lunes, 17 de diciembre de 2001

BELÉN DE CUMBRES - "PICO CUETO" (Boñar) 16-12-01

 


2ª ASCENSIÓN AL “CUETO”.  (Belén de Cumbres).
16-12-01                         (Domingo)

Como remate del año hemos salido a la montaña para colocar el Belén de Cumbres, cosa que ya es tradición, tanto en nuestro club como en el resto. Para ello se había elegido una cima sencilla a la que todos pudiéramos llegar sin dificultad alguna optándose por la cumbre del pico Cueto, situada justo al lado de Boñar.
En las reuniones anteriores a esta salida se preparó dicha actividad acordando que, aparte de llevar el tradicional turrón, sidra, etc., se prepararía una parrillada para todos en la cumbre, en la cual se encuentra una caseta apropiada para ello. Con todo ello hablado, llegó el día señalado.
Aprovechando el servicio que FEVE tiene hasta Boñar, varios de nosotros optamos por ir en tren en vez de hacerlo en coche. En total 14 personas fuimos las decididas a salir esta jornada que tuvimos la gran suerte de disfrutar gracias al buen tiempo reinante tras varios días malos. Estos éramos: Toño, Rubén, Vicki, Elena, Sergio, Carlos Gil, Sonia, Carlos M., Jorge, Pepe, Juli, Fosé F.,  Manuel y yo. 
Sobre las 9:10 salí de casa en la furgoneta acompañado de Juli y Carlos M. En el Bosco cogimos a Pepe y los cuatro nos dirigimos hacia la estación de FEVE de donde salía el tren a las 10:00 horas. Allí llegaron Manuel y José Fernández y sacamos un bono para los seis. A la hora prevista arrancamos de León parando en varias estaciones a recoger pasajeros. Para mi sorpresa, en Villaquilambre montaron Sergio y Elena, los cuales pensaba yo que iban en coche.
Alrededor de las 11:00 horas llegamos a Boñar y allí estaban esperando Jorge y Sonia en su coche. Fue entonces donde nos surgió la duda de que camino coger. Yo  sabía  de  la vez anterior
que el camino partía de una pequeña iglesia, pero no me situaba donde estaba. Preguntando a un señor de allí nos dijo que él no conocía ninguna iglesia de ese tipo en Boñar, cosa que a mí no me cuadraba. Siguiendo sus indicaciones atravesamos Boñar de punta a punta hasta salir por la zona del camping y las piscinas. Aquí atravesamos un arroyo para coger enseguida una pista por la cual había subido yo la primera vez que había ido al cueto sin conseguir llegar a la cima.
Con los walkies intentamos contactar con Toño, Rubén y Vicki, que iban en el coche para subir la comida en él, pero era imposible. Ya a media ladera vimos subir el todoterreno en el que iban, pero seguíamos sin contactar con ellos, cosa que me llegó a mosquear al ver que los walkies no nos servían de nada.
De esa forma nos fuimos metiendo en un bosque donde perdimos la pista y hubo que subir, no sin trabajo, por entre la vegetación y los árboles caídos o talados que abundaban. Estábamos subiendo justo por la parte contraria a la que teníamos que haber cogido. Yo llevaba la videocámara para dejar constancia de todo ello. Como compañía llevábamos un perro que se nos había unido en Boñar y que el pobre iba cojo. De una de las patas se le veía salir un hueso.
Lo que nos animaba realmente era el buen tiempo del que disfrutábamos, no se veía nube alguna e incluso calentaba un poco el sol. Algo más arriba entramos en la pista por la que habían subido en el coche ellos y por ella continuamos unos metros. En el camino encontramos numerosos montones de troncos cortados y apilados ordenadamente que hubo que sortear a veces. Los cortafuegos nos sirvieron en ocasiones para atajar, aunque, como dice el dicho: “No hay atajo sin trabajo”. Uno de ellos estaba bastante empinado y en él  encontramos algunos neveros donde el perro se revolcó a su gusto saciando la sed a la vez.
De nuevo entramos en la pista más arriba y seguíamos sin contactar con el resto. Suponíamos que ya estaban en la cima, pero tampoco les veíamos. Nosotros íbamos avanzando por donde mejor veíamos la subida ya con ganas de llegar arriba. Estábamos dando un rodeo realmente enorme. A Juli y a mi se nos había olvidado coger agua y subíamos sin nada.
Ya a pocos metros de la cima, y cuando ya les veíamos, pudimos hablar con ellos por los walkies. Resulta que lo habían subido todo, menos un mechero para prender la barbacoa. O sea, tuvieron que esperar por nosotros para comenzar a hacer las chuletas.
A las 14:15 horas llegamos a la cima del pico Cueto, cumbre de tan solo 1610 metros de altitud, pero desde el cual hay una bella y amplia vista. Allí vimos que habían hecho una parrilla con ladrillo que nos vino de perlas para nosotros. Los cocineros se pusieron enseguida al fogón para ir asando las chuletas que habían subido en el coche hasta casi la cima. Nada menos que 13 kilos se habían comprado ya que íbamos a ir unas 20 personas y no 14 como al final éramos.
Mientras se iban asando disfrutamos de las vistas que teníamos hacia cualquier lado. Por una parte se veía el pantano del Porma con el Susarón a su orilla. Más lejanos teníamos los Mampodres, el Yordas, el pico Redondo, etc. Hacia el lado contrario se divisaba la cima del Correcillas, Peña Galicia, Valdorria o el Cueto Aucino. Justo debajo teníamos la villa de Boñar junto con algunos pueblos de los alrededores. Desde las cimas de unos picos no lejanos veíamos como se iban tirando en parapente varias personas que luego caían cerca de unos coches.
Por la pista que teníamos que haber subido nosotros llegaba ahora un joven con un perro que no tardó en alcanzar la cima. El problema era que estaba allí el perro que había subido con nosotros y había conflicto entre ellos, por lo que apenas estuvo unos minutos en la cima y bajó. Nosotros le invitábamos a degustar las chuletas, pero no quiso.
Acompañando a las chuletas metimos algunos chorizos que alguno de nosotros había llevado particularmente. Algunos de ellos se carbonizaron por dejarlos demasiado dentro de las brasas.
Eran las cuatro aproximadamente cuando vimos llegar a Carlos Gil con la bici por otra pista diferente a la nuestra. Había comentado que igual se decidía a ir en un tren posterior y así lo hizo. Él subió por el camino bueno sin dar tanto rodeo como nosotros. Cuando llegó ya estábamos casi en los postres.
Antes de ello colocamos el Belén entre unas piedras y sacamos unas fotos de éste con el turrón, la sidra, el cava y demás dulces que habíamos subido para celebrar la Navidad. Ah!, colocamos también una chuleta para que saliese en las fotos. Como también es tradición, no faltaron los villancicos, que esta vez cantamos “casi” al pié de la letra ya que llevamos librillos con ellos. Al final lo más importante fue lo bien que lo pasamos y disfrutamos de ese rato tan agradable. El tiempo no podía ser  mejor.
Tras ello, y un poco más formalmente, estuvimos tratando un par de temas sobre el club: la venta de rifas de Navidad y el seguro del próximo año.
Alrededor de las 17:15 horas emprendimos el descenso. En el coche bajaron los tres habían subido más Jorge y Sonia que tenían el suyo abajo. Carlos lo hizo en la bici y el resto andando. El tren nos salía a las 19:10 horas de Boñar. En principio habíamos comentado la posibilidad de haber bajado a La Vecilla, pero tras el retraso que habíamos tenido en el ascenso, nos olvidamos de ello.
Esta vez no cogimos la misma pista de la subida e incluso tampoco la buena, si no que atajamos  por  los  diferentes   cortafuegos.  A  través  de   bosques  de  pinos  y  por   algunas  fuertes pendientes fuimos perdiendo altura hasta pasar al lado de unas altas antenas repetidoras. Pocos metros después entramos en el pueblo de Barrio de las Ollas, donde vimos la pequeña iglesia desde la cual habíamos subido la vez anterior. Al lado del camino encontramos una fuente con el caño y el pilón completamente helados.
Desde allí teníamos la estación “a tiro de piedra”, pero resulta que estaba el río en medio y tuvimos que dar un rodeo exagerado para llegar al fin a un puente por el que entramos en Boñar. Esto nos hizo apurar el paso atravesando de nuevo el pueblo para llegar a la estación con poco más de 15 minutos de sobra.
Allí estaba ya Carlos Gil con la bici. Sacamos los billetes restantes que faltaban restando los del bono de la mañana y esperamos la llegada del tren. A la hora prevista llegó éste y una hora más tarde, a las 20:10 horas, llegamos a León. Con la furgoneta acercamos a Manuel hasta casa y luego dejé a Pepe y a Carlos M. 
Y de esta manera dimos por finalizada la última salida del 2001 con el ya tradicional Belén de Cumbres. Este año resultó todo un éxito con la novedad de la parrillada y con una climatología excepcional. 
















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