EL BLOG DE JAVI GALLEGO: agosto 2024

sábado, 31 de agosto de 2024

PEÑA LOS NAVARES Y LOS GRAJOS. (Pinos). 31-08-24

1ª ASCENSIÓN A LA “PEÑA LOS NAVARES” Y “LOS GRAJOS”. (Pinos).

31-08-24 (Sábado)

Este último día de agosto nos hemos ido hasta Pinos, en la comarca de Babia, para ascender un par de cumbres, la Peña los Navares y Los Grajos. Aunque de no mucha altitud, las vistas desde las mismas no dejan de ser destacadas y amplias. Cinco participantes nos animamos a ello: Juan, Silvano, José Luis, Javi F., y yo.

A las 8:10 horas salíamos de Armunia con cielos medio cubiertos y 17º C en el exterior, Juan, Silvano y yo en mi furgoneta en busca de José Luis. Javi F. iría desde Asturias y se nos uniría en la ruta más tarde. Los cuatro en la furgoneta avanzamos por la carretera hacia La Magdalena donde paramos a coger algo de pan para la comida. Continuamos entonces hacia el pantano de Luna dejando la presa atrás y rodeando el mismo viendo un nivel de agua bastante aceptable para la época en la que nos encontramos ya avanzado el verano. He parado para sacar algunas fotos del mismo mientras los nubarrones ganaban espacio hacia el Norte. Tras pasar bajo el puente colgante, dejamos atrás algunos pueblos más de Luna antes de entrar en Babia. En San Emiliano nos hemos detenido para tomar un café en uno de los bares de dicha localidad. Poco nos restaba ya a Pinos, donde iniciaríamos nosotros cuatro la ruta.

A las 9:55 horas aparcamos en este pueblo, por debajo de la iglesia y tras 81,000 km hechos. 17º C marcaba el termómetro de la furgoneta a esas horas. Nos preparamos para la ruta, y tras una foto de grupo, iniciamos la marcha a las 10:15 horas a una altitud de 1258 metros. Por el asfalto avanzamos hacia el Este por encima de algunas casas del pueblo y del arroyo de la Alcantarilla que bajaba por nuestra derecha cerca de dichas viviendas. Al otro lado del mismo se elevaban algunas cumbres de la sierra que íbamos a recorrer luego. Entre fincas guardadas por varios perros abandonamos Pinos ya por un camino de tierra dejando por encima un pequeño depósito de agua. Casi desde el comienzo tuvimos a la vista Peña Ubiña Pequeña algo al Norte.

El ancho camino se encajona en algunos tramos entre taludes rocosos o de tierra del cerrado valle y en muchos lugares está armado por muros de piedras. Algo de arboleda crece a la vera del arroyo, siendo más escasa en las pendientes laderas más rocosas. Una línea eléctrica baja por todo este valle sobre numerosas torretas metálicas que “rompen” la vista natural del mismo. En los riscos de la sierra pueden verse varias cavidades bajo algunas agujas rocosas.

En un momento determinado comenzamos a escuchar los disparos de cazadores cuyo vehículo encontramos cerca del primer cruce del arroyo entubado bajo el camino. Ya por la margen contraria, dejando el cauce a la izquierda, pasamos a la vera de una fuentuca que manaba por un estrecho tubo incrustado en la roca. En las laderas del valle vimos algunos caballos y burros pastando. En una curva del arroyo se podía ver la loma que caía hacia él con curiosas formas estratificadas. Atravesamos de nuevo el cauce por un puente y en este siguiente tramo vimos varios buitres volando sobre nosotros y otros posados en las rocas. El siguiente paso del cauce lo hicimos por piedras, ya que el tronco que había sobre el mismo no ofrecía seguridad alguna.

De nuevo apareció la cumbre de Ubiña Pequeña a la vista con la parte baja cerrada por las nieblas. Vimos un pequeño refugio en una loma al Norte y nos cruzamos con una manada de caballos que bajaba guiados por una joven y un hombre. Al poco vimos aparecer por delante a Javi, que había venido de Asturias por el Puerto de la Cubilla, había dejado el coche cerca de Casa Mieres y venía a nuestro encuentro. Eran las 11:35 horas entonces.

El grupo el completo continuamos avanzando por el valle cruzando una vez más el arroyo por unas piedras. Algo por encima había una pasarela de madera ya medio derruida. Ya cerca de los puertos superiores vimos un corral y alguna cuadra para el ganado. En unas lagunillas cerca del arroyo vimos numerosos patos. Tras avanzar un pequeño tramo más apareció el gran refugio de Casa Mieres en la vega y al Norte emergieron Peña Ubiña Pequeña y Peña Ubiña Grande tras ella. No lejos del refugio se encuentra una pequeña capilla.

A las 11:50 horas, tras 5,000 km hechos, llegamos a una cancilla tras la cual había dejado Javi el todoterreno aparcado. Casa Mieres se encuentra unos 500 metros más arriba siguiendo el ancho camino. En ese punto, situado a 1573 metros de altitud, abandonábamos dicho camino para meternos a la ladera de pradería hacia el Sur y paralelos a un cierre de maderas y muro de piedras. Ya veíamos la Peña los Navares al Suroeste y hacia ella nos encaminamos siguiendo los senderos que subían por la lomas con algunos tramos más pendientes que otros. En la pradera vimos algunos diminutos sapos.

Diseminados en los Puertos de Pinos, que así se denominan estas praderías altas del valle, se podían divisar más edificaciones, sobre todo ganaderas, brañas, corrales, etc. Poco a poco fueron emergiendo al Noroeste varias cumbres más que fuimos reconociendo y que luego enumeraré. Seguimos ganando altura a la vera del murete de piedras que fue girando a Suroeste encontrando algo de ganado en estas lomas altas, algunas vacas y caballos.

Nos situamos así en la falda misma de Peña los Navares a una altitud de 1700 metros y siendo las 12:30 horas. El track que llevábamos en el GPS daba un rodeo para subir a la cima desde el collado posterior, pero vimos que no hacía falta ya que la subida por esta parte era cómoda y más directa. La pendiente sí se hizo pronunciada, pero sin ninguna complicación. Así remontamos el último tramo a la cumbre, a la cual llegamos a las 12:40 horas y tras 6,100 km hechos.

La Peña los Navares tiene 1769 metros de altitud y en ella encontramos un hito de piedras apiladas con algunos huesos de animales entre ellas. La vista desde ella es amplia con numerosas cumbres y valles, tanto leoneses como asturianos. A “tiro de piedra” estaban ambas Ubiñas y parte del macizo que se aleja al Norte. Peña Cerreos, Siegalavá, Tapinón, Peña Vea, La Almagrera, La Mesa, Negrón o el Cirbanal girando al Este. Por el Sur corría el otro cordal paralelo de la Sierra de los Grajos en el que se encuentra la cumbre principal, Los Grajos, que luego coronaríamos. Sigo con la duda de saber si esta cima en la que estábamos, la Peña los Navares, pertenece o no a la Sierra de los Grajos, ya que en medio se encuentran los puertos y valles que las dividen.

Por el Suroeste emergían numerosas cumbres más de Omaña, pero medio ocultas por las nubes altas. Bajo nosotros, al Norte, veíamos el gran edificio del refugio de Casa Mieres, ahora en desuso, la capilla y varios edificaciones más dispersas por los amplios valles y puertos. Al fondo, el collado del Puerto de La Cubilla, límite provincial con Asturias.

Nos sacamos unas fotos en la cima y dejamos nuestra tarjeta de cumbres en un bote entre el hito de rocas antes de emprender la bajada a las 13:05 horas. Cada uno por donde mejor le pareció bajamos la parte más pendiente hacia las amplias vegas que se extendían entre las cumbres de esta sierra. Ya en la pradería nos encontramos con los restos de una res a la que los buitres habían dejado solo los huesos y la piel.

Por las praderas de esta vega, que en el mapa viene denominada como Gorgoberos, nos encaminamos hacia el collado Guzparrín, paso de 1721 metros de altitud, que separa dicha vega que baja a Casa Mieres por el Este, del valle del arroyo de Naves que baja al Oeste hacia el río Luna cerca de Villafeliz. Algunos bajaron al fondo de la vega y otros la rodeamos para evitar perder altura hacia este collado Guzparrín, cerca del cual pasamos antes de comenzar a remontar la pendiente ladera de Los Grajos.

Ganamos altura paralelos a los restos de una empalizada destrozada de la cual quedaban los postes de madera medio caídos y un grueso cable en el suelo. Apenas encontramos roca en esta pendiente subida hacia la segunda cumbre de la ruta. Pocos metros antes de llegar a ella hay un enorme monolito de rocas donde ya estaban algunos compañeros que se habían adelantado. A las 14:15 horas alcanzamos la cumbre de Los Grajos y sus 1857 metros de altitud tras 8,300 km hechos.

Esta cima es la principal de la sierra a la que da nombre, Sierra de Los Grajos, que por su orientación Sur cae hacia el valle del arroyo Barrera que baja a Villafeliz. Hace varios años recorrimos el mismo en una ruta invernal desde dicho pueblo en la cual la niebla y la nieve se confundían en el paisaje. Tras el mismo se eleva la sierra de La Serrona, en la cual también tenemos una “aventura” que contar. En un Belén de Cumbres quisimos llegar cresteando la misma hasta La Lastrona, algo más al Este, encontrándonos numerosos pasos no muy recomendables que nos hicieron recortar la ruta y llegar solo a la cima de La Serrona donde celebramos dicho evento.

Además de las cumbres nombradas y contempladas desde la cumbre de Peña Los Navares, ahora se veían varias más al Oeste por encima del valle que se aleja hacia Villablino por Babia. Se acertaban a distinguir entre las nieblas y nubarrones, el Pozo Lao, Montigüero, Peña Orníz o el Ferreirúa entre otros. También la sierra de La Cañada o la Filera en Omaña. Peña Ubiña Pequeña se mimetizaba delante de su “hermana mayor”. En esa orientación Norte teníamos la cumbre anterior de la Peña Los Navares y otras más del mismo cordal como el Pico Laguna Mala, La Molestina, Peñas de Maedo, Peña Santos o Peña Castro. Como digo, tengo la duda si dicho cordal pertenece o no a la Sierra de los Grajos también. Detrás de los mismos corre el valle del arroyo de La Alcantarilla por donde habíamos subido. Se acertaba a distinguir vagamente al Nordeste las instalaciones de la parte alta de la estación invernal de Pajares en el Brañillín.

En esta cumbre de Los Grajos hay también un hito de piedras entre el cual dejamos nuestra tarjeta de cumbres en un bote nuevo, ya que había recogido otro vacío y medio roto. Nos sacamos unas fotos de grupo y luego nos acomodamos algo más abajo para comer mientras se iba oscureciendo el cielo con negros nubarrones. No hacía frío, pero la sudadera no sobraba allí. Por su parte, Javi ya emprendió el descenso él solo.

A las 15:20 horas iniciamos nosotros la bajada hacia el collado Guzparrín al que llegamos en pocos minutos. Nos echamos ahora al Oeste por el valle del arroyo de Naves por sendas que bajaban hacia el fondo del mismo. Pasamos a la vera de un pequeño corral circular con un murete de piedras de apenas unos centímetros de altura. Enseguida encontramos en la pradera, bastante agostada, los restos óseos esparcidos de otra res. También numerosas piedras de sal dispersas por el terreno.

Hacia el Noroeste se había oscurecido de manera alarmante escuchando ya algunos truenos y viendo relámpagos. Por suerte, la tormenta parecía alejarse por esa parte, aunque por la contraria aparecían nuevos nubarrones. Paralelos al arroyo de Naves bajamos por el amplio valle entre la Sierra de Los Grajos al Sur y la de la Peña Los Navares al Norte. En la orilla contraria del arroyo había una ganadería de vacas y un gran toro atendida por un mastín que nos vigiló mientras pasábamos cerca de la misma.

Subimos ahora un pequeño tramo muy corto y sin apenas desnivel antes de encajonarnos entre roca hasta abrirse de nuevo el valle más abajo. Al abrigo de una pared caliza vimos otro corral y una majada, éste con un cercado más alto y en uso. Abandonamos el fondo del valle para remontar luego otro trecho, ahora por un camino algo más ancho que nacía allí, hasta un pequeño collado desde el cual la bajada era más evidente. El firme se volvió muy pedregoso en esta bajada y en una roca vimos las marcas de pintura blanca y amarilla de alguna ruta señalizada.

Este camino termina en San Emiliano, aunque nosotros teníamos que abandonarlo para “atajar” hacia Pinos por otros valles anteriores. Pues bien, íbamos tan cómodos por el mismo que nos pasamos el desvío del track que subía por un sendero lateral al Norte. Viendo que no era mucho el tramo y que había otro collado paralelo por el que se pasaba al mismo valle, nos echamos campo a través subiendo hacia dicho paso apenas unos 20 metros de desnivel. Desde el mismo vimos el valle contrario hacia el que nos tiramos y por el que iba el sendero que bajaba desde el collado por el que teníamos que haber cruzado.

Mientras el resto de compañeros rodeaba este valle a media altura retrocediendo, yo me tiré directamente al fondo del mismo. Había pendiente, pero se bajaba cómodamente por la ladera montana. Enlacé abajo con el sendero que enseguida llegaba a un collado bajo la Peña Castro, a cuya cima solo había apenas 50 metros de desnivel desde ese punto. Desde esa cota de 1383 metros de altitud ya se contemplaba otra gran panorámica con San Emiliano al Oeste y una parte de Pinos al Noroeste. Con el zoom de la cámara acerté incluso a ver la furgoneta. Mientras al Norte se mantenían las nubes, por el Oeste se habían abierto grandes claros.

Me metí entonces a la ladera de la sierra con dirección hacia Pinos cruzando zonas de caliza y algunos pedreros. Entonces aparecieron los compañeros por el sendero, que transcurría más abajo, y me adelantaron. Según fui avanzando emergieron por delante ambas Ubiñas, ahora con el collado Ronzón en medio. Me incorporé al sendero, pero como seguía dando algunos rodeos, de nuevo me eché directamente por la pendiente loma hacia la parte baja, en la cual pastaban algunos caballos. Cerca de los mismos me reuní con los compañeros para hacer juntos el último tramo hasta el cercano pueblo.

Por un sendero pedregoso llegamos a un puente que cruzamos sobre el arroyo de La Alcantarilla para entrar en Pinos a las 17:20 horas. Avanzábamos por una de sus calles, y de casualidad vi la furgoneta en otra paralela, ya que pensábamos que estaba más adelante. Cruzamos por una trasversal y a las 17:30 horas finalizamos la ruta a su vera tras un total de 14,500 km y un desnivel acumulado de 836 metros.

Nos cambiamos y a las 17:50 horas, con 27º C de temperatura, iniciamos el regreso. Al llegar a San Emiliano hicimos una parada para tomar un refrigerio en uno de los bares. Mientras, se nublaba de nuevo y ya avanzando hacia la capital se escaparon algunas gotas de lluvia. Bordeamos de nuevo el pantano y al llegar a Lorenzana hicimos una nueva parada para tomar una segunda consumición. No había mucha prisa. Por otra parte, supimos que a Javi le había descargado la fuerte tormenta al poco de llegar al coche y ya de regreso, donde encontró también niebla cerrada. Nosotros, tras dejar luego a José Luis, el resto llegamos a Armunia a las 21:05 horas y con 22º C de temperatura.

Una nueva ruta de la cual disfrutamos al máximo. Sencilla, pero con unos bonitos y amplios paisajes, incluso a ratos favorecidos por los oscuros nubarrones que merodearon a lo largo de la jornada. La lluvia prevista nos respetó, lo que sin duda también contribuyó a ese buen resultado final.

MAPA ESQUEMA