lunes, 14 de enero de 2008

VALLES DE OCEJO DE LA PEÑA - 13-01-08

 

1ª TRAVESÍA “VALLES DE OCEJO DE LA PEÑA”.

(Intento de Ascensión al Pico Cerroso).

13-01-08       (Domingo)

Hemos comenzado las actividades del club de este año con no muy buen pie. La mala climatología nos ha impedido alcanzar la cumbre de este pico situado algo por encima de Cistierna y que yo mismo propuse en el calendario. Después de todo aprovechamos la mitad de la jornada para hacer una travesía circular por la base del mismo que a mí me sirvió al menos para “desentumecerme” tras mes y medio sin salir, desde el Belén de Cumbres del pico Cueto de Prioro.
Seis fuimos los que nos animamos a esta primera salida del año del club, que por otro lado ya esperábamos con tiempo revuelto tras las previsiones y lo visto en días previos. En Guzmán nos juntamos Antonio, José Luis, José Antonio y yo agregándose luego Javi F. en La Granja y Álvaro en Villaobispo. Sobre las 8:45 horas emprendimos el viaje por la carretera de Santander hacia Barrio de Nuestra Señora donde giramos a Boñar. Antes de éste se encuentra una rotonda donde giramos hacia Cistierna pasando por Sabero y otros pueblos cercanos. Ya por la carretera de Riaño, y a pocos metros de enlazar con ella, se encuentra el desvío a Santa Olaja de la Varga y Ocejo de la Peña. Hacia éste primero entran dos carretera y cada uno lo hicimos por diferente encontrándonos en este pueblo para seguir luego entre un bonito desfiladero con dirección a Ocejo. En este pueblo aparcamos los dos coches, el de Javi y el mío, y nos preparamos para la ruta. Las nieblas se cerraban arriba y no se preveía mejoría.
A las diez de la mañana comenzamos a caminar saliendo del pueblo cada uno por una parte, por que variar. Mientras que Javi se decidía por una garganta, los demás lo hicieron siguiendo un camino que partía por encima de la iglesia. José Antonio cambió de parecer y siguió a Javi por el medio del desfiladero siguiendo el reguero. Desde el camino tuvimos una bonita vista del pueblo desde lo alto.
A mí me parecía que no íbamos con buen rumbo por aquel camino ya que se dirigía con sentido contrario al que estaba el pico. Se lo dije a Antonio y a Álvaro, que eran con los que iba, ya que de José Luis no sabíamos nada. Se había adelantado y no estaba ya a la vista. Optamos por abandonar el camino y subir por una vaguada directamente. Pasamos un tramo de arboleda y por una fuerte pendiente alcanzamos la parte alta. Al lado de un arbusto veíamos una persona y creíamos que era José Luis, comprobando luego que era un cazador que nos dijo que éste había pasado hacía un rato por allí. Igualmente nos indicó un poco la dirección a seguir hacia el pico. La niebla se iba cerrando cada vez más en torno a nosotros.
Siguiendo lo que parecía un camino llegamos a ver la vaguada por la que estaban subiendo José A. y Javi. El primero de ellos se dirigió hacia nosotros mientras que Javi continuaba hacia arriba. Los cuatro retomamos la marcha subiendo por aquel camino que nos llevó bajo las paredes del pico Moro, que nos era imposible distinguir entre la cerrada niebla. Avanzamos paralelos a la falda del mismo pasando luego una cancilla para el ganado. Yo vi por delante que se nos unía alguien y pensé que era José Luis, cuando resultó ser Javi.
En el camino comenzamos a pisar algunos neveros y a travesamos luego un pequeño arroyo. Los matorrales se encontraban cubiertos por una fina capa blanca de escarcha. Soplaba viento y era frío. No tardamos en alcanzar una pequeña collada donde cambiamos de vaguada, aunque estábamos completamente desorientados. Al menos seguía el camino más o menos visible y en último recurso podíamos retroceder sobre nuestros pasos. En la nieve que lo cubría vimos algunas huellas que podían ser de José Luis, aunque lo desechamos ya que estaban demasiado heladas.
Comenzamos a bajar suavemente entre escobas encontrando a la izquierda los restos de unos corrales. Más adelante había una pequeña fuente hecha con un bidón metálico al que caía un chorro de agua de un tubo plástico. José Antonio se desvió unos metros para inspeccionar el terreno regresando al poco al camino. Alcanzamos luego una bifurcación y comenzamos a subir por otra vaguada por la que bajaba un arroyo y en la que vimos algunos chopos altos.
No tardamos en llegar a una caseta de ladrillo medio derruida donde nos sacamos una foto de grupo. Eran las 11:50 horas. Javi decía que podría ser allí el punto de partida de la loma del Cerroso, pero era imposible saberlo sin visibilidad alguna. Optamos por continuar por el camino, que teóricamente nos enlazaría con el que venía desde Argovejo hacia Ocejo, según nos había comentado también el joven con el que nos cruzamos. José Antonio también había hecho esa ruta alguna vez anterior, pero con niebla todo queda distorsionado.
Por nuestra derecha, mas o menos el Este, soplaba un fuerte viento que arrancaba la escarcha de los matorrales arrojándola sobre nosotros. Subiendo y bajando de continuo en pendientes suaves llegamos a la altura de una laguna helada cercana a unas minas, por lo que dijeron ellos. Además se veía el terreno negro típico de esas zonas. Antonio y yo bajamos un momento a ella para sacarnos unas fotos a su orilla y no tardamos en retomar la marcha. Enseguida llegamos a otra zona de arboleda en trono a un arroyo donde el camino dio un brusco giro. Nos encontrábamos mas o menos en la cabecera del arroyo principal que bajaba a Ocejo de la Peña. Por encima de nosotros estaría situada la collada de La Canalina desde la cual también se podía ascender al Cerroso. Eran las 12:30 horas.
Cerca del camino había una enorme roca que entre la niebla podía confundirse con una caseta. Al lado mismo del camino bajaba el pequeño reguero por la parte derecha. Tras unos metros de descenso variamos la pendiente y comenzamos a subir suavemente pero un desnivel algo considerable. En esos momentos comenzaban a caer copos de nieve helados en forma de granizos diminutos y poco a poco fue arreciando. Por nuestra izquierda se bifurcó otro camino que no cogieron continuando por el principal que zigzagueaba ahora de nuevo hacia abajo.
Tras un trecho más llegamos al Corral de la Cabaña donde otro camino por la izquierda se dirigía hacia Ferreras del Puerto. En el cruce, una señal indicativa marcaba 10 Km. a Argovejo por el camino que traíamos nosotros. Unos metros más adelante atravesamos un estrecho paso entre enormes moles donde estuvimos haciendo unas fotos, que ahora he visto como han salido borrosas por culpa de la humedad de la lente. El macizo de la izquierda se alejaba formando un murallón de varios metros de altura. El arroyo bajaba también por la izquierda nuestra y en sus márgenes se podían ver numerosos prados en los que vimos algunos caballos. Dos de ellos se nos acercaron cuando les llamamos. También las fotos que les saqué salieron mal por el agua.
No tardamos en divisar el pueblo Antonio y yo, que habíamos quedado rezagados. Escasos minutos después entramos en él cuando eran las 13:30 horas. Allí se encontraban todos menos José Luis, del que seguíamos sin noticias, lo cual ya nos mosqueaba a todos. Además, cuando le había llamado por el móvil no estaba disponible y ahora no había cobertura.
Sin más yo comí un bocata que llevaba mientras también algunos se cambiaban y poco antes de las dos emprendimos la marcha para ver si desde más abajo, ya fuera del valle, podíamos contactar con él. Al llegar a la altura de Santa Olaja de la Varga lo conseguí diciéndome que estaba en Aleje donde le recogimos. En un bar situado en el cruce hacia Boñar paramos a tomar un café e hicimos cuentas. Javi, que no había llevado comida, quería parar en Boñar a comer, aunque el resto queríamos venir a León directos. Resultó que había llamado Fernando, que veía de Riaño a la altura de Las Salas, aunque ya había comido también, por lo que decidimos emprender sin más el regreso a León.
Por la carretera de Sabero llegamos a la rotonda de Boñar decidiendo venir por La Vecilla para dejar a José Luis en La Valcueva. En este trayecto hubo un rato que se puso a nevar copiosamente. Ya por el Torío fuimos acercándonos a la ciudad donde entramos cuando eran las 15:20 horas y con la lluvia acompañándonos. En Guzmán dejé a José Antonio y a Antonio llegando a casa a las tres y media de la tarde.
Y de esta forma finalizamos la primera excursión del club de este 2008. Sin poder alcanzar el objetivo, al menos nos sirvió para comenzar de nuevo a funcionar tras el parón de fin de año. Como ya apunté, yo tenía ya ganas de salir tras mes y medio sin hacer actividad alguna.


















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