lunes, 24 de noviembre de 2003

"AVIADOS- PEÑA GALICIA - LA VECILLA”. HOMENAJE A FERNANDO ALGORRI. 23-11-03

 


1ª TRAVESÍA “AVIADOS- PEÑA GALICIA (5ª ASCENSIÓN) -LA VECILLA”.

HOMENAJE A FERNANDO ALGORRI.

23-11-03          (Domingo)

En esta ocasión nos hemos unido a la Delegación Leonesa de Montañismo, y a los demás clubes de la provincia, para realizar una bonita travesía en homenaje a Fernando Algorri, montañero destacado y antaño delegado de esta dependencia provincial, fallecido recientemente. Por ello decidimos cambiar nuestra actividad programada para sumarnos a tan emotivo propósito. De nuestro club, y tras algunas bajas de última hora, fuimos 6 personas: José Antonio, Eva, Sonia, Jorge, Eduardo y yo. A los mismos añado a una amiga de Eduardo y unos compañeros de José.
Tras una jornada del sábado completa de lluvia, en la que aprovecho para apuntar que se celebró la IV Gala del Montañismo Leonés a la que asistimos algunos representantes del club, amaneció nublado, pero mucho menos cargado el cielo de nubarrones. Como había quedado el día antes, pasé a recoger a Constantino, amigo mío que también iba a la marcha, y nos acercamos hasta Guzmán, de donde salían los autocares a las 9:00 horas.
Sobre esa hora emprendimos el viaje en tres vehículos con dirección a Aviados, donde llegamos sobre las 10:00 horas. Hasta aquí llegó también otro autocar de la Peña Gistredo de Bembibre. Nos preparamos para la ruta cuyo principal objetivo era el acto de homenaje a Algorri, que se celebraría en una collada entre Peña Galicia y Peña Morquera. La travesía tenía dos variantes, una corta y otra de mayor recorrido. La primera consistía en salir de Aviados hacia La Mata de la Bérbula y subir directamente a dicha collada. La segunda, de unos 14 kilómetros, partía del mismo lugar y recorría los valles contiguos pasando por detrás de Peña Galicia hasta llegar al mismo lugar. El final para todos era La Vecilla. La ruta era muy parecida a la realizada en el II Encuentro de Montañeros Leoneses, organizado en aquella ocasión por el hoy homenajeado.
Nosotros, como la mayoría de los aproximadamente 150 participantes, escogimos la ruta larga y así salimos por un camino al noroeste del pueblo lleno de barro y agua. Esta pista es la que une Aviados con el pueblo de Correcillas y de continuo va ganando altitud más o menos suavemente. A los pocos minutos tenemos una bonita vista del pueblo de partida que bien merece una foto. El valle es ancho y en hilera vamos acortando el trecho hacia un alto, la Cota Valterco, donde el camino se bifurca dejando el que baja a Correcillas y girando hacia la derecha con dirección a Peña Galicia.
En este alto hacemos una pequeña parada y contemplamos la bella vista del cercano Correcillas con su cumbre medio nevada. A partir de allí se suceden los altibajos entre verdes praderías con algo de maleza por los que discurren numerosos arroyos cargados de agua del deshielo de las primeras nevadas de la temporada.
Así nos vamos metiendo en la parte norte de Peña Galicia, que nos queda situada a nuestra derecha. Al llegar a un determinado punto de este trecho, hay personal que comienza a subir hacia la peña. Uno de los organizadores indica que hay tiempo de sobra y el que quiera puede ascender a la misma sin problema. De nuestro grupo no se anima nadie, por lo que decidí hacerlo yo solo. Eran las doce del medio día cuando comencé a subir por la ladera de lo que pensaba era el pico. Al llegar arriba comprobé que aún quedaba un buen trecho hacia la cumbre. Tanto por detrás como por delante iban más participantes que se habían animado a subir.
Para alcanzar la última pendiente tuve que bordear otras pequeñas cimas procurando no perder altura. Así comencé a subir este tramo final de mayor pendiente, pero no muy larga, hasta llegar arriba sobre las 12:30 horas. La vista era espectacular. Las nieblas en los valles se iban moviendo cambiando el paisaje a cada minuto. Desde allí se pueden contemplar las cimas del Correcillas, Peña Valdorria, Cueto Aucino y numerosas más. Abajo ya veíamos el pueblo de Valdorria y la ermita de San Froilán.
El personal fue bajando hacia el mismo lugar de subida quedando allí arriba solo cinco personas. Uno de ellos nos dijo que se podía aguantar más bajando por el lado contrario saliendo también a la ruta que se llevaba. Al resto les vimos subir, no sabemos por qué, desde la collada hacia la cumbre norte de esta cima y al ver que no se podía bajar, tuvieron que retroceder hasta el lugar de subida, teniendo luego que dar todo el rodeo a la peña.
Tras media hora allí emprendimos el descenso nosotros también. Como digo, lo hicimos justo por el lado contrario. Serreamos unos metros y nos metimos en una pequeña canal de la cara sur por la que creo que subimos nosotros en la ascensión nocturna hace unos años. En la misma encontramos un trecho bastante pendiente en el que hubo que echar el culo al suelo. De esa forma llegamos a la collada de La Conoa desde donde cabían dos posibilidades, ir por la parte alta de la loma o bajar por la vaguada hasta coger el camino de la collada. Yo opinaba que era mejor ir por la parte alta y no perder altura, pero se decidieron por bajar hacia unos prados donde se veían pastar varias vacas.
Poco a poco fuimos descendiendo viendo abajo el camino por el que transitaban los demás compañeros de la salida. Al llegar a la altura de las reses antes mencionadas paramos a sacar unas bonitas fotos de las mismas en los prados con la peña de fondo. La ladera estaba completamente encharcada de agua que bajaba a raudales hacia el fondo del valle. Toda ella se une a los demás afluentes que forman el arroyo Valdecesar que transcurre por el conocido Bosque de las Hadas hacia la cascada de Nocedo y finalmente desemboca en el río Curueño.
Al fin llegamos al camino que, a media altura y con suave pendiente, se dirige hacia La Collada donde se celebraría el acto de homenaje. Este trecho transcurre entre un bonito bosque con la vista del pueblo y pico Valdorria hacia el norte y el arroyo encajonado en el valle antes de entrar en el citado bosque. Pocos minutos tardamos en recorrer este tramo antes de alcanzar la collada donde ya se reunía numeroso personal. Eran entonces las 14:00 horas.
Allí se encontraban también mis compañeros con los que me uní para ponerme a comer. El poco viento que soplaba y la sudada que tenía me hizo poner la cazadora para no quedarme helado. Mientras comíamos iba llegando más personal y cuando ya hubo llegado todo se dio comienzo al acto de recuerdo a Algorri.
En una roca habían colocado días antes una placa metálica conmemorativa que la hija de éste descubrió. El evento continuó con la lectura de una poesía y una oración en su recuerdo, así como unas palabras de Buzzi, actual delegado de montaña de León.
Terminado el mismo nos dispusimos a continuar la marcha, esta vez ya de bajada hacia La Vecilla. Por un camino también encharcado emprendimos la andadura todos en hilera. Algunos trechos parecía más un arroyo que un camino. Igualmente había trozos de roca resbaladiza donde había que extremar la precaución. Abajo contemplábamos los pueblos de La Vecilla y La Mata de la Bérbula por la que también pasaríamos.
Tras salvar lo más pendiente se fue suavizando la inclinación y no tardamos en entrar en La Mata de La Bérbula. Por sus calles la atravesamos para salir poco después a la carretera general que viene de La Vecilla. Por la misma recorrimos el kilómetro aproximado que nos separaba de esta localidad donde ya estaban los autocares esperando. Nos sobraba hora y media, ya que la salida estaba prevista para las cinco y media y eran las cuatro más o menos. Tras cambiarnos el calzado y demás, nos acercamos hasta un bar a tomar algo y pasar un poco el tiempo.
Nuestro club, como ya es habitual, ha organizado una rifa de Navidad que vendemos los socios. Pues bien, José Antonio se lió a ofrecerlas por allí y vendió talonario y pico de los que llevábamos Sonia y yo, ya que a él se le habían olvidado.
Poco antes de las cinco y media, como ya estábamos todos, emprendimos el retorno a nuestra ciudad. En poco más de media hora recorrimos los 40 kilómetros algo largos hasta la misma parando de nuevo los autocares en el lugar de la mañana. Aquí nos despedimos unos de otros y junto Constantino me dispuse a volver a casa en la furgoneta.
Así finalizamos esta emotiva jornada de recuerdo a nuestro compañero Fernando Algorri haciendo lo que a él más le gustaba, pasear por la montaña.













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