra ladera en cuya parte baja comenzaba una pista a la que nos incorporamos minutos después. Por lo que se podía ver, había sido trazada para la repoblación de un pinar que cubría la vertiente Este que caía hacia el valle del río Silván por el que habíamos subido.
En esta pista se suavizó la inclinación e incluso ascendimos levemente durante los últimos metros antes de echarnos al valle por un ramal de la misma poco antes de llegar a la peña Lázada. Cambiamos de dirección e iniciamos un retroceso mientras perdíamos altura por la umbría del valle Silván. La pista estaba cargada de nieve en ese tramo de bajada que no tardando trazó un zigzag. En una de las curvas del mismo vimos un nevero en el que se habían formado algunas curiosas cavidades a las que nos acercamos para sacar unas fotos. Seguíamos viendo la furgoneta la mayor parte del tiempo desde la cumbre del Ausente. Por la otra loma del valle se precipitaban algunas cascadas considerables y encajonadas en estrechas vaguadas y cárcavas.
Llegamos a la parte baja y cruzamos el río por un puente de piedras medio camuflado en el terreno justo antes de cerrar el lazo cerca de la majada de Cacabo. Ahora nos acercamos al refugio de bloques de hormigón, que como ya adelanté, se encontraba abierto y lleno de excrementos de animales. Solo tenía como equipamiento una chimenea. No lejos hay un recinto cerrado para el ganado. Eran las 18:45 horas en esos momentos.
Ya por el camino común de subida fuimos restando metros del último tramo de la ruta mientras atardecía. En un nevero del camino vimos las rodadas de un vehículo que había querido subir por allí y esa nieve se lo había impedido. A cada paso veíamos los regatos que bajaban por la loma y cruzaban el camino por desagües acondicionados para ello hacia el río.
A las 19:05 horas finalizábamos la ruta en el punto inicial donde habíamos dejado la furgoneta entre la carretera y este camino. El GPS nos daba estos dos datos principales: 10,100 Km hechos y 780 m de desnivel acumulado.
Nos cambiamos y poco después iniciamos el regreso a León. En Puebla de Lillo decidimos parar a tomar un refrigerio, y nos costó encontrar sitio en algunas de las terrazas llenas de personal que habían ido bajando también de San Isidro, no hace falta recordar las restricciones que aún siguen en la hostelería y la prohibición del uso interior de las mismas. Nos acomodamos en una de ellas para tomar un refrigerio mientras anochecía sobre el cercano Susarón. La luna llena de esa noche había salido ya y se elevaba en el firmamento. Eran las 20:15 horas cuando reiniciamos el viaje de regreso que hicimos sin novedades hasta llegar a las 21:15 horas a la capital. Los compañeros fueron quedando en los lugares de origen y a las 22:00 horas llegaba yo a casa cuando un termómetro cercano marcaba 6º C.
Continuamos así avanzando con las rutas en este invierno que entra en su fase final, al menos en cuanto a calendario se refiere. Personalmente, nunca he dejado de hacer rutas en ninguna época del año pero sin duda el invierno es la que menos me atrae. Cierto es que los paisajes nevados son todo un atractivo a la vista, pero las inclemencias meteorológicas adversas que suelen producirse, así como la gran cantidad de material y ropa adicional que hay que llevar en esta estación, hacen que muchas veces “la pereza” casi puede a la voluntad....casi.
ENTRE CUMBRES
