viernes, 31 de mayo de 2024

TARNA - MAJADA DE LA REQUEXADA -CASCADA DEL TABAYÓN DE MONGAYO (AS) 25-05-24

 



1ª TRAVESÍA “TARNA – MAJADA DE LA REQUEXADA – CASCADA DEL TABAYÓN DE MONGAYO (2ª Visita) – TARNA”. (Intento de ascensión al “Moneo” por la Canal de La Requexada”).

25-05-24              (Sábado)

La ruta de esta jornada ha resultado un poco particular, tanto por el transcurso de la misma como por las perspectivas con las que íbamos a realizarla. Cuando se programó, unos días antes, ya teníamos claro que no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar en el tramo más abrupto de la misma, el Canalón de La Requexada, una canal, como bien se denomina, con un acceso un tanto arduo y complicado que efectivamente, y por alguna circunstancia más, nos impidió coronar la cumbre prevista, el Moneo, al menos por parte de la mayoría de los que fuimos. El resultado final, sin embargo, no fue para nada negativo, incluso acompañándonos el tiempo mucho mejor de lo que las previsiones anunciaban. Lo acontecido durante la marcha queda reflejado en el siguiente relato de la ruta a la que al final fuimos cinco personas: José Luis, Arancha, Juan, Javi F. y yo.
Como la ruta nos quedaba lejos, y además era “potente”, madrugamos algo más de lo habitual. Salí de casa a las 7:05 horas con 10º C en el exterior. En esos momentos el sol comenzaba a elevarse tras unas brumas rojizas que formaban una verdadera postal. Tras recoger a los compañeros en los lugares acordados emprendimos el viaje sobre las 7:30 horas. En la zona de Mercaleón hemos visto un gran globo aerostático surcando el cielo pocos metros por encima de los edificios. Javi F. marcharía más tarde en su coche.
Con esas brumas cubriendo parte del cielo avanzamos por la autovía hasta abandonarla en Puente Villarente para seguir viaje hacia Boñar. En este pueblo hemos tomado un café y compramos pan antes de proseguir la marcha hacia el embalse del Porma que rodeamos seguidamente para llegar a Puebla de Lillo. Nos desaviamos allí hacia Cofiñal y el Puerto de Las Señales por una carretera, que como en ocasiones anteriores, encontramos en pésimas condiciones. Ahora vimos vestigios de obras en sus márgenes, lo cual con suerte significa que la vayan a reparar. Pasamos por el alto del Puerto de Las Señales, desde el cual hace poco más de un año ascendimos a algunas de las cumbres previstas también para hoy, en una raquetada con mucha nieve y niebla, y nos echamos hacia el Puerto de Tarna. En este alto de 1490 metros se encuentra el límite provincial de León y Asturias, “tirándonos” hacia la provincia vecina por otra carretera con numerosas curvas cerradas y seguidas. Al poco de comenzar este descenso hay una señal indicando la situación de La Nalona, nacimiento del río Nalón, que baja por este puerto de Tarna y recorre los 153 km de su curso hasta la desembocadura en el Cantábrico entre San Esteban de Pravia y San Juan de la Arena.
Desde este tramo de carretera se ve buena parte de la Sierra de Mongayo en la que se encuentra el Moneo, la cumbre programada para ese día, junto con algunas más. Tras poco más de 7,000 km de bajada por la misma llegamos al desvío del pueblo de Tarna hacia el cual entramos, aparcando en una plaza a la vera de la iglesia de San Pedro de Tarna. Eran entonces las 9:30 horas y estábamos a 1000 metros de altitud. Como dato anoto aquí que por mi parte, desde que comenzamos a bajar el puerto hasta que volvimos a subir por la tarde, estuve sin cobertura en el móvil todo el día.
Nos preparamos para la ruta en ese punto, y tras una foto de grupo, iniciamos la marcha a las 9:45 horas por una calle hacia el Oeste que abandonaba el pueblo por otro camino cementado entre arboleda. Un cartel informaba de la ruta señalizada como “PR AS 60 - Cascada´l Tabayón del Mongallu”, que partía del pueblo para visitar dicho salto y los robles centenarios del Prau del Toro. Poco después cruzaba el camino un regato y el firme de cemento se encontraba resbaladizo por el musgo que se había creado con la humedad, por lo que hubo una caída ahora y dos en el regreso, por suerte sin mayores consecuencias. El camino continuaba ganando altura entre fincas con algunas edificaciones en ellas y numerosas hayas de gran envergadura a su vera. Las raíces se veían desnudas entre la tierra de los taludes laterales. El verdor del hayedo era espectacular.
Poco antes de una cerrada curva del camino había un atajo que la acortaba y cruzamos por el mismo. A escasos metros se encontraba la bifurcación señalizada del PR que subía por una parte a la cascada y por otro a los robles centenarios. Tomamos nosotros este segundo ramal que se metía al valle del arroyo de La Requexada, afluente del Nalón, por un camino que cogía altura más pronunciadamente y que nos llevó a unos prados donde se nos perdió dicho camino. Por delante iban unos jóvenes que subían hacia los robles y tuve que avisar al resto de compañeros que se habían adelantado y que les seguían ya que nosotros no íbamos en esa dirección.
Aquí hago un pequeño apunte sobre los track del GPS que llevábamos. Teníamos cuatro rutas como referencia para enlazarlas entre sí. Pues bien, el track de este tramo subía originalmente por los robles y luego a la Peña de Terreros para descender ya en la Majada de La Requexada. Para evitar dicha subida, había modificado manualmente dicho track llevándolo directamente a la majada aproximadamente por donde iba el camino, pero aproximadamente.
Nos metimos entonces por un sendero poco marcado a media ladera siguiendo dicho track entre el bonito y verde hayedo. Se caminaba cómodamente entre las hayas por encima de la hojarasca que cubría el terreno. Por debajo comenzamos a ver lo que parecía el camino más ancho, aunque de momento, y para no perder altura, optamos por seguir las sendas. Pasamos a la vera de numerosos troncos cuya parte baja cerca de la raíz estaban tapizados por verde musgo. Algunos helechos, zarzas y otros arbustos bajos crecían entre la arboleda, pero como digo, sin perjudicar el avance cómodo. En un determinado momento vimos el camino, que iba ganando altura por debajo de nosotros, ya muy cerca. Perdimos entonces unos pocos metros de altitud y enlazamos con el mismo ya no lejos de una vega medio despejada de hayas a la que salimos enseguida.
Como digo, el track que llevábamos de este tramo estaba hecho “a mano”, por lo cual no era muy fiable la exactitud. El camino se nos perdió entonces en la pendiente y verde pradera por la que bajaba el arroyo de La Requexada y que cruzamos allí mismo a su margen derecha. Luego en el regreso comprobamos que este camino transcurría por la ladera Oeste del valle y algunos metros por encima. Subiendo dichas praderías nos alcanzó Javi F., que como apunté, había salido más tarde de León. El grupo al completo seguimos ganando altura cruzando ahora un reducto del hayedo en el que pasamos una cancilla metálica en medio de una cerca de madera. Encontramos cercados similares más adelante y algunos con alambrada.
Nos metimos luego a la vera misma del arroyo por donde parecía subir un sendero, aunque en época con más caudal no sería posible seguirlo. Fuimos subiendo por la margen del cauce en el que vimos numerosos rincones de gran belleza. El verdor y los pequeños saltos en el mismo creaban algunas bonitas postales. Tras un tramo por allí vimos que se cerraba y encajonaba demasiado, por lo que lo abandonamos hacia la derecha subiendo una pendiente ladera entre algo de maleza hasta salir a un marcado sendero. Nos incorporamos al mismo para seguir subiendo hacia el Sur mientras se pronunciaba de forma considerable la cuesta. Tras un pequeño tramo pedregoso dimos vista a la gran vega de La Requexada, cabecera del valle y cerrada al Sur y al Oeste por los paredones rocosos de la sierra de Mongayo mientras que por el Este las laderas eran más montanas.
En esta vega se encuentra la Majada de La Requexada y hacia ella nos encaminamos. Lo cierto es que no me había parado a ver fotos de la misma cuando preparé la ruta y me imaginaba un refugio de montaña o similar. Pues bien, tras un pequeño tramo de bajada llegamos a dicha majada, consistente en un pequeño chozo de piedras, rectangular y sin techo. Eran las 11:35 horas, estábamos a 1428 metros de altitud y llevábamos 3,200 km hechos.
En las paredes de la sierra que cerraban la cabecera del valle por el Sur podíamos ver claramente la hendidura del Canalón de La Requexada, por el que teníamos que subir, y hacia el que nos encaminamos por sendas que cruzaban dicha vega. Tras cruzar un tramo entre matorral nos metimos en un canchal que nos llevó directamente al comienzo de esta canal cuando eran las 11:57 horas y tras 3,800 km hechos. La altitud en ese punto es de 1502 metros.
Lo primero que comprobamos fue que por la canal bajaba un regato formando una cascadita de unos 10 metros de altura, más o menos, y que la roca de los laterales se encontraba bastante húmeda. Para superar este primer tramo había que trepar por ella con el consiguiente riesgo de patinar y caer. Por otro lado, el track del GPS, ya original en ese tramo, hacía un quiebro “raro” hacia el Este, no sabíamos si por un error del mismo o por que había que pasar ese tramo por otra pequeña canaleta que teníamos hacia esa orientación. En la descripción de la página de Internet de donde habíamos sacado la ruta y el track no lo especificaba. Por ello decidimos acercarnos hasta esta otra canal paralela, distante no más de 60 ó 70 metros, por un sendero bajo las paredes verticales de la sierra.
Al llegar a la misma nos encontramos con un terreno enfangado de barro por el que comenzamos a subir ya metidos en dicha grieta. Por una gran roca caía otra pequeña cascada de agua. Pues bien, de nuevo la canal en sí era impracticable por lo resbaladiza que se veía la roca. Vimos entonces un pendiente sendero que subía por el lateral derecho hacia la cresta que separaba esta canal del Canalón de La Requexada, paralelo y cercano. Medio trepando por alguna roca y entre algo de matorral bajo ganamos altura mientras se complicaba la cosa. Por delante de mí iba Javi y me seguía el resto de compañeros algo por detrás. Nos paramos entonces un momento mientras él se adelantaba para ver el estado del terreno. Pues bien, poco más arriba se complicaba de forma ya peligrosa. Teníamos por la derecha las caídas hacia el Canalón y hacia atrás la pendiente era casi vertical. Javi comenzó a retroceder y me pidió ayuda, pero yo estaba aún por debajo y confieso que completamente en tensión y casi bloqueado. Como pudo y con cuidado pasó el destrepe y yo comencé a hacer lo mismo bastante nervioso. En ese punto estábamos a 1540 metros de altitud y eran las 12:30 horas. (Escribiendo esto, cinco días después de la ruta, hemos sabido por Javi, que ha vuelto a la zona, que en la parte alta del canalón se acumula aún un gran nevero que nos hubiera puesto en otro apuro o incluso impedido alcanzar la cresta.)
Llevo muchos años haciendo montañismo y desde siempre he tenido claro una cosa, que salgo a disfrutar de la montaña, no a pasarlo mal en ella. Por eso no programo nunca rutas en las que sé de antemano que puedo encontrarme con tramos complicados y peligrosos, o como en este caso, que siempre puedas darte la vuelta a tiempo. El problema es que, como bien es sabido por los montañeros, la mayoría de las veces es más fácil trepar que destrepar, y hasta que no te ves en la situación de hacerlo, no lo “sufres”.
Ya en terreno “seguro”, pero con los nervios aún “a flor de piel”, bajamos el tramo con barro donde ahora se corría más riesgo de patinar. Volvimos a bordear bajo la pared y nos encaminamos de nuevo hacia la vega. Frente a nosotros, en la “V” que formaba el valle, podíamos distinguir el impresionante Tiatordos, cumbre situada a unos 8,000 km en línea recta al Nordeste. También otras cumbres cercanas al mismo que me son desconocidas.
Ya habiendo desistido de subir a la cumbre por esa parte, optamos por intentarlo por la cresta del pico de La Requexada, o en último caso bajar a la Cascada del Tabayón del Mongayo, situada en el valle contiguo al Oeste tras el pico de La Requexada. Antes de llegar a la majada comenzamos a subir por un pedrero hacia la base de las paredes de dicha cumbre para bordearla hacia el collado Norte. Esa era la intención. Ahora no llevábamos ningún track del GPS como referencia. Mientras que Javi, Juan, Arancha y yo subíamos esta pendiente ladera, José Luis marchaba por su cuenta por un sendero más abajo. Nosotros, tras ganar bastante altura dicho pedrero, nos metimos entre matorral por donde ya no era muy cómodo avanzar. Había que pelear con la maleza cerrada y en los pedreros se movían mucho las rocas. De nuevo Javi se fue adelantando para ver como se veía el terreno y nos iba diciendo hasta que dejamos de oírle. Quedaba aún bastante trecho para llegar a la cresta y todo con el mismo aspecto. Habíamos llegado a una altitud de 1460 metros y eran las 14:10 horas. Llevábamos hechos 5,100 km hasta ese punto.
Teniendo en cuenta lo anterior, decidimos nosotros tres echarnos ladera abajo al encuentro del sendero del valle por el que habíamos subido a la vega. Luego podíamos llegar al desvío de la cascada y acercarnos a ella o subir hasta los robles centenarios, ya decidiríamos. De nuevo cruzamos trechos con escobas altas y más pedreros empinados. En un momento determinado vimos un gran corzo cruzar por la parte baja. Llegamos a un sendero menos marcado por el que caminamos solo unos metros antes de volver a atajar hacia el más evidente.
Enlazamos con él en un punto más bajo de donde lo habíamos tomado anteriormente subiendo desde el cauce del arroyo. Enseguida nos metimos en el verde hayedo cerca de las praderas con los tapiales y cancillas por las que sí habíamos cruzado subiendo. La senda se ensanchó desde ese punto hasta convertirse en ancho camino, aunque poco definido entre la arboleda. Numerosas hayas caídas cortaban el paso y había que rodearlas por fuera de dicha cañada.
Estudiando el mapa del GPS vi que igual podíamos atajar para coger el camino de la cascada sin tener que bajar al desvío de las dos rutas. Dicho camino rodea la sierra del pico de La Requexada por su cara Norte cambiando del valle del arroyo de La Requexada por el que bajábamos al paralelo valle del arroyo del Mongayo. Por ello abandonamos el camino para mantenernos a media altura por sendas que se entreveían en el terreno o campo a través. De momento el terreno estaba abierto y era cómodo para caminar. Encontramos algunos ejemplares de hayas con troncos realmente espectaculares y en uno de ellos nos sacamos algunas fotos. Poco más adelante se perdió la senda y vimos que el terreno se volvía igual de agreste que la falda de La Requexada por la que habíamos pasado arriba. Optamos por perder algo de altura e incorporarnos al camino de nuevo que en pocos minutos nos sacó al de la cascada incluso más arriba del desvío de las dos rutas, la de los robles centenarios y ésta. Eran entonces las 15:40 horas, llevábamos 6,600 km y estábamos a 1187 metros de altitud.
En línea recta a la cascada teníamos 1,400 km, pero claro, el camino rodeaba las estribaciones del pico La Requexada, como ya anoté, y se alargaría. Había ya apetito, pero era preferible subir hasta ella y comer allí qué no parar y retrasar la marcha. El camino / senda continuaba entre el bello hayedo en el que seguimos viendo bonitos ejemplares. Fuimos girando a la vez que cambiábamos de valle hasta llegar a un lugar en el cual encontramos una fuente que manaba de la ladera y con el frente y pilón empedrados, la Fuente de los Arellales se llama la misma. El musgo había invadido tanto esta piedra que apenas era visible, pareciendo que el chorro salía del mismo terreno. De frente al mismo, al otro lado de una pequeña explanada, había una mesa de madera con dos bancos a modo de merendero. Nos detuvimos unos minutos en ese punto, emplazado a 1216 metros de altitud, antes de seguir la marcha y encontrarnos ahora con un curioso tocón de haya de gran tamaño y con la corteza totalmente rayada. No sé como explicarlo, pero nos pareció tan peculiar, que Arancha y yo nos subimos encima para sacarnos unas fotos.
En este tramo desde el enlace con el camino hasta poco antes de la cascada se van trazando altibajos continuos de poco desnivel todos ellos. Cruzamos bajo algunos troncos caídos o los rodeamos y también por una pasarela de madera sobre un arroyuelo lateral que había erosionado bastante su cauce. Tras la misma se abrió algo más el entorno en el paraje conocido como La Campona, divisando por delante el gran salto de la cascada hacia la que nos encaminábamos. Fue desde ese punto donde la bajada era algo más evidente entre algo de pradería hasta que llegamos a un desvío señalizado del sendero “PR AS 60 - Cascada´l Tabayón del Mongallu”. Por un lado nos marcaba la dirección a la cascada mientras que otros dos ramales lo hacían al pueblo de Tarna. Uno de ellos era la ruta que traíamos, mientras que el otro seguía arroyo abajo hasta casi la carretera del puerto para subir luego al pueblo por otro camino. Tomamos nosotros el de la cascada sorteando más troncos caídos y llegamos a otro desvío donde una señal de madera indicaba la dirección al salto. Nos tocaba subir ahora el último tramo hasta su base por un sendero entre matorral, y fue en el mismo donde nos encontramos de frente con Javi, que había conseguido cruzar la sierra por el collado Norte, no sin dificultad por la maleza que siguió encontrando. Desde el collado había bajado a este valle y ya había visitado la cercana cascada. También nos cruzamos con una pareja que bajaba del mismo lugar y a la vez vimos llegar por detrás de nosotros a José Luis. Él había subido a La Requexada y al Moneo desde ese collado Norte y por la cresta.
Tras un último esfuerzo por un sendero de material arenisco y blanquecino, y cuando eran las 16:55 horas, llegamos a la base de la Cascada del Tabayón del Mongayo, situada a l219 metros de altitud y tras 9,100 km hechos hasta allí. Se trata de un salto de unos 60 metros de altura que se precipita por la roca y entre algo de vegetación hasta su base para continuar por el cauce del riachuelo que la forma, el del Arroyo de Mongayo, afluente también del Nalón. Por encima habíamos visto de lejos algunos saltos más ahora ocultos. Cerca de la misma se escapaba la “llovizna” que se desprendía del agua al chocar con las rocas en su caída, por lo que nos desviamos unos metros para acomodarnos a comer, que ya iba siendo hora.
El día se había ido cubriendo por completo y estando comiendo se escaparon algunas gotas de lluvia, apenas perceptibles, eso sí. Al Norte las nieblas cubrían ahora las cumbres, como el Tiatordos antes mencionado. Antes de emprender el regreso nos hicimos una foto de grupo delante de la cascada. Aunque no era posible que saliese entera a la vez que nosotros, haciendo otra foto de la parte alta y uniéndolas, queda perfecta. A las 17:40 horas retomamos la marcha ya hacia Tarna. Descendimos la fuerte pendiente por el sendero y llegamos a La Campona donde se desviaba el ramal que bajaba por el río. Nos tocaba ahora subir el tramo que antes habíamos descendido y de nuevo nos metimos en el hayedo. Nos cruzamos en este trayecto con un grupo de mujeres que subían.
Cruzamos la pasarela de madera sobre el arroyuelo lateral y más adelante llegamos a la Fuente Los Arellales y la mesa del merendero. Nos detuvimos de nuevo unos minutos en ese punto a descansar antes de continuar ya con camino más ancho bordeando ahora las estribaciones del pico La Requexada para pasar al valle del arroyo del mismo nombre. Llegamos a la confluencia con el sendero por el que habíamos bajado de la Majada de La Requexada y el Canalón y lo dejamos a la derecha para seguir camino abajo hasta llegar poco después a un nuevo puente de madera sobre el arroyo de La Requexada.
El camino estaba cementado en varios tramos desde ese punto y seguía metido entre el bonito y verde hayedo. Diversos troncos descomunales y retorcidos de las hayas escoltaban este tramo ya no lejano del pueblo. A las 19:05 horas llegamos a la bifurcación en la que por la mañana nos habíamos desviado hacia La Majada de la Requexada y que subía también a los robles centenarios del Prau del Toro. A partir de este punto el trazado de la ruta era común de ida y vuelta. Esta vez no cruzamos por el atajo, que apenas ahorraba unos pocos metros en una cerrada curva del camino. Ya es habitual en las rutas encontrarse los caminos embarrados cerca de los pueblos, para no terminar las rutas con las botas limpias, vamos. No podía ser menos en esta ocasión.
Dejamos atrás algunas casetas en las fincas colindantes al camino y ya no lejos del pueblo estaban unos ganaderos intentando encarar unas reses al camino desde una de esas fincas. Ahora el sol salía un poco entre las nubes. Llegamos al cruce con el regato en el tramo cementado y resbaladizo donde, como ya avancé, hubo de nuevo un par de caídas regresando. Dejamos el cementerio a la derecha y en pocos metros entramos en Tarna a las 19:25 horas. Escasos cinco minutos nos llevó cruzar la calle hasta la iglesia donde ya estaban Arancha, José Luis...y Javi, que había esperado por nosotros. El GPS nos daba como datos principales 13,700 km hechos con un desnivel acumulado nada desdeñable de 892 metros.
Nos cambiamos y decidimos tomar un refrigerio en el cercano bar en cuya terraza nos acomodamos a ello. Yo me acerqué a la furgoneta a por una sudadera ya que se ponía fresco. A las 20:30 horas iniciamos el regreso a León. Cuando salíamos del pueblo llegaba el grupo de mujeres con el que nos habíamos cruzado volviendo de la cascada. Ya subiendo el puerto de Tarna nos encontramos en la carretera un numeroso rebaño de cabras que se encaramaba por las rocas laterales. Igualmente en este regreso, y no me acuerdo donde exactamente, vimos un enorme ciervo también en medio de la carretera.
Alcanzamos la cota alta de este puerto y nos desviamos hacia el de Las Señales. Desde el mismo vimos al sur el pico Lago medio oculto por las nieblas. Por la “carretera / camino de cabras” bajamos hacia Cofiñal y Puebla de Lillo donde hicimos una “larrrrrga” parada. Como no teníamos prisa, nos tomamos un refrigerio en uno de los bares de este pueblo antes de degustar algo más consistente en otro establecimiento hostelero. Total, las 23:40 horas cuando salimos de Puebla de Lillo hacia León, donde llegamos en poco más de una hora. Aquí fueron quedando los compañeros de jornada y a la 1:20 h terminaba yo el viaje en casa.
Como ya se ve, una larga jornada con tiempo para la montaña y para el esparcimiento. Conseguimos solo parte de los objetivos programados y durante algún momento no lo pasamos del todo bien, pero el resultado final, que es lo que cuenta, lo podemos considerar positivo, al menos por mi parte. Ya se verá en otra ocasión si es factible y fácil subir a las cumbres por el Canalón.

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HAYEDO

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POR LA SENDA A MEDIA ALTURA


EN EL CAMINO

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CANALÓN DE LA REQUEXADA






CANAL SECUNDARIA

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BARRIZAL

DE NUEVO EN LA VEGA

CANALÓN


ENTRE MALEZA Y PEDREROS EN LA FALDA ESTE DEL PICO LA REQUEXADA


PANORÁMICA AL NORDESTE



CORZO

DESCENSO HACIA EL SENDERO





EN EL HAYEDO DE NUEVO


MACIEDOME Y TIATORDOS


EN LAS PRADERÍAS




HAYAS






CAMINO DE LA CASCADA




FUENTE DE LOS ARELLALES


CURIOSO TOCÓN DE HAYA





PASARELA

CASCADA DE MONGAYO EN LA LEJANÍA




SE OSCURECE EL DÍA


ULTIMOS METROS AL SALTO

CASCADA DEL TABAYÓN DEL MONGAYO



COMIDA



LAS CUMBRES AL NORTE TRAS LAS NUBES





DE REGRESO

¿UN CRÁNEO DE MADERA?



LA CAMPONA


PANORÁMICA AL SUR



BELLOS RINCONES EN EL HAYEDO





ARROYO DE LA REQUEXADA




CERRAMOS EL LAZO EN LA BIFURCACIÓN DE SENDAS

ENTRANDO EN TARNA


FIN DE RUTA EN EL PUEBLO



CABRAS EN EL PUERTO

PICO LAGO ENTRE NIEBLAS DESDE LAS SEÑALES

SUSARÓN DESDE PUEBLA DE LILLO

TORREÓN DE PUEBLA DE LILLO NOCTURNO

LUNA EN TROBAJO DEL CAMINO

ARMUNIA


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