viernes, 8 de febrero de 2008

BOSQUE DE TEJEDELO (Requejo de Sanabria - Zamora) - 07-02-08

 

1ª TRAVESÍA “BOSQUE DE TEJOS DE REQUEJO (TEJEDELO)”. (Zamora).

17-02-08          (Domingo)

Nueva excursión del club de montaña “Cumbres de León”, en esta ocasión a la vecina provincia de Zamora y su comarca de Sanabria. Propuesta por José Antonio, además de él nos animamos a participar otras 8 personas: Nati, Irene, Piedad, Vicente, Álvaro, Roberto, Juan y yo.
A las 8:00 horas nos reunimos en Guzmán de donde salimos en los coches de José Antonio y el mío. En Ribaseca entramos en la autovía a Benavente mientras el cielo se cubría de brumas. Antes de esta localidad enlazamos con otra vía rápida hacia Puebla de Sanabria que dejamos detrás unos 12 Km antes de salir en Requejo tras 170 Km recorridos. En un bar estuvimos unos 15 minutos tomando un café antes de meternos por una estrecha carretera dirección sur hacia la ruta, aparcando 100 metros antes de su comienzo bien señalado. 1000 metros de altitud.
Nos preparamos mochila a la espalda y comenzamos a caminar cuando eran las 10:15 horas. El comienzo de la misma se sitúa a la derecha de la carretera y allí una serie de carteles indican el recorrido. El primer tramo de la ruta transcurre por una pista parcialmente en obras con montones de tierra en medio. La pendiente es suave e incluso hay algunos altibajos en la misma. Por nuestra derecha baja en sentido contrario el río Castro con tramos de bastante desnivel y otros casi a nuestra altura. En él podemos ver algunas cascadas bajando Vicente y yo a una de ellas.
Poco a poco nos vamos distanciando formando dos grupos. Por detrás quedamos, como siempre, Roberto, Álvaro y yo además de Nati, que va a su aire. Nosotros vamos viendo los detalles y sacando fotos tranquilamente. En la otra parte del valle y del río transcurre la carretera nacional a Galicia y algo mas arriba la autovía en la que pueden verse numerosos viaductos. A los lados crecen algunos robles, chopos y fresnos sin apenas hojas. Por la izquierda sube la ladera llena de escobas y en lo alto se ven algunos riscos rocosos. Mas adelante el firme ya está terminado e incluso vemos una apisonadora aparcada a la orilla.
En la parte izquierda también vemos la boca de un túnel bien armado de piedra por el que sale un arroyo. Acercándonos podemos ver el final del mismo. Tras unos dos kilómetros recorridos llegamos a una zona de aparcamiento donde un cartel indicaba el comienzo del sendero y el recorrido de la ruta en sí. Según el mismo, la distancia era de 5,200 Km con un desnivel de 450 metros. El primer tramo era lineal hasta un punto comenzando luego otro circular que nos llevaría al mirador de las Peñas del Veladero y el bosque de tejos en sí. En una foto pudimos ver el tronco de uno de los tejos con un diámetro descomunal. El aparcamiento en el que estábamos se denominaba Pedregales y se situaba a 1100 metros. Eran las 11:00 horas.
Allí abandonamos la pista para entrar en un sendero por una vaguada. No tardamos en ver por debajo de nosotros un tramo de vía ferroviaria entre dos túneles. Escasos metros después llegamos a un merendero entre bosque y cercano a un puente de madera sobre el arroyo Teixedelo. Cerca del mismo había un tronco en el que vimos una placa conmemorativa del Día del Árbol de 2000 por parte de varios colegios zamoranos. En un peldaño del puente estaba grabado “ Km 3”, supusimos que sería desde el pueblo.
Atravesamos el puente y comenzamos a subir saliendo poco después a cielo abierto entre escobas y ladera arriba. Varias estacas con una marca amarilla y otra blanca nos iban guiando. Por encima de nosotros vimos pasar un helicóptero a baja altura. Hacia el oeste se veían dos grandes viaductos de la autovía y por detrás de ellos varios molinos eólicos. Mas arriba enlazamos con una pista más ancha donde dejamos una señal para Nati que nos seguía. Del resto no sabíamos ya nada desde hacía un rato. Roberto Álvaro y yo íbamos a nuestro aire.
Llegamos así a un punto alto viendo al fondo el bosque de tejos con éstos destacando oscuros entre los robles. Por encima de nosotros vimos unas rocas redondeadas formando una curiosa figura parecida a un perro en posición “esfinge”. Bajando unos metros llegamos al comienzo de un bosque de robles. Encima de una estaca indicativa encontramos una botella de vino medio vacía. En el bosque, el sendero se encontraba cubierto por una alfombra de hojarasca seca. Enseguida llegamos al punto inicial del circuito circular donde un indicador nos señalaba la dirección al mirador hacia la derecha. La pendiente se hizo mas pronunciada y el sendero estaba atravesado de continuo por troncos que impedían su deterioro por la lluvia y torrenteras. Encontramos varias rocas cubiertas de musgo verde.
Al final del mismo se emplazaba el mirador de las Peñas del Veladero, máxima altura de la ruta con 1550 metros de altitud. Llevábamos unos 4,500 Km en total y eran las 12:00 horas. Desde aquella atalaya sobre el valle se podía contemplar todo el bosque con los oscuros tejos entre los robles y abedules. Varios carteles mostraban información del mismo. Detrás se alzaba la cumbre dentada del alto Cinseiro o Teixedelo con 1609 metros de altura.
Seguíamos sin saber nada del resto y suponíamos que había seguido subiendo hacia la parte alta, aunque la ruta ya comenzaba el descenso al bosque. Creíamos que habían subido ya que José Antonio había comentado llegar a la parte alta casi límite con Portugal. Nosotros optamos por seguir la ruta y ver lo principal de la jornada, los tejos milenarios.
Emprendimos el descenso al valle siguiendo el sendero que se inclinó de forma brusca durante algunos metros hasta suavizarse en un bonito rincón con enormes rocas forradas de musgo y algunos tejos muy jóvenes. Un nuevo panel informativo trataba sobre la vegetación y su expansión por medio de las aves. Allí cerca teníamos el arroyo Teixedelo que se deslizaba por un tobogán de roca bajo las ramas del joven tejo. Realmente era un rincón idílico del bosque.
Avanzamos siguiendo siempre las estacas de madera entrando de lleno en el robledal moteado de otras especies arbóreas y algunas formaciones rocosas con musgo como las anteriores. En la parte alta veíamos la barandilla de madera del mirador donde vimos aparecer a Nati. Nos subimos a unas rocas desde donde se veía parte de la zona alta del valle por donde suponíamos que podían estar los demás. Les llamé con el móvil confirmándome que estaban en la cresta al lado de unos molinos eólicos que antes habíamos visto al subir.
Esperamos allí unos minutos hasta que se nos unió Nati retomando la marcha por el medio del bosque. Hasta el momento no habíamos visto ningún enorme tejo, aunque suponíamos que la ruta nos llevaría a ellos. No tardamos en divisar un puente de madera sobre el arroyo. Se me ocurrió sacar una foto de grupo en él y para eso aproveché la opción del disparo múltiple saliendo una bonita secuencia mía corriendo hacia el puente.
Atravesamos el puente y enseguida nos topamos con lo mejor de la jornada. Un enorme tejo de unos cuatro metros de diámetro cuyo tronco era prolongación de sus raíces hasta en su forma. A partir de allí parecía que hubiésemos entrado en un bosque de cuentos de hadas. Como es imposible describirlo con palabras, solo diré que vimos una veintena mas o menos, de tojos con las mismas características. Nos sacamos numerosas fotos, para lo que hice números acoplando el trípode a las ramas cercanas. Además había despejado un poco y el sol se colaba entre las ramas dando colorido al entorno. Avanzamos por este idílico lugar un buen rato hasta un claro del bosque donde decidimos acomodarnos para comer. Eran las 14:00 horas.
Quince minutos mas tarde fueron llegando los demás desde la parte alta. También ellos habían visto algunos ejemplares de tejos y se acercaron para ver los allí cercanos. Se sentaron con nosotros a comer tranquilamente. El único que faltaba era Vicente, que se había separado de ellos. Yo volví al bosque donde vi unas bonitas pozas en un pequeño arroyo.
Sobre las tres y cuarto de la tarde retomamos la marcha bajando ahora entre robles. En los arroyos veíamos pequeñas cascadas entre musgo verde. Atravesamos el arroyo principal de nuevo y ya en la parte contraria del valle fuimos a dar a la bifurcación donde por la mañana habíamos girado hacia el mirador, cerrando así el recorrido circular de la ruta. A partir de allí era desandar el camino de ida.
Enseguida llegamos al final del bosque y entramos en la ladera del valle principal del río Castro. De nuevo vimos pasar un helicóptero, esta vez con un depósito de agua colgando de los usados para los incendios. Llevaba la dirección Oeste Este, aunque le vimos pasar mas veces de ida y vuelta. También vimos mas de una vez un avión que bien podía ser también antiincendios y que cargasen en los embalses cercanos a Puebla de Sanabria.
Zigzagueamos por la ladera entre las altas escobas hasta meternos en el pequeño bosque de la vaguada donde estaba el puente de madera y el merendero. De Vicente seguimos sin noticias y suponemos que ha bajado por alguna de las vallinas desde las crestas. Pasamos de nuevo por encima de la vía y enseguida llegamos al aparcamiento de coches donde comenzaba la pista. En varios grupos vamos restando los metros hacia el final de la ruta. Al pasar cerca del túnel del reguero comprobamos que por encima pasa la vía ferroviaria que no se llega a ver. Al final de una vaguada sobresalen algunas afiladas agujas de la sierra.
A las 17.00 horas llegamos al final de la pista y de la ruta. Cerca del río está Vicente con algunos de los que iban por delante. Escasos 100 metros nos separan de los coches donde nos cambiamos mientras vemos pasar un tren por la vía. En diez minutos nos ponemos en marcha y poco después atravesamos Requejo para salir esta vez por la nacional hacia Puebla de Sanabria. Camino de éste me hace señales José Antonio y al parar me indica que de frente se ve el pico Vizcodillo.
No eran las cinco y media cuando aparcamos en la plaza del ayuntamiento de Puebla de Sanabria. Entramos a la iglesia de Nuestra Señora de Azogue donde vimos numerosos altares, un antiguo órgano y algunos cuadros. Un joven nos explicó algunos detalles de dicho templo.
Salimos fuera y nos dirigimos hasta el castillo donde al final no se decidieron a entrar. Estuvimos un rato en la entrada con las dos jóvenes que lo atendían y que nos dieron algunos folletos informativos. Por las calles cercanas volvimos a la plaza y entramos a tomar un refrigerio en un bar cercano donde estuvimos un rato e hicimos las cuentas de la salida.
Las 18:50 horas eran cuando salimos de Puebla hacia León. Enlazamos con la autovía de Benavente enseguida y sin novedades con la de León mas tarde llegando a éste cuando eran las 20:20 horas. En Guzmán dejamos José y yo a los acompañantes terminando así otra nueva excursión del club de montaña Cumbres de León.


































No hay comentarios:

Publicar un comentario