lunes, 16 de julio de 2012

"SENDA DEL CAORU" (Asturias) 15-07-12

 


1ª TRAVESÍA “ARENAS DE CABRALES – SENDA DEL CAORU – TIELVE – SENDA DE LA RUMIADA - PONCEBOS”. (Asturias).

15-07-12                 (Domingo)

Para este fin de semana teníamos programado dentro del calendario de actividades del club de montaña esta travesía en la vecina provincia asturiana. En principio la idea era ir a pasar la noche cerca de la misma para emprender al día siguiente la ruta pronto, pero varios de los que estaban animados no podían hacerlo, así que se decidió madrugar el domingo y marchar pronto de León.
A las 7:00 horas nos reunimos en Guzmán los 7 participantes de la marcha emprendiendo el viaje en el coche de Tiquio y el mío. Además de nosotros dos, iban también Nati, Álvaro, Mª Jesús, Santiago y Alex, acompañados también por Rex. Por la nacional salimos hacia Puente de Villarente dónde giramos hacia Boñar y en éste a enlazar con la de Riaño en cuya localidad nos detuvimos a desayunar unos minutos. De nuevo en marcha nos dirigimos hacia el puerto del Pontón que bajamos camino de Oseja de Sajambre. En el desfiladero de Los Beyos entramos en el Principado de Asturias con dirección a Cangas de Onis primero y Arenas de Cabrales después, final de nuestro viaje. Algo menos de 200 Km. recorridos hasta esta localidad a la que llegamos a las 10:30 horas.
En un aparcamiento paramos viendo al Sur la sierra que luego subiríamos cubierta en parte por nieblas que no daban buen augurio. Para evitarnos los 6 Km. de carretera entre aquí y Poncebos, final de la ruta, decidimos acercar un coche hasta aquel punto. Allí nos encontramos con un buen número de vehículos de personal que en su mayoría haría la Senda del Cares. Varias personas indicaban el lugar para aparcar dejando mi furgoneta en uno de los carriles de la carretera. Nati decidió también quedar allí mientras en el coche de Tiquio regresábamos a Arenas. Algunos teníamos que coger agua, y lo hicimos en una fuente de un parque cercano antes de emprender la marcha hasta el comienzo de la ruta, al principio de la carretera de Poncebos. En el Cares vimos unas bonitas formas de la roca moldeada por el agua a modo de cavidades.
En el comienzo de la ruta, un cartel indicaba los datos de la misma y el mapa. Hasta Poncebos teníamos 20 Km. en total con un desnivel de unos 1200 metros, sin contar el acumulado por subidas y bajadas. Nos encontrábamos a 140 m de altitud y la máxima estaba en el collado de Posadóiro a 1200 m y tras 11 Km. Luego bajaríamos a Tielve, en el kilómetro 15 y a unos 650 metros de altura y terminaríamos en Poncebos tras los 20 Km. y a 250 metros de altitud. La ruta hasta Tielve estaba marcada como “PR AS 127”.
Tras una foto de grupo, emprendimos la marcha a las 11:30 horas y ya subiendo por un bonito bosque. El camino serpenteaba entre la arboleda dónde pudimos ver algunos grandes troncos. Diez minutos después del comienzo atravesamos sobre un canal de agua pasando luego un tramo a cielo abierto. En un gran tronco nos encaramamos para sacarnos unas fotos entre sus gruesas ramas. Nos encontramos además con un sinfín de helechos que escoltaban el camino. Echando la vista atrás podíamos ver de vez en cuando Arenas de Cabrales entre la arboleda.
Más adelante pasamos al lado de un grueso tronco caído de grandes dimensiones. El bosque en su conjunto era un verdadero cúmulo de bellos rincones y totalmente verde. En algunos árboles se podían ver los vestigios de los rayos que los habían atravesado de arriba abajo. No he apuntado, y es importante saberlo, que esta ruta transcurre sobre una antigua calzada romana, y como tal está adoquinada por gran cantidad de piedras en el terreno.
De vez en cuando salíamos a cielo abierto viendo sobre nosotros la numerosas nubes amenazantes. De continuo íbamos ganando altura y solo algún tramo insignificante llaneábamos. Por encima de Arenas corría la Sierra del Cuera, que en menos de un mes tenemos también como actividad del club. Nos cruzamos con algunos senderistas más e incluso nos dejó atrás un joven corriendo. Sinceramente, la envidia que me dio tener esa resistencia.
En un determinado punto vimos unos metros por encima una curiosa estampa. Lo que en época de lluvias era una torrentera, ahora era un tobogán de roca en el que había varias pequeñas pozas horadadas formando un curioso mosaico de huecos. Completaba la postal un tronco seco y erguido por delante de la misma.
Allí habíamos dejado atrás el frondoso bosque y tan solo algunos árboles quedaban en el paisaje cercano. Al final tenemos que agradecer las nubes y el bosque, ya que de cogernos el sol de julio subiendo podíamos haber quedado en el intento.
Después de unos metros llegamos a una zona rocosa dónde el sendero serpenteaba por una especie de canaleta que nos sacó a otro claro. En él había una gran roca con una cruz y una placa en homenaje a “Los Pastores de Arenas”, según rezaba la misma. Este punto se llama “La Cruz de Pruvia”. Eran las 13:40 horas y podíamos llevar unos 4 Km. recorridos. Nos detuvimos unos minutos en dicho lugar dónde unos indicadores marcaban “La Bolera” y “Tordín” y otro “Fuente Teja”. Apunto que Santiago había marchado hacía rato por delante y no le habíamos visto más. Adelanto que no lo hicimos en todo el resto de la ruta.
Siguiendo los primeros indicadores atravesamos otro campo de helechos mientras ahora lucía el sol radiante. Dejamos atrás una gran cavidad en una roca y otro tronco seco y pasamos un pequeño bosque de arboleda antes de dar vista a una empinada ladera recorrida por tapias de piedras trasversales. Por encima vimos una majada a la que se dirigía el sendero que también serpenteaba por dicha pendiente. Entre helechos y praderías ganamos esos metros hasta alcanzar dichas brañas a las 14:30 horas.
Aquí haré un pequeño inciso. Llevábamos un mapa detallado de la ruta con los kilómetros y las majadas indicadas en él, pero cómo habíamos encontrado algunas más desperdigadas, en esos momentos no podíamos concretar exactamente cuales eran. Lo mismo nos pasó con las siguientes, aunque no con las últimas que sí estaban más indicadas con señales. Ahora revisando mejor el mapa y consultando fotos de Internet y demás, puedo concretar que estas primeras eran los Invernales de Portudera o Del Portugués y estábamos a unos 870 metros de altitud y habiendo recorrido 5 Km.
Nos sacamos una foto en ellos y retomamos la marcha por el sendero que se introdujo en un pequeño desfiladero. Fue aquí dónde nos encontramos con una joven que se nos uniría el resto de la ruta hasta Tielve. Se trataba de una chica holandesa y algo sordomuda que sin embargo entendía el castellano leyendo los labios. Estaba de vacaciones en Arenas y la habían recomendado en el hotel dicha ruta, encontrándose con una dureza que no esperaba y sin mapa. Hay que decir que la ruta está en general marcada, aunque como siempre, encuentras lugares dudosos dónde no hay ni una. Eso le había pasado a ella además y acababa de darse la vuelta. Nos comentó la posibilidad de unirse a nosotros y así fue como, habiendo perdido un acompañante, recuperamos otra.
No tardamos en dejar atrás y a la izquierda la Majada de Tambrín tras la cual emergían varias cumbres en la lejanía. Emprendimos entonces una subida por una vaguada que nos sacó a una collada en la que encontramos una fuente con pilón seco al lado de un árbol. Allí nos metimos en la ladera de una vega por debajo de nosotros encerrada entre roca. Suavemente ganamos altura allí hasta salir a otra pradería en la que vimos dos majadas más a la abrigada de unas rocas. El sendero seguía por el medio de la vega sin marca alguna y de él salía otro a la derecha que cogimos.
Mª Jesús había hecho esta ruta una vez, pero según nos contó, por causa de un incendio que había, les habían desviado de la misma en esta zona, por lo que no estaba segura de la senda real. Alcanzamos otro pequeño collado desde el cual vimos allí mismo otro grupo de cabañas, algunas medio derruidas. Tanto las anteriores como estas se denominan Humardo y la altitud era de unos 1030 m. Llevábamos 7 Km. y eran las 15:15 horas.
Desde allí bajaba un regato al que Mª Jesús fue a investigar. Estudiando el mapa nos convencimos que era el otro ramal el que había que seguir, por lo que emprendimos el regreso. Para atajar, optamos por meternos entre el matorral bajo para no perder altura a la vega ya que luego teníamos que remontarla hasta una collada. Entonces fue cuando vimos a un pastor en las cabañas bajo las rocas y nos confirmó que sí era ese el camino a seguir. Lo repito, dónde no hacen falta marcas porque no hay pérdida alguna, las encuentras, y dónde son necesarias no hay ni una. Menos mal que la niebla aún no nos había envuelto, como ya adelanto que pasaría.
Desde aquel collado bajamos a otra vega que por nuestra izquierda se perdía hacia el valle de la carretera entre Arenas y Panes. Encontramos entonces algunas estacas de la ruta que nos llevaron a otro regato estrecho por encima del cual subía el sendero. Al lado de otro tronco seco erguido encontramos pequeñas fresas silvestres que comimos. Atravesamos luego algunos pasadizos estrechos entre rocas antes de volver a salir a la ladera tupida de helechos. Fue entonces cuando vimos aparecer la niebla por encima y por debajo de nosotros cerrando rápidamente el paisaje.
Aún no nos llegó a envolver del todo y seguimos subiendo ahora por otra vaguada en la que se encuentra la Fuente Viña con un buen chorro fresco y pilón de piedra. Eran las 16:20 horas y llevábamos algo más de 9 Km. Allí nos detuvimos unos minutos antes de retomar el último repecho al collado que ya nos dio paso a la vega de Tordín y las majadas del mismo nombre.
En esta vega hay una gran cueva a la que nos acercamos unos minutos antes de ir a las cabañas. A la vera de una de ellas nos acomodamos en bancos y sillas para comer por fin cuando eran las 17:00 horas. Estábamos a unos 1200 metros de altura y en la mitad de la ruta.
Mientras comíamos vimos como la niebla se cerraba por completo en la vega. Poco antes un pastor nos había preguntado si habíamos visto unas cabras por detrás y le indicamos que así era en la otra majada. Poco después vimos aparecer un grupo de ellas por el lado contrario y a voces le avisamos.
Media hora después emprendimos la marcha comprobando que teníamos que buscar a tientas la senda que habíamos abandonado para ir a la cueva y las cabañas. Por suerte estaba por allí aquel joven que entre la bruma nos indicó que fuésemos hacia él que también llevaba rumbo al collado Posadoiro.
Siguiendo la estela del rebaño de cabras seguimos el sedero hasta ver por fin otra marca de la ruta. Subiendo suavemente llegamos por fin a dicho collado y entrada al Parque de Picos de Europa. Estábamos en el punto más alto de la ruta con 1220 metros, a 11 Km. de Arenas y eran las 17:40 h. Ahora, viendo fotos en Internet, compruebo lo que nos perdimos por la niebla. Desde allí hay una vista impresionante de Picos de Europa con el Naranjo de Bulnes “a tiro de piedra”, entre otras cumbres. Con tiempo, y buen tiempo, se puede subir al cercano pico Cueto de Tordín en el que hay dos grandes antenas que desde Humardo habíamos visto. El desnivel desde allí es de poco más de 100 metros.
Emprendimos sin mas el descenso por otro tramo de la calzada romana sin más visibilidad que unos metros. El joven se desviaba hacia Sotres y nos indicó el sendero a seguir a Tielve, aunque luego encontramos algunos desvíos que nos hicieron dudar un poco. En las rocas vimos encaramadas algunas cabras montesas y machos cabríos de grandes cuernos, uno de los cuales ni se inmutó al pasar por debajo de él. En algunos lugares encontrábamos marcas pintadas o señales de la ruta en la roca o estacas. Pasamos un regato en el que vimos numerosos renacuajos. También desde aquel tramo había una bonita vista del valle del río Duje desde Tielve hacia Sotres, lo cual nos perdimos igualmente. La joven que nos acompañaba, de nombre Femke, bajaba peor que subía y la íbamos esperando.
Más adelante nos encontramos con otro pastor que nos indicó la vaguada a seguir hasta una fuente tras la cual enlazaríamos ya con una pista cementada. Él iba hacia el mismo lugar pero por otro sendero de la parte alta.
Por la vaguada perdimos altura hasta encontrar dicha fuente y el pilón lleno de musgo formando un bonito manto bajo el agua. Entre helechos y algo de arboleda llegamos a la majada de Valfrío en la que ya estaba el pastor que antes nos había indicado la bajada. Eran las 18:35 horas y llevábamos 13 Km. Altitud allí, unos 1000 metros.
Por la pista, que en sus tramos más empinados estaba cementada, fuimos perdiendo altura considerablemente hasta divisar entre la niebla el pueblo de Tielve. Por encima de nosotros vimos unas curiosas formaciones de roca puntiagudas. Según íbamos bajando se abría más la niebla y veíamos más claro el valle. Varios metros por debajo transcurría la carretera hacia Sotres por la que vimos algún vehículo. Dejamos atrás una fuente dónde el camino se convertía en sendero. Pasamos algunos tramos entre arboleda y vegetación y otros al lado de paredes rocosas antes de entrar en Tielve a las 19:25 horas. Estábamos a 650 metros de altitud y habíamos recorrido 15 Km.
Nos encaminamos al bar del pueblo a tomar un refrigerio antes de retomar la última parte de la ruta a Poncebos. Habíamos dicho a Femke anteriormente que podía bajar con nosotros y la acercábamos luego a Arenas, pero visto cómo la habíamos visto bajar, ni ella lo vio claro ni nosotros por el retraso que nos ocasionaría. Por ello decidió seguir el plan que tenía, que era llamar a un taxi y bajar en él. Nos despedimos de ella intercambiando las direcciones E-mail para enviarle algunas fotos y demás y en pocos minutos llegó el taxi desde Arenas. Nosotros nos tomamos un refrigerio en la terraza del bar y a las ocho de la tarde emprendimos la marcha de nuevo.
Al igual que antes, el ancho camino se fue estrechando hasta hacerse senda, la cual se conoce como La Rumiada. Dejamos atrás una fuente y algunas cuadras de ganado pasando también un tramo al lado de una pared de roca que se curvaba por encima de nosotros a modo de techo del que colgaban unas enredaderas. Subimos entonces unos metros y pasamos entre un rebaño de vacas y un gran toro. Encima de unas rocas vimos un espantapájaros que en principio confundimos con una persona. Por delante, la niebla formaba unos bellos efectos entre unas agujas de la sierra. Tiquio, Álvaro y Alex se habían adelantado quedando Mª Jesús y yo algo por detrás. La niebla se convirtió en lluvia durante un rato y nos hizo protegernos con chubasqueros.
De vez en cuando íbamos viendo algunos invernales por debajo o a nuestra altura entre la vegetación y ramaje y pasamos al lado de otro bebedero con fuente en las cercanías de uno de éstos. Luego encontramos de frente un rebaño de ovejas por el medio del cual cruzamos. El sendero atravesó después un pequeño bosque para luego meterse bajo unas paredes de la sierra en cuya falda vimos más majadas. Cruzamos algunos pedreros y pasamos bajo una torreta eléctrica tras la cual el sendero se arrimó a un gran barranco de caída vertical.
Justo por debajo de la línea eléctrica transcurría la senda en medio del cual encontramos una oveja muerta y llena de gusanos que la devoraban. Desprendía un fuerte mal olor y nos desviamos rápidamente, aunque casi me la había llevado por delante antes.
No tardamos en ver Camarmeña frente a nosotros y poco después los bares de Poncebos. Por el móvil habíamos hablado con Santiago, que ya llevaba unas dos horas allí con Nati. A nosotros nos restaba una última bajada de fuerte pendiente que, tanto Santiago como Mª Jesús me habían pintado fatal por lo resbaladiza y empinada. Ya situados encima de la carretera de Arenas me llamó de nuevo Santiago a ver dónde estábamos y por las indicaciones nos consiguió ver ya desde abajo.
Al final la bajada no fue tanto como me esperaba. Los sucesivos zigzag evitaban en gran medida esa dificultad. La senda estaba en muchos tramos ensillada con piedras que de estar muy mojadas sí podrían suponer un peligro. Del otro lado de la carretera veíamos los tubos por los que baja el agua del canal del Cares a la central eléctrica que teníamos bajo nosotros. Pasamos al lado de un gran caserón medio derruido y pegado a la pared de roca de la derecha y salimos por un lateral de una alambrada de sujeción para las piedras sueltas de aquel roquedal.
A las 22:00 horas salíamos a la carretera frente a la central eléctrica. Por la misma, y tras atravesar un túnel, llegamos al desvío de Sotres y Tielve cerca del cual está la entrada del funicular que sube a Bulnes. Escasos metros nos restaban para llegar al lugar dónde estaban los compañeros, lo cual hicimos a las 22:08 horas, tras 20 Km. recorridos y estando a una altura de 250 metros.
Ya con el cielo muy anochecido me quedaba acercarme a por la furgoneta, que había dejado unos 200 metros más adelante en dirección a la senda del Cares. Me acompañaron Mª Jesús y Álvaro y en este tramo dejamos el desvío a Camarmeña, distante 1,5 Km. Con la furgoneta regresamos dónde los compañeros. Ahora subió Tiquio también para ir hasta Arenas de Cabrales dónde quedamos nosotros mientras él volvía a por Santiago y Alex.
En la terraza de una cafetería cercana nos acomodamos para tomar un refrigerio y algunos cenar un poco. Cuando llegaron los demás se nos unieron y pasamos unos minutos allí sentados. No nos retrasamos mucho ya que nos quedaba el regreso, que habíamos decidido hacer por Oviedo y Pajares.
Salimos sobre las 23:30 horas con esa dirección dejando atrás Cangas de Onis y varias poblaciones más antes de enlazar con la autovía. Por ella llegamos a Oviedo dónde enlazamos con la de León. En Campomanes la abandonamos para subir Pajares, en cuya parte alta encontramos niebla. A medida que avanzábamos hacia la capital se fue desvaneciendo y así entramos en León a las 2:20 horas. Dejamos a Nati cerca de casa y a Álvaro en Guzmán donde nos despedimos también de Santiago, Alex y Tiquio. Minutos después dejaba a Mª Jesús en casa y a las 2:45 horas llegaba yo a la mía.
Sin duda ha sido una de la rutas más fuertes que he hecho hasta ahora, aunque también es cierto que me resultó muy cómoda por la tranquilidad que la hicimos... algunos. Viendo ahora varios blog de Internet con las fotos y demás en días despejados, compruebo que nos perdimos unas bellas vistas desde la collada y toda la parte alta. No descartamos repetir parte de ella, asegurando buen tiempo, y subiendo aunque solo sea desde Tielve a la collada de Posadoiro. Se estudiará.






























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