1ª TRAVESÍA POR EL VALLE DE “FORNELA”.
27-01-02 (Domingo)
A tan solo una semana de la primera salida de este año hemos vuelto a “echarnos al monte” para hacer, en esta ocasión, una sencilla pero bella travesía no conocida por el grupo que fuimos. El resultado fue positivo del todo y el transcurso fue como relato seguidamente.
Sobre las 7:30 horas me encontré con Miguel, un socio nuevo, con el que había quedado a la puerta de la sede del club. Tras meter la mochila suya, mía y la de mi hermana Juli en la furgoneta nos pusimos en marcha. Paramos a comprar pan y en León recogimos a Roberto antes de dirigirnos hacia Guzmán donde llegaron Jorge, Sonia y José F. que traía su coche.
Algo pasadas las 8:00 horas emprendimos el viaje en los dos vehículos por la carretera de Astorga acompañados por la niebla cerrada. Así llegamos a las cercanías de esta ciudad donde cogimos la autovía dirección Ponferrada. El cielo iba abriendo algo, pero seguía bastante nublado. En San Román dejamos esta vía rápida para entrar en la carretera que nos llevó hasta Toreno donde nos desviamos de nuevo, esta vez hacia Fabero. Tras pasar por éste y subir y bajar algunos puerto más, llegamos por fin a Guímara, último pueblo del valle de Fornela, sobre las 10:15 horas.
Aquí aparcamos los vehículos en las estrechas calles de este bonito pueblo de los Ancares leoneses. Con unos lugareños conversamos unos minutos durante los cuales nos informaron un poco de la ruta que íbamos a seguir.
Algo pasadas las 10:30 horas emprendimos la marcha saliendo del pueblo por un buen camino ascendente que seguía el mismo valle. Nuestro objetivo era llegar al Campo de la Pesca, final del valle donde se emplazan un par de refugios y lugar donde nace el río Cúa. Este valle forma un ángulo recto y por el lado en el que comenzamos a caminar aún se pueden ver los restos de las torretas del teleférico por el cual bajaban los vagones del carbón de las minas situadas al otro lado de las cimas, ya en tierra asturiana.
Las nieblas seguían tapando las cumbres altas de picos como el Cebreiro, situado por encima de Guímara. De sus laderas y otras que caían al valle se podían ver bonitas cascadas del agua que se producía al derretirse la nieve que aún abundaba en estas cimas.
Disfrutando de este bello rincón fuimos subiendo suavemente hasta dejar de ver el pueblo a nuestras espaldas. La temperatura era agradable y no tardaron en sobrarnos las cazadoras. Ya en lo que sería la punta del ángulo de este valle atravesamos un puente sobre el río pasando a la margen derecha de éste, o sea, dejándolo ahora a nuestra izquierda. Según el mapa, aún teníamos que pasar otras tres veces este curso del Cúa.
Llevábamos una buena marcha siguiendo a Sonia y a Juli, a las que casi había que atar con una cuerda para que se relajasen un poco. Por otro lado, en el cielo se abría cada vez más claros, lo que animaba a seguir. Abajo nos habían dicho que habría unos seis kilómetros hasta el refugio y que se tardaba entre 1:30 y 2:00 horas en llegar.
Con las cámaras de fotos sacamos algunas instantáneas del valle y alguna de las cascadas que íbamos viendo. De nuevo volvimos a atravesar el cauce del río por otro puente y recorrimos pocos metros más antes de volver de nuevo a la misma margen anterior. Estos puentes eran algunos de madera o de hormigón otros. El río, con cada vez menos caudal según íbamos en su contra, había horadado el terreno y apenas se veía entre la vegetación en muchos trechos.
No tardamos en comenzar a encontrarnos con nieve en el camino que poco a poco se fue haciendo más abundante. A un lado de esta pista encontramos un todoterreno aparcado y algo más abajo habíamos visto otro parecido. Igualmente habíamos encontrado algunas señales que indicaban tanto la dirección al refugio como la del puerto Cienfuegos, una collada límite con Asturias.
Según el podómetro que llevaba Jorge habíamos recorrido 5.1 kilómetros, por lo que nos quedaba otro más o menos. Aún teníamos que atravesar otra vez el curso del río para llegar a los refugios. Nada más hacerlo vimos que el camino daba una pequeña curva que decidimos atajar ladera arriba entre bajas escobas y nieve hasta salir de nuevo a éste. No tardamos en ver el humo que salía de la chimenea de uno de los refugios, aunque aún duramos en ver estos unos minutos. Antes de llegar estuvimos un rato esperando por Roberto que se había retrasado.
Tras dejar el camino que traíamos y que seguía hacia arriba, bajamos unos metros por otro hasta llegar al primero de los dos refugios que había en este Campo de la Pesca. Eran las 12:40 horas aproximadamente. En éste encontramos a dos chicos y un hombre que estaban haciendo la comida en la chimenea y comiendo en las mesas que dentro había. Además vimos que tenía dos cuartos más con literas para pasar la noche, como ellos habían hecho. El otro refugio estaba un poco más arriba, pero no subí a él. Además se veía que era más simple y solo parecía una cabaña.
Fuera había también una mesa y bancos de piedra donde nos acomodamos nosotros para comer. Nos habían dicho que nos acomodáramos con ellos, pero visto que no parecía hacer frío, salimos fuera. Luego vimos que sí que soplaba una fría brisa y además la niebla, al estar ya tan arriba, la teníamos muy cerca. Esta zona se encuentra a unos 1600 metros y habíamos partido de 1060 m. Allí termina el Valle de Fornela y nos encontrábamos rodeados de cimas salvo por la parte por la que habíamos llegado. Allí sentados comimos tranquilamente.
Ya terminado nos preparamos para el regreso al igual que los tres del refugio. Allí nos sacaron una foto y nosotros a ellos. Como no había llevado cámara, se la sacamos con la nuestra y nos dieron la dirección para enviársela. Por lo visto eran de Fabero y el hombre era el padre de unos de los niños y el otro un amigo. Habían subido la tarde anterior y habían pasado la noche allí.
Ya íbamos a comenzar el descenso cuando nos animó a subir hasta una collada desde la cual se podía ver otro valle de los Ancares. Mientras los chiquillos quedaban allí, él comenzó a subir con nosotros siguiendo el camino que antes habíamos traído hasta allí. De todas aquellas cumbres que rodeaban este Campo de la Pesca bajaban numerosos arroyos que son realmente las fuentes del río Cúa.
En unos diez minutos llegamos a la cima del collado El Cuadro desde el cual pudimos disfrutar de una amplia y bella vista del valle en cuyo fondo se emplaza el pueblo de Suertes, el cual veíamos desde allí.
Tras un rato disfrutando de este paisaje emprendimos el regreso siguiendo el mismo camino que de subida. Acompañados por los dos chiquillos y el hombre aquel, fuimos descendiendo mientras el sol bajaba tras las cimas y la niebla volvía a cubrirlas. Volvimos a atravesar los puentes hasta llegar al ángulo del valle donde cambiamos de dirección. Algo más abajo tenían ellos el coche y nos despedimos. Poco después llegamos nosotros al pueblo donde teníamos los coches. Allí nos cambiamos y nos acercamos hasta uno de los bares a tomar un café.
Ya de camino a León nos desviamos hacia Trascastro para ver la iglesia de este pueblo donde se celebra una gran romería. En los soportales de la misma encontramos a tres ancianas del lugar asando castañas en una hoguera.
Sin más continuamos de nuevo el regreso hasta llegar a Fabero para más tarde pasar por Toreno y salir luego a la autovía. Sin novedades llegamos a Astorga donde cogimos la nacional que nos trajo a León tras una jornada más de disfrute de la montaña.
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