lunes, 8 de mayo de 2006

"HUERTO DE DIABLO SUR", "COLINAS" Y "RANCHÓN". (Puerto Ventana) 07-05-06

 


1ª ASCENSIÓN A LOS PICOS “HUERTO DEL DIABLO SUR” Y “RANCHÓN”. 2ª ASCENSIÓN AL "COLINAS”.

07-05-06         (Domingo)

Una nueva salida de montaña del club “Cumbres de León” para ascender a una cumbre programada dentro del calendario anual, el pico Colinas. La misma se completó con la subida a otras dos cimas cercanas, el Huerto del Diablo Sur y el Ranchón, situadas más al norte, entre éste y Ventana.
En Guzmán nos reunimos parte de los participantes y el resto se agregó al comienzo de la carretera de Caboalles. En total 11 personas éramos los apuntados a la ruta de este día: Luis, José Antonio, José Luis, Jaime, José Ramón, Coral, dos amigos de José Antonio llamados ambos Alfonso y yo. Agregamos a estos a Ricardo, que nos esperaba en San Emiliano y a Fernando, que lo haría cerca del puente de la autopista y completamos la lista. En los coches de José Ramón, Luis y el de Alfonso emprendimos el viaje poco después de las 8:00 horas. El cielo nublado no presagiaba nada bueno. En La Magdalena entramos en la autopista para evitar el pantano y ya fuera de ella se nos unió Fernando. En pocos minutos llegamos a San Emiliano donde estaba Ricardo esperando. Algunos entraron a tomar un café y no tardando reemprendimos el viaje hacia el alto del puerto de Ventana, 1587 m. Antes de él, en un desvío hacia un camino de la derecha, dejó el coche Ramón ya que la intención era terminar la ruta allí.
Pasadas las 9:30 horas llegamos al alto del puerto. El cielo continuaba nublado y hacía bastante frío. En pocos minutos nos preparamos y emprendimos la ruta por una pista hacia el Este. A los pocos metros vimos una fuente con pilón de piedra. Alfonso llevaba una perrita que se metió en el barro. En una bifurcación cercana cogimos el camino de la derecha que comenzó a serpentear por la ladera arriba. Al otro lado de la carretera comenzaba la ladera del Ferreirua cuya cumbre no tardamos en divisar.
La ruta más corta para subir al Colinas era desde donde habíamos dejado el otro coche, aunque se subía mayor desnivel. Desde allí lo había hecho yo hace unos años y por eso decidimos cambiar el itinerario, aunque no sé si fue buena decisión tras la paliza que luego nos dimos.
Poco a poco fuimos ganando altura siguiendo en todo momento el camino bien marcado. Así alcanzamos una especie de collada entre el valle Asturiano y el Leonés al lado del Peñón de Ventana. Desde allí tuvimos una amplia vista del pico Colinas tapado en parte por la niebla. El camino continuaba ahora por la cara sur del macizo y se encontraba cubierto de piedras. En la zona existían varias minas y estos eran usados para su comunicación. Algo más arriba vimos una especie de canal también empedrado que comenzaba al lado del camino y caía hacia la parte asturiana.
El camino se fue difuminando y se convirtió en sendero que alcanzó lo alto de una loma. Por allí recorrimos varios metros hasta que se metió de nuevo en la falda del macizo con dirección a otra collada donde sacamos unas fotos. Por la parte norte del pico Melluque fuimos subiendo a través de una pendiente canal con neveros hacia otro collado. En la parte alta de este pico se veía a Fernando mientras que a José Luis no le veíamos desde que salimos. Al llegar al final de la vaguada aquella nos encontramos con una zona de dolinas u hoyos rodeados de varias cimas. Ambos Alfonso decidieron dar la vuelta allí ya que tenían intención de volver a León a comer. Así lo hizo también Jaime, que no iba en buena forma.
Nuestro objetivo era el Colinas y para ello había que bordear varias cumbres hacia la collada de Rebezo. El cielo seguía cubierto y la cumbre de este pico tapada por la niebla. Algunos se habían encaminado hacia la cima sur del pico Huerto del Diablo. Como vimos complicado acceder al Colinas en esas condiciones, optamos por llegar al menos a esta otra cumbre. Nos encaminamos entonces ladera arriba hacia la misma donde ya se encontraban algunos compañeros. Por la parte de Asturias se había cerrado la niebla y ya cubría todos los valles.
A las 11:40 horas alcanzamos esta cima de 2168 m en la que había una cruz metálica con un buzón adosado y una placa. En el buzón dejamos nuestra tarjeta y sacamos una foto. Allí estábamos todos salvo José Luis, que ya había marchado hacia el Colinas. Tras sopesar las opciones y visto que continuaba cerrado de nieblas, decidimos en principio acercarnos hasta la cumbre del Ranchón, allí cercano. Descendimos por la cara contraria hacia unos hoyos cubierto de nieve. En las laderas del pico había otros neveros que no sabíamos si estarían helados. Cada cual optó por cogerlo por un lugar diferente. Por mi parte bajé hasta el fondo de la hondonada para coger una pequeña cresta sorteando la nieve. Algunos se acercaron hasta un portillón que caía hacia Asturias mientras Fernando subía por lo mas empinado. Poco a poco fui ganando altura a través de la ladera rocosa precedido de Luis, que había subido el tramo anterior por otra pendiente. Alcancé un pequeño collado entre este pico y el Pachón desde el que me encaminé a la cumbre. No tardé en ver a los compañeros que se habían acercado hasta el portillo y que me alcanzaron en este tramo. A las 12:40 horas llegamos a esta cubre del pico Ranchón cuya altitud es de 2162 m.
En la misma había un curioso buzón metálico y redondo que giraba entre dos láminas que formaban una flecha con el tubo de lo sostenía. En él estaba la placa con el nombre, altitud, nombre del club que lo puso y la fecha. Al igual que antes, dejamos nuestra tarjeta y de éste recogimos otra. También sacamos una foto de grupo con el Colinas de fondo. Por la parte contraria se entreveía en la niebla la cima de Peña Rueda. Aquí me enfadé un poco con algunos que solo van a subir y andar sin disfrutar de nada. Enseguida querían continuar hacia el Colinas y les dije que “ellos mismos”. Yo de momento iba a bajar hasta el collado de Rebezo y luego ya vería si subía o no. El problema era que hasta este collado se perdían casi 200 metros y hasta la cumbre del Colinas había que subir otros 315 metros.
Comenzamos a descender hacia este collado por la empedrada ladera entre el Ranchón y el Pachón. Hasta entrar en una vaguada que caía hacia el collado y la vega de Rebezo. Estando bastante abajo comenzaron a escaparse chispas de nieve y durante un rato se mantuvo este panorama, aunque curiosamente se abrían más claros en el cielo. Así llegamos a la parte baja de la vega desde donde se comenzaba a subir el Colinas. También aquí hubo divisiones a la hora de coger la ruta de ascenso entre dos crestas que subían. Algunos lo hicimos por la cresta que caía hacia el valle de Torrebarrio y que confluía con otra que subía de éste por la que la vez anterior habíamos subido nosotros. Yo me lo tomé con calma aunque iba bastante ligero. Delante iban José Antonio, Luis y Coral. Al lado de la cresta vi una gran grieta cubierta parcialmente por nieve. También encontramos numerosos vestigios de trincheras de piedras.
A las 14:35 horas y con el podómetro marcando 7,370 Km, llegué a la cima del Colinas, cumbre de 2215 metros de altitud. Cercano se alzaba el paredón norte del pico Prado con una altura de 2364 m. El personal ya se había acomodado para comer y así lo hice yo también. En el valle contemplamos Torrebarrio y de fondo varias de las cumbres de Somiedo, entre ellas el Montigüero hace poco ascendido por el club. Incluso por la parte asturiana se había abierto la niebla y pudimos ver completamente la cara sur de Peña Rueda.
Cómodamente comimos a la abrigada, ya que no hacía lo que se dice calor además de soplar algo de viento. Luego, como ya hiciéramos anteriormente, dejamos nuestra tarjeta de cumbres en un bote entre piedras, ya que aquí no había vestigio alguno de punto geodésico, cruz, etc. Sacamos la foto en la cumbre y a las 15:40 horas emprendimos en descenso. Optaron por hacerlo siguiendo una vaguada de la parte suroeste. Para llegar a la collada tuvimos que bajar por la cresta empinada y de no muy fácil descenso. Sorteando las rocas y pasos mas complicados llegamos a este collado. Cerca de él vimos un agujero que pasaba la roca y daba vista al valle. Los primeros en bajar ya estaban bastante distanciados mientras que por detrás quedamos José Antonio, Luis y yo. La pendiente era bastante pronunciada pero cómoda de bajar. Pasamos varios pedreros, algunos de los que me gustan a mí, con roca fina por los que bajo corriendo. A media altura vimos también algunos manantiales en torno a los cuales crecía el musgo. Poco a poco fue apareciendo tras las cumbres del Prado y los Fontanes la de Peña Ubiña. Por la parte norte de ellos se veía ahora la niebla pegada a las crestas.
Así llegamos a una pequeña vaguada que daba paso a un alto conocido como La Cerra. En la cima estaban los compañeros y tras subir unos 30 metros alcanzamos la misma. Desde allí podíamos ver las cumbres del Prado y de Peña Ubiña Grande así como la del Colinas. A partir de allí fuimos por la parte alta de dicho cerro que bajaba hacia la carretera a la altura del camino donde habíamos dejado el coche de Ramón. Aunque en general se iba descendiendo, no era constante el mismo. Por el contrario, pasamos una serie de montículos que bajamos y subimos siguiendo casi siempre la parte alta del llamado Monte Valtarón. En el mismo cruzamos entre varias vacas pastando y un enorme toro. Entre escobas y pequeñas praderías avanzamos hasta el último montículo. Echando la vista atrás pudimos ver ahora prácticamente toda la ruta realizada desde el mismo puerto de Ventana. A la vista teníamos todas las cumbres ascendidas y las bordeadas. Con la cámara saqué varias panorámicas de ello.
En el último tramo nos metimos entre matorral espeso y me separé del resto. Bajé hasta una casa y me encontré con una alambrada de espino complicada de atravesar ya que detrás había una pendiente. Continué paralela a ella y además subiendo de nuevo en busca de algún lugar apropiado para sortearla. Al final tuve que arrastrarme bajo ella y bajé hacia el arroyo que poco antes había pasado el resto. Tras buscar un lugar para atravesar también éste, al final lo hice corriendo y pisando en el mismo arroyo cerca de otra cabaña en ruinas.
Enseguida salí al camino y en pocos minutos llegué a la carretera donde ya estaba el resto de compañeros salvo Luis, Ramón y Fernando que habían subido con el coche de éste último a por los otros. Eran las 18:20 horas y el podómetro marcaba 14,130 Km.
En cuanto bajaron con los vehículos nos pusimos en marcha hacia San Emiliano donde quedaba Ricardo. En el bar estuvimos tomando un refrigerio y sobre las 19:00 horas salimos hacia León. El cielo estaba ahora bastante despejado. Entramos de nuevo en la autopista hasta La Magdalena y sin novedades llegamos a la capital sobre las 20:00 horas.
Buena paliza nos dimos en esta ocasión, aunque el esfuerzo mereció la pena por los paisajes vistos y disfrutados. Al fin y al cabo, al menos para mí, es lo principal de estas excursiones.




























No hay comentarios:

Publicar un comentario