lunes, 28 de mayo de 2007

"REBUENO Y MAHÓN" (Tolibia de Arriba) 27-05-07

 


1ª ASCENSIÓN AL “REBUENO” Y 2ª ASCENSIÓN AL “MAHÓN”.

27-05-07     (Domingo)

Para este domingo teníamos prevista una travesía por los Puertos de Áliva, en Picos de Europa, pero una vez más la climatología adversa de este año nos hizo variar los planes por completo. El día antes, en una reunión del club, se acordó, a propuesta de Antonio, hacer una ruta por la zona de Canseco. Pues bien, al final, y por su causa, cambiamos todo lo pronosticado y terminamos haciendo una salida particular con dos ascensiones en la zona de Tolibia de Arriba, lo cual fue todo un acierto.
En Guzmán habíamos quedado en reunirnos los participantes en esta salida: Luis, Antonio y yo acompañados por Luis Miguel, conocido de Luis, y su novia Juani, ésta última sin seguro. Tras una llamada de última hora de Antonio para decirnos que no podía ir, optamos en esos momentos por anular la salida oficial del club y convertirla en particular. La razón no era otra que la siguiente. Según la normativa del club, nadie no asegurado puede participar con el mismo salvo que vaya en su propio vehículo. En principio teníamos previsto ir en dos coches, uno para los tres del club y otro para Luis Miguel y Juani. Como la salida ya era de por sí una alternativa a la programada y no era práctico llevar dos vehículos para cuatro personas, se decidió en esos momentos hacerla particularmente y anularla como club.
De esa forma emprendimos el viaje cuando eran las nueve y media de la mañana, hora acordada para que diese tiempo ir a votar antes el que quisiera hacerlo. Eran las elecciones locales y autonómicas.
Optamos por salir por la carretera de Matallana y en el mismo camino decidimos ir hasta Tolibia de Arriba para ascender al pico Mahón, al cual había subido ya en el año 1998. Así fuimos avanzando hasta Robles de la Valcueva donde giramos a La Vecilla y en éste Curueño arriba hasta Tolibia donde aparcamos pasadas las 10:30 horas. Allí nos preparamos para la ruta mientras el cielo se mantenía cubierto de brumas.
Sobre las 10:45 horas emprendimos la marcha desde la iglesia hacia la derecha por una calle del pueblo. Poco antes de salir nos encontramos con una vecina que nos indicó el camino a seguir, aunque luego a la vuelta comprobamos que no era realmente el bueno para ir directos al Mahón. El que cogimos lo hacía dando un rodeo por el alto del valle, mientras que el otro, que partía al lado de la iglesia por la parte contraria, llegaba justo a la base. A tenerlo en cuenta en próximas ocasiones.
Como digo, salimos de Tolibia de Arriba, (1256 m), por un camino ascendente por la ladera derecha del valle del arroyo de las Tolibias Valdellías. Tras unos metros por el mismo, y echando la vista atrás, tuvimos una bella vista del pueblo con el Bodón de Lugueros a escasos dos kilómetros. El camino era ancho y la pendiente cómoda de subir sin grandes desniveles. Por debajo, en el valle, comenzamos a ver otro camino y ya nos dio la corazonada de que iba a ser el bueno por la dirección que llevaba.
Siguiendo la pista que llevábamos nos metimos directamente en un bonito hayedo de colorido espectacular. Serpenteando por él continuamos ganando altura mientras veíamos como se abrían claros entre las nubes por los que se colaban los rayos del sol dando incluso más nitidez al paisaje. La temperatura era agradable y ya iba sobrando ropa. Algunos arroyos bajaban formando varias pequeñas cascadas cercanas al camino. Entre los árboles íbamos viendo cada vez más amplio el paisaje hacia la zona de Vegarada. Llegamos a un punto donde se bifurcaba el camino y optamos por abandonar el principal para seguir otro algo más estrecho que llevaba mejor dirección, nos parecía. No tardamos en comprobar que éste se cegaba y tuvimos que subir ladera arriba pasando entre unos árboles de retorcidas formas en sus ramas y troncos. Eran varios ejemplares que tenían la peculiaridad de que salían varios troncos de una misma cepa y eran bastante bajos. Podían ser robles, pero no lo aseguro. Por entre ellos ascendimos algo más verticalmente hasta que salimos a otro camino fuera del bosque por el que continuamos ascendiendo.
Enseguida comprobamos que comenzaba a descender, lo cual no nos interesaba. Como allí la ladera esta cerrada por las escobas, optamos por desandar unos metros hasta un claro por el que comenzamos a subir pradera arriba pasando al lado de un bebedero de ganado. Allí estaba bastante limpio de matorral y fácilmente alcanzamos la loma del cerro Joaquines desde la que tuvimos una amplia vista del valle paralelo así como de parte del pantano del Porma. Igualmente contemplamos las cimas del Cueto Aucino y Valdorria. Siguiendo la loma del cerro por un sendero llegamos a la parte alta del mismo con una altitud de 1760 metros. Eran las 13:00 horas.
Aquí haré una aclaración importante, ya que fue causa de lo ocurrido luego. Cómo en principio no íbamos a este lugar sino a Canseco, en el mapa que llevaba solo salía Tolibia y un pequeño trozo del valle. Sí que llevaba el libro de rutas en el que estaba dicha ascensión, pero iba dentro de la mochila y viendo lo clara que estaba la ruta, no lo saqué. Pues bien, si lo hubiese hecho no hubiésemos tenido el fallo posterior, que por otra parte tampoco supuso problema alguno. A mí se me había quedado que el pico Mahón era el más alto de ese valle, y hacia la parte contraria del mismo veíamos uno con esas características. Así que, tras pasar por el cerro Joaquines, comenzamos a descender unos metros siguiendo de nuevo un camino hasta un collado entre éste y otro pico, el Mahón, del que no sabíamos su situación en esos momentos dando por hecho que era el más alto que veíamos más adelante. El camino entonces pasó por debajo de la cima del Mahón dejando una bifurcación por la izquierda que era la que subía desde Tolibia valle arriba. Así alcanzamos la collada de madera con 1700 metros de altitud. Repito que todo esto lo supimos luego cuando miramos el mapa.
En aquella collada había un par de tubos grandes y negros que no supimos para que podían ser. Desde allí vimos Lugueros bajo el Bodón así como numerosas cumbres del oeste como el Brañacaballo, Fontún o el Bodón de Cármenes. Por la parte Oeste se extendía el valle bajo el Susarón donde se encuentra Puebla de Lillo que luego también veríamos.
Continuamos caminando mientras el sol salía entre las numerosas nubes con un calor “picante”. Al lado del camino vimos los restos ya descarnados de una vaca. Estábamos ahora pasando por la parte alta de la cabecera del valle. No tardando comprobamos que el camino comenzaba a descender y lo abandonamos para hacia la ladera. Eran las 13:50 horas y llevábamos 8,940 Km.
Nos metimos entonces por el verde entre matorral bajo hasta alcanzar poco después una cresta rocosa. Por ella fuimos subiendo y bajando desniveles apenas considerables hasta que la dejamos atrás y ya subimos visiblemente por la loma del pico Rebueno dando vista hacia el valle que sube hacia San Isidro cuyas cumbres se encontraban totalmente cerradas por las nieblas. En la cima montana de este pico no vimos señal alguna de cumbre y como más adelante estaba otra que nos parecía igual de alta o más, bajamos al collado intermedio para comenzar luego a subir la misma. A las 14:50 horas, y tras 11,500 Km. llegamos al supuesto pico Mahón. Desde el principio Luis dijo que aquel no era ya que no hacía tanto que había subido, por otro lado, y había un buzón. A mí me parecía que sí ya que estaba en la creencia de que era el más alto de la zona, aunque estaba equivocado. Además, vimos como el más alto era la cumbre anterior por la que habíamos pasado, la del Rebueno según el mapa. Estábamos ahora en el Cubero, con más o menos 1900 metros. Desde allí vimos en el valle contrario el pueblo de Valverde de la Cuerna.
A la abrigada, ya que comenzaba a refrescar, nos acomodamos para comer mientras estudiábamos el libro de ruta comprobando todos aquellos datos y como habíamos pasado por debajo del mismo Mahón que ahora nos quedaba relativamente alejado.
Casi inesperadamente comenzó a cambiar el tiempo de forma sorprendente. Comenzó a soplar del norte un viento frío y con él trajo la lluvia en forma de pequeños granizos que hacían hasta daño en la cara. Nos abrigamos y cuando eran las 15:40 horas emprendimos el descenso de aquella cumbre por el mismo sendero anterior. Alcanzamos la collada y comenzamos a subir la otra loma hasta alcanzar la cima del Rebueno, con 1972 metros de altura. Ahora sí vimos un hito de piedras entre el cual había un bote vacío en el que dejamos nuestra tarjeta. Sacamos una rápida foto de grupo y retomamos la marcha por el sendero de ida. La lluvia arreciaba a ratos en forma de agua- nieve. El cielo se había oscurecido por completo y las nieblas iban tapando las cumbres que dejábamos por detrás.
Ahora, en vez de pasar por la parte alta rocosa, la bordeamos por un lateral al resguardo del fuerte viento. Apenas se veía ya el valle de Tolibia y mucho menos el Bodón y las otras cumbres más lejanas. Hacia el sur aún se mantenía más o menos despejado, pero la borrasca avanzaba en esa dirección. De nuevo tomamos el camino y por él llegamos a la collada de Madera, (1700 m), desde la que emprendimos el ascenso al Mahón por una verde loma limpia de matorral. 120 metros desde ella ascendimos hasta llegar sin problema alguno a la cumbre del pico Mahón con 1819 metros de altitud. Eran las cinco de la tarde y llevábamos 16 Km. recorridos. Como la mayor parte de la ruta estaba transcurriendo por caminos y sendas, el podómetro era bastante fiable marcando las distancias.
En la cumbre del pico soplaba el viento de forma exagerada y apenas se podía parar. En una placa con buzón marcaba el nombre del mismo y la altitud así como el grupo montañero que la había colocado. El pantano del Porma se podía ver claramente ya que estaba hacia el sur. Hacia el norte era imposible distinguir incluso la ruta que traíamos. Tras dejar la tarjeta y sacar unas fotos, emprendimos la bajada sin más. No tardó en empeorar aún más el día con la aparición de una borrasca de nieve y frío como en pleno invierno. Luis comenzó a sacar guantes y tenía cuatro pares, uno para cada uno. Realmente había que estar allí para comprobar como podía pasar de estar un día casi primaveral por la mañana a otro totalmente invernal por la tarde.
La ventisca de nieve impedía ver prácticamente el valle hacia el que estábamos bajando por la loma este del pico. Llegamos en pocos minutos al camino que bajaba del cerro Joaquines hacia la collada Madera y en pocos minutos enlazamos con el que bajaba por el valle hacia Tolibia. En este camino encontramos algunas zanjas en las que están colocando unos canales de madera para el paso de los torrentes de agua. Según íbamos descendiendo la nieve se convirtió en agua y el frío se hizo menos intenso. La pista dio algunos rodeos siguiendo las vaguadas laterales del valle. Las laderas del mismo se encontraban totalmente tapizadas de matorrales floridos con colores variados y destacados.
Pasamos al lado de una cuadra con ganado dentro y aprovechando el pilón de agua como base, me saqué unas fotos con las cumbres del Mahón y del Rebueno de fondo ahora que había pasado un poco la borrasca. Fui quedando un poco rezagado sacando fotos y yo solo fui perdiendo altura por aquel camino hasta llegar a un punto donde el arroyo lo atravesaba sin puente alguno, teniendo que franquearlo por las piedras. El tramo siguiente comenzó a encontrarse embarrado y lleno de rodaduras de las máquinas que había paradas a su orilla y que supusimos eran las que estaban haciendo las obras antes vistas.
A las 18:30 horas, tras largos 20 Km. recorridos, entré en Tolibia siendo recibido por algunos perros que me ladraron al paso. En pocos minutos llegué a la iglesia en cuyo pórtico ya estaba el resto cambiándose la ropa húmeda. Viendo las fotos de la primera vez que subí al Mahón compruebo que también allí nos estuvimos cambiando al bajar del mismo el 19 de abril del 98 con una buena nevada cubriendo todo el paisaje.
En pocos minutos nos cambiamos la ropa mojada y con la lluvia cayendo emprendimos el regreso. Dos kilómetros más abajo se encuentra Tolibia de Abajo donde nos detuvimos a tomar un café caliente en un bar de la carretera. Ya eran las 19:30 horas cuando salimos del mismo para regresar a León. Según avanzábamos hacia la capital fue cesando la lluvia e incluso salió el sol. Poco después de las 20:30 horas llegamos a Guzmán donde terminamos el viaje y con él esta jornada un tanto peculiar respecto al tiempo. Allí nos despedimos esperando que Luis y Juani nos acompañen en alguna ocasión más, y con la furgoneta que tenía allí cerca aparcada regresé a casa.



















lunes, 21 de mayo de 2007

XI ENCUENTRO DE MONTAÑEROS LEONESES / "CRUZ DE FERRO - EL ACEBO" 20-05-07

 


XI ENCUENTRO DE MONTAÑEROS LEONESES.

MEMORIAL “FERNANDO ALGORRI”.

1ª TRAVESÍA “CRUZ DE FERRO- MANJARÍN- LABOR DE REY- CARRACEDO DE COMPLUDO- COMPLUDO- EL ACEBO”.

20-05-07                    (Domingo)

Un año mas, y es el undécimo, hemos celebrado el Encuentro de Montañeros Leoneses, “Memorial Fernando Algorri”. La edición de este ejercicio fue organizada por el “Club Polideportivo Astorga La Salle” y la Delegación de Montañismo de León. Como es habitual en los casos en los que el club organizador tiene sede en zona de montaña, la marcha de este año transcurrió entre las comarcas de La Maragatería y El Bierzo.
A las 8:00 horas estaba prevista la salida de los autocares desde Guzmán. Allí nos reunimos el centenar de montañeros que íbamos desde León. Cinco fuimos los participantes de nuestro club “Cumbres de León”: Piedad, José Antonio, Álvaro, Luis y yo. Por su parte, Antonio no se presentó en la salida tras haberle sacado yo el billete. Emprendimos el viaje por la nacional parando a recoger a otro participante en Villadangos. Entramos luego en Astorga donde se nos unieron los componentes del club organizador. Ya por las estrechas carreteras nos dirigimos hacia el alto de Foncebadón donde comenzaba la ruta al pie de la Cruz de Ferro, (1500 m), emblemático lugar dentro de la Ruta Jacobea. Allí había otros dos autocares que en los que habían ido los montañeros de Ponferrada y Villablino. Con el sol luciendo, pero nubes rondando por el sur, comenzamos la marcha a las 10:15 horas.
El primer tramo de la misma transcurre por el Camino de Santiago paralelo a la carretera. Entre pinares y brezo florido fue avanzando la columna multicolor de participantes. Ya avanzo que Álvaro y yo hicimos juntos toda la ruta mientras que al resto les veíamos de vez en cuando. Tras caminar algo más de dos kilómetros tuvimos a la vista el pueblo de Manjarín, (1450 m). Antes de llegar a él abandonamos el Camino de Santiago y tras atravesar la carretera entramos en una senda que partía al lado del cementerio. La misma nos fue metiendo en un bonito valle de descenso entre prados acotados por alambre electrificada que había que sortear. Por la ladera de dicho valle bajamos suavemente disfrutando del verdor de las praderas y los arbustos floridos. Al fondo de la vaguada se veían las nieblas matinales ascendiendo por las laderas. El sendero fue serpenteando por la falda y atravesamos el arroyo Manjarín casi en su nacimiento. Los rincones de aquel lugar eran realmente bonitos con los árboles ya floridos y el arroyo en el que vimos alguna cascada.
No tardamos en divisar en la ladera los restos de Labor de Rey, (1200 m), pueblo abandonado y ya medio derruido. Aún tuvimos que rodear algunas vaguadas y subir unos pocos metros hasta llegar al mismo cuando eran las 11:30 horas y tras 5 Km recorridos.
Allí estaban reunidos numerosos participantes algunos de los cuales aprovechaban para tomar un bocado. Yo me interné entre las varias edificaciones en estado totalmente ruinosas para sacar algunas fotos de las mismas. Se podían contar cerca de una veintena de casas y la iglesia, cuya torre se mantenía en pie. Según comentaron, la habían restaurado y algunos desalmados la quemaron poco después. De hecho se veían los restos de la fogata al lado.
Casi una media hora mas tarde retomamos el camino entre la arboleda y los arbustos cargados de flores multicolor. Destacaba la flor morada de lavanda que cubría buena parte del terreno. En algunos lugares la maleza cerraba casi el sendero, pero estaba bien marcado y no había problema alguno de despiste. Ahora íbamos más o menos llaneando aunque de continuo había pequeñas subidas y bajadas. Por delante se veía la hilera de montañeros entre la vegetación. En algunos lugares podíamos ver claramente el camino armado de piedras. Por las laderas de la parte contraria iba bajando la niebla que antes habíamos visto ascender, lo que no era buena señal.
Poco a poco vimos como el sendero descendía visiblemente ya que sabíamos que teníamos que bajar hasta el río. Antes de llegar a su altura bajamos un tramo de fuerte pendiente que además estaba algo resbaladizo. Por la margen del río Carracedo caminamos unos metros entre arboleda antes de llegar al puente de paso construido para la ocasión por el club astorgano.
Se trataba de un puente hecho con dos troncos gruesos atravesados sobre el cauce y varios más pequeños como base. Incluso habían construido un pasamanos por si alguien tenía vértigo. La altura era de poco más de un metro, pero el río bajaba con bastante caudal. Hasta allí llevábamos casi 9 Km y eran las 13:15 horas. La altitud era de 950 metros.
El siguiente tramo transcurrió al lado del río por la margen izquierda y entre arboleda. Poco a poco comenzamos a ascender por la ladera contraria y los árboles dieron paso a las escobas y arbustos de gran altura. De esa forma alcanzamos un punto alto desde el que se divisaba gran parte del valle, aunque las nieblas cubrían gran parte del mismo. Fue en esos momentos, las 13:30 horas, cuando apareció la primera lluvia de la jornada. Sin apenas apreciarlo se había cubierto por completo el cielo y escuchamos también varios truenos fuertes. Tuvimos que sacar los chubasqueros antes de continuar ascendiendo hacia Carracedo de Compludo, (1100 m), para el que ya quedaban pocos metros. Pasamos una zona rocosa del sendero y enseguida divisamos el pueblo en la confluencia de varios valles. Poco antes de las dos de la tarde entramos en él con el podómetro marcando 10,500 Km. Iba éste coincidiendo casi a la perfección con lo señalado en la hoja de ruta.
En cualquier lugar bajo el que resguardarse se acomodaba el personal comiendo. Atravesamos el pueblo y al final fuimos a dar donde estaba Luis y Piedad junto con otros compañeros en una especie de pajar. Allí mismo nos acomodamos nosotros para comer tranquilamente y esperar a ver si al menos cesaba un poco la lluvia. Por las calles se veían indicios de las obras que se estaban llevando a cabo para la reparación de las mismas.
Media hora más tarde retomamos la marcha. Desde allí había dos opciones marcadas, una corta que bajaba por una pista hacia la carretera de Compludo y El Acebo y la larga que iba por el monte hasta el primer pueblo. Al final, como en esos momentos no llovía mucho, decidimos hacer la larga. Salimos por un sendero que fue bordeando otra vaguada hasta la ladera contraria a la del pueblo desde la que tuvimos una bonita vista del mismo. Por debajo veíamos la pista por la que bajaban numerosos participantes que se habían decidido por la opción corta. Entre arboleda fuimos ganando altura con tramos mas o menos pendientes. No tardamos en meternos en la misma niebla y el paisaje se tornó un tanto místico. De esa forma alcanzamos el collado que comunica los dos valles a una altura de 1165 metros. En el mismo un indicador señalaba las direcciones de Carracedo, Compludo y Palacios de Compludo. La niebla en aquel claro rodeado de arboleda daba al lugar un tono realmente misterioso. Eran las 15:30 horas y llevábamos 13,600 Km.
Sin apenas detenernos continuamos la marcha ahora de bajada hacia Compludo. La pendiente se hizo considerable entre el bosque apenas visible en la niebla. En aquel tramo pudimos disfrutar de otros bellos rincones formados por verdes helechos entre los rojizos ya secos. La humedad resaltaba los tonos de forma increíble.
No tardamos en divisar el pueblo entre los árboles ya que la niebla había ido quedando en la parte alta. Tras unos metros mas de descenso entramos en Compludo, (850 m), cuando eran las 16:10 horas y tras 15,300 Km. Estábamos en el punto más bajo de toda la ruta. Comento aquí que en un principio pensé que era el pueblo por el que habíamos pasado en la ruta de hace dos años de Pobladura, y Bouzas, pero luego me di cuenta de que aquel era Palacios de Compludo situado más arriba.
Como ya viéramos en Carracedo, numerosas casas conservaban las antiguas balconadas de madera y los tejados de pizarra tan típicos del Bierzo, en el que por cierto ya habíamos entrado poco antes de pasar el puente de troncos dejando la Maragatería atrás. En una fuente cargamos agua antes de comenzar el último pero “peor” tramo de la ruta. A la entrada del pueblo por la carretera se encuentra la iglesia de San Fructuoso del siglo XVI en cuya fachada se puede ver una imagen del santo. Igualmente en un alto había una cruz a la que se accedía por una escalera de piedra pegada a la roca.
Salimos de Compludo por dicha carretera, que baja suavemente en su primer tramo, mientras de nuevo se ponía a llover. A un kilómetro se encuentra el desvío a la Herrería de Compludo, la cual habíamos visto por fuera hace unos meses en la salida del Belén de Cumbres. Ahora no nos desviamos y comenzamos a ascender ya con dirección a El Acebo, final de la ruta. A escasos 300 metros sale la pista que baja de Carracedo por la que se hacía la ruta corta que tenía unos 3 Km menos de recorrido. Dejamos esta atrás y enseguida abandonamos la carretera hacia una senda de pendiente pronunciada que se introducía de lleno entre la arboleda y el matorral.
Enseguida ganamos altura y dejamos por debajo la carretera que serpenteaba por la ladera. Una vez más entramos en la niebla mientras las piernas ya se iban resintiendo un poco. La razón de que antes apuntase que era el “peor” tramo de la ruta no era otra si no porque es el que más desnivel de subida tenía y además cuando ya llevábamos unos cuantos kilómetros encima. Ya bastante arriba pasamos un tramo bastante abierto entre escobas floridas. Así, sin casi darnos cuenta a causa de la niebla, entramos en El Acebo cuando eran las 17:30 horas. El podómetro marcaba 18,600 Km., 600 metros más que lo señalado en la ruta, lo cual no es significativo en absoluto.
Enseguida vimos en la calle al personal congregado bajo una lona azul preparada entre dos casas. Allí habían colocado mesas en las que habían dispuesto la merienda a base de embutido, empanadas, refrescos, etc., así como hojaldres de Astorga, como no podía ser menos. La lluvia caía sin cesar y a ratos arreciante. Por parte de los organizadores se entregó a cada participante una camiseta, unos libros y folletos. A cada club también nos dieron una bolsa con unos detalles, entre ellos chocolate de Astorga. La insistente lluvia impidió hacer allí la entrega de la placa conmemorativa al club La Salle por parte del próximo organizador que será el club de Cistierna, Los Rejos, así como el sorteo de regalos. Todo ello se hizo luego en los diferentes autocares. Lo cierto es que fue realmente un fastidio.
A las 18:30 horas nos encaminamos hacia los vehículos donde yo me cambié la ropa húmeda de arriba. No tardando emprendimos el regreso saliendo de El Acebo por estrechas calles donde el autocar pasaba a escasos centímetros de las casas. Durante el viaje sortearon tres regalos en nuestro autocar. Subimos el puerto Foncebadón pasando por La Cruz de Ferro donde habíamos comenzado la marcha. Pasamos por Astorga esta vez sin parar y sí lo hicimos en Villadangos para que bajase el joven que había subido al ir. Con la lluvia acompañándonos entramos en la capital parando en Guzmán sobre las 20:30 horas. Aquí llegó a la vez mi hermana Juli con la furgoneta tras haberla avisado anteriormente para que fuese a recogerme.
Y eso fue todo lo acontecido durante esta señalada jornada montañera. Si bien la primera parte de la jornada fue totalmente satisfactoria, el resto de la misma resultó de lo más desapacible. Lo más sentido en general fue el no poder celebrar la fiesta en condiciones sabiendo, por experiencia, lo mucho que cuesta organizar este tipo de eventos y la ilusión con que se prepara. Pero está claro, contra el tiempo no hay quien se oponga, y en esta ocasión nos “aguó la fiesta” literalmente.





























miércoles, 2 de mayo de 2007

LA CRESPA (Lago de Babia) 01-05-07

 


1ª ASCENSIÓN A “LA CRESPA”.

01-05-07            (Martes)

En esta festividad del primero de mayo hemos vuelto a realizar una salida más del club de montaña “Cumbres de León”. La acordada para esta fecha ha sido la ascensión al pico La Crespa, en la comarca leonesa de Babia. A la misma nos hemos animado a participar seis componentes del club: José Antonio, Álvaro, Luis, Javi F., Roberto y yo.
A las 8:00 de la mañana quedamos en Guzmán José, Luis, Álvaro y yo. En el coche de Luis emprendimos la marcha y ya en la gasolinera de la carretera de Caboalles nos reunimos con Javi y Roberto con el coche del primero. Optamos por hacer el trayecto por el pantano en vez de ir por la autopista. El cielo estaba completamente despejado en León, pero hacia el noroeste donde íbamos se cerraban las nubes en las cumbres. La previsión no era nada buena tampoco.
Así bordeamos el pantano de Luna y entramos en Babia poco después. A las 9:30 horas más o menos llegamos a Lago de Babia, (1339 m), donde no solo estaba nublado, si no que se escapaba la nieve. Nos preparamos para la ascensión al pico completamente cerrado tras las nieblas. Alrededor de las 9:50 horas nos pusimos en marcha por un camino que salía al lado de la iglesia y el cementerio. Ascendimos suavemente por él encontrándonos algunos tramos inundados que sorteamos saliendo por los prados. Así llegamos al final del mismo y comenzamos a subir ladera arriba sin seguir sendero alguno. Por delante veíamos parte del macizo de La Crespa, pero su cumbre quedaba completamente tapada por las nubes. Por suerte soplaba un fuerte viento en las capas altas y de vez en cuando se abrían claros que nos animaban en esta ascensión.
Enseguida se adelantaron Javi, Luis y José Antonio que además iban cada uno por un lado. Mientras tanto Roberto, Álvaro y yo lo tomamos con más calma y subíamos cómodamente por la verde ladera de la falda plagada de tojos espinosos. El pueblo había quedado enseguida tapado tras una loma cercana a él, aunque ya veíamos en el mismo valle Las Murias y en el principal Quintanilla de Babia.
Progresivamente fue cambiando el terreno y comenzamos a ver más piedras en él. La pendiente seguía más o menos suave aunque había algunos repechos considerables. Por delante vimos un sendero que subía perpendicularmente por la loma y no tardamos en meternos en él. Roberto encontró un pequeño fósil de forma circular muy curioso. Al final del sendero había una verde pradera que comenzamos a bordear por una pequeña cresta que nos llevó a la parte rocosa del macizo. Por allí encontramos ya algunos neveros, restos del pasado invierno. También vimos por primera vez la cima de La Crespa, aunque en esos momentos no estábamos muy seguros si era realmente aquella.
Bordeamos una hoya y continuamos subiendo por la ladera rocosa que ya se empinaba en aquel tramo no tardando en ver una capa blanca de escarcha que lo cubría todo. Aún así se hacía llevadera la subida zigzagueando por ella sin sendero alguno como referencia. Por delante veíamos a José Antonio, pero de Luis y de Javi no sabíamos nada. Tras pasar aquel tramo empinado se suavizó la pendiente cerca de la cresta. Enseguida nos encontramos con más neveros por los que tuvimos que pasar. La nieve apenas se hundía y eso hacía más fácil avanzar. Tampoco eran éstos muy grandes. Las nieblas nos envolvían a ratos, pero el viento las disolvía enseguida.
De esa forma, y literalmente sin darnos cuenta, alcanzamos la cumbre cuando eran las 11:50 horas. Allí estaba José Antonio ya. Ninguna señal nos hacía pensar que estábamos en la misma ya que además hacia adelante continuaba el cordal hacia otro picacho de altura similar. Por él volvía Javi que fue quien nos confirmó que estábamos en La Crespa cuya altitud es de 2048 metros. Luis me llamó diciendo que estaba más adelante por aquel cordal, Luego supimos que estaba subiendo hacia la Malvosa, que estaba a un buen trecho de allí.
Por suerte las nubes no se estacionaban y nos dejaban disfrutar de un buen paisaje. Numerosas eran las cumbres que se veían desde allí. Muy cercano se alzaba el Montigüero seguido del Salgüeiro, y la Malvosa. Al lado contrario podíamos ver las cumbres del Cornón y el recientemente ascendido Muxiven. Por encima de Villablino estaba el Cueto Nidio y más al sur el Alto de La Cañada y la Penouta. Por el Este salían las Ubiñas, la grande cerrada de niebla en su cumbre. A todas ellas se sumaban numerosas más que no llegué a reconocer.
Enseguida llegó Luis y estuvimos comiendo un poco. Roberto y Javi habían comenzado a bajar enseguida ya que habían quedado para comer abajo con Ramón, Corín e Isabel que iban en un coche a mediodía. En un bote de cristal habíamos dejado nuestra tarjeta y recogimos otra. También sacamos la foto de grupo en la cumbre. En el valle se podían ver unas pocas casas del principio de Lago de Babia.
A la una de la tarde comenzamos a bajar nosotros cuatro. Pasamos de nuevo los neveros de la parte alta y continuamos por el borde que caía hacia el valle de La Fonfría que baja a La Riera, otra alternativa de subida a esta cumbre. Desde allí tuvimos una bonita vista del Montigüero y el Salgueiro en la cabecera de dicho valle. El sol y las nubes moteaban el paisaje dándole un tono destacado. Poco a poco fuimos desviándonos de la cresta y nos metimos en la ladera por la que había subido Javi. José Antonio se hizo una pequeña herida en la mano con una piedra.
Según fuimos bajando se fue separando éste de nosotros hasta perderle de vista como siempre. En la ladera estuvimos un rato parados mientras Luis tomaba un tentempié. Luego tuvo la ocurrencia del día. En unas piedras lisas estuvimos haciendo escalada libre y grabándolo con la cámara quedando un montaje de lo más original, no sin arriesgarnos a una buena caída de varios metros, mas o menos. Pasamos un rato divertido pero de nuevo una borrasca nos hizo retomar el descenso ya que se cerró del todo y comenzó a nevar una vez más. Como ya era normal, no tardó mucho en pasar el nublado y los claros volvieron a aparecer en el cielo.
Poco a poco fuimos perdiendo altura siguiendo ya la misma ruta de ascenso llegando enseguida a los verdes prados cargados de flores. Los arroyos que bajaban por la ladera encharcaban los mismos y se nos hundían las botas en la hierba. Tuvimos que atravesar una alambrada de espinos y hubo que buscar el sitio adecuado para ello. Así salimos al camino, también lleno de agua y barro, y en pocos minutos avistamos el pueblo. Echando la vista atrás se podía ver ahora la cumbre de La Crespa. Me quedé rezagado y con el automático me saqué una foto con ella de fondo. Retomando la marcha vi a Luis cerca del campanario de la iglesia y poco después a José Antonio al lado del coche.
A las 15:30 horas entré en Lago de Babia por el camino al lado de la iglesia. Por la mañana habíamos atajado unos metros y no la habíamos visto. En pocos minutos llegué al lugar donde teníamos el coche aparcado. Allí cerca había una fuente con pilón dentro del cual vimos un gran pez nadando. Seguidamente nos cambiamos de ropa y calzado y tomamos un pincho. Por allí andaba un gato que nos estuvo rondando hasta que marchamos. En pocos minutos se cerró de nuevo y comenzó a nevar con ganas.
Cuando íbamos a salir resultó que Luis no tenía las llaves. Muy lejos no podían estar y las encontró caídas al lado del coche. Eran las 15:50 horas cuando emprendimos el viaje de retorno a León. Como digo, en esos momentos nevaba copiosamente. Dejamos atrás Las Murias y ya en Cabrillanes vimos el coche de Ramón aparcado al lado de la carretera. Paramos también nosotros y entramos a tomar un café en uno de los restaurantes que había. Ellos estaban terminando de comer arriba y solo subí para despedirnos de ellos.
Poco antes de las cuatro y media volvimos a ponernos en marcha mientras continuaba nevando. Según fuimos avanzando hacia el este fue cesando y ya cerca del pantano de Luna no caía gota alguna. De éste fui sacando algunas fotos ya que estaba a reventar de agua. Volvimos a bordearlo y pasamos por La Magdalena camino de Camposagrado. Sin novedades recorrimos los últimos kilómetros hasta entrar en la capital minutos después de las 17:30 horas. Desde Lago de Babia recorrimos 88 Km.
Dejamos a José en el Paseo de Salamanca y en Guzmán bajamos Álvaro y yo. A las 17:50 horas cogí el autobús que me trajo a Armunia dando eso sí, un rodeo por culpa de una vuelta ciclista que se celebraba.
Y así finalizamos otra actividad más del club de montaña. En esta ocasión todo resultó acertado a pesar de las pésimas previsiones meteorológicas, que después de todo no fueron tan malas. Esperamos así y todo que por fin llegue realmente la primavera y con ella el tiempo apropiado para las excursiones programadas de aquí en adelante.