lunes, 20 de julio de 2009

PEÑA VIEJA (Fuente Dé -Cantabria) - 18/19-07-09

 


1ª ASCENSIÓN A “PEÑA VIEJA”. (Cantabria).

18/19-07-09

Siguiendo la programación anual de este 2009, hemos realizado esta salida de fin de semana para ascender a una de las más altas cumbres de Picos de Europa, la séptima en altitud según las estadísticas y la primera de la provincia cántabra.
Días antes hemos realizado las gestiones para el alojamiento en Espinama, concretamente en el “Hostal Nevandi”, que tiene unos apartamentos en Pido, población cercana a éste. Al final 8 fuimos los que realizamos esta actividad, aunque del club también se acercaron a la zona algunos miembros más para hacer otras rutas y ascensiones ese mismo fin de semana. Este grupo lo componían Corín, Ramón, Javi F. y Cundi. Además con éstos fue el sábado por la mañana Mª Jesús que pasó con ellos ese día, pero que el domingo se unió a nosotros. Este segundo grupo lo componíamos siete personas: Toño, Roberto, Nati, Álvaro, Juan, Mateo y yo. Con ganas se quedó Adelino, pero una operación reciente le impidió acompañarnos en esta ocasión. Ya todo hilvanado, llegó la fecha prevista.

SÁBADO 18
A las 18:30 horas nos reunimos en Guzmán este grupo de siete personas saliendo en los coches de Toño y el mío. En Puente Villarente se pasó el desvío Toño y yo me metí hacia Boñar. Pensé que venía y al no hacerlo le llamé. Me contestó que ya estaban cerca de Mansilla y que irían por Cistierna. Ya habíamos quedado en parar en Barniedo, así que continuamos nosotros hacia Boñar donde nos desviamos hacia la carretera de Riaño. Bordeamos el pantano y en Riaño me detuve a llenar el depósito de gasoil. Ya en Barniedo nos encontramos con ellos y tomamos un refrigerio en el bar antes proseguir el viaje hacia el puerto San Glorio. Éste se encuentra en obras y el primer tramo está muy levantado. Sin novedades bajamos los 26 Km. del mismo hasta Potes donde llegamos a las 21:30 horas. Aquí paré a esperar por Toño que llegó poco después y continuamos avanzando hacia Espinama donde llegamos media hora más tarde. En este tramo pasamos varios pueblos con edificios realmente bonitos donde las flores lo inundaban todo. Se trataba en su mayoría de hostales, hoteles y restaurantes.
Ya en Espinama aparcamos y nos dirigimos hacia el Hostal Nevandi en el que nos informaron de que ya había cogido la llave Mª Jesús. El apartamento se encontraba en Pido, población cercana a la que no tardamos en llegar. Nos costó trabajo aparcar por la estrechez de sus calles todas en pendiente. Hasta allí hay 180 Km.
Nosotros habíamos cogido un apartamento con tres habitaciones dobles y un sofá para los siete que íbamos por la tarde salvo Mateo, que se había apuntado a última hora. La séptima plaza la ocupaba Mª Jesús. Al final éste cogió otro apartamento aparte y como sobraba una cama, pasaría Juan a dormir con él en vez de hacerlo en el sofá. Para ello tuvimos que bajar de nuevo a Espinama para contratar este segundo apartamento y nos encontramos con los otros compañeros, Javi, Ramón, Corín y Cundi. Allí hablamos sobre los planes que tenía cada uno y visto que ellos no iban a hacer Peña Vieja, acordamos despreocuparnos unos de otros al día siguiente.
De regreso a Pido aparqué la furgoneta delante de una cochera que tenía los apartamentos y que no la iban a abrir. Tras acomodarnos en los dos apartamentos nos reunimos todos en el nuestro para cenar. Tenía éste un salón con cocina y una habitación con baño abajo. En el piso abuhardillado estaban las otras dos habitaciones y otro baño. En torno a la mesa nos acomodamos para cenar tranquilamente. La cocina era muy completa con varios electrodomésticos y televisión.
Durante la cena ya avisé que en estas ocasiones suele rondar algún fantasma por la casa a media noche, para que nadie se asustase. Con esa advertencia nos fuimos acomodando en las habitaciones. Nati y Mª Jesús en una, Álvaro y Toño en otra y Roberto y yo en la última. Los dos roncábamos y por ello decidimos dormir juntos. Ni que decir tiene que tardamos en acostarnos dando vueltas de un lado a otro y con la inquietud de que apareciese el fantasma. Para más pitorreo alguien debió de oír hablar a Mateo, que estaba en el piso inferior, y estuvimos convocándole para que apareciese. Sin éxito. Tampoco faltaron las típicas fotos nocturnas en las habitaciones de cada uno, si no no es una “acampada” en condiciones. Pero aún no había llegado lo mejor.
Ya estábamos acostados cuando de pronto aparecen por la puerta las dos “chicas”. Nati venía en pijama y envuelta con el edredón rojo y blanco haciendo precisamente el fantasma. Instintivamente cogimos Roberto y yo ambas cámaras con las que grabamos ese momento y luego cuando fue hacia la habitación de los otros dos. Pensábamos que nos moríamos de risa. Roberto además le dio por decir que era igual al Rey Melchor y que le pidiéramos regalos. De verdad, yo solo sentía que era la 1:15 horas y que habíamos puesto el reloj a las 7:00 h.
Cuando ya se apaciguó la cosa y nos acostamos de nuevo vino la segunda parte. Yo era incapaz de conciliar el sueño. No sé si era por la Coca Cola de media tarde y el chupito de la cena o por qué era, pero no dejaba de dar vueltas. Para colmo, Roberto fue caer sobre la almohada y empezar a roncar, lo que remató la faena. No lo dudé un minuto, amarré la ropa de la cama y bajé para el sofá del salón. Para colmo éste crujía y escuchaba a las dos preguntarse quien metería ruido. Luego supimos que se pasaron la noche temiendo la revancha.
Apenas si pegué ojo en toda la noche. A las seis tuve que subir a ponerme los pantalones por que se quedaba uno frío. Me temía lo peor al no descansar lo suficiente para la ruta que nos esperaba. Por cierto, apunto aquí que en la anterior salida había estrenado unos nuevos pantalones de montaña a los que cosí el escudo de los anteriores, que ya dieron lo suyo.

DOMINGO 19
Tocó el reloj a las siete en punto y poco a poco nos fuimos levantando. De nuevo nos reunimos todos para desayunar en el salón nuestro. Fuera estaba nublado pero se veía azulado por encima, lo cual nos animaba. Sin más retrasos fuimos recogiéndolo todo a los coches y a las 8:10 horas nos pusimos en marcha. Bajamos el kilómetro escaso hasta Espinama donde dejamos la llave y pagamos la estancia, 100 € nuestro apartamento. Nos dirigimos sin más retraso hacia Fuente De, a 3,5 Km. de allí. De camino paré a sacar unas fotos del pueblo desde la parte alta. En cinco minutos llegamos al aparcamiento de Fuente De. La niebla alta impedía ver cualquier cumbre, aunque por encima seguía azuleando el cielo.
El teleférico abría a las 8:45 horas, y en contra de lo que esperábamos, no había nadie en la cola. En una fuente cercana cogimos agua y al abrir las taquillas sacamos los billetes de ida y vuelta. El precio para federados es de 12 € y 14 € el normal. El primer viaje que hace a las 9:00 horas es de prueba y en él suben las bicicletas de los que quieren hacer ruta con ella arriba. En el siguiente ya nos tocó a nosotros. Yo sólo había subido una vez hace más de 20 años. El desnivel que se salva es de unos 800 metros evitando la subida por la canal de la Jenduda de fuerte pendiente y nada fácil. Tarda en este recorrido poco más de 3 minutos y en él pasamos por el medio del banco de niebla hasta salir a cielo abierto arriba.
En la parte alta del cable hay un mirador suspendido al abismo y con el suelo de rejilla donde da impresión colocarse. El mar de nubes que teníamos bajo nosotros era impresionante. La vista no era menos espectacular con cumbres como el Coriscao, Vallines, Peña Prieta, Tres Provincias, Curavacas y Espigüete. Entre un claro pudimos ver los coches aparcados en la parte baja.
A las 9:20 horas comenzamos la ruta a esta altitud de 1835 metros por un ancho camino al lado de unas praderías en las que pastaba algún ganado. Frente a nosotros se alzaba la mole de Peña Olvidada que teníamos que rodear. Serpenteando por la pista nos fuimos situando por encima de los Pozos de Lloroza en los que vimos los primeros lagos. Al otro lado de los mismos se alzaban las cumbres y colladas que dividen esta vega de la de Liordes, por la que pasamos hace dos semanas, entre ellas la de Remoña.
En poco más de 15 minutos llegamos al collado Covarrobles, punto en el que se bifurca la ruta. Por un lado continua hacia Cabaña Verónica y el corazón del Macizo Central en el que nos encontrábamos y por otro lado baja con dirección a Los Puertos de Áliva, ruta que iba a hacer Nati. Esta misma la tenemos prevista en el calendario para el mes que viene, aunque hemos decidido aplazarla por no volver tan pronto a la zona. De hecho se comentó la posibilidad de hacerla conjuntamente con esta ascensión si nos diese tiempo, lo cual ya dudábamos.
Continuamos el resto por el camino que ya se metía a la sombra de Peña Olvidada de la que caían innumerables pedreros. Por debajo se veían más lagos cerca de los cuales había un par de tiendas de campaña montadas, lo cual nos extrañó al ser zona protegida. En un peñasco cercano al camino se pusieron Álvaro y Roberto a hacer un poco “el cabra”. No tardando nos encontramos el primer nevero de la ruta en el que vimos las marcas de un vehículo que según Mª Jesús estaba aparcado el día antes cuando pasaron ellos. La nieve se mantenía completamente helada.
No tardando apareció a lo lejos la cumbre del Tesorero y el refugio de Cabaña Verónica delante de él. De momento la pendiente era muy suave y estábamos pasando la zona conocida como La Vueltona. Aunque en esos momentos no lo sabíamos, estábamos justo debajo de Peña Vieja. Digo esto porque yo había interpretado el mapa de manera que me parecía que la cumbre quedaba más al Este, cuando realmente estaba justo encima de nosotros.
Salimos de la sombra al sol que ya calentaba lo suyo a esa hora, las 10:25 h. El siguiente tramo se hace por el medio de un enorme pedrero de la ladera Oeste de la cima. Habíamos pasado una estrechez en el valle entre Peña Vieja y el Pico San Carlos dando paso a otra zona ancha rodeada de cumbres. Al Oeste se elevaban el Madejuno, Llambrión y el Tesorero entre otros.
Tras pasar dicho pedregal el sendero comenzó a subir más bruscamente zigzagueando entre enormes piedras. En varios lugares encontramos atajos que desistimos de coger ya que de por sí el bueno era pendiente en algunos tramos. Yo no iba en mi mejor forma y me costaba avanzar, aunque a mí paso seguía subiendo. De esa forma llegamos a la bifurcación de las dos rutas, la del refugio y la de la cumbre. Eran las 11:05 horas y estábamos a unos 2150 metros de altitud.
En una roca habían pintado la dirección de las dos rutas. Nosotros nos encaminamos hacia la derecha por un estrecho sendero bajo la Aguja de Bustamante. Este sendero pedregoso transcurre durante un tramo suspendido sobre las verticales paredes hacia el valle del que subíamos. Sin ser peligroso, no hay que despistarse para nada ya que un tropiezo puede ser fatal. En una pequeña sombra del risco estaban los compañeros esperando aunque decidí no parar y seguir a mi ritmo poco a poco. Aquel tramo no era muy empinado aunque nos esperaban los dos peores. Desde allí teníamos una bonita vista del valle con los lagos y El Cable al fondo.
Tras una cerrada curva del sendero apareció ante nosotros La Canalona, uno de los dos tramos más fuertes de la ruta. El sendero serpenteaba por ella con un desnivel realmente considerable. Al fondo podíamos ver la collada del mismo nombre donde teníamos que llegar. En medio también teníamos algunos neveros que había que pasar y otros rodear. Según avanzábamos hacia la collada se empinaba más la pendiente y el sendero de arenisca se hacía resbaladizo. En la parte alta se estrechó la canal considerablemente subiendo el sendero entre altas paredes y agujas.
A las 11:55 horas alcanzamos el collado de La Canalona, paso con una altitud de 2444 metros desde el cual tuvimos una bella vista de Peña Vieja al Sureste. Delante teníamos una gran hondonada y al fondo un inmenso mar de nubes en los valles cántabros. Por la izquierda seguía el macizo pasando por Los Picos de Santa Ana hacia los Horcados Rojos, todos ellos en él límite provincial con Asturias. Echando la vista atrás impresionaba la canal que habíamos subido.
Nos hicimos una foto con Peña Vieja de fondo y emprendimos el camino a ella. El sendero bordea la hondonada entre pedreros y neveros algo más emblandecidos por el sol. Incluso se pierde un poco de altitud en algunos tramos para recuperarla luego. Enseguida nos colocamos al borde de los precipicios que caían hacia el valle de subida viendo el sendero y los lagos en su fondo. Las canales caían verticales hacia el mismo. De esa forma nos encontramos ante la última y peor subida de esta ascensión.
Los últimos 150 metros de desnivel se salvan casi en vertical siguiendo un sendero que serpentea entre pedreros resbaladizos y zonas de tierra deslizantes. En algunos lugares hay que echar las manos para ayudarse en la roca, y aunque no hay peligro de desplome, el desnivel es tan fuerte que sí es posible caer rodando ladera abajo. Este tramo se me hizo interminable. En él nos cruzamos con algunos montañeros que ya bajaban al igual que anteriormente.
Por fin, a las 12:45 horas, llegamos a la cumbre de Peña Vieja con 2613 metros de altitud, la mayor de Cantabria y de las que hasta ahora habíamos subido todos los que íbamos. Comprobamos lo angosto de la misma en la que apenas había lugar para acomodarse. De hecho el buzón estaba en una zona donde apenas se podía uno acercar. Al Sur caían verticales las paredes y canales hacia el valle de Lloroza. Paralelo al mismo bajaba el cresteo hacia la Peña Olvidada. En su entorno pudimos ver un extraño y bello efecto producido por las nieblas bajas. Esta peña formaba un circo dentro del cual se había metido la niebla formando totalmente la imagen de un volcán con los vapores. Al fondo de ello se veían más claramente las cumbres que ya antes desde El Cable habíamos contemplado.
Al norte corría el cresteo por los Picos de Santa Ana, Horcados Rojos y tras ellos emergía el inconfundible Naranjo de Bulnes. Más al Oeste, tras el Llambrión y la Palanca, podíamos ver Torre Santa, en el Macizo Occidental. También el Tesorero o el refugio de Cabaña Verónica. Al Este se emplaza el Macizo Oriental con La Morra de Lechugales como techo. En el valle vimos una gran población que bien podía ser Sotres.
No fue fácil colocarnos para sacar una foto de grupo en la cumbre. No habíamos encontrado a nadie en ella que nos la hiciese. Había que andarse con cuidado de no dar un traspiés y caer rodando por cualquiera de los lados de la cresta. Varias chovas se nos acercaban y les dimos pan y algunos frutos secos que nos cogían de la misma mano. Las nieblas nos rondaban por el Norte y el Sur, pero no llegaban a cerrarse. El viento que corría impedía estacionarlas. Además nos daba un respiro contrarrestando el calor del sol.
Decidimos comer en la parte baja de La Canalona y así dejar atrás los tramos peores en caso de cerrarse la niebla. A las 13:45 horas emprendimos el descenso con aún más precaución que la subida. Los tramos empinados se bajan peor que se suben a pesar de costar menos esfuerzo. El peligro de caer hacia delante es mayor que el de resbalar subiendo. Buscamos el sendero mejor de los varios que había en esta empinada ladera. En ocasiones hubo que echar el culo al suelo para bajar mejor. Así llegamos al sendero más marcado ya en la parte baja llevándonos una media hora este tramo. Pasamos sin dificultades el siguiente trecho más o menos llano hasta la collada La Canalona donde nos volvimos a hacer unas fotos con la cumbre de fondo, esta vez con mejor luz. Ahora las nieblas subían por encima de la misma.
A las 14:55 horas emprendimos el descenso por la Canalona. De nuevo lo empinado del sendero nos hizo tener precaución, aunque ahora zigzagueaba más que el anterior. Al llegar a la altura de La Aguja de Bustamante decidimos parar a comer sentados en las rocas. La sombra era nula, pero tampoco la íbamos a encontrar más abajo. En la pared de dicha roca vimos un grupo de escaladores colgados que cuando subimos estaban preparándose. Eran las 15:10 horas.
Nos acomodamos en las piedras y en un nevero cercano algunos metimos la bebida a enfriar. De nuevo las chovas nos acechaban y se acercaban a por comida. Estas eran más esquivas y no lo cogían de la mano. En el cielo iban a pareciendo nubes altas por el Suroeste. Estando allí subió un joven que iba con un grupo del que se había despistado. No llevaba mochila y en diez minutos llegó a la collada.
A las 16:10 horas retomamos el descenso pasando enseguida el tramo aéreo en el que vimos las dos mochilas que había dejado el joven anterior. Este trecho está armado con piedras y se sitúa más o menos a la misma altura del refugio de Cabaña Verónica, al que veíamos frente a nosotros. Tras él se encuentra el desvío a dicho refugio y al collado de Horcados Rojos al que habíamos comentado de subir. Eran las 16:20 horas y nos encaminamos hacia éste subiendo suavemente por el sendero. Por la izquierda vimos una zona de grandes piedras entre neveros. Al llegar a una bajada fue donde algunos cambiamos de planes.
Visto la hora que era y que había que subir aún unos 200 metros de desnivel, Roberto, Álvaro, Juan y yo decidimos retroceder y marchar tranquilamente hacia el Cable. En ese momento recibí la llamada de Javi diciéndome que estaban ya en él esperando para bajar. María Jesús no tenía problema ya que había sitio en nuestros coches para volver.
Mientras Mateo, ella y Toño se encaminaban hacia este collado, nosotros retrocedimos al desvío para comenzar a descender por el serpenteante sendero hacia La Vueltona. Hice una bella foto del pico San Carlos con una nube encima. Comprobamos cómo la niebla se iba metiendo en el valle y ya no era visible la caseta del teleférico. Ahora ya no teníamos problema de pérdida ni peligro aunque se nos cerrase ésta. Tampoco el resto que había subido ya que el sendero estaba bien marcado y no había ningún paso raro. Echando la vista arriba vimos la Aguja de Bustamante desde una perspectiva en la que se nos parecía el busto de un indígena con gorro y trenzas. La imaginación al poder.
Hacia atrás pudimos contemplar de nuevo el refugio y la pirámide del Tesorero. Así nos fuimos metiendo en el paso más angosto del valle a partir del cual se ensanchaba el camino. Otra instantánea bonita fue la que saqué a Roberto y Álvaro caminado hacia la niebla que subía por el valle a nuestro encuentro. Enseguida nos envolvió la misma ya bajo las paredes de la Peña Olvidada. De momento no era muy espesa y nos dejaba entrever el paisaje con un halo místico. Pasamos por encima de los lagos de Lloroza y contemplamos una bonita estampa de Peña Remoña entre las nubes.
A las 18:10 horas llegamos al collado de Covarrobles. El camino pasa a unos metros de él y ahora no nos acercamos ya que el paisaje era nulo. Enseguida entramos de lleno entre la cerrada niebla quedando el entorno oscurecido como pleno invierno. Yo iba algo mosqueado con la cámara ya que veía en los videos una mancha con forma de arco que no me gustaba nada. A pesar de limpiar el objetivo no se iba. En las fotos no aparecía ya que quedaba difuminada por el efecto de la lente. Ahora en casa he visto que ha desaparecido, pero me ha dejado intrigado.
En el último tramo antes del teleférico nos encontramos gran cantidad de paseantes, lo cual nos extrañó ya que no es muy económico para subir a dar solo una vuelta por allí. Se veían familias enteras con niños en plan de paseo y pensamos que igual los hoteles ofrecían a los huéspedes billetes con la estancia en ellos.
A las 18:30 horas llegamos al teleférico. Ahora era nula la vista desde el balcón, pero si era curioso ver llegar las cabinas en medio de la niebla. Un cuarto de hora más tarde embarcamos en una de ellas para emprender el descenso. Íbamos pensando que los demás no podían embobarse ya que a las ocho terminaba el servicio. Si tenían que bajar por la Jenduda, con el panorama que había no era muy recomendable.
A mitad de bajada abrió por completo la niebla dejándonos ver la parte baja con los edificios y el aparcamiento donde estaban los coches. Llegamos abajo a las 18:50 horas y nos encaminamos hacia la furgoneta. En la de Toño, una similar, le dejamos una nota avisándoles que estábamos en Espinama. Además, como pitorreo, le pusimos que Juan casi había roto un cristal de la suya para coger la medicación que tenía con la ropa de repuesto. Luego supimos que se lo habían tomado en serio y se habían dado prisa para bajar. También nos dijeron que habían pasado por encima de nosotros justo cuando marchábamos.
Ya en Espinama hice una llamada a Nati, que estaba en la terraza del hostal. Hacia allí nos dirigimos y con ella tomamos un refrigerio mientras esperábamos por el resto. Por el móvil les avisamos también a ellos de nuestra situación. Aprovechamos aquella estancia para hacer las cuentas de todos los gastos y poco después de las ocho de la tarde emprendimos el viaje de regreso.
Me quedé con ganas de hacer alguna parada y fotografiar los bellos edificios que habían en las poblaciones de aquel valle, pero ya no era hora para ello. Atravesamos Potes y emprendimos la subida del puerto San Glorio. Sin novedades llegamos al mirador donde decidí hacer una parada seguido de Toño. Desde allí tuvimos una bonita vista de Liébana con varias cumbres de fondo. Con el rebeco nos hicimos una foto de grupo y sin más retomamos la marcha hacia la parte alta donde encontramos algo de niebla.
Ya en provincia leonesa se fue disipando y con el cielo bastante despejado recorrimos los 130 Km. desde dicho alto. Dejamos atrás Riaño y el pantano y antes de Cistierna giramos hacia Boñar por el valle de Sabero. Mientras iba anocheciendo enlazamos con la carretera del Puente Villarente hacia el que nos dirigimos. Tanto ésta como la de Cistierna a Mansilla se me hacen eternas en el regreso. Además en ésta los puntos kilométricos cuentan desde el Puente Villarente y yo pensaba que eran a León, por lo que aún se me hizo más largo. A las 23:35 horas parábamos en Guzmán donde dejé a los compañeros y minutos más tarde terminaba yo el viaje en casa.
Sin duda alguna esta excursión resultó una experiencia inolvidable como otras tantas ya vividas anteriormente. En la misma no tengo que destacar ni un solo detalle negativo, al contrario, no pudo resultar mejor el fin de semana, tanto climatológicamente como en el aspecto de objetivos y convivencia. Para repetir.








































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