1ª ASCENSIÓN A “LA ORVIA”, “EL OZAL” Y “LADRERAS”. (Desde La Cueta por Quejo, Collado de La Orvia, Collado del Ozal y Collado de Los Pullares).
15-02-25 (Sábado)
En mitad de febrero nos hemos ido hasta La Cueta, en Babia, para coronar tres cumbres, que aunque sin altitud muy destacada, tienen su punto de esfuerzo y dificultad si no se acometen por la zona adecuada. Al menos la mayor de ellas.
A las 8:00 horas salíamos de Armunia seis de los siete participantes animados en esta ocasión: Blanca, Arancha, Juan, Silvano, Mª Jesús y yo. Javi F. lo haría más tarde en su coche. En los vehículos de Blanca y el mío nos acomodamos nosotros para iniciar el viaje hacia La Cueta con 6º C en el exterior. Por la carretera de Caboalles salimos de León avanzando hasta La Magdalena donde nos desviamos para meternos en la autopista. Por ella hicimos el tramo del pantano de Luna hasta abandonarla tras el puente colgante. Las nubes, aunque no muy compactas, cubrían buena parte del cielo. Dejamos atrás Pobladura de Luna y Sena para entrar en Babia poco después. Ya en Huergas de Babia hicimos una breve parada para tomar un café. En Piedrafita de Babia volvimos a cambiar de carretera hacia el Puerto de Somiedo girando de nuevo en Vega de Viejos hacia La Cueta por otro estrecho vial. En este tramo tuvimos a la vista la primera y más alta de las cumbres de la jornada, La Orvia y sus escarpadas paredes al Sur. Dejamos atrás Cacabillo y Quejo para llegar a La Cueta a las 9:55 horas.
A la entrada de este pueblo, donde termina la carretera y además con la peculiaridad de ser el más alto de la provincia de León, hay un aparcamiento en el que ya había varios vehículos y donde otro grupo se preparaba para una ruta. Por cierto, al aparcar casi me llevo por delante la mochila y bastones de una de ellos, que había dejado en el suelo. 5º C marcaba el termómetro de la furgoneta a esa hora.
Nos preparamos para la ruta, y tras una foto de grupo, iniciamos la misma a las 10:15 horas a una altitud de 1440 metros con dirección a Quejo, por donde habíamos pasado poco antes. La ruta por la que nos íbamos a guiar en el GPS partía de dicho pueblo y volvía a él por La Cueta. Tras estudiarla, vimos que era mejor hacer este tramo ahora al comienzo y no al final, aunque fuese de bajada. Además era todo por el asfalto ya que no había ruta alternativa fuera del mismo, salvo por las laderas de la sierra y sin caminos. También por que en La Cueta teníamos un bar donde tomar algo luego y no en Quejo.
Entre praderías, laderas y algo de arboleda transcurre este tramo de 2,500 km entre ambos pueblos por la carretera paralela al río Sil. A la vera de este vial encontramos una pequeña fuente de cuyo caño apenas salía un hilo de agua. Por delante, al Suroeste, pudimos ver la cumbre de La Orvia, aunque en esos momentos no podíamos confirmarlo. Ahora, comparando las fotos desde ese punto y la cumbre, lo puedo hacer.
En una media hora entramos en Quejo, (1360 m), dejando a un lado una iglesia o ermita de piedra ya abandonada. También la piedra y pizarra eran los materiales predominantes en el resto de edificaciones de este pueblo en el que hay una gran casa rural. Frente a la misma salía el camino que íbamos a tomar y que cruzaba el río Sil por un puente también de piedras. Entre muretes del mismo material avanzamos un pequeño tramo antes de tener que desviarnos hacia el Valle de Quejo por el que teníamos que subir. Una alambrada de espinos nos complicó un poco esta salida del ancho camino, que continuaba con dirección Norte de nuevo. Encontramos un cierre en dicho cercado y pasamos por él, aunque al final nos tocó luego cruzar dicha alambrada y el murete de piedras en otro punto. En esos momentos vimos pasar a Javi con el coche por Quejo.
Nos metimos entonces en la ladera de pradería tapizada por numerosos matorrales no muy altos y algunas rocas aisladas. La pendiente se acentuó bastante enseguida y comenzamos a encontrar neveros que cruzamos o rodeamos. La ruta se metía hacia una vaguada al Sur y hacia ella nos dirigimos encontrando unos riscos antes. Se podían rodear por debajo, y así lo hizo Mª Jesús, mientras el resto lo hicimos trepando un pequeño tramo sin mayor complicación hasta salir a esa vaguada lateral. En ella encontramos bastante más nieve y blanda en la que no hubiesen sobrado las raquetas. Yo las había dejado en la furgoneta ya que desde abajo no se veía cantidad suficiente para cargar con ellas. De hecho así fue, ya que salvo algún tramo como este que estábamos pasando, el resto no hubieran hecho falta.
Poco a poco ganamos altura por la pendiente vallina y el paisaje se fue ampliando al Norte, emergiendo varias cumbres conocidas por nosotros. Por mi parte he hecho unas cuantas rutas en La Cueta y cercanías y como digo, la mayoría de las cumbres que ya contemplábamos las he coronado. A las 12:00 horas alcanzamos un collado de la sierra a 1618 m y habiendo hecho 3,700 km. Lo que vimos tras el mismo desanimaba un poco ya que teníamos una vega más baja por la que teníamos que pasar perdiendo allí una parte del desnivel ganado.
La bajada hacia esta vega tampoco la veíamos clara y solo cuando nos metimos hacia ella encontramos el sendero marcado entre algo de roca y pequeños destrepes sin mayor importancia. Yo iba por delante e intenté perder el menor desnivel posible rodeándola por el Norte para coger la falda hacia la cresta superior a la que teníamos que llegar. Al final solo perdimos unos 30 metros hasta los 1587 metros de altitud antes de comenzar a remontar la pendiente bajo las paredes hacia dicha cresta. En este siguiente tramo cruzamos zonas rocosas, otras más montanas y algunas de gravilla y tierra. Subiendo este tramo vimos a Javi en el collado anterior, pero nos extrañó que se echase hacia la parte de atrás en vez de hacia la vega.
Alcanzamos la parte alta del cresteo, (1662 m), a las 12:40 horas y tras 4,200 km hechos. Tuvimos entonces a la vista gran parte de los valles y cumbres al Sur, y la carretera por la que habíamos llegado anteriormente. En ella estaba Cacabillo bajo nosotros, desde donde hace tres años ascendimos a la Peña Grachera. Esa cumbre y muchas más que luego enumeraré contemplábamos ya desde esa altitud.
Retomamos la marcha por una senda poco definida por la vertiente Sur del macizo siguiendo el track del GPS que llevábamos como referencia. Aquí apuntaré un pequeño comentario sobre ello. Llevo muchos años haciendo rutas, 40 exactamente, y antes no se usaba esta tecnología para orientarse, como mucho los mapas en papel y la brújula, y yo poco, la verdad. Aún así, como digo, se hacían rutas con dificultades similares a las de ahora. Claro, teníamos algunas más equivocaciones en el recorrido en ocasiones, y alguna vez que otra nos metimos en lugares poco apropiados. Por mi parte, perdido como tal, solo una vez en San Glorio. Lo que quiero decir es que los tiempos cambian y la tecnología ayuda mucho más a corregir esos errores, no todos ni siempre, pero en gran parte. Lo mismo pasa con el material y la ropa utilizada, ni punto de comparación lo de hace 30 o 40 años a lo de ahora. Con todo esto o sin ello, de lo que se trata es de disfrutar de la montaña y los paisajes que nos ofrece.
Avanzamos, como digo, por la pendiente senda de la cara Sur con tramos rocosos y otros no tanto. En algunos puntos este sendero se difuminaba y se medio perdía, aunque la intuición más o menos nos iba llevando por el mismo. No tardamos en divisar por encima algunos de los restos de las trincheras que hay en esa sierra. Hacia ellos teníamos que encaminarnos inclinándose el terreno aún más. Trazamos algunos zigzag para evitar esa subida directa y en unos minutos, cuando eran las 13:25 horas, alcanzamos la cota en la que se emplazan estos parapetos. Se ubican a 1800 metros de altitud y hasta ese punto llevábamos hechos 4,500 km. El murete de piedras apiladas formaba una semicircunferencia sobre la cresta de la sierra y con vistas al valle principal. Lo dejamos atrás y retomamos la marcha hacia la ya cercana cumbre a la que habían llegado algunos compañeros. Yo lo hice a las 13:35 horas y habiendo hecho 4,700 km desde el inicio.
En esta cima de 1823 metros de altitud había un pequeño hito de rocas apiladas sin más. Aunque nublado, no había nieblas cerradas que ocultasen el amplio paisaje que se veía y en el que se podían contar infinidad de cumbres. Como siempre, haré un listado de las más destacadas y conocidas por mí. Comenzando por el Sur, las más lejanas, se podía distinguir La Penouta, La Cañada, Catoute, Peña Cefera, Tambarón, Nevadín o el Miro de Tejedo. Giramos al Oeste y nos encontramos con el Muxiven, Las Rebezas, Pico de la Regada y más al fondo, el Cornón. Por delante, la Penouta, Peña Blanca o el Mocoso. Mas cercanos, Peña Salgada, Alto de la Encarralina o el Putracón. Al Norte se elevaban las numerosas cumbres cercanas o que rodean los Lagos de Saliencia o Somiedo. Picos Blancos, Peña Los Años, Punta La Sierra, El Salgueiro, Las Morteras, Peña Chana y creo que el Montigüero. Cerrando el circulo por el Este, La Malvosa, La Crespa, Peña Grachera o Peña Larga con la Laguna Grande bajo ella. En los valles apenas se distinguían los pueblos en el paisaje moteado por la nieve. En una “V” al final del valle por el que entra la carretera hacia La Cueta se podía ver algún tejado de las casas de Vega de Viejos. Bajo nosotros, Cacabillo. Ni Quejo ni La Cueta eran visibles desde allí. En el valle Noroeste se acertaba a ver un refugio y un bebedero a la altura del pico el Ozal. Las nubes sobre todas esas cumbres tenían unas bonitas formas que intenté plasmar con la cámara.
Conseguimos hablar por teléfono con Javi y resultó que se había enriscado en la última subida al desviarse de la senda en ese tramo un tanto imperceptible. Como luego nos dijo al llegar a la cima, le costó trepar y destrepar algún tramo bastante delicado.
En la subida me habían calado por completo las botas y me cambié los calcetines, colocando el impermeable de “los pobres”, calcetín seco y bolsa de plástico. También un apaño con cordones a las polainas, que no tenían las correas y se subían. Hay que renovar material..........
Mientras yo hacía las fotos y me cambiaba, la mayoría ya había comido, por lo que me dispuse a hacer lo propio también yo. Sacamos antes unas fotos del grupo al completo, ya que Javi apenas paró en la cima antes de echarse por la ladera Norte para seguir la ruta hacia las otras dos cumbres que nos restaban. Hicimos la tarjeta de cumbres que dejamos entre el hito de rocas que algunos habían ampliado con más piedras.
A las 15:30 horas iniciamos el descenso siguiendo las huellas de Javi en la nieve por una vaguada al Norte. Ésta se fue estrechando y acentuando la pendiente entre roca húmeda con la que había que tener precaución para no resbalar y también con las piedras sueltas. Tras dejar este tramo atrás nos metimos en terreno más montano y llano aunque la nieve y escobas nos dificultaron un tanto el avance. Por él llegamos al collado de La Orvia de 1632 metros de altitud desde el cual iniciamos la subida hacia el pico El Ozal. Tras el mismo nos encontramos con el terreno calcinado por algún incendio no muy antiguo. En la parte alta volvimos a meternos en zona más rocosa por la que transcurría el sendero.
Alcanzamos la cumbre del pico El Ozal a las 16:55 horas y tras 6,700 km hechos. Esta cima de 1729 metros de altitud la forma un peñón rocoso en el que nos sacamos unas fotos y dejamos una nueva tarjeta de cumbres entre un hito de piedras apiladas. Apenas paramos en el mismo unos minutos antes de echarnos a la falda Norte hacia el collado siguiente, el de El Ozal, de 1688 metros de altitud. Por un gran nevero a la umbría bajamos hacia dicho paso que dejamos un poco por encima al cruzar por una cota unos metros por debajo. Apenas hay 200 metros de distancia desde la cumbre de El Ozal a este punto intermedio con la cima del pico Ladreras hacia el que enseguida comenzamos a ascender. De nuevo el terreno montano con apenas roca era el predominante en este tramo desde el cual volvimos a ver el refugio de El Ozal bajo nosotros al Oeste con el abrevadero cercano.
Remontamos el tramo de unos 300 metros de distancia y 53 metros de desnivel hasta alcanzar la cumbre del pico Ladreras y sus 1754 metros de altitud. Llevábamos hechos hasta ese punto 7,200 km. Un gran hito de piedras coronaba esta cima desde la cual seguíamos contemplando el amplio paisaje desde otra perspectiva y con la luz del atardecer. El sol aparecía ahora entre las nubes y le daba un bonito tono a todo el entorno. Esas mismas nubes creaban bellas formas que intenté dejar plasmadas con varias fotos y panorámicas. Bajo la cumbre, al Oeste, se veía ahora otro refugio, la Majada de Ladreras, con una nave ganadera y corral cercanos al mismo.
Paramos en esa cumbre unos minutos, sacamos una foto de grupo y dejamos otra tarjeta entre el gran hito de rocas antes de emprender el descenso. Poco después de abandonar la cima encontramos una nueva trinchera, no muy grande y con forma cuadrada. Desde allí vimos La Cueta justo bajo nosotros al Este. Desde ese pueblo sube el gran valle del Sil que se dirige hacia la vega en la que nace dicho conocido río y rodeado de cumbres como Peña Orniz, Peña Chana, Cuetalbo, etc. etc. Más de una vez lo hemos recorrido cuando ascendimos a esas cumbres y alguna más del entorno.
El grupo se había dividido y quedamos Mª Jesús y yo por detrás mientras el resto cogía distancia. Les vimos poco después bajar por una vaguada al Este cuando el track lo hacía rodeando más al Norte. Yo había hablado con Javi poco antes, justo cuando le vimos marchar de La Cueta en el coche, y me había dicho que no nos saliésemos del track por que en algunos lugares había cascadas y pasos que podían complicarse. Le entendí que él los había pasado y se lo dije a los compañeros en voz alta. Al final decidieron seguir bajando por dicha vaguada mientras Mª Jesús y yo seguíamos dicho track del GPS atravesando una zona de dolinas donde había algunos cercados de piedras para el ganado. Fuimos perdiendo altura y cruzando algunos neveros más hasta que salimos al ancho camino unos metros por debajo de la collada de Los Pullares con 1627 metros de altitud. Eran las 18:35 horas y llevábamos hechos 8,700 km.
Nos incorporamos a este camino cubierto también de nieve en la que se veían huellas de raquetas, botas y de algún vehículo. Continuaba alejándose del pueblo hacia el Norte hasta que giraba al encuentro de otra pista que subía por el valle principal del arroyo Fasgares. Viendo algún mapa lo nombra como río Sil, erróneamente ya que como apunté, es el que baja desde el Este a La Cueta. Para evitar el rodeo, y viendo la bajada factible, atajamos un tramo para acortar esa curva más arriba y salimos al camino principal poco después.
La tarde caía y la luz fue bajando. Pasamos no tardando frente a la vaguada por la que habían bajado los compañeros y en ella vimos algunas cascadas. No se veía para nada dificultosa, y así lo confirmaron luego ellos. Avanzamos hacia La Cueta, que ya veíamos por delante, y llegamos a la altura del cementerio de dicho pueblo. El firme del camino cambió de tierra a cemento y en él encontramos algún tramo helado donde yo patiné, sin llegar a caer por suerte. En una pequeña pradera estaba una pareja con el hijo haciendo un muñeco de nieve. Luego, hablando con ellos, supimos que eran de Galicia y estaban pasando unos días en el albergue de Quejo.
Poco nos restaba ya al pueblo en el que entramos a las 19:05 horas. La iglesia iluminada creaba una bonita postal. Bajo ella, en un recinto, vimos lo que parecía la recreación de una bocamina. Por las calles empedradas y entre casas del mismo material y tejados de pizarra nos fuimos acercando hacia el aparcamiento donde estaba la furgoneta. En el tapial de una vivienda vimos unas bonitas figuras de osos entre las que jugaban unos gatos. También rondaban algunos perros por allí.
A las 19:20 horas terminamos Mª Jesús y yo la ruta donde estaban los coches y el resto de compañeros que hacía un rato habían llegado. El GPS me daba como resultado 10,700 km y 746 metros de desnivel acumulado. Cuando bajó Javi estaba el bar cerrado y nos dijo que esperaba en Huergas. Ahora al pasar lo habíamos visto abierto y hablamos con él para que no esperase ya que aún tardaríamos en llegar un rato y quedábamos allí mejor. Nos cambiamos y entramos de nuevo hacia el centro del pueblo para tomar un merecido refrigerio. Ahora, ya anochecido por completo, la cercana iglesia iluminada en lo alto quedaba aún más de postal.
Una media hora estuvimos en dicho bar antes de encaminarnos de nuevo hacia la entrada del pueblo donde estaban los vehículos. En las calles encontramos a los dos bonitos perros que habíamos visto antes y que ahora estaban subidos a una tapia de piedras.
A las 20:30 horas, con 6º C en el exterior, iniciamos el regreso a León por la estrecha carretera hasta Vega de Viejos donde el vial se ensanchó algo más. Volvimos por Babia de nuevo y al llegar al pantano de Luna entramos a la autopista una vez más para abandonarla en La Magdalena. Hicimos el último tramo sin novedades hasta entrar a León y llegar a Armunia a las 22:05 horas. 8º C marcaba el termómetro.
Ruta guapa la de esta jornada. Aunque las cumbres no tenían excesiva altitud, el esfuerzo inicial hasta la primera de ellas no fue nada despreciable. Igualmente, las vistas claras y amplias de las que disfrutamos compensaron con creces dicho esfuerzo.
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