lunes, 8 de marzo de 2004

CELLÓN (Arbás del Puerto) 07-03-04


2ª ASCENSIÓN AL “CELLÓN”.

07-03-04       (Domingo)

En esta ocasión la excursión ha sido de carácter particular, aunque casi todos los participantes eran miembros del club. Ante la incertidumbre de la climatología que podíamos tener, decidimos intentar la ascensión a este sencillo pico de la zona de Pajares al que yo ya había subido hacía unos cinco años. Al final, como se verá, resultó todo un éxito la jornada que a continuación resumo.
Sobre las 8:40 horas pasaron Miguel y Toño a recogerme cerca de casa. Luego, en la calle La Corredera se nos unió Luis, un componente nuevo del club, que decidió llevar su coche. Seguidamente recogimos a Ricardo en Eras de Renueva para continuar sin más hacia la carretera de Asturias. En la primera gasolinera nos esperaba Javier Fernández junto con un amigo suyo, también tocayo nuestro. Con ellos traían también a “Leo” un bonito pastor alemán de este compañero.
Ya eran las nueve algo pasadas cuando emprendimos el viaje en los coches de Javier y de Luis, dejando el de Toño allí aparcado. No tardó en cubrirse el cielo de nubes que ya veíamos desde León. Tras bajar el Rabizo pasamos por La Robla donde entramos de lleno en la montaña. Curiosamente vimos como se iba despejando de nuevo hasta el punto de no ver una nube encima. En la panadería que hay pasado Villamanín paramos a coger pan antes de continuar unos kilómetros más hasta llegar a Arbás del Puerto.
Al lado del mesón cercano a la carretera aparcamos los coches y nos preparamos para la ruta. Aunque fresco, el sol claro comenzaba a calentar un poco. Eran las 10:10 horas cuando comenzamos a caminar por una pista que parte al lado de la Colegiata y que se interna en el valle por el que transcurre el arroyo de los Pozos. Por ese mismo camino habíamos ascendido nosotros en aquella ocasión.
Los primeros metros de la pista se encuentran asfaltados hasta llegar a unas explotaciones mineras cerca de las cuales pasamos. El hielo en el suelo nos hacía caminar con algo de tiento para no resbalar. Al fondo del valle, aunque en esos momentos no podíamos confirmarlo, se veía la cima del pico Cellón. El desnivel desde el pueblo es de unos 700 metros hasta la cumbre. Tras pasar por aquella mina, se terminó el asfalto y entramos en una pista de tierra con bastante nieve. Por detrás nos seguía una pareja de hombres que también iban hacia la cumbre.
Mas arriba atravesamos el arroyo hacia la parte contraria dejándole ahora a nuestra izquierda. La nieve abundaba cada vez más y se hacía más dura por la helada. Además íbamos por ladera norte, lo que contribuía más a ello. La cima del pico se encontraba hacia nuestra izquierda, pero decidieron subir hacia el lado contrario y serrear luego un poco. Nosotros habíamos subido la vez anterior directamente hacia el fondo del valle, a la collada de Entrambos Puertos, pero esta vez, con la nieve, no era lo más apropiado. Nos metimos de lleno en la ladera con nieve bastante helada. Salvo Javier, los demás llevábamos crampones y subíamos cómodamente. Él se ayudaba de dos piolets para avanzar, pero era agotador. Nos separamos unos de otros y le aconsejé que se desviara unos metros para subir por un lugar donde se veía algo más de verde. Otros iban más directamente a la collada y yo subía hacia la cresta ya cercana.
No tardamos algunos en alcanzar dicho altozano desde el que tuvimos una bella vista del valle contiguo con el pico Brañacaballo allí al lado y algo más lejano el Fontún. Nos encaminamos por la parte alta del macizo hacia un picacho cercano, el Alto de Pájara, de 2002 metros. Sin dificultad alcanzamos esta cumbre antes de comenzar a descender un poco hacia la collada. Javier F. ya había alcanzado la cumbre y empezaba a descender. Nos cruzamos y nos dijo que iba a convencer y ayudar a su tocayo para que consiguiera alcanzar la otra cima cercana situada hacia la parte contraria.
Desde la collada solo nos quedaban unos pocos metros hasta la cima. Como allí era cara sur, la nieve ya no estaba helada y no nos supuso problema alguno alcanzar la misma a las 13:25 horas. En ella nos encontramos a la pareja anterior junto con alguna persona más que habían subido por la ladera izquierda del valle. La vista era espectacular. A lo que ya veíamos desde el cordal, se unía también ahora la parte asturiana, en cuyo límite nos encontrábamos exactamente. A lo lejos divisábamos las poblaciones de Campomanes e incluso Oviedo. Las pistas de la cercana estación de ski de Pajares se veían abarrotadas de personal con los prismáticos. Algo más a la derecha contemplábamos imponente el macizo de Ubiña. A la parte contraría y muy cercana, la cumbre del Tres Concejos, al que ascendimos hace un año, y el Camparón.
El día soleado y no muy frío lo hacía ideal para contemplar toda aquella maravilla de paisaje nevado. Aprovechando la estancia de aquel grupo, les pedimos que nos sacasen unas fotos. Igualmente escribimos y dejamos nuestra tarjeta de cumbres, que aunque no era salida oficial del club, es un testimonio de la ascensión. Por la misma cima pasaba una alambrada en cuyas estacas se acumulaba el hielo formando curiosas formas.
No tardamos en emprender la marcha ya que habíamos quedado en juntarnos con los otros dos compañeros en la cima hacia la que había subido Javier. Volvimos a descender hacia la collada y ascendimos hacia el Alto de Pájara por el que pasamos sin más. Serreamos entonces el mismo camino hasta el lugar donde habíamos alcanzado el cresteo aquel y esta vez continuamos por él hacia el Cueto Polledín, subiendo unos metros hasta alcanzar dicha cima. En ella nos reunimos todos, y como soplaba una brisa algo molesta, avanzamos unos metros hacia abajo siguiendo una especie de camino al lado del cual nos detuvimos a comer. Como anécdota apuntaré que en un momento determinado Ricardo rozó con los crampones una pata de “Leo” haciéndole un poco daño, aunque no herida alguna.
Tras una rato allí sentados, y ya pasadas las tres de la tarde, volvimos a ponernos en marcha ladera abajo siguiendo la divisoria de valles. No me pude contener y saqué un plástico que llevaba para practicar el “culoskí”. Aunque en esa ladera estaba la nieve blanda ya que le había dado todo el día el sol, no dejé de deslizarme unos cuantos metros por ella. Lo más incomodo era la mochila, por culpa de la cual no pude coger buena velocidad. Aún así disfrute un buen rato en este descenso.
Poco a poco nos fuimos metiendo hacia un valle paralelo al de subida y tuvimos que ladear unos metros para entrar en el mismo. La nieve nos llegaba a veces por la cintura cuando metíamos la “pata” en algún hoyo. Yo llevaba empapados los pantalones por completo.
Por detrás quedamos los tres “Javis” y “Leo”. Nos metimos en el valle principal y atravesamos el arroyo por unas piedras. Estábamos ya cerca de la mina por la que no tardamos en pasar para meternos ya en el asfalto. Pocos minutos después salimos a la carretera general donde teníamos los coches. Eran las 16:40 horas. Desde allí saque una foto del pico con la colegiata en primer plano.
Nos cambiamos de ropa y calzado antes de emprender el regreso a casa. Como habíamos quedado, al llegar a Villamanín paramos en un bar a tomar un refrigerio y demás. Un buen rato estuvimos de charla allí y ya eran las seis cuando salimos de nuevo a la carretera. Sin prisas circulamos hacia la capital parando en la misma gasolinera de por la mañana donde Toño tenía el coche. Otro rato estuvimos allí charlando antes de emprender el último tramo hacia casa. Por la ronda este bordeamos León y no tardando me dejaron en casa alrededor de las 19:00 horas.
Y con ello dimos por terminada esta completa jornada de montañismo acompañados por un tiempo realmente inmejorable y con la satisfacción de haber alcanzado y disfrutado del objetivo.












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