EL BLOG DE JAVI GALLEGO: PICO LAGO

domingo, 30 de septiembre de 2018

PICO LAGO - COFIÑAL 29-09-18

2ª ASCENSIÓN AL “LAGO” (Cofiñal)

29-09-18 (Sábado)

Este último sábado de septiembre hemos realizado una nueva ascensión en la montaña leonesa. Nos acercamos hasta Cofiñal para subir al pico Lago, cumbre que hace 15 años alcanzamos por primera vez en un día casi invernal. En aquella ocasión lo hicimos desde el puerto de Las Señales, con mucho menos desnivel y distancia, por lo que ahora decidí hacerlo un poco más largo desde Cofiñal para variar.

Cuatro nos animamos en esta ocasión: José Antonio, José Luis, Álvaro y yo. Tras recoger a José Luis primero y a José Antonio de seguido, se nos unió Álvaro antes de emprender el viaje a las 8:40 horas por la carretera de Santander hacia el cruce de Ambasaguas donde giramos hacia Boñar. Bordeamos el pantano del Porma y llegamos a Puebla de Lillo sobre las 9:35 horas. En este pueblo nos detuvimos a tomar café unos minutos antes de proseguir hacia el cercano comienzo de la ruta. Tras pasar por Cofiñal, y unos 700 metros más adelante, comienza el camino que sube hacia el valle de Tronisco. Un lugareño nos comentó que se podía subir unos metros por el mismo con la furgoneta y hacia él me metí, comprobando enseguida que no era buena idea. Reculando volví a la carretera para meterme en otro ramal cercano hacia un prado en el que aparcamos. Altitud: 1183 m.

Nos preparamos para la marcha con La Peña San Justo emergiendo por delante de nosotros. A las 10:30 horas nos pusimos a caminar cruzando la carretera para meternos en el camino anterior que subía paralelo a la misma durante un tramo con dirección Nordeste. Enseguida pasamos al lado de una edificación que podría ser un depósito de agua, aunque no lo afirmo con certeza. Tras un trecho recorrido dimos un brusco giro en dirección contraria encontrándonos con un todoterreno y un tractor con remolque del que habían tirado tierra en el firme para allanarlo, lo cual hacían algunas personas en esos momentos. Lo dejamos atrás y volvimos a girar de nuevo mientras ganábamos altura entre matorrales y helechos. El tractor nos adelantó poco después para hacerlo nosotros una vez más unos metros más adelante.

Pasamos al lado de una casa medio en ruinas y nos metimos de lleno en el hayedo de Tronisco. Agradecimos la sombra ya que el sol comenzaba a calentar en el cielo despejado. Avanzamos por dicho bosque en el que ya despuntaban levemente los colores otoñales y dejamos a la derecha el desvío marcado hacia el Collado de Fontasquesa, (o Fontesquera) en el que estuvimos en Febrero pasado en otra ruta con nieve desde Cofiñal por el valle contiguo. Salimos del bosque hacia los prados de hierba amarillenta en este comienzo del otoño siguiendo el camino que los cruzaba por la parte Sur. En la contraria vimos otra casa y algunos cercado para el ganado. Hacia atrás seguíamos viendo la Peña San Justo en la misma “V” del valle. En la pradera encontramos varias bolas de sal para los animales.

Fuimos cruzando hacia el Norte encontrando algunos regatos aún con algo de agua corriente. Emprendimos entonces la subida por la loma Norte del valle hasta enlazar a media altura con un camino por el que bajaríamos a la vuelta. Nos incorporamos al mismo llegando en pocos minutos a un refugio de piedra con una chimenea como única equipación. Eran las 11:55 horas y estábamos a 1565 m de altitud. Llevábamos 4,000 Km exactos.

La ruta del GPS continuaba ahora hacia el Oeste, al collado de la cabecera del valle, pero decidimos variarla y seguirla en sentido contrario, por el camino por el que volvía a este punto. La razón no era otra que, si tras subir el pico Lago decidíamos ir hasta la Peña Fontesquera, lo podíamos hacer desde dicho collado sin eliminar este otro tramo. Entre grandes escobas y algunas hayas continuamos subiendo por dicho ramal hasta llegar al comienzo del cresteo de la sierra que divide el valle de Tronisco con el del Pinar, en el cual se emplaza precisamente el Pinar de Lillo, zona de reserva protegida de acceso prohibido, como bien lo indicaba un cartel informativo en este punto, 1679 m. Eran las 12:20 h.

Una especie de cortafuegos de fuerte pendiente sube por esta cresta de la sierra en la que al fondo ya vimos nuestro objetivo. Cruzamos un tramo en el que el camino estaba cubierto por una fina y blanca arenilla similar a la de las playas. Al final del mismo se alcanza la parte alta de la cresta en sí convirtiéndose en un sendero medio marcado que intentamos seguir. En muchos lugares se perdía teniendo que avanzar entre matojos no muy altos, pero incómodos. Así rodeamos varios picachos intermedios y cruzamos algunos pedreros mientras nos acercábamos a la cima del pico Lago, a la cual vimos llegar otro grupo desde la zona del puerto de Las Señales.

Algunos nubarrones habían ido apareciendo y de vez en cuando se oscurecía el paisaje. Al Sur veíamos ya claramente el macizo del Mampodre con la mayoría de sus imponentes cimas. También hacia esa parte, justo bajo nosotros, la laguna de Tronisco totalmente seca. Las zonas rocosas se alternaban con otras de escobas en esta última parte de la subida. En algunos puntos, al Sur, había algunos cortes de vértigo.

A las 14:00 horas alcancé la cumbre de este pico Lago, cuya altitud es de 2009 metros, tras 7,600 Km hechos. En ella estaba este grupo de jóvenes que habían subido desde el puerto y que al poco emprendieron la bajada. Esta cumbre tiene doble cima y en ambas hay un monolito de rocas. La vista no podía ser más amplia y bella. Innumerables cumbres emergían en redondo destacando al Noroeste los Picos de Europa con Peña Ten y Pileñes delante. Los cercanos Mampodres al Suroeste, o el Espigüete en la lejanía y ya en Palencia. Al Este teníamos todas las cimas de San Isidro: Torres, Toneo, Agujas, Ausente, etc. Ubiña, Bodón, Valdorria, Susarón o la cercana peña San Justo son una mínima parte de las podíamos contar. Cerca teníamos el límite con Asturias donde también emergían unas cuantas más. Se veía el alto del puerto de Tarna, pero no el de Las Señales, oculto por la misma loma de esta cima en la que estábamos. Desde allí divisábamos parte de dos grandes embalses, el de Riaño y el del Porma.

Nos acomodamos en la cima para comer tranquilamente disfrutando de todo este paisaje y del buen tiempo. Por el Norte, la nubes convertidas en nieblas, iban cerrando varias cumbres. Nos sacamos algunas fotos e hicimos la tarjeta para dejarla luego en la segunda cima donde había un bote con otra que recogimos.

José Luis y José Antonio se decidieron al final a pasar a la Peña Fontesquera y emprendieron el descenso a las 15:15 horas. Álvaro y yo optamos por quedar un rato más y bajar directamente siguiendo la otra ruta alternativa. Descendimos unos metros hacia el Norte por comprobar si se veía el puerto de Las Señales desde allí, pero tampoco lo vimos. De regreso en la cima vimos a José Antonio cruzando por el medio del lecho seco de la laguna. A José Luis no le vimos.

A las 16:00 horas emprendimos Álvaro y yo el descenso por la loma Sur directos hacia la laguna. Pues bien, nos fuimos desviando de la ruta del GPS y nos metimos entre una zona de escobas tupidas que conseguimos cruzar pisando sobre ellas y siendo de bajada, subiendo hubiese sido imposible hacerlo. Luego vimos que se podía bajar mejor justo al margen de este “bosque” de matorral. Ya fuera del mismo, y no lejos de la laguna, casi piso una culebra de unos 50 cm de longitud. No sabría decir si era una víbora o no.

Atravesamos la laguna por el medio de su lecho seco y árido cubierto en algunos corros por un manto de musgo o similar. Desde ese punto, con los prismáticos, vi a José Antonio ya en la cima de la peña Fontesquera, aunque no a José Luis. Por el móvil contacté con él, sabiendo entonces que no había llegado a la cima y que estaba bajando ya no lejos del camino. Él sí nos veía a nosotros pero nosotros no conseguimos localizarle a él aún con las indicaciones que nos daba. Así llegamos al collado que separa los valles de Maraña y el de Tronisco. En el mismo había una mástil metálico con algunos aparatos usados, suponemos, para hacer mediciones ambientales. Este collado está a unos 1660 metros de altitud y eran las 17:10 horas.

Nos incorporamos al ancho camino que descendía hacia el valle de Tronisco hasta que divisamos no tardando el refugio. En una sombra cercana estaba tumbado José Luis mientras que a José Antonio le habíamos visto crestear de bajada por la sierra de la peña Fontesquera. Pasamos al lado del refugio y nos reunimos con José Luis para seguir ahora por este camino de la ladera Norte del valle en vez de hacerlo por el de subida. Entramos al hayedo unos metros más adelante y continuamos el descenso entre los ejemplares en pleno esplendor aún. Trazamos algunas curvas y dejamos atrás una caseta de vigilancia forestal. En algunos puntos se acercaba a pocos metros del trazado de subida, aunque invisible entre la arboleda. Ya bastante abajo vimos tubos plásticos protegiendo los árboles recién plantados en las laderas. Los helechos cubrían también buena parte de estas superficies.

A las 18:35 horas salimos a la carretera a 1,600 Km por encima del final de la ruta. El Track del GPS nos acercaba hasta las cascadas de los Forfogones, un poco más arriba, y luego seguía por la otra margen del río, pero ya no había muchas ganas para seguirla y optamos por bajar por la carretera. En unos prados en su margen vimos un grupo de caballos y potrillos. Después de un tramo al sol entramos a la sombra del pico Runción que ya nos acompañó en este último tramo. A las 18:57 horas finalizábamos la marcha en el prado donde teníamos la furgoneta. El GPS mostraba estos datos: 860 metros de desnivel acumulado y 15,300 Km hechos.

José Antonio había dejado la mochila allí y había bajado a Cofiñal. Nos cambiamos y nos pusimos en marcha también hacia este pueblo en el que tomamos una consumición. Minutos más tarde retomamos el viaje de regreso hasta llegar a Boñar donde volvimos a parar de nuevo a tomar otro refrigerio. Casi anocheciendo ya emprendimos la última etapa del viaje hacia León. A las 20:55 horas dejaba a Álvaro en casa, luego a José Antonio y por último a José Luis. A las 21:30 horas llegaba yo a la mía terminando con ello esta grata jornada de montaña.

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