lunes, 5 de febrero de 2007

MUXIVEN Y BRAÑAS DE ROBLES DE LACIANA 04-02-07

 

1ª TRAVESÍA “BRAÑAS DE ROBLES DE LACIANA”.

2ª ASCENSIÓN AL “MUXIVEN”.

04-02-07        (Domingo)

A una semana de la última salida hemos vuelto a ponernos en marcha para realizar precisamente la actividad aplazada de ese día por la climatología, la ascensión al pico Muxiven. En esta ocasión el tiempo nos fue propicio del todo y conseguimos alcanzar el objetivo a la vez que realizamos la travesía por las Brañas de Robles.
Avisados todos los socios del club de este aplazamiento, diez fuimos los animados a realizar esta ruta: Javi F., Álvaro, José A., Corín, Luis, Ricardo, Roberto, Juan, Ramón y yo. A las 8:00 horas quedamos algunos en Guzmán mientras otros esperaban en Quevedo. En los coches de Luis, Ramón y el mío emprendimos el viaje por la carretera de Caboalles hasta La Magdalena donde entramos en la autopista para atravesar el tramo del pantano de Luna. De nuevo fuera de ella dejamos Luna y entramos en Babia y en San Emiliano recogimos a Ricardo. Las nieblas altas daban “mala espina” hacia el norte, pero poco a poco fueron quedando por detrás según avanzábamos hacia Villablino. Antes de éste se encuentra Robles de Laciana, (1160 m), donde comenzaba la ruta prevista y donde llegamos sobre las 9:45 horas tras 97 Km. recorridos.
Por las calles con nieve y algo de hielo atravesamos el pueblo en busca de un lugar donde aparcar los coches. Yo lo subí hasta la parte más alta donde un cartel indicaba el final de la ruta que íbamos a hacer. El resto quedó más abajo y subieron andando hasta este punto. Hablando con un vecino nos comentó que era más conveniente comenzar la ruta al revés y en un punto determinado atajar para cogerla bien. La razón era que el primer tramo se encontraba muy cerrado de maleza y además cargado de nieve.
Siguiendo sus recomendaciones emprendimos la marcha sobre las diez de la mañana. Salimos por un camino con dirección norte ascendiendo suavemente dejando atrás un depósito de agua de bloques de cemento. Entre prados y algo de robledal fuimos ganando altura pisando tramos con nieve dura por la helada. La pista serpenteaba y así pasamos cerca de un merendero con mesas y bancos de madera en una explanada de hierba. Echando la vista atrás fuimos viendo las cumbres del Miro de Tejedo y el Cueto Nidio justo encima de Villablino, al que poco a poco vimos aparecer en el valle. Algo mas arriba había una bifurcación y no sabíamos muy bien por cual tirar. Por detrás quedábamos Roberto, Juan, Álvaro y yo mientras el resto se había adelantado y estaban fuera de nuestra vista. Optamos por girar a la derecha y caminamos unos metros antes de ver que no tenía salida aquel camino. Por un sendero empinado atajamos hasta coger de nuevo la ruta buena donde estaban los compañeros.
Continuamos ascendiendo por el camino encontrando a la derecha una fuente con un pilón y por la izquierda una plantación de árboles con tubos de plástico protegiendo las plantas nuevas. Al fondo comenzamos a ver la cumbre del Muxiven para la que aún nos quedaba un buen trecho.
En ese momento recibí la llamada de Luis para preguntarme por el camino a seguir en un cruce donde estaban. Según las indicaciones del joven del pueblo, había que abandonar la ruta y coger la pista ancha de la derecha durante unos metros antes de empalmar de nuevo con la misma pero en el ramal de ida. Así se lo hice saber no tardando en llegar también nosotros a dicho punto. Poco antes había lo que parecía otro depósito de agua también de bloques. Eran las 10:50 horas.
En aquel cruce situado en La Cerra, (1422 m), giramos a la derecha comenzando a bajar notablemente hacia el valle de las brañas que baja a Villaseca de Laciana. Durante unos 300 metros caminamos por una ancha pista que abandonamos luego para entrar en un camino mas angosto y con nieve siguiendo ya la ruta marcada. La misma subía y bajaba constantemente dejando atrás algunas ruinas de brañas y otras bien conservadas. Delante de nosotros se alzaba la cima del Muxiven y el cordal que bajaba desde el mismo por la parte contraria del valle.
No tardamos en encontrar un cartel señalizado de las brañas con la altitud, 1320 m., e indicando su condición de patrimonio etnográfico de Laciana. Eran las 11:15 horas y en el podómetro marcaba 2,400 Km. Detrás nos dejó un joven con un quad que circulaba camino arriba. En el valle entre la nieve se veían numerosas edificaciones en diferentes estado de conservación.
De nuevo nos reunimos todos a esta altura haciendo una pequeña parada antes de continuar ascendiendo ya hacia la collada de Altar o Bulliza. No tardando llegamos a una nave donde el camino se terminaba. Una estaca de la ruta situada en un cruce nos hacía dudar de la ruta a seguir hasta que vimos otra más adelante a la izquierda. La nieve blanda ya abundaba e iba costando subir, al menos a mí. Aquí haré el siguiente apunte. Resulta que el domingo pasado en Molinaseca dejé olvidados los bastones. Al llegar a casa los eché de menos pero estaba convencido cien por cien que los había metido en el coche de Luis. Pues bien, no fue así y seguramente me quedaron en Molinaseca al terminar la ruta. Total que iba sin ellos y me ayudan tanto que me iba costando subir la pendiente. De hecho no tenía pensado subir ya al pico y hacer solo la ruta, lo que luego no fue así.
Poco a poco y siguiendo al resto alcancé el collado de Altar cuando eran las 12:20 horas. El podómetro marcaba 5 Km. lo mismo que el mapa de ruta. Allí estaba Juan y Álvaro mientras a los demás se les veía ya ladera arriba del Muxiven. La altitud de aquel punto es de 1630 metros y la cima está a 2032 m. Quedaban por lo tanto 400 metros con nieve mas o menos blanda.
Animado por ellos me decidí a continuar hasta donde pudiese. Siguiendo las huellas de los predecesores fuimos ganando altura poco a poco pegados a una alambrada. No tardamos en alcanzar a Roberto que estaba sentado algo más arriba. Con paso muy pausado íbamos los cuatro ganando altura mientras veíamos como por la parte suroeste aparecían negras nubes que no me gustaban nada. Tras un tramo empinado se suavizó un poco la pendiente antes de entrar en otro parecido. Pisábamos sobre una media de 40 cm de nieve blanda siguiendo las huellas de los que iban delante, algunos de ellos ya en la cima. En numerosos lugares había que tener cuidado para no meter la pierna en los huecos que había.
Por el cordal de la parte alta se veía una auténtica romería de personal que subía y bajaba tanto por una parte como por la otra. No tardando nos metimos en el último tramo empinado donde la abundancia de rocas era constante. Lo mejor era subir pisando en ellas para evitar los numerosos huecos tapados por la nieve que había entre las mismas. Por fin alcanzamos la cresta entre el Muxiven Norte y el Central a las 14:05 horas. La cumbre más alta es ésta última para la que nos restaban escasos 200 metros lineales y muy pocos de desnivel. Fácilmente los recorrimos llegando a la cumbre cuando eran las 14:10 horas y marcando en el podómetro 6,850 Km.
En la misma estaba solo José Antonio mientras que los demás ya habían bajado por el cordal sur a comer a las Brañas de nuevo. Luis me volvió a llamar al móvil para saber donde estaba. Cuando le dije que en la cumbre me indicó que él estaba poco más abajo y entonces nos vimos. Decidió volver a subir el tramo aquel de nuevo y así se reunió poco después con nosotros. En la cima había un pequeño grupo asturiano parte del que habíamos ido viendo por la cresta subiendo y bajando. Tenían el autocar en Lumajo esperándoles e iban cerrando ellos la marcha. En la cumbre había un hito y el buzón de cumbres del que recogimos un tarjeta y dejamos la nuestra. Como José Antonio tenía ganas de comenzar a bajar, hicimos unas fotos en la cima antes de ponernos a comer nosotros cinco, Roberto, Luis, Álvaro, Juan y yo. Desde la misma podían contemplarse numerosas cumbres. Entre las ascendidas por mi se encontraban el cercano Cornón, el Cueto Arbas y el Cueto Nidio así como otras que sin mirar el mapa bien no conseguí emplazar. Justo debajo teníamos el pueblo de Lumajo y en los valles nevados se veían algunos más.
Sobre las 15:35 horas emprendimos el descenso por el mismo lugar de subida. Si lo hacíamos por el cordal bajábamos a las brañas de nuevo y una de dos, o teníamos que subir otra vez a la collada para cerrar la ruta circular o volvíamos haciendo el mismo recorrido de ida. Decidimos entonces volver a bajar por la misma ladera hacia la collada Altar, pero antes nos acercamos un momento hasta la cumbre norte del Muxiven.
Ya bajando había que tener especial cuidado en no meter el pie en los huecos entre las rocas. Bajando se hace más fuerza y es fácil hundirse hasta el fondo con el consiguiente riesgo de golpearse e incluso romperse una pierna. En las zonas mas despejadas se aguantaba mucho bajando dejándose casi caer. Las nubes pasaban por encima de nosotros alternándose los claros y las sombras. Por suerte no se había cerrado como temíamos y nos estaba dejando disfrutar de unos paisajes increíbles.
Roberto ya se había adelantado y estaba muy abajo. Por el contrario, Luis y yo nos fuimos entreteniendo ya que él se empeñó en hacer rodar una bola de nieve ladera abajo. Sí que consiguió hacer una bastante grande, pero la nieve estaba muy blanda del sol que le había dado todo el día y apenas rodó unos metros. Mientras yo lo iba grabando con la videocámara. Cuando ya lo dejamos por imposible al no poderla mover del peso que tenía continuamos bajando. Enseguida se dio cuanta Luis de que había dejado los bastones unos metros más arriba donde comenzó a hacer la bola y tuvo que subir a por ellos.
Álvaro y Juan ya estaban en la collada desde hacía un rato antes de llegar nosotros a las 16:50 horas y tras 9,170 Km. Roberto por su parte había decidido coger otro camino que volvía por la parte media del valle de las brañas. De la collada partía un cortafuegos por la parte contraria a la que bajábamos y algo por debajo una pista. Como ya habíamos visto anteriormente con los prismáticos, en la parte alta del cortafuegos se veía una estaca de la ruta. Teníamos una allí mismo, pero no estaba claro si marcaba éste o la pista. De todas formas, desde la cumbre habíamos visto que arriba se juntaban las dos como luego comprobaríamos. Optamos por subir por lo marcado donde la pendiente era considerable. Por los lados se veían numerosas plantas de pinos pequeñas con bonitas formas en sus ramas. Poco a poco fuimos remontando los 70 metros de desnivel hasta alcanzar el alto de Parapetos, donde se encuentran varias trincheras de la Guerra Civil del 36 en mejor o peor estado de conservación. Allí mismo se emplaza ahora una caseta con unas antenas que podía ser del guarda forestal. La altitud es de 1700 metros y eran las 17:20 horas.
Comenzamos a bajar ahora por un cortafuegos de la parte oeste con vistas al valle de Sosas hasta empalmar enseguida con la pista que venía de la collada. Allí mismo dio un brusco giro de casi 180 grados bajando en línea recta hacia el suroeste. En un indicador nos señalaba que estábamos en el Km 7 de la ruta restando por lo tanto 4 hasta Robles. A los pocos metros del mismo se encuentra una gran mina de carbón a cielo abierto que según nos explicó el joven del pueblo y en la hoja de ruta también alude algo, ha sido motivo de controversia en la zona.
A continuación vino el momento polémico de la jornada. Después de pasar esta zona vimos que la pista bajaba mucho hacia el valle de las brañas por el que habíamos subido. Yo estaba convencido que había que seguir por la parte alta e incluso casi por el valle contrario. El mapa de la ruta que llevábamos era muy esquemático y no lo especificaba. Además no veíamos por allí señal alguna que nos sacase del apuro. Optamos por meternos en otro cortafuegos subiendo un poco a ver si encontrábamos la ruta por la parte alta. Vimos que allí se cerraba y no tuvimos más remedio que volver a la pista. Ya eran las 17:45 horas y no estábamos para perder mucho tiempo investigando.
Hubo suerte y no tardamos en llegar al Km 8 señalado también con estaca y flecha. La pista era ancha y en muchos lugares estaba cubierta totalmente por la nieve. Se veía en ella las huellas de un quad, posiblemente el de por la mañana. Hacia poniente se podía ver un bello efecto de los rayos de sol entra las cumbres y la neblina del atardecer.
Así llegamos a La Cerra, punto donde por la mañana habíamos cogido el atajo al otro ramal de subida. La pista anteriormente cargada de nieve había perdido mucha a lo largo del día. Comenzamos a internarnos entre los robles de nuevo mientras cada vez oscurecía más. En la fuente La Cueña bebimos agua antes de retomar la marcha descendiendo ahora entre algunas morras rocosas de nuestra izquierda. Algo mas abajo dejamos atrás el merendero en el Campo de Feisuelo y serpenteamos con la pista ya con Robles de Laciana a la vista. Poco antes de entrar en él alcanzamos a Roberto, que iba acompañado de Ramón. Éste último había subido unos metros desde el pueblo ya que ellos hacía dos horas que habían bajado. A las 18:46 horas terminamos la ruta en el punto kilométrico 11,600 de la misma. El podómetro marcaba 15,440 Km, justo la diferencia de la ascensión.
Nos cambiamos e íbamos a tomar algo en el bar, pero ellos ya habían salido e incluso algunos ya habían marchado. No tardamos en ponernos en marcha nosotros también. Conmigo iba Álvaro y José Antonio, quien sugirió paran en Villaseca a tomar un chocolate con frisuelos. Así lo hicimos en el bar que él conocía donde estuvimos degustando esta rica merienda.
Sobre las ocho de la tarde nos pusimos en ruta hacia León. La carretera aún en obras está poco y mal pintada horizontalmente, por lo que no se podía uno exceder en la velocidad. Tras pasar el puente colgante por debajo entramos en la autopista hacia La Magdalena donde la abandonamos tras pagar el peaje, 2´65 €.
Ya por la comarcal subimos hacia Camposagrado y unos minutos antes de las 21:00 horas entramos en la capital. Aquí dejé a los dos compañeros y poco más tarde terminé yo el viaje en Armunia.
Y así finalizó esta segunda salida del año mía. Cumplimos el objetivo previsto, que era la ascensión al Muxiven, y además lo completamos con una bonita travesía, sobre todo por las vistas desde ella mas que por la ruta en sí, que tenía mucha pista “fea” y sin atractivos singulares salvo el paraje de las brañas, y que tampoco fue nada del otro mundo.


























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