jueves, 24 de julio de 2025

PEÑA DEL CASTRO Y LAS PEÑOTAS (La Ercina) 19-07-25

 


1ª ASCENSIÓN A LA “PEÑA DEL CASTRO” Y A “LAS PEÑOTAS”. (Desde La Ercina pasando por Oceja de Valdellorma, Las Casetas de Oceja y el Yacimiento Arqueológico para bajar por Sobrepeña).


19-07-25 (Sábado)

Cuatro meses han transcurrido desde mi última ruta hecha de montaña. Una convalecencia de salud, con dolencias y molestias de espalda, cadera, etc., me ha mantenido en dique seco durante este tiempo, incluso con baja laboral buena parte del mismo. Por ello, y para retomar la actividad, he buscado una ruta sencilla y con poco desnivel durante la cual me ha sorprendido, para bien, las pocas molestias que he notado. Bien es cierto que durante todo este tiempo, salvo los primeros días, no he dejado de salir a caminar para mantener al menos un mínimo de forma física. Si además sumamos que el tiempo no pudo acompañar mejor, con cielos bastante despejados y temperaturas muy suaves para estar en pleno julio, tenemos un resultado inmejorable.
Poco después de las 8:00 horas salía de casa con los termómetros marcando 14º C en el exterior. Tras recoger a José Luis y a Guiomar, llegamos a las inmediaciones de Mercaleón donde se uniría el resto de participantes, Juan Carlos, Silvano y Juan. En mi furgo y el coche de Juan Carlos iniciamos la marcha a las 8:35 horas hacia Puente Villarente donde nos incorporamos a la carretera que sube hacia Boñar. El cielo estaba casi completamente cubierto por infinidad de estelas blanquecinas dejadas por los aviones. Al llegar a Vegaquemada nos desviamos por otra carretera secundaria y más estrecha que nos llevó a La Ercina. Dicho pueblo tiene dos barrios diferenciados, uno en esta carretera, que continua al Este para unirse con la nacional que sube a Cistierna, Riaño, etc. y otro situado algo más al Norte al que se llega tras escasos 400 metros. En el primero se emplaza la estación de FEVE y el Ayuntamiento mientras que en el de arriba está la iglesia y el núcleo principal.
Pues bien, nos encaminamos hacia este segundo barrio donde comenzaba la ruta que llevábamos prevista. En él nos encontramos con que apenas si había lugares libres y apropiados para dejar los dos vehículos que llevábamos. Nos llevó un rato aparcar ambos en sus calles, pero al fin lo conseguimos. Entablamos conversación con una vecina, Carmen, que incluso nos invitaba a tomar un café en su casa, y que rehusamos para no retrasar más la salida. Tras unas fotos de grupo, que nos hizo ella misma, emprendimos la marcha a las 10:00 horas, con unos 15º C de temperatura y a una altitud de 1107 metros.
La ruta era circular y ahora nos teníamos que encaminar hacia Oceja de Valdellorma, pueblo al que nos dirigimos por una estrecha carretera, aunque más bien era un camino asfaltado, con dirección Este. Entre prados de hierba ya agostada y mucha de ella ya empacada, dejamos atrás unas canchas deportivas y una caseta con fuente adyacente antes de entrar entre algo de arboleda. En los troncos de muchos de estos árboles encontramos innumerables figuras de diversos materiales reciclados pegadas a la madera. Plásticos de botellas recortados y decorados, tapones, cintas, marcos de madera, etc. etc. Era como un paseo por un bosque encantado.
En 20 minutos entramos en Oceja de Valdellorma tras 1,200 km hechos. En dicha población también nos recreamos con algunas decoraciones en sus calles. Una bicicleta pintada y con una maceta y un cajón como portabultos, un macetero más grande con flores y un arco sobre ellas, etc. Las fachadas de las casas eran en su mayoría de piedra, muchas muy bien reformadas. Pasamos a la vera de la iglesia con la espiga del campanario igualmente de piedra y una balconada de madera.
En pocos minutos abandonamos este pueblo situado a la misma altitud que La Ercina, unos 1100 metros. Lo hicimos cambiando de dirección hacia el Norte por una ancha senda que transcurre paralela y no lejos de la carretera que se dirige hacia Sotillos de Sabero, en el valle contiguo al Norte y a escasos 3,000 km de Oceja. Al otro lado de dicha carretera, en lo alto de una gran peña, vimos una especie de tuvo metálico con tres brazos de chapa ondulados que salían del mismo. En ellos se veía, con el zoom de la cámara, unas inscripciones que no llegamos a entender. La senda se mete entre arboleda y escobas justo antes de llegar a Las Casetas de Oceja (1140 m). Eran las 10:40 horas y llevábamos 2,700 km hechos.
Se trata este lugar de un punto en el que hay varias casas y otras edificaciones diversas. Mientras que algunas se encuentran en perfecto estado y se veían habitadas, otras están en ruina total. Pues bien, haciendo este mismo relato me picó la curiosidad de saber la finalidad de ese poblado, ya que además por esa zona no había estado nunca. Leyendo en Internet he sabido que se trata de un antiguo asentamiento minero de la mina de Las Casetas, que recibe el nombre del arroyo y valle que baja del Oeste. Dicha mina es tristemente conocida por la terrible explosión ocurrida el 10 de junio de 1954 y en la que fallecieron 14 mineros. En Internet se puede consultar toda la historia del poblado y del triste accidente acaecido en dicha mina.
Me di un pequeño paseo entre aquellos edificios, sin saber entonces de qué se trataba, y volví al camino para seguir todos juntos hacia ese valle de Las Casetas, al Oeste. Pasamos en el primer tramo entre algunos restos más de los edificios del poblado y otras edificaciones mejor conservadas. El ancho camino ascendía por el valle entre arboleda variada y otros arbustos y escobas. Poco a poco se fue abriendo en su cabecera y las praderías con alta hierba cubrieron el terreno. Enlazamos entonces con un camino que subía desde La Ercina, ahora de nuevo muy cerca, a poco más de un kilómetro. Se podría haber subido por allí, pero habríamos acortado mucho la ruta. Eran las 11:20 horas y estábamos a 1228 metros de altitud. Llevábamos 4,700 km.
Un indicador de madera nos marcaba la dirección al “Yacimiento Arqueológico - Peña del Castro” y enseguida comenzamos a encontrar restos de algunos tapiales de piedras, aunque poco definidos. También un cartel casi ilegible con la topografía del mismo. Habíamos abandonado el camino, que rodeaba la cumbre por el Sur al Este y Norte, donde más tarde lo retomaríamos. Por un sendero iniciamos entonces una subida más acentuada ya por la falda Suroeste de la Peña del Castro en la que encontramos ya algo de roca. A las 11:30 horas llegamos al yacimiento mejor conservado y restaurado de la zona. Está en la falda de esta Peña del Castro a una altitud de 1320 metros y un par de paneles explican la historia y la disposición de dicho poblado. El mismo lo componen varias construcciones de piedra, los muros principalmente, pero muy bien restauradas y el muro defensivo rodeándolo. Según la explicación de los paneles, se trataba de un poblado de la tribu cántabra de los Vanidienses, y lo que no ponía es la época en la que se ubica. Sí como se organizaba el mismo, y la forma de vida basada en la ganadería y agricultura. Muy cerca del mismo, a la vera de un arbusto y cobijado entre piedras, encontramos un Belén de Cumbres.
Dejamos atrás este curioso y bonito lugar para seguir remontando la pendiente ladera hacia la cumbre ya no lejana. Cerca de las verticales caídas al Sur se veían varios huecos en el terreno rocoso, que abundaban en la zona, como luego comprobaríamos.
Eran las 11:45 horas cuando alcancé yo la cima de la Peña del Castro y sus 1328 metros habiendo hecho 5,400 km. En la misma se encuentran un par de placas en memoria de algunos montañeros fallecidos y también de los mineros. Una bola de piedra encima de una roca corona esta cumbre en la que además hay un buzón, con solera, y el nombre de la misma con una altitud incorrecta, por cierto. La han querido rectificar, pero está labrada en una plaquita en la tapa de dicho buzón. Dentro había numerosos escritos y redacciones de otros montañeros anteriores. Allí dejamos nuestra tarjeta de cumbres. También en esta cima encontramos un Belén de Cumbres.
La vista era amplia a pesar de la escasa altitud de esta cumbre. Además de la llanura al Sur, se ofrecían a la vista cumbres como Peña Corada, Espigüete, Moro, Susarón, o la cercana Camperona con sus antenas en la cima. Se veían también parte de Las Casetas de Oceja por donde habíamos pasado al igual que algunos pueblos en el valle que sube desde Boñar hacia la collada que pasa a Sabero, aunque los describiré luego ya que desde la segunda cima eran más definidos.
Estuvimos allí una media hora más o menos antes de echarnos a la loma Norte por zona también algo rocosa. Abandonamos el track que llevábamos y que volvía a bajar al camino para subir a Las Peñotas desde el Sur viendo que por el Norte no se perdía tanto desnivel. Se suavizó entonces la pendiente en una zona de pradería donde, como dije, volvimos al camino que habíamos dejado en la falda Sur. Más o menos por la línea cimera pasamos entre grandes escobas y algunos robles acercándonos a Las Peñotas. Por detrás quedamos Juan Carlos y yo mientras el resto se adelantaba varios metros.
El último tramo a la cima se empina bastante, aunque es muy cómodo de subir. La senda zigzaguea entre pradería y roca ganando altura rápidamente. Por mi parte iba asombradamente satisfecho de que apenas si notaba alguna molestia en la cadera, incluso menos que saliendo a pasear por llano en León. No sé si por la “emoción” de haber podido salir ya de montaña o por qué, pero así era. A las 13:00 horas alcanzamos la cima de Las Peñotas en la que algunos compañeros ya se habían acomodado para comer. Llevábamos hechos 6,700 km y estábamos a 1353 metros de altitud.
En esta cima se encuentra un buzón metálico con forma de una casita, incluso con ventanas y puerta labrados en el mismo. Al igual que en el anterior, estaba grabado el nombre de la cumbre y una altitud, también errónea y con mucha diferencia. La vista era igualmente amplia con numerosas cumbres, algunas ya nombradas anteriormente. Además de las mismas, se acertaba a distinguir el Polvoreda, Peña Galicia, Prado Llano o el Cueto de Boñar entre otros. En éste último se distinguía la gran caseta que hay en su cumbre. En el valle que sube desde Boñar, los pueblos de Colle y Llama y otros algo más alejados. Por debajo, al Sudeste, los restos del castro por donde habíamos pasado subiendo a la primera cumbre así como otros menos definidos en los terrenos colindantes.
Me acomodé para comer yo también tras retratar todo ello, y aunque no hacía frío, el vientecillo que soplaba........al menos para mi. Estando en ello vimos subir un todoterreno por un camino del valle al sur. Cuando llegaron a una zona más alta, las dos personas que iban en el mismo sacaron una especie de sacos con los que parecían estar cazando algún tipo de insecto al vuelo. No sabemos qué ni el motivo. También pasó un helicóptero cerca.
Mientras que Silvano, Juan y José Luis emprendieron antes la bajada hacia la sombra de unos arbustos en la parte baja, Juan Carlos, Guiomar y yo aguantamos un buen rato más allí arriba charlando, sacando fotos, tumbados o disfrutando del paisaje.
A las 15:10 horas emprendimos nosotros también el descenso por la loma Sur hacia donde estaban los compañeros a la sombra de un solitario árbol. El track que llevábamos bajaba hacia el punto en el que nos habíamos desviado del camino anteriormente para seguir por él hacia La Ercina. Yo les había propuesto alargar un poco la ruta bajando por otro valle contiguo hacia Sobrepeña, distante solamente 1,500 km de La Ercina por carretera. Por ello, desde allí emprendimos una suave subida siguiendo las huellas de vehículos en medio de la pradera hacia la cresta de la sierra. Pasamos a la vera de un gran monolito artificial de rocas y medio derruido antes de alcanzar la línea cimera. Desde allí tuvimos ahora una amplia vista hacia el valle principal que baja desde La Collada a Boñar con numerosos pueblos en el mismo. Colle, Llama, Grandoso y varios más que no me atrevo a documentar con precisión. En otro valle paralelo al Sur teníamos Veneros.
Como ya habíamos visto subiendo a la Peña del Castro, también aquí encontramos en el terreno numerosas grietas y huecos de gran profundidad. Algunas grietas eran tan grandes y largas que parecía que iban a romper literalmente la montaña. Pasamos entre ellos y luego cruzamos una zona con algo de arboleda y arbustos antes de llegar al collado anterior al Alto de los Rebollos y Peña Bermeja. Desde ese punto, situado a 1293 metros de altitud, nos echamos al Sudeste por el valle que ya bajaba hacia Sobrepeña. Eran las 15:55 horas y llevábamos hechos 8,100 km.
No encontramos senda alguna en esta bajada, que por otro lado no tenía pérdida alguna. Entre escobas y algunos árboles solitarios perdimos altura hasta que se suavizó la pendiente en una llanura de alta hierba. Allí volvimos a encontrarnos con las marcas de rodadas de vehículos y más adelante estaba el todoterreno que habíamos visto anteriormente desde la cumbre. El cielo se había ido cubriendo de nubarrones y por un momento yo pensé que se iba a cerrar de tormenta, aunque luego fue despejando de nuevo, no del todo, pero bastante.
Enlazamos más adelante con un camino ya muy marcado que nos cambió de dirección al Sur antes de meternos en la zona más cerrada del valle. Un pinar cubría buena parte de las laderas del mismo así como infinidad de escobas floridas de color violeta. Algunas grandes formaciones rocosas rompían con ese dominio de la vegetación en varios puntos. Dejamos atrás un depósito de aguas y algunas captaciones de la misma y así entramos en Sobrepeña a las 16:20 horas tras 9,800 km hechos. Algunos habían decidido seguir un camino por fuera del pueblo mientras otros optamos por atravesarlo.
Este pueblo se emplaza a 1160 metros de altitud y cruzando sus calles comprobamos que la piedra era el material más utilizado en la construcción de sus edificios. Encontramos, al igual que en Oceja, algunos objetos decorativos en las calles, en esta ocasión varios carretillos con maceteros encima. Un escrito sobre una tablilla en el tronco de un árbol explica el origen y etimología del pueblo, cuyo nombre, Sobrepeña, parece ser que deriva del nombre “Superpenna”, en la demarcación de “Lorma”, Valdellorma, del condado de “Aquilare”, Sabero.
Rodeamos la iglesia, con espadaña también de piedra como el resto del edificio, salvo un “feo” añadido hecho de hormigón bajo el pórtico y pintado de un destacado color rojo. Luego salimos del pueblo por la carretera hacia La Ercina, muy cercana como ya anoté. El vial era estrecho pero recién asfaltado. Transcurría entre algo de arboleda en algunos tramos y otros a cielo abierto. Por delante comenzamos a divisar la chimenea de la antigua tejera de La Ercina qué aún se mantiene en pie y cerca de la cual pasamos luego. También a la vera de otra edificación en ruinas en la margen contraria. En esa misma orientación, al Sur, se pueden ver unos grandes murallones de roca del alto de La Gobia. Estas paredes, desde la cima de Las Peñotas, nos habían parecido zonas quemadas al aparecer ennegrecidas por las sombras y otros efectos luminosos.
Dejamos atrás el indicador del pueblo y poco después, a las 16:57 horas, entramos en el mismo. A la entrada puede verse un gran mástil con una especie de cesta en la parte alta diseñado para que las cigüeñas hagan su nido. Por las calles llegamos al punto en el que teníamos los vehículos aparcados y donde ya estaba el resto de compañeros que se habían desviado por el camino antes de Sobrepeña. Eran las 17:02 horas y habíamos hecho 11,600 km. El desnivel acumulado no era mucho en esta ocasión, tan solo 384 metros. El termómetro de la furgoneta marcaba 29º C, aunque estaba al sol.
Allí estaba también Carmen, qué tras cambiarnos, nos invitó a tomar un refrigerio en su casa, a lo cual algunos accedimos agradeciendo tan buen trato. A las 17:30 horas iniciamos el regreso a León. Al llegar a Vegaquemada decidimos desviarnos a Boñar para tomar algo en uno de los bares de la villa, y allí estuvimos varios minutos. De nuevo en ruta nos dirigimos hacia León donde fueron quedando los compañeros, llegando yo a casa a las 20:20 horas. Justo en ese momento, unas nubes formaban una espectacular postal con el sol tras ellas y no pude por menos de fotografiarlas. Así transcurrió la primera ruta tras esa convalecencia médica de unos meses. Como ya adelanté, a pesar de ello, apenas si me resentí en algún momento y pude hacer la ruta casi sin molestia alguna.

MAPA ESQUEMA



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MAPA RASTER

VISTA SATÉLITE

ARMUNIA

LA ERCINA (1107 m)





ENTRE LA ERCINA Y OCEJA DE VALDELLORMA



TRONCOS DECORADOS EN OCEJA




OCEJA DE VALDELLORMA (1100 m)








POR LA SENDA HACIA LAS CASETAS






CEREZAS

POBLADO MINERO DE LAS CASETAS DE OCEJA










POR EL VALLE DE LAS CASETAS









YACIMIENTO VANIDIENSE PEÑA DEL CASTRO






BELÉN CERCANO AL CASTRO

HACIA LA CUMBRE

OQUEDADES EN LA ROCA


PEÑA DEL CASTRO (1328 m)





VISTA AL SUDESTE



BUZÓN

LAS PEÑOTAS DESDE LA CIMA





DESCENSO



ENTRE CUMBRES



HACIA LAS PEÑOTAS


LLAMA, COLLE Y OTROS PUEBLOS AL NOROESTE

LA CAMPERONA CON LAS ANTENAS EN SU CUMBRE. DETRÁS EL PICO MORO


LAS PEÑOTAS (1353 m)


PANORÁMICA AL NORTE

PEÑA CORADA AL FONDO DETRÁS DE LA PEÑA PERICO

PANORÁMICA AL SUR

LA PEÑA DEL CASTRO EN PRIMER PLANO

COMIDA EN LA CUMBRE


VALLE ENTRE BOÑAR Y LA COLLADA HACIA SABERO. VALDORRIA, POLVOREDA Y PEÑA GALICIA


PICO MORO Y PEÑA RIONDA. AL FONDO EL ESPIGÜETE

PEÑA DEL CASTRO, PEÑA PERICO Y PEÑA CORADA

EL CASTRO DESDE LA CIMA


LOS COMPAÑEROS BUSCANDO LA SOMBRA

BUZÓN Y LA TABLILLA DE MADERA EN LA CIMA




EN EL VALLE BAJO LA SIERRA

RESTOS EN LA PIEDRA

COLLE Y LLAMA AL NOROESTE

VENEROS AL OESTE

UNA DE LAS INNUMERABLES GRIETAS Y SIMAS EN ESTA BAJADA

VISTA AL OESTE


DESDE EL COLLADO




POR EL VALLE HACIA SOBREPEÑA


SOBREPEÑA (1160 m)


















ÚLTIMO TRAMO HACIA LA ERCINA



LLEGANDO A LA ERCINA

CHIMENEA DE LA ANTIGUA TEJERA DE LA ERCINA


TERMINANDO LA RUTA EN LA ERCINA




MERENDERO EN ACISA DE LAS ARRIMADAS


TOMANDO UN REFRIGERIO EN BOÑAR

VEGAQUEMADA

ARMUNIA

ATARDECER EN ARMUNIA