2ª ASCENSIÓN AL “CUETO”.
(Belén de Cumbres).
16-12-01 (Domingo)
Como
remate del año hemos salido a la montaña para colocar el Belén de Cumbres, cosa
que ya es tradición, tanto en nuestro club como en el resto. Para ello se había
elegido una cima sencilla a la que todos pudiéramos llegar sin dificultad
alguna optándose por la cumbre del pico Cueto, situada justo al lado de Boñar.
En
las reuniones anteriores a esta salida se preparó dicha actividad acordando
que, aparte de llevar el tradicional turrón, sidra, etc., se prepararía una
parrillada para todos en la cumbre, en la cual se encuentra una caseta
apropiada para ello. Con todo ello hablado, llegó el día señalado.
Aprovechando
el servicio que FEVE tiene hasta Boñar, varios de nosotros optamos por ir en
tren en vez de hacerlo en coche. En total 14 personas fuimos las decididas a
salir esta jornada que tuvimos la gran suerte de disfrutar gracias al buen
tiempo reinante tras varios días malos. Estos éramos: Toño, Rubén, Vicki,
Elena, Sergio, Carlos Gil, Sonia, Carlos M., Jorge, Pepe, Juli, Fosé F., Manuel y yo.
Sobre las 9:10 salí de casa en la furgoneta
acompañado de Juli y Carlos M. En el Bosco cogimos a Pepe y los cuatro nos
dirigimos hacia la estación de FEVE de donde salía el tren a las 10:00 horas.
Allí llegaron Manuel y José Fernández y sacamos un bono para los seis. A la hora
prevista arrancamos de León parando en varias estaciones a recoger pasajeros.
Para mi sorpresa, en Villaquilambre montaron Sergio y Elena, los cuales pensaba
yo que iban en coche.
Alrededor de las 11:00
horas llegamos a Boñar y allí estaban esperando Jorge y Sonia en su coche. Fue
entonces donde nos surgió la duda de que camino coger. Yo sabía
de la vez anterior
que el
camino partía de una pequeña iglesia, pero no me situaba donde estaba.
Preguntando a un señor de allí nos dijo que él no conocía ninguna iglesia de
ese tipo en Boñar, cosa que a mí no me cuadraba. Siguiendo sus indicaciones
atravesamos Boñar de punta a punta hasta salir por la zona del camping y las
piscinas. Aquí atravesamos un arroyo para coger enseguida una pista por la cual
había subido yo la primera vez que había ido al cueto sin conseguir llegar a la
cima.
Con los walkies
intentamos contactar con Toño, Rubén y Vicki, que iban en el coche para subir
la comida en él, pero era imposible. Ya a media ladera vimos subir el
todoterreno en el que iban, pero seguíamos sin contactar con ellos, cosa que me
llegó a mosquear al ver que los walkies no nos servían de nada.
De esa forma nos fuimos metiendo en un bosque
donde perdimos la pista y hubo que subir, no sin trabajo, por entre la vegetación
y los árboles caídos o talados que abundaban. Estábamos subiendo justo
por la parte contraria a la que teníamos que haber cogido. Yo llevaba la
videocámara para dejar constancia de todo ello. Como compañía llevábamos un perro que se nos
había unido en Boñar y que el pobre iba cojo. De una de las patas se le
veía salir un hueso.
Lo que nos animaba
realmente era el buen tiempo del que disfrutábamos, no se veía nube alguna e
incluso calentaba un poco el sol. Algo más arriba entramos en la pista por la
que habían subido en el coche ellos y por ella continuamos unos metros. En el
camino encontramos numerosos montones de troncos cortados y apilados
ordenadamente que hubo que sortear a veces. Los cortafuegos nos sirvieron en
ocasiones para atajar, aunque, como dice el dicho: “No hay atajo sin trabajo”.
Uno de ellos estaba bastante empinado y en él
encontramos algunos neveros donde el perro se revolcó a su gusto
saciando la sed a la vez.
De nuevo entramos en la
pista más arriba y seguíamos sin contactar con el resto. Suponíamos que ya
estaban en la cima, pero tampoco les veíamos. Nosotros íbamos avanzando por
donde mejor veíamos la subida ya con ganas de llegar arriba. Estábamos dando un
rodeo realmente enorme. A Juli y a mi se nos había olvidado coger agua y subíamos
sin nada.
Ya a pocos metros de la
cima, y cuando ya les veíamos, pudimos hablar con ellos por los walkies.
Resulta que lo habían subido todo, menos un mechero para prender la barbacoa. O
sea, tuvieron que esperar por nosotros para comenzar a hacer las chuletas.
A las 14:15 horas
llegamos a la cima del pico Cueto, cumbre de tan solo 1610 metros de altitud,
pero desde el cual hay una bella y amplia vista. Allí vimos que habían hecho
una parrilla con ladrillo que nos vino de perlas para nosotros. Los cocineros
se pusieron enseguida al fogón para ir asando las chuletas que habían subido en
el coche hasta casi la cima. Nada menos que 13 kilos se habían comprado ya que
íbamos a ir unas 20 personas y no 14 como al final éramos.
Mientras se iban asando
disfrutamos de las vistas que teníamos hacia cualquier lado. Por una parte se
veía el pantano del Porma con el Susarón a su orilla. Más lejanos teníamos los Mampodres, el Yordas, el
pico Redondo, etc. Hacia el lado contrario se divisaba la cima del Correcillas,
Peña Galicia, Valdorria o el Cueto Aucino. Justo debajo teníamos la villa de
Boñar junto con algunos pueblos de los alrededores. Desde las cimas de unos
picos no lejanos veíamos como se iban tirando en parapente varias personas que
luego caían cerca de unos coches.
Por la pista que
teníamos que haber subido nosotros llegaba ahora un joven con un perro que no
tardó en alcanzar la cima. El problema era que estaba allí el perro que había
subido con nosotros y había conflicto entre ellos, por lo que apenas estuvo
unos minutos en la cima y bajó. Nosotros le invitábamos a degustar las
chuletas, pero no quiso.
Acompañando a las
chuletas metimos algunos chorizos que alguno de nosotros había llevado
particularmente. Algunos
de ellos se carbonizaron por dejarlos demasiado dentro de las brasas.
Eran las cuatro
aproximadamente cuando vimos llegar a Carlos Gil con la bici por otra pista
diferente a la nuestra. Había comentado que igual se decidía a ir en un tren
posterior y así lo hizo. Él subió por el camino bueno sin dar tanto rodeo como
nosotros. Cuando llegó ya estábamos casi en los postres.
Antes de ello colocamos
el Belén entre unas piedras y sacamos unas fotos de éste con el turrón, la
sidra, el cava y demás dulces que habíamos subido para celebrar la Navidad.
Ah!, colocamos también una chuleta para que saliese en las fotos. Como también es tradición, no
faltaron los villancicos, que esta vez cantamos “casi” al pié de la letra ya
que llevamos librillos con ellos. Al final lo más importante fue lo bien
que lo pasamos y disfrutamos de ese rato tan agradable. El tiempo no podía
ser mejor.
Tras ello, y un poco
más formalmente, estuvimos tratando un par de temas sobre el club: la venta de
rifas de Navidad y el seguro del próximo año.
Alrededor de las 17:15
horas emprendimos el descenso. En el coche bajaron los tres habían subido más
Jorge y Sonia que tenían el suyo abajo. Carlos lo hizo en la bici y el resto
andando. El tren nos salía a las 19:10 horas de Boñar. En principio habíamos
comentado la posibilidad de haber bajado a La Vecilla, pero tras el retraso que
habíamos tenido en el ascenso, nos olvidamos de ello.
Esta vez no cogimos la
misma pista de la subida e incluso tampoco la buena, si no que atajamos por
los diferentes cortafuegos. A través de
bosques de pinos
y por algunas fuertes
pendientes fuimos perdiendo altura hasta pasar al lado de unas altas antenas
repetidoras. Pocos metros después entramos en el pueblo de Barrio de las Ollas,
donde vimos la pequeña iglesia desde la cual habíamos subido la vez anterior.
Al lado del camino encontramos una fuente con el caño y el pilón completamente
helados.
Desde allí teníamos la
estación “a tiro de piedra”, pero resulta que estaba el río en medio y tuvimos
que dar un rodeo exagerado para llegar al fin a un puente por el que entramos
en Boñar. Esto nos hizo apurar el paso atravesando de nuevo el pueblo para
llegar a la estación con poco más de 15 minutos de sobra.
Allí estaba ya Carlos
Gil con la bici. Sacamos los billetes restantes que faltaban restando los del
bono de la mañana y esperamos la llegada del tren. A la hora prevista llegó
éste y una hora más tarde, a las 20:10 horas, llegamos a León. Con la furgoneta
acercamos a Manuel hasta casa y luego dejé a Pepe y a Carlos M.
Y de esta manera dimos
por finalizada la última salida del 2001 con el ya tradicional Belén de
Cumbres. Este año resultó todo un éxito con la novedad de la parrillada y con
una climatología excepcional.
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