sábado, 12 de septiembre de 2009

NOCTURNA "DESFILADERO DE LAS XANAS" (Villanueva - Asturias) - 10/11-09-09

 


XVI TRAVESÍA NOCTURNA.

3ª TRAVESÍA “DESFILADERO DE LAS XANAS”. (Asturias).

10/11-09-09

A menos de un mes de la última excursión nocturna realizada, he hecho la tercera de este año. En esta ocasión se trató de una salida particular aprovechando el periodo vacacional del que disfruto en este mes de septiembre. Cómo ya habíamos acordado mi hermana Juli, su novio Luis y yo, teníamos que hacer una marcha nocturna sencilla que no supusiera gran esfuerzo ni complicaciones. Ya desde un principio salió como mejor opción el Desfiladero de Las Xanas, en Asturias, ruta que hicimos también de noche en el club hace dos años. Al igual que en aquella ocasión, se animó a acompañarnos Álvaro, compañero del mismo y también disfrutando de las vacaciones. El único día de la semana posible para realizarla era la noche del jueves al viernes, día de descanso de Juli.
Ya todo concretado y hablado, llegó la fecha prevista.

JUEVES 10
A las 15:30 horas recogí a Álvaro en Villobispo para emprender el viaje a Proaza, donde habíamos quedado con Juli y Luis. Decidí hacerlo por Ventana ya que no llevábamos prisa y es más ameno. En La Magdalena entramos en la autopista para salvar el tramo del pantano y salimos tras el puente colgante. Allí nos detuvimos unos minutos para sacar unas fotos del pantano de Luna totalmente seco en ese lugar. Continuamos el viaje y entramos en la comarca de Babia pasando por Torrebarrio desde donde vimos la cumbre ascendida el pasado domingo en el macizo de Ubiña. Subiendo el puerto de Ventana nos detuvimos y saqué unas fotos de todo este macizo desde una bonita perspectiva. Sólo algunas nubes surcaban el cielo.
Ya en Asturias comenzamos el descenso del puerto entre bonitos bosques y dejando atrás el comienzo de la ruta de la Cascada del Xiblu. Pasamos luego algunos desfiladeros camino de Entrago, ya en la parte baja y por Caranga de Abajo, donde se une la carretera que viene de Pola de Lena por la que alguna vez hemos ido también.
Pasadas las 17:30 horas llegamos a Proaza tras 130 Km. recorridos. Allí llamé a Juli para ver donde estaban, comentándome que aún no habían salido de Luanco. Álvaro y yo entramos en un bar a tomar un refrigerio para hacer tiempo. Luego salimos a dar un paseo por el pueblo donde comenzaban las fiestas. Nos acercamos hasta el torreón circular y caminamos por varias calles del pueblo. En las cumbres se veían algunas nieblas altas pero de escasa incidencia.
Decidimos entonces ponernos en marcha por la carretera hacia Villanueva, a dos Km. de Proaza. Por teléfono me dijo Juli que estaban de camino y les comenté que nos recogieran al vernos. Ya estábamos entrando en Villanueva cuando se cruzaron con nosotros y nos vieron. Al ver que no paraban dimos la vuelta y enseguida venían hacia nosotros andando habiendo dejado el coche en un aparcamiento cercano. Eran las 19:30 horas.
En el coche volvimos hacia Proaza de donde es Luis y por donde dimos un gran paseo de nuevo llegando a la casa que fue de sus abuelos. Se emplaza en la zona alta del pueblo desde donde se tiene una bonita vista del mismo.
Ya eran las 20:45 horas cuando cogimos los coches para dirigirnos hacia Villanueva, donde comenzaríamos la ruta. Aparcamos cerca del río y para hacer tiempo dimos otro paseo por este pueblo. Pasamos el puente medieval y pudimos ver gran cantidad de hórreos y algunas casonas abandonadas pero de bonitas fachadas. Ya había oscurecido cuando volvimos a los coches para cenar. Cogimos las mochilas y nos acercamos a un pequeño merendero por encima del río donde nos acomodamos. Al lado teníamos una bonita fuente donde cogimos agua. Estando en ello se nos acercó por allí un gato al que le dimo algo de comida. Eran las 21:40 horas.
Tras la cena dejamos las mochilas y entramos en un bar cercano donde tomamos un café. Luego comenzamos a prepararnos para la ruta repartiendo la tienda, sacos, esterillas y demás en las mochilas. De comida sólo íbamos a subir el desayuno ya que la intención era bajar por la mañana y comer abajo. A las 23:40 horas comenzamos la marcha allí mismo en Villanueva.

VIERNES 11
Salimos por la calle en la que se emplaza el ayuntamiento y la fuente donde nos sacamos una foto. En una de las calles tuvimos que retroceder al no tener salida. Así salimos a la carretera por la que caminamos unos 300 metros antes de llegar al aparcamiento de la ruta en el que las veces anteriores habíamos dejado los coches. En él pasamos parte de la noche la vez anterior esperando a que parase de llover. En el resumen de la misma se puede leer. En la carretera un indicador marcaba 38 Km. al puerto Ventana. Por el desvío que sube a Tenebredo caminamos otros 400 metros más o menos hasta llegar al desvío de la ruta en sí labrado en una piedra y varios carteles. Eran las 00:07 horas.
Se sube ahora por un camino de piedras paralelo a la carretera pero en sentido contrario. En el mismo pasamos un pedregal en el que han colocado desde la última vez una valla de madera que contiene las piedras para que no obstaculicen el sendero. Enseguida llegamos a un estrecho paso entre rocas en el que coloqué la cámara para sacar una foto de grupo. A los pocos metros pasamos uno de los tres o cuatro pequeños túneles de la ruta. Aquí entramos en lo que es el desfiladero en sí. La caída hacia nuestra derecha era impresionante no viéndose el fondo ahora de noche. En un pequeño tramo hay colocada una pasarela para salvar unos metros sin firme bajo nosotros. Por la izquierda se elevan las paredes también verticales del cañón. En ellas hay incluso ancladas unas cuerdas para los caminantes más impresionables por la caída. El sendero tiene una media de metro y medio de ancho, y aunque yendo atentos no hay peligro, no se puede uno despistar lo más mínimo.
Atravesamos otro pedregal con una valla similar a la anterior y luego un tramo entre helechos. Aquí se abría un poco el desfiladero con laderas menos inclinadas. En la travesía nocturna de hace dos años encontramos varias cabras por esta zona y ahora no vimos ni un animal. Tan solo alguna babosa y caracoles.
A simple vista no se veía mucho, pero en las fotos con flash es impresionante ver la senda labrada en la roca con la bóveda por encima y el desfiladero hacia abajo. Sujetando el trípode en la cuerda nos sacamos varias fotos en estos tramos. Por encima de nosotros encontramos una gran cavidad con una enorme roca dentro casi en equilibrio. Dejamos atrás otro túnel y con él la parte más abrupta del desfiladero. Nos metíamos ahora en la zona boscosa de la ruta.
Cómo ya me acordaba yo, encontramos una cueva cerrada con una empalizada de madera que han convertido en un basurero. Caminábamos ahora entre arboleda y arbustos con el arroyo de Las Xanas a pocos metros bajo nosotros. En él vimos y oímos algunas cascadas. Yo bajé unos metros a él para sacar una foto. De regreso en el sendero no tardamos en llegar a un puente de madera sobre el mismo por el que pasamos a la margen contraria. Eran las 1:25 horas.
Aquí nos sacamos otras fotos y estuvimos unos minutos parados bebiendo agua antes de proseguir la marcha. Desde hacía unos minutos veíamos una luz por delante y arriba y estábamos creídos que era ya del pueblo. Pues bien, ahora comprobamos que se trataba de la luna que aparecía entre la arboleda. No tardando llegamos a una pequeña bifurcación que nos hizo dudar un poco. Un sendero seguía de frente mientras otro subía por la ladera. Yo me metí unos metros por el primero comprobando que llegaba al arroyo que no había que atravesar más. Siguiendo por el otro no tardamos en encontrarnos con los escalones hechos para evitar la erosión del sendero. Varios troncos y tablas lo atraviesan evitando que la lluvia arrastre la tierra y lo llene de surcos. La pendiente allí se acentuó bastante. Yo tuve que cambiar las pilas al frontal y quedé un poco rezagado.
Por encima de nosotros comenzamos a ver algunas alambradas de prados cercados. En otro desvío había un poste con las inscripción “Les Xanes”, pero le faltaba la parte indicadora. Uno de los ramales estaba totalmente abnegado de barro mientras que el otro seguía subiendo por los escalones. Solo una pequeña flecha que indicaba al primero nos hizo dudar un momento, pero enseguida lo vimos claro. Cada vez veíamos más cerramientos de prados y huertas a los lados del camino que se empinaba bruscamente. De esa forma llegamos al desvío señalizado del sendero hacia La Rebollada, otro de los pueblos del valle. Eran las 2:00 horas.
A partir de aquel punto la ruta se ensancha un poco y en algunos tramos está cementada hasta Pedroveya. Sí que comenzamos a bajar muy bruscamente llegando a un puente de cemento que atravesamos antes de subir de nuevo. Comenzamos a ver entonces las luces de Dosango, el tercer pueblo del valle, y minutos después la silueta de la iglesia de Pedroveya, en la que terminamos la ruta a las 2:12 horas de la madrugada. Desde abajo hay 4 Km. escasos de recorrido según los carteles de la ruta.
Sin perder tiempo buscamos un lugar para colocar la tienda de campaña. Por las fotos yo había visto que cerca de la iglesia podía colocarse, y así fue. Delante de la fachada hay un par de terrazas de hierba y en la mas baja encontramos el lugar apropiado. La hierba estaba totalmente empapada de rocío y nos mojaba el calzado. Sin perder un momento nos pusimos a montar la tienda que nos trajo un contratiempo inesperado. Una de las varillas estaba rota y no lo sabía. Se la había dejado a una amiga hace dos meses y se les debió de romper al montarla y no me lo comentó. Como pudimos la encintamos, pero no aguantaba al doblarla, por lo que la tienda quedó retorcida del todo. Menos mal que no había previsión de lluvia.
Tras terminar de instalarla decidimos acercarnos hasta el pueblo, a unos 700 metros de allí. Juli tenía sueño y no opinaba igual, pero tampoco quería quedar sola allí. Por la carretera que une éste con La Rebollada bajamos unos metros para subir luego otro tramo hasta entrar en Pedroveya. El recibimiento no pudo ser menos oportuno. Varios perros nos salieron ladrando y metiendo un escándalo impresionante por las calles. Apenas pudimos disfrutar de la vista nocturna del mismo donde pueden verse varios hórreos en la plaza en la que hace dos años habían celebrado la fiesta la noche que llegamos. El Corpús. Evitando que saliesen los vecinos por los ladridos incesantes de los canes tuvimos que emprender la vuelta sin más premisas. A la salida vimos la casa ya terminada en cuyo porche en obras estuvimos en aquella ocasión desayunando y alguno durmiendo un rato.
Aun tardamos un rato en acostarnos cuando llegamos a la tienda. Nos sacamos una foto con ella y la iglesia detrás. Aledaño a ella estaba también el cementerio del pueblo. Eran las 3:45 horas cuando entramos dentro para acostarnos. Álvaro se había colocado en un lateral donde la tienda estaba caída y le tocaba la cara. Con una cuerda até la varilla por fuera y la estiré un poco, aunque no había lugares donde agarrarla bien y no hizo mucho. Yo dormí mas o menos bien y por lo visto incluso hablé algo en sueños. Dicen..........
Sobre las 10:00 horas me levanté y salí de la tienda disfrutando de un día soleado y ya cálido. Había que ver el estado de la tienda de campaña. En lo alto de la torre había un grajo graznando desde hacía ya una hora. El verde valle relucía al sol y tenía unas vistas realmente bonitas. Media hora después se fue levantando el resto y desmontamos el techo para que secase el rocío. Mientras, fuimos desayunando sentados en unos bancos y mesa de piedra del recinto. Allí llegaron un par de coches con dos parejas con una de las cuales entablamos conversación.
Tras el desayuno terminamos de desmontar la tienda y la recogimos. Nos sacamos unas fotos con el valle y el pueblo de fondo y a las 12:00 horas del mediodía nos encaminamos de nuevo al pueblo para verlo de día. En un bar del mismo tomamos unos café y otros refresco. En la fuente cercana cargamos las cantimploras y sacamos unas fotos antes de emprender el regreso. Subimos otra vez más hasta la iglesia y esta vez decidimos bajar el primer tramo por el atajo. Eran las 12:55 horas.
Por el medio de un prado por el que ya hay marcado sendero comenzamos a bajar hacia el desfiladero. De hecho, hace seis años, la primera vez que hice yo la ruta, subimos y bajamos por aquella ladera. Como apunte anecdótico añado que fue la excursión de montaña en la que estrené la primera cámara digital que tuve y la mochila que tengo ahora.
El verde valle resplandecía a la luz del sol y formaba una auténtica estampa. Tras unos metros de descenso por la pradera nos metimos al bosque. El sendero estaba muy marcado pero con tramos de firme muy irregular con escalones y zonas pedregosas algo resbaladizas. Atravesamos un rústico puente de troncos y subimos unos metros tras él. Cerca del arroyo encontramos algunos restos de edificaciones que por el aspecto podían ser antiguos molinos.
De esa forma enlazamos con la ruta “oficial” en el punto donde la noche anterior me había desviado yo unos metros hacia el arroyo, el primer desvío que nos encontramos antes de los escalones. Ahora ya habíamos dejado estos atrás y por el ancho sendero entre arboleda llegamos enseguida al puente de madera en el que nos habíamos sacado las fotos. Lo atravesamos para continuar bajando paralelos al arroyo en el que vimos las cascadas a la luz del día. En este tramo es donde coge el desnivel que luego mantiene durante el resto de la ruta.
Poco a poco fuimos dejando la arboleda atrás y nos metimos en el desfiladero en sí. Pasamos el primer túnel donde ya la caída era de varios metros al arroyo. La ruta continúa serpenteando a media altura de las paredes verticales. En su mayor parte transcurre bajo la bóveda de roca en la que se excavó la misma. Según los carteles que informan de ella, el proyecto inicial era la construcción de una carretera desde Villanueva a Pedroveya y los demás pueblos de dicho valle. La orografía del terreno impidió su construcción quedando como ruta a pié.
Aunque ahora de día era propicio para sacar varias fotos del paisaje, los contraluces por la posición del sol impedían hacer buenas instantáneas. Además los tres cogieron carrerilla y apenas pude sacar alguna foto de grupo. Yo la colocaba con el disparador y me sacaba alguna yo mismo.
Llegamos a la zona de helechos y pedregales donde subía la ladera más suave hacia los riscos volviendo enseguida a meternos en el estrecho sendero con caídas verticales. Luego pasamos otro tramo similar, este con la empalizada de retención de las piedras, y tras el siguiente giro vimos ya Villanueva en el valle principal. Nos cruzamos por allí con algunos caminantes que subían. Pasamos la pasarela de madera y luego los túneles que dejan atrás el desfiladero. Eran las 14:10 horas.
Nos restaban unos 300 metros de bajada por el sendero hacia la carretera que recorrimos en cinco minutos escasos. A las 14:17 horas salimos a ésta donde se sitúa el comienzo y final de la ruta en sí. Ya caminábamos por la carretera cuando me pareció adecuado sacarnos una foto en este punto. Nos colocamos bajo los carteles y nos sacamos unas instantáneas antes de proseguir la marcha hacia Villanueva. Pasamos el aparcamiento y enlazamos con la carretera general. Por ella anduvimos los más o menos 300 metros antes de desviarnos hacia el pueblo. Atravesamos el mismo por sus calles y en la fuente nos sacamos una foto como la noche anterior. A las 14:48 horas terminamos la ruta donde teníamos aparcados los coches.
El sol seguía calentando y nos cambiamos. Decidimos ir a comer a Trubia, a 9 Km. de allí, en un bar restaurante que conocía Luis y en el que comimos tranquilamente hasta las 16:15 horas. Luego nos dirigimos ya hacia Luanco, aunque antes pasamos por Prendes, donde Juli y Luis han cogido un prado en el que han cercado un trozo para los dos perros que tienen. Allí llegamos a las cinco de la tarde y salimos a dar un paseo con ellos por allí cerca. Bajamos a por agua a una bonita fuente por debajo de las praderías. Allí el cielo estaba casi cubierto por completo.
Una hora más tarde retomamos el viaje deteniéndonos en Candás donde saqué unas fotos de la playa con las fuertes olas que había. Sin entrar en Luanco continuamos hacia el Cabo Peñas, espacio protegido y de gran belleza. Yo ya lo conocía, pero quería que lo hiciese Álvaro. Allí se encuentra un gran faro con un museo marítimo, pero lo más interesante es el cabo en sí con los riscos y acantilados a plomo. Un sendero se interna hacia la punta en la que hay una cruz como en las cimas de los picos y bajo ella dos curiosos belenes, uno en un portal de madera y otro en una botella de leche. En una placa por encima de ellos puede leerse: “Senda del Cabo Peñas- PR AS 25- Peña La Gaviera- Alt. 94 m. Grupo de Montaña Peñes- 21-12-97”. En un buzón dejamos nuestra tarjeta como la vez que estuve con Luis, y que me devolvieron. Allí estuvimos unos minutos disfrutando del bello paisaje con el mar rompiendo en los riscos bajos y el paisaje a contraluz del faro.
A las 19:20 horas, 50 minutos después de llegar, emprendimos el trayecto a Luanco, a 10 Km. de allí. Dejamos los coches donde el piso de Luis y nos encaminamos hacia la playa paseando por varias calles del pueblo. Apenas un “puñado” de personas estaba en ella y solo dos o tres más atrevidos se metían en el mar algo picado. Aunque no hacía frío, la temperatura había bajado a esa hora. El regreso a casa lo hicimos por el paseo del puerto y por una plaza con bonitos edificios multicolor. A las 20:30 horas marcaba un termómetro 21 grados.
En casa de Luis estuvimos un rato y tomamos un refrigerio. Mientras, él se dedicaba a regar el jardín que tiene en la terraza. Antes de emprender Álvaro y yo el regreso metí la furgoneta al garaje para sacar de ella varias cosas de Juli que iba a dejar allí.
Sobre las 21:45 horas nos despedimos de la pareja y salimos hacia León. Por la carrera comarcal enlazamos con la autovía hacia Oviedo. Sin novedades dejamos atrás éste y ya en Campomanes la abandonamos para subir por Pajares. En la parte alta del puerto encontramos algunos bancos de niebla no muy espesos que ya de bajada se disiparon. Sin prisa recorrimos los últimos kilómetros a la capital donde entramos poco antes de la media noche. En Villaobispo me despedí de Álvaro y en pocos minutos terminaba yo el viaje en casa. Habíamos recorrido unos 350 Km. en total.
Realmente es increíble lo que se puede hacer en poco más de una jornada. Bien aprovechada, con buen tiempo, y sin incidencias que destacar, resultó toda una grata experiencia para repetir en más ocasiones.


































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