lunes, 27 de mayo de 2002

ORGANIZACIÓN DEL VI ENCUENTRO DE MONTAÑEROS LEONESES. “CASASUETES-PORTILLA DE LA REINA”. 26-05-02

 


ORGANIZACIÓN DEL VI ENCUENTRO DE MONTAÑEROS LEONESES.

“CASASUETES-PORTILLA DE LA REINA”.

26-05-02      (Domingo)

Por fin llegó el día señalado para nuestro club de montaña desde hace un año, cuando nos comprometimos a organizar este “VI Encuentro de Montañeros Leoneses” durante el transcurso de la anterior edición. Esta actividad se realiza junto con la Delegación Leonesa de Montañismo, repartiendo las tareas de la siguiente forma. Mientras que ellos se ocupan del transporte, la merienda, los folletos y algunos otros detalles, nosotros teníamos que buscar la ruta adecuada y señalizarla, el lugar para la fiesta, organizar y aportar la música para la misma. Desde ese día comenzamos a apuntar detalles a tener en cuenta sobre todo ello durante las reuniones regulares del club. A continuación resumo un poco el proceso que nos ha llevado hasta el desenlace final, que según la opinión general, resultó todo un éxito.
A partir del comienzo de este año nos lo comenzamos a tomar más en serio y nos pusimos sin pérdida de tiempo a ultimar estos pormenores. Primeramente elegimos una de las varias rutas que se habían propuesto para estudiarla “in situ”. Esta resultó ser la que al final optamos por realizar, “Casasuertes-Portilla de la Reina”.
El veinte de febrero nos fuimos Carlos Gil y yo hasta Portilla para ir concretando con la Junta Vecinal de este pueblo el tema de la fiesta: lugar adecuado para ella, posibilidad de conexión eléctrica para equipo musical, etc. Allí vimos que tenían una bonita y amplia plaza con incluso una especie de templete permanente donde poder celebrarla sin problema alguno. Únicamente faltaba un espacio cerrado para el caso de que el tiempo no acompañase. Por parte de Luis, el de la Junta Vecinal, no fue más que apoyo el recibido en todo momento. Ese día subimos desde Portilla hasta la primera collada a través de una bonitas hoces.
Con el compromiso de gran parte de los socios del club alquilamos un microbús y el veinticuatro de ese mes hicimos la ruta completa viendo que no tenía dificultad alguna salvo el paso de un arroyo, cerca de Casasuertes, en el que no vimos puente alguno ya que tuvimos que pasar como pudimos, descalzos, saltando por piedras, etc. Igualmente teníamos como opción para los más atrevidos, la ascensión al Calar de las Corcadas, una cima cercana a la ruta, pero de fuerte tirantez. Visto la ruta completa decidimos que había que señalizarla bien para ese día ya que había varios puntos conflictivos de despiste, no de pérdida.
Paralelamente a todo ello fuimos estudiando el tema de la música y como aportarla. Al final mandamos una solicitud de ayuda al ayuntamiento de León, el cual nos ofreció un grupo folklórico, pero no el transporte para llevarlos. Claro, eran cerca de veinte personas y no querían ir en sus coches, aunque les pagásemos el gasto de gasolina. Vamos, que nos teníamos que gastar en llevarles más que si nos hubiésemos buscado nosotros otra opción. Al final, y ya casi en el último momento, el ayuntamiento les puso un autocar para ese día.
Aunque la merienda la aportó la delegación de montaña, fuimos nosotros los que la buscamos y compramos. Decidimos para esta ocasión variar el menú tradicional de pastas y mistela y en cambio dimos limonada, refrescos, pan, chorizo y queso, que compramos en diferentes lugares tras el rechazo de una empresa a subvencionar parte del mismo.
El día uno de mayo marchamos Miguel, mi hermana Juli y yo hasta Casasuertes para estudiar el paso del arroyo. Tras llegar allí y hablar con un vecino del pueblo, comprobamos la existencia de un puente, que no habíamos visto aquel día, y que nos solucionaba el problema por completo. Allí mismo nos encontramos con Buzzi el delegado de León, y la mujer, que precisamente habían ido a pasar el día por allí y de paso a mirar también este pequeño problema del que le habíamos hablado a él. Desde allí nos acercamos hasta Portilla donde estuvimos con Luis, el de la Junta Vecinal, comentando algunos detalles. Vimos que tenían unos caballetes y tableros que nos ofreció para la fiesta.
A partir de ahí entrábamos en la recta final. En la última reunión se ultimaron los detalles finales de este lago proceso que terminó como sigue:
El sábado 25 de mayo marcharon por la mañana 8 personas para marcar la ruta desde Casasuertes a Portilla y dormir en un refugio que hay cerca de este último. Estas eran: Cristina, Omar, Pablo, Ángel, Sheila, Sergio, Elena y Miguel. Toño, que tenía previsto ir, no le fue posible por causas laborales.
Por otro lado, por la tarde también tenía pensado ir yo para llevar algunas cosas. Al final lo hice a mediodía, nada más salir de trabajar a las dos, y acompañado por mi hermana Merce y Fernando. En la furgoneta llevamos parte de la merienda y algunos útiles más para la fiesta: mantel de papel, cuchillos, cepillo para barrer luego, bandejas hechas de cartones etc. Sobre las 16:00 horas llegamos a Portilla y nos encontramos con Luis para dejar todo ello en una sala de la Junta Vecinal. Igualmente llevábamos tres sacos de hielo que metimos en una cámara de bebidas en la misma sala.
Luego, como no pude ponerme en contacto con los que estaban marcando la ruta por falta de cobertura de sus móviles, intentamos subir con la furgoneta hasta una collada desde la que se podía bajar fácilmente al refugio donde estarían. Tras encontrar la pista comenzamos a subir por ella hasta que se empinó tanto que tuvimos que desistir a pesar del buen estado de la misma. Allí mismo, en una pradera comimos y para volver lo hicimos por Valdeón, pero eso ya no concierne al tema.
Si que incumbía la llamada que me hizo mi hermana Juli desde casa para decirme que tampoco Antonio podía ir al día siguiente. Eso sí nos afectaba ya que era uno de los revisores que irían por delante. Al final tuve que avisar a José F. para que ocupase su lugar.
De esa forma nos colocamos en el día crucial de todo este proceso: el domingo 26 de mayo.

VI ENCUENTRO DE MONTAÑEROS LEONESES

Este día por la mañana bajé a por la furgoneta para cargar el resto de las cosas necesarias. En la panadería de arriba cogí las 60 barras de pan que anteriormente había encargado. Luego recogí a Pepe en el Bosco y cargamos algún útil más. Por último nos acercamos hasta Guzmán donde recogimos a José Fernández, completando el grupo de cuatro que íbamos en la furgoneta: Juli, Pepe, José y yo.
Eran las 7:30 horas aproximadamente cuando salimos de León hacia Casasuertes. En Riaño hicimos una parada para tomar un café y continuamos hacia este pueblo donde llegamos sobre las 9:15 horas. Allí hicimos un poco de tiempo y poco antes de las 10:00 horas emprendieron la marcha José y Pepe para revisar la ruta e ir quedando en diferentes puntos. Con ellos llevaban un walkie y yo tenía una emisora colocada en la furgoneta. Al final no sirvió de nada por que fue imposible ponernos en contacto unos con otros. El día no se presentaba muy halagüeño, ya que los negros nubarrones traían la lluvia algunos ratos, lo cual me preocupaba por la fiesta mas que por la marcha.
Juli y yo esperamos a todos los participantes que fueron llegando en los diferentes autocares. En total unas 300 personas divididas en 6 autocares grandes y 3 microbuses de León ciudad y resto de la provincia. En ellos iban del club dos personas, Marisa y Antelmo. Igualmente iba Loli, que también iba a echarnos una mano en la organización. Pues bien, Marisa y Loli eran las encargadas de abrir la marcha, pero no conseguí encontrarlas entre todo el personal. Luego supe que sí habían salido por delante de ellos. Por otro lado, Antelmo se encargaba de cerrar la marcha e ir quitando todos los lazos de plástico que señalizaban la ruta.
Cuando todo el mundo hubo salido de Casasuertes sobre las 11:00 horas, emprendimos Juli y yo el viaje hacia Portilla. Allí aparcamos la furgoneta y poco después llegaron Jorge y Sonia en su coche. Enseguida fuimos sacando las cosas de la sala que la junta vecinal nos había dejado el día antes y llevándolas para la plaza. En el templete colocamos unos caballetes y tableros para comenzar a preparar los pinchos de chorizo y queso entre los cuatro que estábamos encargados de ello.
No tardaron en llegar los padres de Cristina con los garrafones de limonada y refrescos y otro coche con las patatas fritas. La sorpresa la tuvimos cuando fuimos a sacar los sacos de hielo de la cámara donde los habíamos metido el día antes. Resulta que se había hecho un bloque y no salía por las puertas. Tuve que coger un martillo para machacarlo, y aún así nos costó tiempo y trabajo.
Para sorpresa nuestra, a la una de la tarde vimos llegar al primer participante de la marcha y no tardando a otro grupo. Nosotros esperábamos que tardasen al menos cuatro horas, pero poco a poco fue llegando personal e incluso algunos comían allí en la plaza. Claro, debido al mal tiempo que hacía, la gente apresuró más la marcha.
Nosotros continuamos la preparación de los pinchos y sobre los garrafones echamos hielo para mantener la limonada fresca al igual que sobre las botellas de refrescos. Esto lo teníamos en un cuarto bajo el templete de donde habíamos sacado las mesas. Por otro lado, Luis, el de la junta vecinal, nos había ofrecido la sala donde habíamos guardado las cosas el día antes y un soportal cerrado de la iglesia para el que se quisiese cambiar si venía muy mojado, cosa que por suerte no llegó a necesitarse ya que llovía a ratos y no muy fuerte.
A mediodía llegaron algunos de los que habían marcado el día antes y se pusieron también a ayudar. Aprovechamos para turnarnos e ir comiendo. No queríamos sacar las mesas para poner las cosas hasta el último momento para evitar que se mojasen. Si fuimos colocando una gran bandera de León con los banderines de la Delegación de Montañismo y el nuestro a cada lado del escudo de la misma.
La fiesta tenía previsto su comienzo a las 18:00 horas, pero una hora antes, como vimos que ya estaba casi todo el personal y el grupo folklórico ya había llegado, la adelantamos. Este grupo lo componían 3 músicos y unas 16 danzarinas de Villar de Mazarife. Además, parecía que se estaba conteniendo la lluvia y había que aprovechar. Comenzó la música, y empezamos a dar los bocaditos y bebidas en las mesas que habíamos colocado anteriormente al lado del templete. El personal se fue acercando a por todo ello mientras disfrutaban de la música popular. Durante un buen rato estuvieron bailando ellas solas hasta que se comenzó a animar el resto y se montó una bonita fiesta.
Lo cierto es que los participantes estaban realmente contentos con toda la organización y no faltaron numerosas felicitaciones a los miembros del club por su parte. A eso añadimos que milagrosamente se estaba conteniendo la lluvia y que incluso lucía el sol a ratos para tener una tarde redonda.
Además de los numerosos montañeros, tuvimos la presencia allí de Fernando, presidente de la Junta Vecinal de Portilla, al que aún no conocía, de Luis, con el que había tenido todos los contactos, e incluso del alcalde de Boca de Huérgano, a cuyo ayuntamiento pertenece dicho pueblo. También se acercaron algunos de los pocos vecinos de allí, a los cuales habíamos invitado a participar a través de la Junta vecinal.
Nosotros habíamos llevado un altavoz con batería y yo me lié a animar con él a todo el personal. Lo malo fue que por tanto usarlo, cuando se necesitó de verdad, no tenía batería.
Como ya es tradición, el delegado de montaña de León, en este caso Buzzi, entrega una placa conmemorativa al club colaborador. Tras unas palabras de agradecimiento a nuestro club por la organización de esta actividad y al club “S.L.A.C. - Collado Jermoso”, organizador de próximo encuentro, invitó a Pili, presidenta de dicho club, a subir al templete para entregarnos dicha placa. Tras ello tomé la palabra para agradecer a los diferentes organismos y personas la colaboración que nos habían prestado. A la Junta Vecinal de Portilla, Ayuntamiento de León, Delegación de Montañismo, al grupo folklórico de Villar de Mazarife, a los que aportaron la rica merienda y sobre todo la dulce limonada y como no, a todos los participantes que realmente son los que contribuyen año tras año a conseguir que estos encuentros se conviertan en tradición. Igualmente animé al Collado Jermoso para que el próximo año vaya incluso superando y mejorando esta actividad.
Tras otros minutos de fiesta, y cuando eran las 19:00 horas, terminó la misma. Como si de una señal se tratara, nada mas irse el personal hacia los autocares, se echo a llover de nuevo. Incluso nos mojamos nosotros mientras lo recogíamos todo a los coches. Prácticamente no hubo ni que barrer el suelo, ya que no habían tirado nada en él, lo cual demuestra la clase de personas que son los montañeros de verdad.
En pocos minutos lo recogimos todo y, tras despedirme de Luis y comprobar que todo quedaba como lo habíamos encontrado, emprendimos el regreso a casa en los diferentes vehículos particulares que habíamos llevado. En la furgoneta vinimos Juli, Pepe y yo. Sin novedades llegamos a León sobre las 21:30 horas y en casa dejamos varias cosas antes de descargar el resto en el Bosco donde también quedó Pepe.
Y así dimos por finalizada esta jornada en la que realmente no pudo resultar mejor todo lo organizado por parte nuestra y la Delegación de Montañismo de León, así como por todos los que nos apoyaron en esta ocasión tan especial. Deseo y espero que se continúa con esta tradición muchos años y que tengamos más ocasiones de organizarla nosotros.
























lunes, 13 de mayo de 2002

PEÑA VALDORRIA ( Valdorria) 11/12-05-02

 


3ª ASCENSIÓN A “PEÑA VALDORRIA”.

11/12-05-02

Por causa de la climatología adversa que estamos teniendo, nos hemos visto a modificar el calendario de actividades previsto para este mes. Aparte del Encuentro de Montañeros que se celebrará el día 26, y que organizamos nosotros mismos, había prevista una salida a Burgos para ascender al pico San Millán. Como digo, la pésima climatología nos hizo cambiar los planes y decidimos adelantar esta ascensión a Peña Valdorria prevista para finales de año. El resultado fue del todo satisfactorio ya que alcanzamos el objetivo y, como se verá, lo pasamos de miedo.
El grupo final lo compusimos 12 personas: Omar, Pablo, Ángel, Carlos Gil, Marta, Pepe, José F., Miguel, Toño, Cristina, Sheila y yo. Además fuimos repartidos en diferentes viajes.

SÁBADO 11
Alrededor de las 17:00 horas cogí la furgoneta para acercarme a recoger a José F. y a Pablo en Sto. Domingo. Allí estaba también mi hermana Juli que iba a coger el autobús para venir para casa. Con ellos dos marché hasta Villaobispo donde estaba otra parte del grupo que íbamos en ese momento: Ángel, Sheila, Toño y Miguel. En el coche de Toño y el mío emprendimos el trayecto hacia La Vecilla alrededor de las 17:30 horas.
En unos 45 minutos llegamos a este pueblo donde ya nos esperaba Pepe Castro, que había ido por la mañana, a la puerta de la finca que los salesianos tienen allí y que nos habían cedido para esta ocasión. La primera sorpresa fue ver la enorme reforma que han hecho en el lugar. El pequeño edificio que había lo han restaurado del todo y han construido uno nuevo adyacente a él. En este último se encuentran los dormitorios en los que dejamos los útiles que necesitábamos, sacos, comida etc. Luego nos acercamos hasta una panadería y una tienda donde algunos hicieron compras. De regreso en la casa decidimos acercarnos hasta Valdorria.
Con los coches subimos a este pueblo, distante unos 10 kilómetros, y desde el cual ascenderíamos al día siguiente a la peña. Aparcamos los vehículos y comenzamos a subir hacia la ermita de San Froilán a través de los 365 escalones que ya apenas se mantienen. Desde allí hay una bonita panorámica del pueblo y los valles que lo rodean así como de la cima de Peña Galicia o Peña Valdorria. En la pequeña ermita se puede ver la imagen de San Froilán, en cuyo honor se celebra una romería anual cada 1 de mayo.
Un buen rato estuvimos allí de charla y disfrutando del paisaje y de la tarde tan buena que hacía. De vuelta en el pueblo cogimos los coches para volver hacia La Vecilla. Al llegar a la altura de la cascada de Nocedo paramos para verla. Como ya he comentado en otra ocasión, han construido una pasarela y unos puentes por los que se puede llegar justo hasta la misma cascada. Antes había que hacerlo por las rocas resbaladizas en el último tramo.
Al ponernos en marcha vimos llegar a Carlos y a Marta en su coche. Dieron la vuelta y nos encaminamos todos hacia La Vecilla donde, como ya era buena hora, nos acomodamos para cenar. Lo hicimos en el comedor que han situado en la sala que antes ocupaba el dormitorio en el que pasamos la noche hace ocho años. En aquella ocasión también habíamos ido a subir Valdorria.
Cuando terminamos ya era de noche y fue entonces cuando nos animamos a jugar a “bote”, igual que aquella vez, aprovechando la oscuridad de la finca. Tras un rato de búsqueda de un recipiente adecuado, encontramos una botella de plástico aparente para ello. El juego, variante del escondite, consiste en lo siguiente: Se coloca el bote en el centro de la finca y uno cuenta hasta diez su lado mientras los demás se esconden. Éste tiene que ir en busca del resto mientras no deja de observar el bote. Si ve a alguien, tiene que decir su nombre mientras corre a dar una patada al bote. Si el que es visto u otro cualquiera que salga, le da una patada al bote antes que él, sigue poniendo, si no, queda al que haya visto. Lo divertido de esto es arriesgarse a salir cuando el que queda está alejado del bote y dar la patada antes que éste para que vuelva a poner. Con este juego estuvimos bien a gusto hora y media corriendo de un lado a otro. Lo peor fue cuando llegó Pepe, que había ido con José a dar un paseo, y nos dijo que la zona por la que habíamos estado pisando estaba casi recién sembrada y estaba saliendo el primer césped. Se le había olvidado decírnoslo y ahora era ya tarde. Tampoco era mucho lo que se notaba.
Como eran ya las doce y media, comenzamos a subir al dormitorio. En este había unas 25 literas con colchones, mantas y almohadas. El resto abrió los sacos que llevaban, pero a mí me bastaba con las mantas que había.
Por no perder la costumbre, decidí animar un poco la velada picando a unos y otros. José casi saca la cacha a pasear porque no le dejábamos dormir a gusto. Toño me perseguía con una almohada para darme con ella y Carlos me confiscó el frontal con el que les deslumbraba. Hubo hasta quien se atrevió a contar una historia de miedo que daba la risa y quien terminó cantando también. Vamos, un aliciente típico de las salidas de más de un día.
Total, eran las 2:00 horas cuando quedó la habitación en silencio.

DOMINGO 12
Como habíamos acordado, el despertador sonó a las 9:00 horas. Nos fuimos levantando y bajamos a desayunar al comedor. Sobre las 10:15 horas cogimos los coches para acercarnos hasta Valdorria. De camino paramos en Valdepiélago a comprar pan.
Aún quedaban por llegar Cristina y Omar, con los que habíamos quedado a las 11:00 horas en Valdorria. Allí estuvimos hasta un cuarto de hora mas tarde sin que apareciesen, por lo que decidimos ponernos en camino. Pepe no tenía intención de subir a causa de un pequeño problema de salud que ha tenido y optó por hacer él solo una ruta que transcurría por aquellos valles y bajaba a La Mata de Bérbula. El resto nos pusimos en marcha por un camino que sale del pueblo bordeando Peña Valdorria por su cara oeste.
El cielo se mantenía más o menos despejado y yo dejé la cazadora abajo, de lo que me arrepentí más tarde. El camino ascendió durante unos metros para luego comenzar a bajar. Apenas recorrido un kilómetro desde el pueblo abandonamos el camino y empezamos a subir por la ladera del pico. La pendiente de éste es bastante pronunciada desde el comienzo y lo tomamos con calma. Tras unos metros ascendiendo, Pablo decidió que volvía al pueblo a ver si habían llegado Omar y Cristina. Dejó la mochila y se encaminó hacia éste. Desde allí no teníamos cobertura con los móviles para poder llamarles.
El cielo se fue cubriendo poco a poco por nubes que corrían del oeste movidas por un molesto viento. El grupo se comenzó a disgregar y algunos decidimos esperar un rato por Pablo. Como no aparecían, nos pusimos de nuevo en marcha poco a poco hasta que, mirando para atrás, vimos asomar por una loma a los tres compañeros. La roca se hizo cada vez más abundante, lo cual suele facilitar el ascenso. Por la misma ladera, pero más arriba, vimos a una pareja con un perro. Apuntar también que Carlos y Marta habían llevado también a Danka, su perra.
De esa manera llegamos a la vaguada desde la que vimos el valle de la parte contraria. Desde allí nos quedaba el último tramo hacia la cumbre a través de unas canales entre roca. En la cima ya estaban algunos cuando llegué yo acompañado por otros compañeros a las 13:20 horas aproximadamente. Igualmente estaba allí una pareja que no tardó en comenzar el descenso. En esta cumbre de 1927 metros de altitud encontramos una cruz y un par de buzones de los que habían recogido una tarjeta de cumbres.
El cielo se fue cubriendo cada vez más y durante unos instantes nos envolvió una neblina húmeda que casi nos hizo decidirnos a bajar ya. Por fortuna se esparció un poco y nos acomodamos para comer allí. A pesar de dichas nubes bajas, pudimos disfrutar de la vista de varias cimas cercanas, como la del Correcillas o Peña Galicia. No veíamos sin embargo el pueblo de Valdorria, aunque sí la ermita situada en un alto de la parte contraria a la que estábamos nosotros.
Así fueron llegando todos los demás componentes del grupo y comimos juntos alrededor de la cruz de cumbres. En el buzón dejamos nuestra tarjeta de cumbres y sacamos unas fotos en torno a dicha cruz antes de emprender el descenso poco antes de las 15:00 horas. Seguimos prácticamente el mismo sendero que antes y aprovechamos los pedreros para hacer “canchal-boart”. De esa forma bajamos en poco tiempo hasta el camino donde paramos unos minutos. Por lo visto José se había caído entre unos tojos arañándose un poco la cara y brazos.
Ya por la pista nos dirigimos hacia el pueblo donde llegamos sobre las 16:00 horas. Aquí nos cambiamos la ropa mojada del sudor y el calzado antes de emprender el regreso. En los cuatro coches nos repartimos y salimos de Valdorria minutos después. Bajamos la fuerte pendiente hacia Nocedo donde cogimos la carretera de La Vecilla.
Al llegar a Valdepiélago estaba Pepe esperando y allí paramos a tomar un vaso en uno de los bares. Nos acomodamos en la terraza y pasamos un buen rato de charla antes de emprender de nuevo el viaje. Sin novedades llegamos a León y en el centro dejé a José continuando luego hacia Armunia. En el Bosco dejé a Pepe y sobre las 19:00 horas llegué yo a casa.
Y de esta forma finalizamos este fin de semana repleto de buenos momentos para recordar, incluida la satisfacción de haber alcanzado el objetivo previsto.