lunes, 4 de febrero de 2008

VALLES DE TEJEIRA (Ancares) - 03-02-08

 

1ª TRAVESÍA “VALLES DE TEJEIRA” .

(Intento de Ascensión a los Picos Peña Rubia y Tres Obispos).

03-02-08           (Domingo)

Al igual que nos pasara en la primera excursión del año, la pésima climatología nos ha impedido alcanzar las dos cumbres previstas para la ocasión, la de Tres Obispos y Peña Rubia. La excursión se redujo a una travesía por los valles cercanos a Tejeira, en la comarca leonesa de Los Ancares.
Comenzamos la jornada con un malentendido por mi parte que al final se subsanó sin dificultad. Cuando llegué a Guzmán a las ocho me encontré con una persona más de las que había apuntado, Roberto. Resultó que la semana pasada ya me había dicho que iría, como Álvaro, pero no le apunté. El problema era que estábamos seis y solo mi coche disponible. Por suerte él podía disponer del suyo que lo tenía allí cerca. Mientras, yo llamé a José Antonio, que tampoco tenía el coche disponible y ya me llamó a última hora del sábado. Total que eran las 8:30 horas cuando salimos de León los siete participantes: Nati, Piedad, Tere, Álvaro, Roberto, José Antonio y yo.
El cielo encapotado ya hacía presagiar lo que nos esperaba y hacia donde avanzábamos estaba aún mas cerrado. Por la nacional llegamos a Astorga donde enlazamos con la autovía. En el puerto encontramos bancos de niebla que quedaron atrás al bajar hacia Bembibre y Ponferrada. Ya en Villafranca del Bierzo tuvimos la segunda incidencia. Paré a la salida de la autovía a esperar por Roberto y no puse las luces de avería. De pronto vimos parar a la Guardia Civil y venir hacia nosotros. Me advirtieron para que pusiera las luces y que revisase la presión de la rueda trasera izquierda que iba sin apenas aire. Lo cierto es que me bajan mucho la presión casi todas y tengo que llevarlas a revisar. Ya en Villafranca paramos en un bar a tomar un café y de paso inflé la rueda con la bomba de pie que llevo. Me habían dicho que la gasolinera estaba cerrada.
De nuevo en marcha entramos en una estrecha y serpenteante carretera hacia el norte llegando a Tejeira a las once de la mañana y tras 160 Km. En esos momentos comenzaban a escaparse copos de nieve. Por unas estrechas calles por las que apenas cabían los coches atravesamos el pueblo viendo algunos hórreos antiguos. Aparcamos en un lugar algo más ancho y nos preparamos para la marcha. La ascensión estaba prácticamente descartada, pero podíamos hacer algo de ruta por las proximidades. Había un refugio en un valle cercano, el de Cales, hasta el que podíamos llegar.
Eran las 11:20 horas cuando nos pusimos en camino saliendo del pueblo por una calle pendiente bajo unas balconadas de madera. Seguía nevando con cierta intensidad mientras subíamos por el camino de tierra que no tardó en cambiar de rumbo. El pueblo nos quedaba por debajo y al oeste. A los lados veíamos algunos chopos y muchos robles. No tardamos también en encontrarnos con varios acebos que formaban una bella postal con las hojas nevadas. Según nos habían comentado, había comenzado el mal tiempo por la noche, ya que el día antes había estado despejado por completo, lo cual nos daba aún mas rabia.
Nos dirigíamos hacia la cabecera del valle a media altura de la ladera. A la derecha del camino vimos un pequeño pilón donde caía agua que resbalaba por el verde musgo. Poco a poco el camino se fue cubriendo de nieve y el cielo estaba cada vez más oscurecido. Además, ahora arreciaba la nevada. Llegamos así a un cruce con otra pista que venía del norte y de abajo y continuaba hacia el sur y arriba. Según comentó José Antonio, se dirigía hacia Porcarizas. Nosotros continuamos la dirección que llevábamos hacia arriba. Por detrás quedaba Nati, que ya había dicho que iba a su paso hasta donde llegase y daba la vuelta. Por encima se veía la ladera plagada de escobas y robles.
Caminamos un buen rato más siguiendo la orografía del valle y siempre por el ancho camino que llevábamos. Tere, José Antonio y Piedad se habían ido a adelantando mientras que Roberto, Álvaro y yo quedamos por detrás. No tardamos en divisar el refugio entre la niebla no muy espesa de momento. Por debajo se veían numerosos troncos secos cubiertos de nieve formando un bonito cuadro. El camino fue girando a noroeste hacia el refugio al que llegamos nosotros a las 13:00 horas. Había hasta allí unos 2,500 km.
En el mismo estaba el resto de compañeros tomando ya un tentempié. Tenía dos cuartos separados; en el que estaban tenía una chimenea de leña encima de la cual había varios productos de alimentación y bebidas. También algunos sartenes en un zócalo que rodeaba la habitación, una mesa y bancos. Algo de leña y ramas se acumulaban al lado de una pared para usar en la chimenea. En el cuarto contiguo había una cocina de carbón y una mesa. Al lado del edificio había una fuente de piedra. Mientras estábamos allí llegó Nati. Ella y Tere decidieron quedarse mientras el resto optamos por seguir a ver donde podíamos llegar.
Continuamos por lo que parecía ser la pista ahora cargada de nieve, hasta que pocos metros mas arriba se perdió. La niebla impedía ver la parte alta, y aunque luego abrió un poco, no estaba clara la subida. Se cerraba en una vaguada con matorrales que no tenía muy buen aspecto. Intentamos encontrar, si lo había, la continuación del camino, pero no dimos con nada. Con las mismas, cuando eran las 13:35 horas, comenzamos a retroceder hacia la cabaña de nuevo. La intención era ir viendo en el camino por el que habíamos llegado algún lugar mejor para ascender.
Dejamos atrás la cabaña, donde quedaron las dos compañeras, y nos metimos en la pista de bajada. José Antonio y Piedad se adelantaron quedando por detrás Álvaro, Roberto y yo. En esos momentos ni llovía ni nevaba, pero el cielo seguía oscuro y no tardó en comenzar de nuevo.
En la escasa nieve que quedaba en el camino, ya que la lluvia la había deshecho, veíamos las huellas de José y Piedad. Durante unos minutos que abrió un poco pudimos ver parte del macizo al que íbamos a subir, aunque las cumbres mas altas no llegaron a quedar descubiertas. Comprobamos como se veía un sendero que partía de la cabaña por la ladera hasta alcanzar la loma por la que luego se podía subir mas o menos cómodamente, eso estando el tiempo bien, claro.
Llegamos de esa forma al cruce de caminos viendo una señal que nos indicaba hacia arriba por el que lo atravesaba. Estuvimos dudándolo ya que el día se había vuelto a cerrar y además de nieve se había levantado un fuerte viento. Nos mosqueó que José y Piedad no nos esperasen para al menos reunirnos y comentar las posibilidades.
Optamos por seguirles ya que era probable que la pista diese luego un rodeo o enlazase con otra que volvía al pueblo, como así fue. Volvimos a ascender mientras sufríamos los envites de las rachas de viento de las que comentábamos nos estaban diciendo que no siguiéramos. En el cruce nos habían alcanzado Nati y Tere que decidieron seguir por el mismo camino de subida.
Tras recorrer un kilómetro escaso llegamos a otro cruce cerca del cual había un depósito de agua y un pilón. De nuevo nos habían dejado una flecha con palos señalando la dirección de Porcarizas, un pueblo del valle cercano. Viendo el panorama que teníamos, decidimos no seguirles y coger el otro ramal donde una señal indicaba a Tejeira 30 minutos y a Cantejeira 3 h 30 m. Cambiamos la flecha de sentido para que viesen que habíamos pasado por allí y nos encaminamos hacia abajo por un estrecho valle que dio salida al general de Tejeira. En esos momentos llovía bastante.
No tardamos en divisar el pueblo en el fondo del valle. Era curioso ver las ráfagas de viento como movían bancos de lluvia y aguanieve por el valle. El camino era ancho entre escobas y pequeños robles. A mí se me había roto la funda de plástico de la cámara y se me iba mojando un poco. La mayor parte de las fotos de ese tramo han salido borrosas por las gotas de lluvia del objetivo.
Mas abajo dejamos otro ramal que subía hacia una loma en la que vimos una línea eléctrica por la que luego pasamos debajo. Unos metros mas adelante el camino dio un brusco giro hacia el norte más directo al pueblo. De otra curva posterior salía un atajo que decidimos coger. De frente veíamos el camino por el que habíamos subido por la mañana. Pasamos al lado de un pequeño pilón de piedra medio tapado y poco antes de enlazar con el camino comentado, giramos de nuevo con dirección al cementerio situado por encima del pueblo y pegado a él. Antes de llegar a éste había una caseta cerrada y paramos unos minutos. Cambié la tarjeta de la cámara y la limpié un poco el agua.
A las 15:25 horas, tras 7,700 Km, entramos en Tejeira con la lluvia arreciendo. Atravesamos el pueblo hacia los coches y bajo algunos soportales nos cambiamos. Un vecino nos comentó donde estaba el bar y con el coche de Roberto nos acercamos. Allí estaba Nati y Tere pegadas a una estufa de leña. El local eran las antiguas escuelas de las que quedaba el encerado en una de las paredes.
A mí se me había olvidado coger la comida y me acercó Roberto a por ella en un momento. Por las estrechas calles apenas si entraba el coche. De regreso pedimos unas consumiciones y nos pusimos a comer. De vez en cuando llamaba a José Antonio, pero no él no tenía cobertura. Algunos ratos arreciaba la nieve y otros se convertía en lluvia. Según pasaba el tiempo nos mosqueábamos más. No tanto porque hubiese pasado algo, poco probable dado que todo eran pistas y José estaba bien orientado, si no por que se habían ido a su “bola” sin consultar a nadie.
Con el coche volvimos Roberto y yo hasta donde habíamos comenzado la ruta y donde tenía mi furgoneta. Estando allí salió un vecino para decirnos que le había llamado José y que estaban en casa de otro señor calle abajo. Muy enfadado me dirigí hacia donde me dijo sin verles por parte alguna. Como las calles eran tan estrechas, no se podía girar y había que dar vuelta al pueblo para volver. Di dos vueltas hasta que aparecieron por fin con toda tranquilidad y ya pasadas las seis dejándoles muy claro que no era esa la forma de hacer las cosas.
Casi a las seis y media salimos de Tejeira por la carretera zigzagueante y además mojada. Con esa precaución nos fuimos acercando a Villafranca del Bierzo donde volvimos a parar para tomar algo y hacer las cuentas. Unos 20 minutos después, a las 19:30 horas, retomamos el viaje a León.
Por la autovía tuve un par de sustos por culta de algunos trozos de la misma sin pintar las líneas. Con el suelo mojado vas fiándote de ellas y de pronto queda todo negro desorientándose uno por completo máxime cuando encima son tramos curvos, como era el caso.
Ya en Astorga la abandonamos y por la nacional hicimos el último tramo a la capital. Entré por la ronda sur hasta la salida del río y paralelos a éste llegamos a Guzmán en pocos minutos. Eran las 21:20 horas.
De nuevo la mala climatología de este invierno, que encima nos es rentable, al no nevar en condiciones, nos ha medio estropeado la excursión, y van dos de tres. Las dos salidas con ascensión no han sido posibles y la que era travesía se amplió con una ascensión. Así es la climatología de imprevisible en la montaña y contra eso no podemos hacer nada. Por suerte.























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