martes, 28 de junio de 2005

II MARCHA PROVINCIAL POR PICOS DE EUROPA. "PANDERRUEDA -PICO JARIO -OSEJA DE SAJAMBRE" 27-06-05

 


II MARCHA PROVINCIAL POR PICOS DE EUROPA.

1ª TRAVESÍA “PUERTO DE PANDERRUEDAS- MIRADOR DE PIEDRASHITAS - PICO JARIO (1ª ASCENSIÓN)- VEGABAÑO-OSEJA DE SAJAMBRE”.

27-06-05       (Domingo)


Siguiendo la línea de las últimas excursiones, de nuevo aproveché una actividad de la Delegación Leonesa de Montañismo para unirme a ellos, en esta ocasión de forma particular sin relación alguna con el club. Dado la anulación por falta de participantes de la salida al Cerezales, en Soria, prevista para el día 12 este mes, decidí por mi cuenta apuntarme a esta II Marcha Provincial por Picos de Europa que transcurría desde el puerto de Panderruedas a Oseja de Sajambre. Un aliciente personal para hacer la misma era la ascensión al pico Jario, programado durante varios años por el club sin haber conseguido intentarlo por unas causas u otras, estando prevista incluso la misma para el mes de octubre de este año. Como digo, personalmente ya llevo por adelantada dicha actividad que de alguna forma u otra tenía pendiente de realizar.
Con la furgoneta pasé a recoger a Constantino en Villacedré y junto con mi hermana, que iba a trabajar, nos acercamos hasta las cercanías de Bomberos donde dejamos la furgoneta. Constantino y yo nos dirigimos hacia Guzmán de donde tenían previsto salir los autocares, uno grande y un microbús, a las 7:00 horas. Allí me reuní con Álvaro, socio del club a quien había apuntado yo. Por otro lado iban también otros dos compañeros, Carmen y José F., así como Loli Rodil, que alguna vez salió con nosotros. Minutos después de la hora prevista emprendimos el viaje y no tardamos en parar en Santa Ana a recoger a más personal. Entre éste se hallaba Roberto Vega, ex-compañero nuestro del club que se encuentra fuera y que vino para las fiestas de León.
Sin más salimos de la ciudad hacia Mansilla para continuar luego dirección a Riaño. En Cistierna recogimos a un grupo de Sahagún y en Las Salas a alguien más. El cielo se cubrió por completo y la niebla era cerrada cuando llegamos a Riaño. Allí paramos unos minutos en los que ni siquiera bajé del autocar. Allí tomamos el desvío hacia Tarna y poco después hacia el Pontón. Cerca del alto del mismo volvimos a girar hacia el puerto de Panderruedas, 1459 m, comienzo de la ruta. El cielo se fue abriendo milagrosamente y cuando bajamos del autocar, sobre las 9:40 horas, pudimos disfrutar de un bello mar de nubes tanto hacia Sajambre como hacia Valdeón. Impresionante era ver el que inundaba el valle de Valdeón entrando por el Cares y con el Macizo Central de Picos de Europa emergiendo en la parte contraria.
Poco después de las diez de la mañana emprendimos la marcha por un camino ascendente hacia el cercano mirador de Piedrashitas situado a 300 metros según un indicador. Antes de alcanzarlo nos encontramos un gran tronco al que probablemente le había caído un rayo por su centro ya que estaba hueco y quemado su interior. En escasos diez minutos llegamos al impresionante balcón sobre Valdeón. Imposible es describir la vista que tuvimos desde aquella altura. Comenzando por el sur, la cumbre del Gildar y la sierra que baja hacia Santa Marina de Valdeón. A continuación, como apunté antes, el Macizo Central de Picos emergiendo del mar de nubes que cubría todo el valle de Posada adentrándose por la garganta del río Cares. Luego el Macizo Occidental, en el que estábamos entrando, con Torre Bermeja en primer plano y tras ella Torre Santa. Literalmente este mirador es un balcón sobre el valle y además sin protección alguna, lo que en mi opinión no vi muy claro. La caída es en vertical unos cuantos metros.
Tras unos minutos admirando esta postal continuamos ahora por sendero con dirección norte entre alguna arboleda que otra y atravesando algunos arroyos. Por la izquierda subían las laderas del pico Camborisco mientras que por la derecha seguían los fuertes desniveles hacia el valle. De esa manera alcanzamos la vega de Guayes, por debajo del pico Piedrashitas. Eran las 10:20 horas.
Aquí el sendero dio un brusco giro hacia el Oeste para comenzar a subir hacia el Collado Viejo. La flora abundaba allí en forma de floridos matorrales y verdes arbustos. En el sendero vi un gran abejorro que fotografié como pude. Según íbamos ganando altura volvíamos a ver de nuevo el mar de nubes y los macizos. Repito que es muy difícil relatar la sensación de placer al disfrutar de toda aquella maravilla visual.
Tras haber recorrido 1,600 Km y cuando eran las 10:40 horas, alcanzamos el Collado Viejo, 1638 m. Desde él contemplamos por primera vez la cima del pico Jario, para el que aún quedaba un buen trecho. Igualmente vimos los valles asturianos con el mar de nubes similar a los anteriores. Un indicador de madera con dos señales marcaban las direcciones, hacia Vegabaño y Panderruedas. Por un sendero nos encaminamos hacia unos riscos, la Cerra Centenal, por los que se veía a numerosos participantes. A partir de allí el sendero transcurría ya por la vertiente Oeste siguiendo la forma de la ladera del pico Guadañas y la Cerra de Dobres. En este bonito tramo atravesamos alguna pequeña zona boscosa y desde la Cerra de Dobres contemplamos ahora una bella vista de la parte abrupta del Macizo Occidental de Picos de Europa en el que nos encontrábamos. Pudimos distinguir Vega Llos, el Frade, la canal del Perro y la collada del Burro que dan paso a Vega Huerta, situada en la base de la imponente Torre Santa.
Yo me fui adelantando y así alcancé la collada de Dobres, 1772 m, a las 11:40 horas y tras 3,900 Km. En ella estaban algunos montañeros acomodados y disfrutando de la vista. A partir de aquí cabían dos posibilidades, bajar valle abajo directamente hacia Vegabaño, o ascender al pico Jario. La mayoría del personal optaba por esta última opción, aunque algunos habían bajado desde allí mismo. Nosotros nos encaminamos hacia la cima del pico. Un sendero ascendía por la ladera después de bajar ligeramente unos metros. Álvaro y yo optamos por atravesar un pedrero y no perder nada de altura y así atajamos unos metros hacia el sendero que cogimos más arriba. Desde la collada hasta la cumbre se encuentran varios picachos entre cuyas vaguadas fuimos pasando. Uno de los tramos de la ladera sur estaba bastante invadido por las escobas entre la que ascendimos en hilera.
Ya bastante arriba nos encontramos una gran pradera empinada antes de alcanzar el último tramo rocoso a la cima. A ella llegamos cuando eran las 12:50 horas y habiendo recorrido 5,800 Km según mi podómetro, 7,000 Km según el mapa de rutas. En la cumbre había varios compañeros de actividad, entre ellos Constantino. Cuando llegaron Carmen y José sacamos una foto en la cumbre y dejamos nuestra tarjeta de cumbres antes de comer. Tras ello disfrutamos de la amplísima vista que se nos ofrecía hacia cualquier lado que mirásemos. Haciendo un pequeño resumen, y sabiendo que se quedan unos cuantos, enumeraré varios picos conocidos que desde aquella altitud de 1913 m contemplábamos. Por un lado, Los Mapodres, Parme y Pozúa, Yordas, Gildar, Espigüete, Tres Provincias y Peña Prieta, Coriscao y por supuesto, la mayoría de las cumbres importantes de los dos macizos de Picos de Europa que teníamos a la vista. También distinguíamos los riscos en los que se emplaza el mirador de Ordiales así como Peña Beza y parte de la Senda del Arcediano que pasa por su base. Acercándonos a una cima más baja hacia el sur vimos el pueblo de Oseja de Sajambre con la Pica Ten cercana a él. Un poco por debajo, en unas praderas como las que habíamos atravesado, varias vacas pastaban a escasos metros de verticales acantilados.
Una hora después de alcanzar la cima emprendimos el descenso los últimos, Álvaro, Roberto y yo. Por la división de vertientes hacia el norte perdimos altura rápidamente. Por la parte derecha caían a plomo las paredes con curiosas formaciones pétreas en su base. Así llegamos al collado que separa el Jario del Neón desde el cual un sendero bajaba con dirección hacia el bosque que rodea Vegabaño. De nuevo atravesamos pendientes praderas y en un nevero nos hicimos una foto con Peña Santa de fondo. De nuevo nos encontramos metidos en otro entorno idílico. Hacia arriba contrastaban las rocosas paredes de la cumbre con los verdes prados bajo ella. Hacia abajo, una vega con un refugio en medio y el bosque tras ella. Todo ello dominado aún por las altas cumbres del Macizo Occidental de Picos de Europa, en cuya parte más suave nos encontrábamos.
Descendimos hasta aquel refugio siguiendo el sendero por el que no tardamos en entrar en el bosque. En el mismo encontramos ganado entre la arboleda cuyo colorido era espectacular. Abundaban en él los helechos y el verde musgo así como infinidad de especies arbóreas en cuya materia no soy docto. Por bajar a sacar una foto de una pequeña cascada en un arroyo sufrí las consecuencias. Dos veces caí al resbalar con las hojas húmedas del suelo. En una de ellas me ortigué el brazo y en la otra me di un golpe en el estómago que aún me duele después de dos días.
De nuevo en el camino, dolorido por los golpes, alcancé a los compañeros para recorrer el último tramo antes de llegar a Vegabaño (1315 m). Todavía en el bosque salimos a otro camino más ancho y usado por algunos vehículos ganaderos y del refugio. Por el mismo bajamos unos metros más y atravesamos el arroyo anterior para llegar al refugio de montaña de Vegabaño donde se concentraban todos los participantes de la actividad. Eran las tres de la tarde aproximadamente y llevábamos 9,800 Km. El personal se resguardaba del sol bajo la arboleda cercana. Allí estaba Carmen y José F. Desde hacía 10 años no había estado yo en Vegabaño y me acordaba poco de la zona.
Aquí había previsto un acto de homenaje a Calleja, el primer leonés que ha alcanzado la cumbre del Everest, y que no pudo asistir al mismo como estaba preparado. Sí nos convidaron a unos aperitivos y café, que personalmente, y tras haber comido hacía poco, apenas probé.
Poco después de las 16:00 horas emprendimos el último tramo de la ruta hacia Oseja. Atravesamos la fastuosa vega moteada por algunas cabañas y con Peña Beza presidiendo todo el frente mientras hacia detrás contemplamos la cima del pico Jario. Así entramos en el camino que habíamos dejado para atajar por la pradera poco después del refugio. Yo iba sin agua y la fuente que había quedaba algo alejada, por lo que decidí aguantar sin ella.
Por el camino fuimos entrando en la pista que sube desde Soto de Sajambre a Vegabaño y que transcurre por un bello bosque cuyo ramaje, iluminado por el sol, tenía un aspecto realmente de cuento. Por las laderas caían algunas cascadas y en una de ellas cargué la cantimplora de agua. En uno de los puntos del camino que atravesaba un reguero habían echado recientemente cemento y lo tenían tapado con lonas. Otros tramos se encontraban embarrados y había que procurar esquivarlos para no mancharse demasiado.
Así llegamos a un punto donde se bifurcaba el camino, uno hacia Soto y otro hacia Oseja. Los dos tramos juntos forman parte de la Senda del Arcediano. De allí mismo sale un pequeño tramo de camino de unos 100 metros que llega al mirador de Los Porros, 1120 m, balcón sobre Oseja de Sajambre, hacia el que nos desviamos para disfrutar de otra bella panorámica en la ruta. Además de ver Oseja contemplamos la cima del pico Jario. Eran las 17:30 horas y llevábamos 14, 500 Km.
Tras sacar algunas fotos desandamos aquellos escasos metros hasta el camino principal para comenzar a bazar el último tramo zigzagueante hacia Oseja. En él seguimos viendo troncos de árboles con formas curiosas así como injertos naturales como el de un acebo saliendo de un haya. Ya bastante abajo encontramos una fuente con un pequeño pilón. Desde allí pudimos ver la imagen más conocida de Oseja de Sajambre con la Pica Ten piramidal detrás. Poco a poco fuimos descendiendo y girando siguiendo la forma del valle paralelos a la carretera que muy cerca de allí entra en Asturias a través del impresionante desfiladero de Los Bellos. Al otro lado de la misma se alzaba, ahora cubierta de niebla, la cumbre del pico Niajo, 1773 m.
Entrando prácticamente en el pueblo, al lado de unos corrales, encontramos unas matas de fresas silvestres con algunos frutos que comimos. A la entrada de Oseja pasamos al lado de la ermita de San Roque y no tardando salimos a la carretera en el medio del pueblo, 725m. Eran las 18:35 horas y mi podómetro marcaba 19 Km, tres más que el mapa.
Del autocar cogí la ropa para cambiarme y luego tomamos un refrigerio en un bar cercano. En esos momentos la cima del pico Jario se encontraba cerrada por la niebla totalmente, lo que indica la suerte que nos había acompañado durante la jornada. No tardamos en subirnos a los autocares para comenzar el regreso a León. Sobre las 19:00 horas emprendimos el mismo saliendo del pueblo hacia el puerto Pontón.
Subimos éste bordeando la Pica Ten y ganando altura rápidamente hasta alcanzar su punto más alto a 1290 m a partir del cual se comienza el descenso hacia el pantano de Riaño. Bordeamos éste pasando por Riaño y el largo puente cercano para tener luego a la vista el siempre destacado Espigüete. Santiago Morán, el montañero quizás más conocedor de la montaña leonesa, nos iba instruyendo sobre los diferentes picos, valles etc. que íbamos contemplando y sus accesos más recomendados.
En Las Salas y Cistierna volvimos a detenernos y bajaron algunos acompañantes. Sin más novedades nos encaminamos hacia Mansilla y seguidamente hacia la capital donde entramos poco después. Yo había mandado un mensaje para que mi hermana fuese a buscarme. Como no me lo confirmaba, la llamé al móvil y ya estaba de camino. Eran las 21:15 horas cuando llegamos a Guzmán donde terminaba el trayecto. Tras despedirme de los compañeros, acercamos a Constantino hasta casa y poco después llegué a la mía.
Sin duda fue otra de esas jornadas destacadas por lo complaciente y agraciada en cuanto a paisaje de las que he disfrutado hasta ahora. Además me queda la grata satisfacción de haber cumplido con un objetivo que desde hace años tenía programado como era la ascensión al Jario.






























lunes, 6 de junio de 2005

IV DÍA NACIONAL DE LA MONTAÑA Y EL SENDERISMO. “LAS SALAS- REMOLINA- TEJERINA- PRIORO”. 05-06-05

 


IV DÍA NACIONAL DE LA MONTAÑA Y EL SENDERISMO.

1ª TRAVESÍA “LAS SALAS- REMOLINA- TEJERINA- PRIORO”.

05-06-05          (Domingo)

Por tercera vez en este año, nos hemos unido a la Delegación Leonesa de Montañismo para realizar otra actividad conjunta de todos los clubes de León y en esta ocasión, alguno asturiano.
Tras aplazar una nuestra por Picos de Europa, donde aún podíamos encontrar nieve en varios lugares, optamos como digo por aprovechar esta bonita travesía por la zona de Riaño, aunque sin pasar por éste. Al final, y tras la baja a última hora de José Luis, 8 fuimos los participantes de nuestro club en la misma: Antonio, Luis, Jorge, Sonia, José F., Ricardo, José Antonio y yo. José Antonio era además parte de los que habían ido a señalizar el recorrido y uno de los que organizaba el evento.
En el bus me acerqué hasta Guzmán donde no había llegado aún nadie. Poco a poco fue apareciendo el personal y los tres autocares que salían de la ciudad. Yo no sabía ni el autocar ni las plazas que teníamos, y de nuevo nos tocó atrás del todo del primero de ellos. Con 15 minutos de retraso emprendimos el viaje parando en Santa Ana a recoger más participantes. Por la carretera llegamos a Mansilla donde nos desviamos hacia Cistierna. Así pasamos éste y tras dejar atrás Las Salas, donde los autocares lo tenían complicado para aparcar, llegamos al comienzo de la subida a la presa de Riaño donde se metieron en un camino de un descampado amplio. Allí nos apeamos y fuimos preparándonos para la ruta. (1050 m).
Poco a poco fueron comenzando la caminata mientras yo sacaba algunas fotos y grababa con la videocámara que volvía llevar esta vez. Así quedé de nuevo de los últimos y separado del grupo mío. A las 10:00 horas emprendí la ruta por la carretera que sube hacia la parte alta de la presa. A unos 200 metros se encuentra el desvío a Remolina y poco después un puente sobre el río Esla que “nace” tras la salida de un gran chorro de agua en la parte baja del muro de contención. Era curioso ver el bello espectáculo de la formación de nubes de gotas de agua vaporizada que se formaba en el lugar y los efectos con los rayos solares de la mañana.
En esos momentos llegaba otro autocar con participantes que bajaron en el cruce de las dos carreteras. Yo ya iba solo pero disfrutando del maravilloso entorno del valle que entra hacia Remolina. Por la estrecha carretera llena de curvas se va ascendiendo suavemente sin apenas desnivel. Por la parte izquierda se cerraba la ladera de maleza mientras que por la derecha se encontraba el río Remolina tras el cual se alzaban las cumbres de la sierra de los Villares. Aprovechando el auto-disparador de la cámara me saqué alguna foto a mismo.
En tres cuarto de hora recorrí los dos kilómetros largos hasta entrar en Remolina, 1100 m. Allí se congregaba todo el personal y me uní a los compañeros de club. Dentro de la travesía estaba previsto la ascensión al Pico Loto, de 1805 metros, situado al norte de la ruta marcada. Según el mapa, se ascendía desde la collada de Tejerían, hacia la que nos dirigiríamos ahora, pero optaron por modificarlo y lo ascenderían desde allí. Por ello se hicieron dos grupos, los que subirían al pico y los que harían la ruta en sí. Yo iba con la intención de subir al mismo, pero visto como llevaban el ritmo y que la ruta tenía ya en sí mas de 15 kilómetros, cambié de parecer allí mismo. Además, para llegar arriba, y como suele suceder, bajar rápido sin poder disfrutar tranquilamente, pasé de ello. También Jorge, Sonia y José F. optaron por la ruta mientras el resto seguían a José Antonio, el guía que iba hacia arriba. El resto atravesamos el pueblo al lado de la iglesia de estilo algo moderno para comenzar a ascender por una pista hacia el collado. Eran las 11:10 horas.
Por el ancho camino comenzamos ascender más pronunciadamente hacia la collada de Tejerina o Mostagerosa. De nuevo fui parándome a grabar y sacar fotos del bello entorno que nos rodeaba. Por la parte derecha bajaba ahora el arroyo de Barrio tras el cual se elevaban las cimas de la sierra de los Verones y por detrás de ellas Peña Blanca con sus cortados a plomo. Una bonita vista tuvimos también al ver remolina bajo las peñas de toda esta sierra.
Yo seguía sacándome fotos con el disparador automático cuando veía un lugar apropiado para ello. La vegetación entre la que ascendíamos era realmente espectacular. Diferentes árboles y arbustos formaban bellos rincones difíciles de describir en palabras. No faltaban numerosos troncos secos y solitarios que recordaban a los que se ven en las películas del Oeste como “el árbol del ahorcado”.
Poco apoco fui ascendiendo seguido por un pequeño grupo en el que venía Eulogio y a los que me unía de vez en cuando. Ya bastante arriba pasamos una cerca y luego al lado de un gran peñón caído en el camino. El bosque fue desapareciendo dando paso a las laderas floridas y verdes con algunos árboles aislados. El paisaje ya era amplio contemplando ahora Peñas Pintas con Las Salas en su base y a lo lejos, como supe por uno de los guardias civiles del G.R.E.I.M. que controlaban la marcha, la estación invernal de San Isidro con el Torres, Ausente, Toneo y Agujas entre otros.
De esa forma alcance la collada de Tejerina o Mostagerosa, 1583 m. a las 12:55 horas. Según el podómetro llevaba 6,100 Km. Allí se encontraba uno de los guardias civiles con una niña y el quad con el que se desplazaban. La vista hacia la parte contraria fue otro aliciente al llegar a aquel punto. Por la izquierda subía el cordal que llegaba a la cumbre visible del pico Loto en la que se veía ya a los que a ella había subido. La previsión era ascenderlo desde allí, pero como dije, lo habían hecho por una canal en la que anteriormente les habíamos visto cuando subíamos. De frente todo el valle de Tejerina y al fondo la pirámide del Espigüete con el Curavacas aún moteado de nieve a su izquierda y el Arbillos por su derecha entre otros.
No era ese el punto más alto al que había que llegar, si no que teníamos que ascender unos metros bordeando una loma hasta alcanzar el Cerro del Gallo, 1601 metros. En esta collada de gran belleza por su verdor y colorido floral, tenía pensado parar a comer. Poco antes de llegar a ella recibí la llamada de Sonia, la cual me dijo que estaban poco más abajo comiendo a la sombra. Por ello decidí no detenerme allí y comenzar el descenso siguiendo la pista hacia el valle. Si no es porque me dicen algo me paso. Estaban metidos los tres, Sonia, José y Jorge, entre los arbustos. Eran las 13:40 horas. Allí me acomodé con ellos, que ya habían comido, para hacerlo yo.
Una media hora después continuamos juntos la marcha. El camino bajaba por la ladera con algunos zigzag entre terrenos repoblados de árboles protegidos en tubos de plástico. Las laderas eran un espectáculo multicolor con toda clase de flores y pequeños arbustos. Hacia atrás contemplábamos las colladas y la cumbre del pico Loto. En el valle se emplazaba Tejerina y no tardamos en ver también la cima del pico Piedra del Agua, ascendida en uno de los Encuentros de Montañeros.
Así salimos a un camino que venía de la parte alta y en el que vimos unas cintas señalando esa dirección. Nos pareció raro que hubiese que subir cuando el pueblo estaba abajo y el camino se dirigía a él, por lo que optamos por coger el ramal de descenso. Luego supimos que era el otro y que tras un pequeño rodeo, entraba directamente al pueblo. Por el que seguimos nosotros salió poco después a la carretera pero a las afueras de Tejerina, 1260 m. La ruta continuaba por una senda que partía algo más debajo de donde estábamos, pero yo quería entrar a ver el pueblo un poco antes de proseguir. Eran las 15:00 horas y llevábamos 11,400 Km.
Mientras nosotros íbamos hacia éste, vimos como varios participantes se cruzaban con nosotros extrañados. Así entramos en el pueblo y en una fuente paramos a beber agua. Mientras los tres compañeros quedaban allí, yo decidí subir por las calles hasta la iglesia para ver algo más del mismo. En él se pueden contemplar rincones de gran belleza. Antiguas casas con balconadas de madera, el arroyo que pasa por bajo parte de una vivienda, fachadas decoradas con objetos típicos de labranza etc. En la plaza de la iglesia se congregaban bastantes montañeros, entre ellos Antonio y José Antonio.
Alguien me dijo que más arriba estaba el monumento al pastor, por lo que continué subiendo por las calles hasta el mismo. Tres figuras en piedra: el pastor, la oveja merina y el mastín leonés, recuerdan que Prioro y toda la zona es una de las más importantes de la provincia en las rutas de la trashumancia. Tras sacar unas fotos volví sobre mis pasos hacia la iglesia. Con los dos compañeros bajamos hacia donde habían quedado Jorge, Sonia y José, pero ya no estaban.
A las 15:30 horas emprendimos el último tramo de la travesía. Salimos de Tejerina por la única vía de acceso asfaltada que tiene el pueblo y tras recorrer unos 200 metros entramos en un sendero hacia la ladera. En él, y como ya habíamos visto en anteriores puntos de la ruta, había una señal indicativa de GR-1, ya que toda la travesía que estábamos haciendo transcurre por un tramo del Sendero de Gran Recorrido Nº 1 “Ampurias-Finisterre”.
Este tramo de la travesía hasta la collada del Corral de los Lobos lo habíamos hecho en el Encuentro de Montañeros del año 2001, día en el que sufrimos un calor realmente sofocante. En esta ocasión también calentaba lo suyo, pero era llevadero.
Por debajo de nosotros, y casi paralela, transcurría la carretera hacia el pueblo. No tardamos en comenzar a ver la cumbre de Peña Corada tras las lomas de la parte contraria del valle. Igualmente más al norte podíamos ver las colladas por las que habíamos pasado antes, el pico Loto y Piedra del Agua así como todo el valle de descenso.
Subiendo este tramo me llamó Luis para preguntarme dónde andaba y decirme que estaban en la collada a la sombra de los árboles. No habían visto pasar a los demás compañeros, por lo que, o estaban poco por delante, o habían quedado detrás, lo cual me extrañaba. No tardamos nosotros en divisar El Corral de los Lobos, última collada de la ruta. Al lado del camino vimos un árbol en cuyo tronco se habían formado, natural o artificialmente, dos cavidades pasantes con forma rectangular.
A las 16:00 horas alcanzamos esta collada de 1297 metros de altitud tras haber recorrido 13,800 Km. Allí nos encontramos con Luis y Ricardo tumbados en la verde hierba en la que algunos participantes más les imitaban. José Antonio quedó allí sentado con otro compañero que le acompañaba y Antonio también se desvió un poco. Yo me uní entonces a los otros dos para continuar la ruta. En vez de seguir el camino que bajaba directamente desde la collada al valle de Prioro como el día del Encuentro, continuamos por otra pista que seguía por la misma ladera del valle de Tejerina casi rozando la parte más alta. El bosque dominaba el entorno, lo que se agradecía de cara al sol que calentaba lo suyo. Ascendimos suavemente mientras girábamos hasta alcanzar la parte alta de la loma antes de comenzar el descenso hacia Prioro, 1090 m.
El paisaje era similar y caminábamos entre un bonito bosque. Varios participantes que hacían ese tramo nos pasaban o les dejábamos atrás. Así perdimos altura hasta llegar al fondo del valle y vimos por fin el pueblo, anteriormente oculto por la arboleda. El camino, ya fuera de ésta, nos llevó hasta un reciente puente de madera sobre el arroyo Repenera de escaso de caudal. A escasos metros enlazamos con la pista que bajaba directamente del Corral de los Lobos siguiendo el GR-1, único tramo del mismo que no habíamos seguido a pesar de que en el mapa lo indicaba. También coincide con el sendero de pequeño recorrido PR-LE 35 “Corral de los Lobos”.
A las 17:15 horas, tras 18,500 Km, entramos en Prioro y nos dirigimos hacia la parte baja, a la entrada, donde estaban los autocares. Allí nos reunimos con el trío que me había “abandonado” en Tejerina. En el autocar dejamos las mochilas y demás antes de subir hacia las escuelas donde estaba preparada la fiesta. En el mismo lugar donde se había celebrado el Encuentro de Montañeros aquel año tenían las mesas donde repartían el refrigerio. Con un vale que en el viaje de ida nos habían dado a cada uno repartían un plato de cerámica grabado con un trozo de empanada, un bollo “preñao” y un refresco. En el patio, y a la sombra de un hinchable con forma de arco, tocaba un grupo folklórico. Nosotros nos pusimos en la parte trasera del edificio sentados a la sombra de éste. Luego estuvimos en un bar un rato mientras entregaban unas medallas conmemorativas a los clubes participantes. José Antonio nos recogió la nuestra así como un libro de rutas de obsequio. No faltó tampoco la mistela y las pastas que circulaban entre todos los asistentes, unos 300 más o menos, aunque no todos estaban allí reunidos. El grupo folclórico fue reemplazado por un músico que tocaba el órgano eléctrico y que continuó amenizando la fiesta. Estando allí sentados vi pasar a un tocayo mío con quien trabajé hace años y al que saludé tras bastante tiempo sin verle.
Así fue pasando el tiempo y ya pasadas las ocho nos fuimos dirigiendo a los autocares partiendo de Prioro sobre las 20:30 horas. En el autocar nos repartió José Antonio unos folletos con la historia de la trashumancia en la zona, el cual leí durante parte del viaje. Así pasamos Almanza y en Sahechores salimos a la nacional. Por ella llegamos a Mansilla y pasado el Puente Villarente encontramos retenciones en la carretera. Sobre las 21:45 horas entramos en León y tras hacer una parada en Santa Ana, llegó a Guzmán donde terminó el viaje. Allí me despedí del resto de compañeros y regresé a casa con mi hermana que había ido con la furgoneta a buscarme.
Con ello di por finalizada otra jornada más de montaña en la que personalmente pude disfrutar de unas vistas espectaculares y unos entornos dignos de las mejores postales.