lunes, 18 de abril de 2011

FUENTE DE COBRE (Santa maría de Redondo - Palencia) 17-04-11

 


2ª TRAVESÍA A LA “FUENTE DE COBRE”. (Palencia).

17-04-11              (Domingo)

De nuevo siguiendo el calendario del club nos hemos ido a la vecina provincia palentina para recorrer una bonita ruta de su montaña. Al igual que ya algunos hicimos hace algunos años, nos acercamos a la Fuente de Cobre o Cueva de Cobre, lugar donde tradicionalmente se emplaza el nacimiento del río Pisuerga, aunque realmente es varios metros por encima, en las faldas del pico Valdecebollas, donde comienza su curso.
A las 8:00 horas del domingo nos reunimos los 7 participantes en el lugar de salida habitual, Guzmán. De allí partimos en los coches de Tiquio y de José Antonio: Álvaro, Nati, Irene, Francisco y yo. El trayecto lo hicimos por la autovía de Burgos hasta el desvío de Saldaña llegando luego a Cervera de Pisuerga. En San Salvador de Cantamuda hicimos una breve parada a tomar un café antes de recorrer el escaso trecho a Santa María de Redondo, 1208 m, donde aparcamos los coches en un camino a las afueras. Hasta allí marcaba 170 Km.
Nos preparamos para la ruta con un sol brillante pero temperaturas frescas. A las 10:30 horas emprendimos la marcha por aquel camino asfaltado desviándonos poco después a la derecha siguiendo un indicador de la ruta. Dejamos atrás unas naves ganaderas y unos metros más adelante un aparcamiento donde bien podíamos haber dejado los coches.
La ruta hasta la cueva es de 5 Km., aunque nos parecieron alguno más. Toda ella está señalizada con estacas, las cuales no estaban en aquella ocasión hace 8 años. Incluso la parte del río que luego haríamos al volver y que hicimos en dicha marcha, no está dentro de la ruta marcada.
Enseguida atravesamos un puente sobre el río dejando éste a nuestra izquierda. Poco a poco comenzamos a ascender perpendicularmente por la ladera norte de una loma entre escobas y arbustos. El camino era ancho y se veía trotado por vehículos. Atravesamos un paso canadiense para el ganado que pastaba allí mismo. Poco a poco fue apareciendo por el nordeste la sierra de Peña Labra con las diferentes cumbres como el Tres Mares, Cuchillón o Cueto Mañín. Este último le he ascendido también en otra ocasión aún anterior a la ruta hecha a esta cueva. Aquella vez nos equivocamos de sendero camino a la Fuente de Cobre y entramos en otro valle que nos llevó al final a la cumbre. Hace nada menos que 10 años.
Al otro lado del río comenzamos a ver unas laderas de verde exuberante. Junto con las cumbres que salían por encima de las mismas formaban una postal de exposición. Allí mismo atravesamos de nuevo el cauce por otro puente hecho con traviesas de ferrocarril subiendo ahora por la loma contraria del valle entre grandes escobas. En la parte baja del mismo vimos una pradera vallada y con acceso prohibido. En otras praderas adyacentes pastaba un numeroso rebaño de vacas hacia el cual subía un todoterreno con dos hombres a los que vimos como las cambiaban de pradera. Pasamos un arroyuelo donde el tramo del camino estaba cementado con un pequeño puente de madera paralelo al paso. En dicho lugar estuvimos salpicándonos unos a otros en aquella ocasión.
Dejamos atrás las ruinas de un edificio de piedras y continuamos subiendo algunas cuestas de fuerte pendiente hasta llegar a un desvío en el que un indicador nos marcaba 2 Km. al pueblo y 3 Km. a la cueva. Eran las 11:34 h. A partir de allí comenzamos a meternos entre arboleda de ramas casi peladas en la que vimos algunos acebos que destacaban por su verdor. Tras otro tramo a cielo abierto llegamos a un nuevo desvío de la ruta en el que nos desviábamos del ancho camino para meternos en una senda más estrecha entre escobas altas e incluso bajando unos metros. Teníamos desde allí una amplia vista de las cabeceras del valle con cumbres de fondo en las que también se veían algunos neveros. En las praderías había numeroso ganado pastando.
Entramos una vez más entre arboleda encontrando ahora algunos ejemplares de gruesos troncos. Más adelante la ruta llegaba frente a una gran mata de acebo por el medio de la cual se podía pasar al otro lado. Era el preludio del gran acebal que enseguida nos encontraríamos por entre el cual también pasaba el sendero. En un gran tronco retorcido nos sacamos unas fotos. Por cierto, la cámara mía solo funciona si se mantiene pulsado el botón de encendido, así que tenía que hacer números para sacar las fotos y no podía usar el disparador automático. El grupo se había dividido y por detrás quedamos Álvaro, Nati, Tiquio y yo, acompañados por Rex, el perro de Tiquio.
Llegamos a otro puente de madera sobre un arroyo lateral y salimos a unas praderas en medio de las cuales vimos las estacas marcando la ruta y vacas pastando. En la parte alta emergía una zona rocosa. El sendero enfiló una vez más entre árboles y el terreno se hizo pedregoso. Transcurría un poco encajonado en lo que parecía un cauce seco con grandes rocas escoltando el mismo. La pendiente se hizo más pronunciada y el sendero trazó algunos zigzag saliendo a unas praderas en las que encontramos un circulo de rocas a modo de corral. Allí cerca había una joven tumbada en la hierba disfrutando del día que teníamos. Nati había quedado ahora un poco rezagada a su paso.
Un cartel nos marcaba tan solo 100 metros a la cueva. Entre matorrales, y ya casi sin desnivel, recorrimos este último trecho hasta dar vista a la entrada de la cavidad a la que llegamos cuando eran las 13:10 horas. La Cueva de Cobre está a una altitud de 1700 metros aproximadamente. Allí estaban los compañeros que habían llegado por delante y alguna persona más. Sacamos los frontales y nos abrigamos un poco para entrar en la misma. El comienzo es una gran caverna por la que pasa el río. Lo atravesamos y entramos por un lateral subiendo por la roca hasta una terraza superior con caída a este cauce del que había que separarse prudentemente. Aprovechando la estancia de otra pareja, nos sacamos una foto de grupo los cinco que entramos. Nati no había llegado y José Antonio ya había marchado “a su bola” hacia las cumbres.
Bajamos de nuevo a la gran caverna y salimos ahora por una abertura superior de la parte contraria desde la que descendía un sendero por la parte externa. Estando ya abajo había llegado Nati y decidimos qué hacer. Eran las 13:55 horas.
Habíamos comentado subir a la parte alta de las rocas por encima de la cueva. Nati decidió quedar a comer allí abajo y nosotros emprendimos la subida por la parte derecha de la cueva siguiendo un sendero más o menos marcado. Enseguida vimos cómo iban apareciendo negros nubarrones por detrás de dichas rocas. La pendiente era considerable, pero se subía cómodamente zigzagueando. En los riscos vimos una curiosa cavidad que pasaba la roca de lado a lado a modo de túnel.
En media hora alcanzamos la parte alta de aquellas rocas, aunque no lo más alto de la sierra. La vista era amplia contemplándose cumbres como el Espigüete, Curavacas, Peña Prieta y varias de Picos de Europa entre otras. Allí, relativamente cercano, teníamos el Valdecebollas, por debajo del cual nace el río Pisuerga, que se filtra en una serie de galerías subterráneas hasta emerger en la Cueva o Fuente de Cobre. También podíamos ver algunas de las naves ganaderas cercanas al pueblo desde donde habíamos partido.
Buscamos un lugar un poco abrigado, ya que allí soplaba algo de viento fresquito, asentándonos en unas rocas para comer. Los nubarrones se mantenían en la línea de la sierra sin avanzar demasiado hacia el sur. Con los prismáticos estuvimos buscando a José Antonio por la falda del Valdecebollas, pero sin encontrarlo. Luego supimos que había ido hacia el Cueto Mañín.
Tras la comida algunos se tumbaron un poco y Francisco decidió emprender el descenso ya que se quedaba frío. A las 15:30 horas emprendimos nosotros la bajada. Lo hicimos por la parte contraria a la de ascenso encontrando abajo un sendero resbaladizo por la gravilla suelta. Sin entrar ya a la cueva continuamos sendero abajo decididos esta vez a seguir el curso del río, por donde nosotros habíamos subido en aquella ocasión. Nati ya había marchado.
Eran las cuatro de la tarde cuando dejamos atrás la vista de la cueva y nos desviamos del sendero principal para meternos hacia la parte baja por la que transcurría el río. En una pequeña pradera encontramos una calavera de res que nos dio pie a sacarnos unas fotos con ella y sus cuernos. En la ascensión a Peña Rueda encontramos una similar y también nos sacamos unas fotos con los cuernos.
Más abajo abandonamos el sendero para echarnos directamente al cauce del río. Por su misma orilla fuimos avanzando sorteando los troncos y ramas que a veces nos cerraban el paso. En el río pudimos ver bellos rincones de rocas tapizadas de musgo y algunas pequeñas cascadas. El terreno estaba totalmente cubierto de hojarasca. Atravesamos el curso saltando por las piedras y volvimos a pasarlo unos metros más adelante. De esa forma recorrimos este tramo cercano al Pisuerga hasta abandonarlo para salir a unas campas de verde hierba por encima del mismo. El sendero ahora estaba mejor marcado y por él fuimos descendiendo poco a poco hasta enlazar más adelante con un camino que llegaba a aquellas praderías. El sol lucía ahora dando al paisaje un tono de postal.
Aquel camino se fue juntando de nuevo al río aunque unos metros por encima. Sin quererlo llegamos a la bifurcación en la que estaba el indicador de los 3 y 2 Km. por la que habíamos pasado a la ida. Ahora llegábamos por el ramal de abajo y antes habíamos subido por el superior. Unos metros más adelante llegamos al paso del arroyo lateral con el cauce cementado y el pequeño puente de madera a su lado. Tiquio estuvo allí jugando y salpicando un poco al perro. Por la derecha del camino pudimos ver numerosos restos de escombreras de antiguas minas. Pasamos enseguida el puente de traviesas sobre el río subiendo ahora suavemente por el camino durante un tramo no muy largo. Al otro lado del cauce volvimos a ver las verdes praderas iluminadas por el sol en las que pastaban ahora numerosos caballos. Frente a nosotros en la lejanía se veían varias cumbres sobre las que caían halos de luz que se colaban entre las nubes de esa zona.
Así llegamos al aparcamiento donde había ahora varios vehículos y personas. Enseguida salimos al asfalto viendo ya los coches a escasos 300 metros llegando a ellos a las 18:20 horas. A la parte contraria del río se veían dos agujas rocosas por encima de las verdes praderas. Bajé al río a lavarme las manos, ya que no sé porqué, los mangos de los bastones me habían desteñido y las traía negras. Mientras nos cambiábamos llegó José Antonio.
A las 18:50 horas emprendimos el viaje de regreso. Dejamos atrás el embalse de Requejada y subimos el puerto que nos da paso a Cervera de Pisuerga en el que paramos. Entramos en una cafetería a tomar un refrigerio e hicimos las cuentas de la salida. A las 19:45 horas, media hora después, retomamos el viaje. Seguimos el mismo recorrido de ida pasando por Saldaña y enlazando con la autovía de León – Burgos unos kilómetros más adelante. Por la misma, con el sol molesto delante de nosotros como por la mañana, circulamos varios kilómetros hasta abandonarla en Cembranos. Ya por la nacional nos dirigimos a la capital llegando a Guzmán cuando eran las 21:30 horas. Minutos más tarde llegaba yo casa.
Así finalizamos una nueva actividad del calendario club, que de momento vamos cumpliendo más o menos según lo previsto. Solamente en alguna hemos variado algo la ruta prevista, pero podemos darlas por cumplidas. Esperamos seguir con esta racha el resto del año.















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