lunes, 14 de diciembre de 2009

BELÉN DE CUMBRES - "FONTAÑÁN" Y "LA MIEZCA" (La Pola de Gordón) - 13-12-09

 


(Nota: El denominado Pico Roberto en realidad es el pico La Miezca. En la mayoría de los mapas, al menos de cuando se hizo la ruta, no aparecía el nombre, por lo que lo "bautizamos" en homenaje a nuestro compañero Roberto, fallecido tiempo atrás. Colocamos incluso una cruz en dicha cima, que tiempo después destrozaron, no sin cierta razón por dicho error cometido. Lo correcto hubiese sido colocar una placa en su memoria y no esa cruz. En este resumen y fotos que publico mucho tiempo después no he retocado los datos, de ahí esta breve nota aclaratoria). 

3ª ASCENSIÓN AL “PICO ROBERTO (MIEZCA)” Y AL “FONTAÑÁN”. (Belén de Cumbres).

13-12-09                (Domingo)

Como colofón de las excursiones del año por parte del club de montaña ya es costumbre la colocación del Belén de Cumbres, tradición montañera que realizan casi todos los grupos de montaña. En esta ocasión hemos elegido el pico Roberto por su cercanía y un poco como homenaje también a él. La excursión se amplió con la subida al Fontañán, cumbre cercana por la que pasamos incluso antes de llegar al objetivo previsto. Escasos 6 participantes fuimos los animados para esta ocasión especial que sin embargo no fue obstáculo para pasarlo bien y disfrutar de una grata jornada navideña y montañera, principal objetivo de esta actividad.
Poco antes de las 9:00 horas pasó Arancha a recogerme en casa. A esa hora en punto nos reunimos en Guzmán los cinco socios que de León íbamos. Faltaba por llegar Piedad y la llamé. No había visto el mensaje suyo del día antes que me decía que estaba algo indispuesta y no podía ir. El resto: Álvaro, José Antonio, Arancha, Ricardo y yo nos acomodamos en el coche de José Antonio y emprendimos el viaje hacia Pola de Gordón, 1012 m, donde se nos uniría Miguel Ángel. Tras los últimos días despejados, hacia la montaña se acumulaban las nubes, eso sí, hacia el norte.
Poco antes de las 10:00 horas llegamos a este pueblo donde nos esperaba Miguel. En principio teníamos pensado subir desde Los Barrios de Gordón, pero éste nos comentó que se podía subir desde allí por una ruta marcada hacia el Fontañán, la S.L.C. LE 39. En un cartel indicador señalaba dicho recorrido que comenzamos a las 10:00 horas tras repartirnos las bebidas y turrones que llevábamos.
Nos metimos en un camino helado y sombrío por el valle por el que también sube la carretera de Los Barrios. Poco a poco fuimos tomando altura y enseguida pasamos un pequeño arroyo algo embarrado. El frío era intenso a esa hora y apunto aquí que estrenaba unos guantes térmicos y finos que me permiten usar la cámara de fotos con comodidad. Los otros más fuertes les usaré cuando llueva o nieve.
El sendero se introdujo entre arboleda y zarzales saliendo luego a una zona despejada y ya con roca vista. Echando la vista atrás pudimos contemplar un bonito paisaje con Pola de Gordón y varias cumbres de fondo. El sol nos comenzaba a dar ahora por primera vez y se agradecía. Encontramos numerosas señales en las que nos marcaba el tiempo a la cumbre. En otro panel se hacía referencia a las batallas libradas en toda esa zona durante la Guerra Civil.
Así llegamos a un collado tras el cual la ruta perdía una altura considerable, lo cual no era agradable tras la subida anterior. Bajamos entre un bonito robledal ya con apenas hojas. También vimos varias encinas y algún acebo con frutos rojos. Ahora podíamos ver el Cueto San Mateo tras La Pola bajo el cual colocamos el belén el pasado año.
El sendero se unió en la parte baja a un ancho camino con un merendero cercano. Por este valle baja el arroyo Villajo, según el mapa. En el suelo se veía un tapiz de hojas totalmente blancas de la helada así como charcos con una buena capa de hielo. Dejamos atrás una caseta de bloques de cemento mientras el camino pasaba de un lado a otro del valle. Al llegar a una fuente con pilón nos reunimos todos de nuevo para meternos enseguida entre los robles siguiendo ahora un estrecho sendero. Eran las 11:00 horas.
En los troncos se veían las marcas de la ruta en color blanco y verde. Era realmente bonito aquel paisaje soleado entre tanto roble de finos troncos casi rectilíneos. La pendiente se acentuó un tramo antes de alcanzar otro claro donde hicimos una pequeña parada. Como apunte personal también anotaré que el día antes había tenido una cena y me había acostado a las 5:30 horas, por lo que había descansado poco.
De nuevo entramos en el bosque suavizándose la pendiente e incluso con alguna leve bajada. Encontramos algunos troncos de grosor considerable y con musgo verde que destacaba entre el marrón de las hojas. Algunos de ellos estaban arrancados de cuajo del terreno. Tras otra fuerte subida llegamos a una especie de cresta entre dos vaguadas. Por delante se veía el sendero que se internaba en la siguiente vallina. Una vez más descendimos unos metros por una campa en la que encontramos un gran corro de setas de enorme tamaño. Al acercarnos a verlas las encontramos totalmente tiesas de la helada.
El sendero volvió a meterse entre el bosque un tramo y luego entre altas escobas. El siguiente trecho cada uno lo hicimos por un lugar. La pendiente era pronunciada y aunque la ruta seguía por el bosque, algunos lo subimos por el lindero. Arriba ya se veía la última cresta hacia la cima. Al noroeste emergían las cumbres del pico Roberto o Miezca, Altico y Llamargones entre otros.
Nada más alcanzar esta cresta vimos la cruz del Fontañán a escasos metros. Algunos se habían adelantado y ya estaba en la segunda cumbre, un poco más baja y donde se encuentran las trincheras. Yo no llegué a ir a ella. A la primera llegué cuando eran las 12:15 horas.
Desde esta altitud de 1632 m se tiene una amplia panorámica de la llanura hacia León. La calima impedía ver la ciudad que sí es visible con buenas condiciones. Por el norte se cerraban los nubarrones que ya dejaban escapar alguna chispa de nieve suelta. El Fontún, antes despejado, ahora ya no era visible. Nos reunimos todos para sacar unas fotos en la cima y dejamos nuestra tarjeta, lo cual adelanto que se nos olvidó en el siguiente pico.
A las 12:30 horas emprendimos el paso a la otra cima a la que le calculo sobre 1,5 Km. por cresteo. En la cima abandonamos la ruta marcada que baja de nuevo a La Pola de Gordón por otro valle paralelo hasta unirse cerca del merendero. Por un sendero bien marcado avanzamos hacia el pico Roberto entre escobas bajas y algunos robles sueltos. Se pasan varias pequeñas lomas sin apenas desnivel entre ellas. En mitad de este tramo se une un camino que viene del valle de Olleros de Alba por donde siempre he subido yo a estas cimas.
Nos encontramos luego con un joven acompañado de un perro que subía también a esa zona. Así llegamos a la collada final desde la que se comienza a subir el último tramo más pendiente a la cumbre. Aquí fue donde me dio el calambre en las piernas como ya me ha ocurrido otras veces. Tuve que parar un momento y bajar el ritmo.
A las 13:20 horas alcanzaba esta cumbre de 1642 m de altura. En ella hace poco más de un año colocamos una cruz con el nombre de Roberto en una peana de piedras que alguien arrancó al poco tiempo. Ya apunté en otra ocasión que se colocó la misma un poco equivocadamente ya que en algunos mapas esta cima no tiene nombre y se lo quisimos poner en homenaje a Roberto. Lo correcto hubiese sido colocar una placa en su recuerdo y no la cruz. Ahora la misma se encuentra en una trinchera un poco por debajo de la cima y tiene la placa algo abollada.
Mientras José Antonio se ponía a buscar un lugar para colocar el belén, el resto se fue hacia un pequeño resguardo por debajo de otra cúspide cercana. Al final nos acercamos todos a la misma y nos dispusimos a comer tranquilamente. Tras la comida llegó el momento del ritual de colocación del belén. En esta ocasión era un portal entero y todo en una pieza. Lo había comprado en el último momento al encontrarme con que no quedaba ninguno de los cuatro o cinco que compro cada vez.
En un hueco del monolito de piedras que había en dicha cima lo instalamos colocando luego alrededor los turrones, sidra, cava, pastas y panderetas para sacar la foto oficial de la ocasión. Una vez cumplida la tradición comenzamos a degustarlo todo mientras sonaban las panderetas y cantábamos villancicos ayudados de una “chuleta” que siempre llevamos. Para ello bajamos unos metros a la abrigada donde habíamos comido. Tampoco faltaba el gorro de “balón” que siempre llevo en estas ocasiones para dar un ambiente más festivo. Como es habitual, los desafinos y gallos estaban a la orden del día, pero lo importante era la intención. Las botellas y dulces pasaban de mano en mano mientras yo grababa y fotografiaba cada instante. Las nubes se mantenían a poca distancia de donde estábamos hacia el norte, aunque se seguían escapando copos de nieve.
A las 15:05 horas emprendimos el descenso tras olvidarnos, como ya apunté, de dejar la tarjeta. Lo hicimos hacia la parte contraria de subida con dirección a la collada por la que pasa el camino que sube de Los Barrios hacia donde nos dirigíamos. Enseguida cogieron carrerilla y quedamos Álvaro y yo por detrás. Bajando el tramo hacia esta collada el viento frío del norte nos azotó con todas sus ganas. Tuve que quitarme el gorro “festivo” para que no me lo llevase. Por delante ya estaban Ricardo y Miguel en el camino seguidos de Arancha y José Antonio que iban hacia el collado. Álvaro y yo atajamos directamente al camino adelantando a éstos últimos, o al menos eso pensábamos. Éste daba algunos rodeos por la ladera hasta llegar a un refugio con un corral cercano. Pues bien, antes de llegar nosotros ya estaban Arancha y José que habían bajado por el medio de la vaguada. A las 15:45 horas llegábamos nosotros a este lugar.

Continuamos por el ancho camino serpenteante valle abajo hacia el pueblo. En muchos lugares encontramos charcos en los que el hielo no se había quitado. Frente a nosotros apareció enseguida la cumbre del Cueto San Mateo que apenas desapareció de la vista el resto del regreso. Dejamos atrás los restos de otro chamizo y pasamos un tramo entre arboleda rala y pelada. Por la derecha bajaba el arroyo De Los Barrios tras algunos prados aún helados.
Ya con el pueblo a la vista pasamos cerca de una caseta de cemento y luego unas cuadras. A la entrada del mismo habíamos dejado los coches cuando subimos en mayo pasado a los Llamargones y Altico. A las 16:20 horas entrábamos en el barrio de abajo de Los Barrios de Gordón, 1110 m. Nos dirigimos por sus calles hacia el mesón donde habíamos quedado. Allí nos tomamos un refrigerio e hicimos las cuentas. Aún nos restaban unos dos kilómetros hasta La Pola de Gordón.
A las 17:00 horas salimos del mesón encontrándonos con que el cielo se había ido nublando cada vez más y seguían escapándose chispas de nieve. Dejamos atrás las últimas casas del pueblo y por la estrecha carretera nos encaminamos hacia esta localidad. En media hora escasa entramos en La Pola de Gordón a escasos metros de donde teníamos el coche. Desde allí mismo teníamos una vista a contraluz del Fontañán y el pico Roberto con el cresteo intermedio.
Nos cambiamos el calzado y demás mientras cada vez eran más abundantes los copos que caían, aunque eran pequeños tipo granizos. Nos despedimos de Miguel Ángel, que vive en dicha localidad, y a las 17:45 horas emprendimos el regreso a León. Antes de salir del pueblo tuvimos que parar para que José rellenase el depósito de refrigerante al encenderse el piloto indicador.
Sin mas novedades continuamos el viaje hacia la capital donde entramos sobre las 18:15 horas. En Guzmán bajaron Ricardo y Álvaro mientras Arancha y yo lo hacíamos en el Paseo de Salamanca donde tenía ella el coche en el que me acercó a casa.
Con esta salida damos por finalizado el calendario de excursiones del club por este año, aunque no el de actividades, que remataremos con la cena de Navidad este próximo sábado día 19. Si no hay novedades la siguiente ya será la primera del 2010 el día 10 de enero con la ascensión a los picos Je je y Nogales, en Vegarada.


















lunes, 23 de noviembre de 2009

PEÑA SAN JUSTO (Isoba) - 22-11-09

 


1ª ASCENSIÓN AL “SAN JUSTO”.

22-11-09       (Domingo)

No puedo comenzar este resumen sin hacer un breve apunte sobre el accidente ocurrido durante esta actividad a nuestra compañera Nati. Sin resultar excesivamente grave, ha tenido la suficiente importancia como puede ser la rotura del tobillo derecho. Un desafortunado resbalón tuvo como consecuencia esta lesión.
Poco antes de las 8:00 horas nos recogía Toño a Mª Jesús y a mí cerca de la fuente del plus. Nos dirigimos a Guzmán donde nos reunimos con los otros 9 participantes: Adelino, José Antonio, Mateo, Álvaro, Nati, Irene, Piedad, Gabriela y Arancha, amiga de esta última. En los coches de Toño, Gabriela y Adelino emprendimos el viaje por la nacional hacia Puente Villarente. Nada más subir el Portillo se cerró la niebla completamente y despejó ya camino de Boñar. En esta villa hicimos una parada para tomar un café antes de retomar el viaje hacia Isoba, 1375 m, donde llegamos poco antes de las 10:00 horas. Aparcamos los coches y nos preparamos para la marcha que comenzamos a las 10:20 horas.
Salimos por una de las calles del pueblo hasta desviarnos a un camino que comenzaba la subida hacia el valle. Por el mismo habíamos subido en abril hacia la collada del Pinzón en la ascensión a la Rapaona. En aquella ocasión la nieve lo cubría todo y el paisaje era totalmente diferente. Ahora los charcos del camino los cubría una fina capa de hielo. El primer tramo era pendiente y el camino daba algunas curvas según ganaba altura. Cruzamos un arroyo que atravesaba éste teniendo delante la pirámide del pico San Justo. En unas estaquillas vimos señales de la ruta que seguíamos, el PR-LE 27.1 Entrevados- Valle de Pinzón. Hacia atrás comenzaban a sobresalir las cumbres del Toneo, Ausente y Requejines. Tras otra cerrada curva vimos la collada del Pinzón y las cumbres de La Rapaona y Páramo cubiertas de nieblas. En una bifurcación las señales nos indicaban la ruta a seguir por otro previsible. Entre altas escobas trascurría el camino cuya pendiente se había suavizado en este tramo. Hacia el sur se mantenía las nieblas que cubrían las cimas y algunos valles.
Los prados estaban encharcados y algunos arroyuelos los atravesaban. En ellos vimos una pequeña y bonita lagunilla. Ya cerca de la collada nos alcanzó un todoterreno en el que subía una forestal que nos avisó de la celebración de una cacería en toda esa zona por la parte baja. Tras ella llegaron otros vehículos con los cazadores.
No tardamos en meternos de lleno en la loma del pico por su parte norte abandonando el camino que pasaba hacia el valle del Pinzón. Estábamos a una altura de unos 1530 metros. Apunto aquí que íbamos todos en grupo salvo Nati, que como es habitual en ella, suele quedar en la parte baja a su aire llegando hasta donde la dicte su criterio.
Encaramado a unas rocas vimos un rebeco y no tardando un buen grupo de ellos subiendo por la cresta espantados por los disparos que ya se oían abajo. Ya en la ladera del San Justo cada uno fue subiendo por donde mejor lo vio conveniente. Algunos nos echamos hacia la derecha y yo me fui a meter en una canaleta que casi me pone en un apuro. Se comenzó a empinar de tal forma que casi era vertical. El problema era que la piedra y la hierba resbalaban. A los demás les veía por el medio de la vaguada y a José Antonio por la parte contraria donde la loma no era menos pendiente.
Por fin alcancé la parte alta de esta cresta a la que ya habían llegado algunos un poco más arriba. Hacia atrás ya podíamos ver la estación de San Isidro y el imponente pico Torres. Con esta vista continuamos avanzando hacia la cima aún invisible desde allí. En un pequeño collado pisamos el primer nevero de la temporada. Por delante nos quedaba otra loma moteada con algún nevero más. Llevaba las manos heladas y al final tuve que ponerme los guantes, lo cual no me hace gracia ya que es imposible usar la cámara de fotos con ellos. Ya he pensado comprar unos más finos pero térmicos.
Ya subiendo esta loma fue donde nos cubrió la niebla por primera vez, aunque no llegaba a estacionarse. Hacia adelante tenía una bella estampa del resto del grupo a contraluz y entre la niebla. En la parte alta pasamos por un nevero con una cornisa hacia el sur. La cresta giraba hacia esta dirección ya con la cumbre a la vista. El último tramo era muy escarpado y pedregoso pero de corta distancia y fuerte desnivel. Enseguida vimos el buzón y un mástil de hierro, suponemos que resto de una antigua cruz. Unos minutos después de llegar los primeros del grupo alcanzamos el resto esta cima de 1956 metros de altitud. Eran las 12:20 horas.
En la cumbre estuvimos hasta las dos de la tarde y resumo un poco lo que hicimos. Nos tomamos unos chupitos mientras “ensayábamos” unos villancicos para el belén de cumbres. Nos hicimos unas fotos en la cumbre y dejamos nuestra tarjeta. También comimos unas rosquillas que Toño había comprado en Boñar. No teníamos pensado comer allí, y de hecho algunos ya tenían la mochila puesta para bajar cuando cambiamos de opinión. En la cima había una especie de abrigo de piedras en las que algunos se resguardaron del viento frío. Yo me resbalé con una roca y me hice un poco de daño en la mano y brazo izquierdo. Creo que fue en ese momento cuando se pudo golpear el móvil que llevaba en la riñonera abollándose la batería. Noté que fallaba a lo largo del resto de la jornada cuando lo sacaba y estaba apagado. Ya en casa lo he visto más claro al desarmarlo.
Desde la cumbre podíamos ver un amplio panorama hacia la zona de San Isidro. Cumbres como el Torres, Toneo, Agujas o Ausente, bajo el cual podía verse una mínima parte del lago. Girando a Oeste apenas era visible paisaje algunos debido a las nieblas que cubrían la zona. En el valle estaba el lago de Isoba y el pueblo al norte. Al sur apenas conseguimos ver unos segundos la cima del Susarón. Sí se veía abajo Puebla de Lillo y también a ratos Cofiñal.
Pues bien, contemplando todo esto oímos una sirena en el valle y fijándonos vimos una ambulancia llegar a Cofiñal. Lo primero que pensamos fue que había ocurrido algún accidente en la cacería. Así quedó la cosa.
A las dos emprendimos el descenso envueltos ahora en la niebla. Había que tener cuidado en el tramo de roca por lo resbaladizo de la misma. Siguiendo la misma cresta llegamos a los neveros de la cornisa. De nuevo disfrutamos de unos contraluces espectaculares con la niebla que poco a poco dejábamos arriba. Al contrario que a la subida, esta vez comenzamos a bajar por el medio de otra vaguada. Fue bajando este tramo cuando recibí la llamada da la guardia civil de Puebla de Lillo comunicándome el accidente de Nati. Me comentaron que la habían recogido un poco por encima de la collada en la ladera del pico. La traían en la ambulancia hacia el hospital de León.
En la parte baja nos reunimos y se lo conté al resto del grupo. Por fin conseguimos comunicarnos con ella y fue cuando nos contó como había resbalado bajando por la hierba y quedó sentada con el pie totalmente retorcido. Intentó llamarnos y no había cobertura, por lo que llamó directamente al 112.
Ya por el camino fuimos bajando muy suavemente entre las escobas dejando atrás los coches de los cazadores, uno de los cuales vimos entre la maleza. Había que ir sorteando los charcos del camino que embarraban la ruta en muchos tramos. Ya con el pueblo a la vista se pronunció la cuesta abajo y en pocos minutos entramos en él cuando eran las 15:40 horas.
Como ya habíamos comentado anteriormente, queríamos acercarnos a ver unas cascadas en el desfiladero de Entrevados, según Mateo a media hora de allí. Pensamos que tampoco hacíamos nada viniendo para León ya que a Nati no le íbamos a ayudar con ello. A la vuelta sí que pasaríamos por allí.
Nos encaminamos hacia este paso por un camino entre praderías encontrando trozos encharcados que sorteamos por la hierba. Atravesamos una empalizada que curiosamente fue construida por Álvaro hace algunos años. Recuerdo que éste es de Solle, pueblo de la zona. Al lado nuestro bajaba el río Isoba en el que no tardamos en encontrar las primeras cascadas. Un puente de madera daba paso a la margen contraria, a la que no teníamos que pasar. Dejamos atrás un gran cercado de piedras tras el cual subían las laderas del pico San Justo que estábamos bordeando por el suroeste. Para ver el siguiente salto tuvimos que bajar unos metros hacia el río. Realmente era bonita esta cascada que caía entre rocas formando algunos toboganes. El sol nos daba de frente y para sacar fotos no era el mejor momento.
A los pocos metros nos metimos en la zona estrecha del desfiladero. Yo me había entretenido en este lugar y me sacaron una buena distancia. El camino comenzaba a bajar más visiblemente y llevábamos más de media hora. Pasamos algunos pedreros y algún tramo de bosque de roble y otras especies que no puedo reconocer. Fuimos girando y bajando aún más bruscamente, lo cual me mosqueaba ya que luego había que volver y llevábamos casi una hora.
Por fin llegamos a un desvío señalizado donde un indicador marcaba la situación del Pozo de la Leña. Bajando aún más hacia el cauce llegamos por fin al lugar desde donde se podían ver otras bonitas cascadas en hilera y con el agua bajando con toda su furia. Nos acercamos hasta otro punto situado encima mismo del salto donde era impresionante la fuerza con la que bajaba el caudal.
Eran casi las cinco cuando emprendimos el regreso. Ahora nos tocaba subir las pendientes hacia Isoba. Yo fui quedando rezagado y pude disfrutar de unos paisajes realmente alucinantes con las nubes iluminadas por el sol del atardecer y la cumbre del pico Torres de fondo. No sé las fotos que saqué de ello, pero algunas son verdaderas postales.
Mientras atardecía llegué al pueblo cuando eran las 18:00 horas. Ya en los coches nos cambiamos y entramos al cercano bar donde estuvimos tomando un refrigerio. Llamamos de nuevo a Nati y nos dijo que estaba a la espera de que la trasladasen del hospital a la clínica San Francisco, concertada por el seguro de montaña. Aún no sabía exactamente lo que tenía.
A las 19:00 horas emprendimos el regreso a León recorriendo sin novedades el trayecto hasta la ciudad. Habíamos acordado acercarnos algunos hasta la clínica a ver como estaba nuestra compañera. Al llegar nos encontramos con que aún no la habían trasladado. Toño me acercó a casa y regresé con la furgoneta. Ya la habían subido a la habitación y estando algunos allí con ella vino el medico para comunicarle que realmente tenía una fractura múltiple del tobillo.
Como anotación complementaria apunto que la operaron el martes y que en un artículo del periódico del lunes hay una breve referencia a su accidente y “rescate”. Le deseamos una pronta recuperación, aunque en principio tiene para una temporada.