lunes, 2 de febrero de 2004

SANCENAS (Collada Valdeteja) 01-02-04

 


2ª ASCENSIÓN AL "SANCENAS"

01-02-04             (Domingo)

Tras aplazar esta salida del domingo pasado para éste por la mala previsión climatológica y la falta de participantes, conseguimos en esta ocasión realizarla y alcanzar el objetivo previsto.
Después de una baja de última hora, fuimos 9 los integrantes de esta excursión a la bonita zona de Valdeteja en la cual se emplaza la cima de este pico sencillo y no muy alto.
A las 8:45 horas habíamos quedado en Guzmán, donde como siempre, la puntualidad brilló por su ausencia. Allí fueron llegando varios de los participantes y juntos nos dirigimos hacia Mariano Andrés donde nos juntamos con el resto. En los coches de Jorge, Eduardo y el mío iban también Sonia, Javi F., Javi V., José F., Guiomar y José Antonio.
Por la carretera de Matallana llegamos a Robles de la Valcueva donde giramos hacia La Vecilla. Pasado éste se encuentra Valdepiélago donde paramos a por pan. Resultó estar cerrada la panadería y, como habíamos visto al panadero en La Vecilla, retrocedieron a comprarlo allí. De nuevo en marcha fuimos avanzando mientras la niebla que nos envolvía desde León parecía irse abriendo.
Tras pasar las Hoces de Valteteja o Nocedo, giramos hacia el valle del primero teniendo delante el impresionante Bodón de Lugueros. Poco a poco fuimos ascendiendo hacia la collada de Valdeteja o de Ubierzo, donde llegamos poco después. En la misma aparcamos los coches, ellos en un prado y yo al lado de la carretera. Una furgoneta parecida a la mía que iba delante, se metió en un camino encharcado quedando atrapada en el barro. Tras cambiarnos y ver que no podían hacerla salir, nos acercamos hasta ellos y entre todos conseguimos desencajarla del lodo.
Hace unos cinco años intentamos Carlos y yo ascender a esta misma cima y por esta misma ruta. En aquella ocasión, la niebla y la lluvia nos impidió alcanzar la cumbre. Un mes mas tarde, con mi hermana y otros dos compañeros, alcanzamos la cumbre subiendo desde Rodillazo.
Alrededor de las 10:35 horas emprendimos la ruta por aquel mismo camino encharcado hacia la ladera del macizo. El cielo se veía cada vez más claro, lo que animaba a caminar ligeramente. El camino comenzó a zigzaguear bruscamente para ir ganando altura cómodamente hacia una hondonada en la cual se encuentran un par de construcciones y chozos de pastores. Algunos ya se habían adelantado y los que quedamos detrás dudamos de sí llevaban o no buena ruta ellos. Jorge, Sonia y José, que el año pasado habían subido por allí, creían que había que bordear una cima en vez de rodear el hoyo aquel. Yo creía que ellos iban bien bordeándolo y optamos por seguirles. Por el sendero rodeamos dicho lugar hasta alcanzar una pequeña collada entre el pico Fucheros y la Peña del Sumidero. Llevábamos una hora un poco larga hasta allí.
Ahora se suavizó la pendiente en una especie de altiplanicie llena de rocas erosionadas de curioso aspecto. En el fondo de la misma vimos a los avanzados, que no sabíamos por qué habían bajado, ya que el sendero se mantenía a media altura. Nosotros continuamos por el mismo hasta llegar a un paso entre cimas donde esperamos a juntarnos. Esta colladina da paso a lo que es el valle o puertos de Sancenas.
Como ninguno había subido antes al pico desde allí, no teníamos mucha idea de la situación exacta, ya que la gran cantidad de cumbres que bordean dicho valle hacen fácil el despiste. Además, la niebla, que antes había abierto, se cerraba de nuevo por el sur, donde se suponía estaba la cumbre. Yo me acordaba de haber pasado por allí en aquella ocasión, pero la niebla, como ya comenté, nos había echado para tras.
Optamos entonces por ir ascendiendo hacia la ladera de nuestra izquierda y no tardamos en alcanzar la cresta. Javi F. se adelantó hasta la cumbre sin encontrar nada en ella que supusiera ser la que buscábamos. Comenzamos entonces a descender hacia la parte contraria mientras avanzábamos hacia el sur. Tras llegar al fondo de esta otra vaguada, la atravesamos y empezamos a subir por otra loma cubierta de escobas y algunos neveros. Por fortuna, la niebla no llegaba a cerrarse del todo y poco a poco fuimos ganando altura hasta situarnos en la parte alta de la ladera.
Hacia la derecha se veía una pequeña cumbre hacia la que los primeros se habían dirigido. Por otro lado, a mí también me sonaba mucho aquella cima de la vez ascendida desde Rodillazo. En pocos minutos y cómodamente alcanzamos este vértice en el que tan solo un mojón de piedras señalaba la cumbre. Eran entonces las 13:00 horas.
Desde allí pudimos contemplar los pueblos de Tabanedo y Rodillazo en el fondo del valle. Al otro lado de la collada de Santiago se alzaba el Correcillas con su cima cubierta de niebla. Antes de que se nos cerrara la misma en torno a nosotros, sacamos unas fotos y dejamos nuestra tarjeta de cumbres en un bote entre las piedras. Como el personal tenía prisa en emprender el descenso, no tardamos ni 15 minutos en comenzar a bajar.
Lo hicimos esta vez por la ladera más directamente al valle principal, el de Sancenas. De nuevo se adelantaron algunos y llegaron al fondo del mismo donde había un chozo. Yo prefería comer disfrutando del paisaje, por lo que nosotros nos sentamos en una rocas a media ladera donde poco después se nos unieron ellos. Allí estábamos a la abrigada y cómodamente reposados. De frente a nosotros estaba el Bodón, que durante casi toda la ruta lo habíamos tenido a la vista. Eran mas o menos las dos de la tarde.
De nuevo en marcha continuamos el descenso hacia el fondo del valle donde nos encontramos con tres montañeros más, uno de ellos antiguo socio del club. Nos metimos en el sendero por el que ya habíamos subido por la mañana. Por éste alcanzamos la collada y pasamos a esa parte abrupta de la ruta entre la que transcurre la senda hacia una de las ultimas colladinas. La niebla estaba abierta de nuevo y podíamos seguir disfrutando de las vistas de las cumbres cercanas.
Tras dicho paso empezamos a descender con más brusquedad hacia el hoyo donde se situaban las cabañas. El sendero lo bordeaba como ya comenté anteriormente hasta salir por la parte contraria. Javi V., Javi F. y José Antonio se desviaron por otro sendero hacia la izquierda siguiendo el resto por el mismo lugar de ascenso.
Poco a poco y con una charla bastante animada fuimos bajando aquel tramo ya con el puerto y los coches a la vista. Cerca de los mismos vimos ya a los tres compañeros que nos habían sacado mucha ventaja al tomarlo nosotros con suma calma.
A las cuatro de la tarde llegamos abajo. No tardamos en cambiarnos la ropa y el calzado humedecido. Al sacar ellos los coches del prado les comenzaron a patinar y se llenaron de barro, los coches y ellos. Para volver optamos por hacerlo por la otra carretera, la de Felmin. Bajamos el puerto por esta parte y atravesamos las Hoces de Vegacervera. Al llegar al pueblo del mismo nombre paramos a tomar un refrigerio en un bar e hicimos las cuentas, tras lo cual emprendimos de nuevo la marcha. Sin novedades recorrimos el resto del trayecto hasta entrar en León donde nos dirigimos hacia Guzmán. Aquí dejé a José y Javi V. que venían conmigo y no tardando llegué a casa cuando eran las 18:15 horas.
Con ello dimos por finalizada esta segunda salida anual del club. De nuevo el tiempo no fue todo lo bueno esperado, pero después de cómo había estado los días anteriores, fue toda una suerte como transcurrió esta jornada.












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