lunes, 9 de enero de 2012

ARBILLOS (Besande) - 08-01-12

 


1ª ASCENSIÓN AL “ARBILLOS”. (Besande).

08-01-12              (Domingo)

Comenzamos este 2012 con la ascensión al pico Arbillos, en la zona de Besande limítrofe con Palencia. Hace 7 años nos acercamos hasta ese mismo pueblo y la gran cantidad de nieve acumulada nos echó a algunos para atrás y realizamos una travesía por las cercanías mientras otros sí coronaban la cumbre. En esta ocasión, y un mes antes que aquella vez, no encontramos más que cuatro neveros diminutos y un día excepcional para su ascensión con sol radiante y relativa buena temperatura.
Fuimos a esta salida 8 participantes, socios y no socios del club, que aquí nombro: Tiquio, José Antonio, Mª Jesús, Nati, Álvaro, Jesús, Margarita, y yo, acompañados por Rex. En Guzmán nos reunimos todos emprendiendo el viaje a las 8:30 horas en los coches de Tiquio y el mío por la nacional hacia Mansilla. Nos desviamos hacia Cistierna y circulamos entre la niebla cerrada dejando atrás Sahechores de Rueda donde giramos hacia Almanza y luego Puente Almuhey. Fue en este tramo donde de pronto se nos abrió el paisaje quedando un cielo azul sin nube alguna que lo manchase. Tras pasar Puente Almuhey abandonamos la provincia leonesa entrando por un rato en Palencia. Pasamos Guardo y en Velilla del Río Carrión paramos a tomar un café unos minutos. De nuevo en marcha entramos en León y poco después llegábamos a Besande, 1260 m, tras 105 kilómetros recorridos.
Aparcamos los coches cerca de una fuente del pueblo y nos sacamos unas fotos de grupo antes de comenzar la marcha cuando eran las 10:30 horas. Frente a nosotros se alzaba la cima del Peñón de Arbillos, segunda cumbre del pico principal situado algo por detrás de ésta. Dicha ruta a la cumbre está marcada como PR-LE-34 coincidiendo parte de la misma con el GR-1. La ruta circular pasa por la cima y se cierra luego por Valverde de la Sierra, bajo el pico Espigüete que ya contemplábamos al norte. En el camino encontramos numerosas bifurcaciones que fuimos desechando al estar marcadas con un aspa de “mal camino”. Paralelos a la carretera nos dirigimos al norte entre prados completamente blancos de la helada. El frío era intenso a pesar del sol y hubo que sacar guantes, gorro, etc.
Tras un tramo recorrido llegamos a la bifurcación donde se cerraba la ruta circular. Según un indicador, al pico Arbillos había 4,6 Km. y 2:40 horas. A mí me parecía un poco exagerado y pensé que podía indicar el resto de ruta completa, pero luego comprobamos que así era realmente. Llevábamos 1 Km. desde el pueblo.
Mientras Nati decidía seguir el ramal hacia Valverde, el resto nos encaminamos entre escobas por un ancho camino hacia la falda del pico. Por detrás contemplábamos el pueblo en el amplio valle del Río Grande por el que subíamos nosotros también. A la vera del camino encontramos algunos grandes árboles de mucho ramaje y desprovistos aún de hoja, lógicamente. La pendiente era muy suave y se subía cómodamente.
De pronto comprobamos que nos íbamos metiendo directamente entre una cacería con numerosos cazadores apostados entre los arbustos de las laderas con el consiguiente peligro. Vamos, que ya ni por el monte se puede ir tranquilo. Procuramos entonces no salirnos de los senderos y algunos que llevaban prendas o fundas de mochilas fosforitas las colocaron para hacernos ver mejor, a la vez que intentamos ir lo más juntos posible. Con esa tensión comenzamos a ganar más altura por las lomas repobladas de pinos pequeños y siempre siguiendo la ruta señalada por las estacas. Abandonamos el camino hacia un sendero zigzagueante que nos fue pasando por varias vallinas y vaguadas del reguero del Oncejo o el de Valdeladrones mientras subíamos hacia una cresta de la parte norte de la sierra.
Pasamos cerca de algunas formaciones rocosas en medio de la ladera cargada de brezo y algunos robles desperdigados. Poco a poco fuimos dejando por debajo a los cazadores, que veíamos como aumentaban llegando por el camino desde la carretera con sus perros. El paisaje se fue abriendo y comenzamos a ver varias cumbres más lejanas como el Yordas o Peña Ten. Nos metimos entonces entre un pequeño pinar de ejemplares más altos tras el cual ya nos encaminamos directamente a la cresta en sí. En este tramo nos cruzamos con cuatro jóvenes que ya bajaban de la cima.
A las 13:30 horas dimos vista al norte donde se emplaza Valverde al final del valle del Río Grande bajo la falda Oeste del Espigüete. A su lado veíamos el Murcia y algo más alejados el Curavacas, Peña Prieta y Tres Provincias entre otros. Desde unas rocas nos sacamos una foto de grupo con este fondo tan amplio y bello. No se veía ya Besande, oculto tras las lomas por las que habíamos pasado.
Seguimos la ascensión por el sendero ahora menos definido en la loma pero bien marcado por las señales. Fue aquí donde vimos el primer nevero diminuto. Caminábamos ahora por la Loma de los Lobos, parte alta de la Hoya del Arbillos, un gran circo glaciar de fuerte caídas y algunos cortes a plomo más abajo. Por ella subimos los últimos metros hasta alcanzar la cresta principal de la cumbre entre el pico Arbillos y el Peñón de Arbillos a las 14:00 horas. En la cima del primero ya veíamos a Álvaro, al que habíamos perdido de vista hacía tiempo. Desde allí se veía Velilla del Río Carrión al sur y parte de Guardo.
Nos encaminamos hacia la cumbre en la cual se elevan cuatro monolitos de rocas como en pocos picos he visto de altos. El desnivel ya era mínimo y en pocos minutos llegamos a la cima cuando eran las 14:15 horas. Esa cima de 1965 metros es completamente pedregosa con grandes losas repartidas en redondo. La vista es realmente amplia y pueden verse cumbres tan lejanas como Peña Ubiña o incluso el macizo del Teleno. También Picos de Europa o los Mampodres, el pico Moro, Peña Corada y próximos, Yordas con el pantano y Riaño bajo su falda, al norte por supuesto el Espigüete, Murcia, Curavacas, etc. y más al este la Peña Oracada. Entre los pueblos, además de los palentinos Velilla y Guardo, Valverde de la Sierra, Siero de la Reina y Riaño en León.
Los pilares de rocas daban mucho juego a la hora de sacar fotos del paisaje con ellos en primer plano. También nos sacamos unas de grupo repartidos entre ellos. Su altura superaba unos centímetros la estatura de una persona. No encontramos buzón alguno y dejamos nuestra tarjeta entre un montón más pequeño de piedras. En torno a la cima nos acomodamos para comer tras decidir hacerlo allí en vez de ir antes hasta la siguiente cima. Corría una suave pero fría brisa que nos obligó a abrigarnos. Como postre, turrón, que aún quedaba de las navidades. Y chupito para que pasase.
Sobre las 15:30 horas emprendimos de nuevo la marcha hacia el Peñón del Arbillos. Bajamos hacia la collada intermedia a la que antes habíamos llegado siguiendo la ruta, que ahora bajaba más al norte hacia Valverde de la Sierra bordeando la otra parte de la hoya. Desde dicha collada comenzamos la subida hacia esta segunda cumbre, que dependiendo del mapa que se mire tiene más o menos altitud que la principal. Siguiendo la lógica más sensata daremos por bueno el que marca 1947 metros, que es el mapa del folleto de la ruta. Antes de alcanzar la misma pasamos un nevero un poco mayor, de dos metros por uno, no más.
En media hora pasamos a esta segunda cima, que es la que se ve desde Besande, pueblo que ahora contemplábamos. Tampoco en ella había buzón alguno y no dejamos tarjeta. El descenso de la misma lo hicimos siguiendo la cresta suroeste con varios picachos rocosos que fuimos bordeando. En uno de ellos se podía ver una curiosa horcada cuadrada hacia la que nos encaminamos. Con ella de fondo nos sacamos una foto. Encontramos zonas sombrías donde el hielo se acumulaba en algunos trozos teniendo que extremar el cuidado para no patinar. Ya fuera de ella nos metimos en una vaguada que iba directamente al pueblo y de la que algunos se desviaron, no sé porqué. Al final nos separamos quedando Mª Jesús y yo solos en este último tramo.
Bajamos por un pedrero y atravesamos una pequeña zona de pinos entre roca. El contraste de ellos y la piedra formaba un bello rincón iluminado por el sol del atardecer. Por el pedrero seguimos descendiendo varios metros ya que era cómodo el avance. A mitad de ladera se nos ocultó el sol tras las cimas del otro lado del valle entrando en la sombra del atardecer. En la parte baja veíamos un bosque que no sabíamos si estaría o no muy cerrado, lo cual nos retraía un poco, aunque también nos animaba ver que no era muy largo.
Así entramos en este bosque de robles y abedules en el que pudimos ver ejemplares con formas extravagantes y retorcidas en los que nos sacamos numerosas fotos mereciendo la pena el paso por él. Encontramos uno, no sé qué era, derribado y con grandes raíces elevadas unos metros sobre el suelo y con la copa en él. Ya fuera del mismo vimos las ruinas de una casa de piedra entre la maleza que la engullía. Poco después llegamos a una zona de explotaciones y por el mapa vimos que estábamos en la antigua cantera de mármol. Desde ella partía un camino ancho pero también abandonado por el que seguimos con dirección al pueblo ya cercano. Frente a nosotros se dibujaban las siluetas de la sierra perfilada con las últimas luces del ocaso. Por detrás, las cumbres se teñían de naranja con dicho reflejo. Las farolas de Besande destacaban ya en el paisaje.
Salimos no tardando a otro camino mejor conservado y poco después cerrábamos la ruta en el punto de confluencia con el GR-1. Escasos metros nos separaban del puente sobre el Río Grande y la entrada en Besande a las 18:35 horas. Por las calles nos encaminamos hacia la furgoneta dejando varios hórreos atrás. En ella tenía un papel indicando que los compañeros estaban en el bar. De todas formas encontramos también a Tiquio que iba hacia él. Ya en su cercanía vimos cómo la luna casi llena iluminaba la pirámide del Espigüete componiendo una bella foto. Con la exposición larga intenté sacarlo todo con éxito relativo.
En el bar nos tomamos un refrigerio e hicimos las cuentas de esta primera salida del año del club Cumbres de León. Sobre las 19:30 horas emprendíamos el regreso a León en el que de nuevo nos encontramos con niebla parte del trayecto antes de llegar a la ciudad casi dos horas después. Invité a todos a ver el belén de mi casa antes de que lo desmonte y algunos accedieron a ello.
Con ello terminamos esta jornada tan completa y gratificante en la que añadimos una cumbre más, pero sobre todo, disfrutamos de lo que desde ella se ve, que es al fin y al cabo el objetivo.













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